El apostolado en el Libro de los Hechos

Introducción:

El apostolado en el Libro de los Hechos es un trabajo de investigación, que  tiene como propósito hacer un breve análisis sobre lo que es el apostolado bíblico, su liderazgo y su relación con la iglesia.

En todo ello, buscaremos establecer la base bíblica que nos dé el argumento necesario para fundamentar el trabajo ministerial en la iglesia, tanto la iglesia naciente del Libro de los Hechos, como la iglesia actual.

Vamos a partir de que el ministerio apostólico es un ministerio histórico, que ya no tiene aplicación hoy en día y que fue instituido por Dios para una misión especial de la iglesia, y que fue el mismo Señor Jesús quien se encargo de darle a ellos el entendimiento para comprender que las Escrituras hablaban de Él.

Y que fue el Espíritu Santo quien les permitió a doce hombres comunes, sencillos y sin letras, dar un testimonio fiel que hasta el día de hoy impacta al mundo.

Se verá como el liderazgo de los apóstoles estuvo íntimamente relacionado a las enseñanzas de Jesús, que todo su ministerio busca imitar su obra. Que su guía siempre fue el Espíritu Santo que les capacito para llevarles a hacer la Voluntad de Dios siempre, y que su base doctrinal siempre fueron las Escrituras.

Finalmente veremos, como toda la tarea apostólica siempre estuvo en intima comunión con la iglesia. Apóstoles e iglesia se acompañaban en oración y ruego, en alabanza y adoración,  en una relación intima de solidaridad y apoyo, de identidad en sus necesidades y de fe entre ellos.

Confiamos en que este trabajo de tres lecciones, resulte útil para la tarea ministerial que realizamos en nuestras congregaciones. Que lo podamos desarrollar, teniendo provecho practico del estudio y que sea una inspiración para mejorar nuestro liderazgo.

 1.  En qué consiste el apostolado en el Libro de los Hechos

Hechos de los apostoles

Hechos 1:2 “Hasta el día en que fue recibido arriba, después de haber dado mandamientos por el Espíritu Santo a los apóstoles que había escogido”

Es importante reconocer en qué momento surge el apostolado en el Libro de los Hechos y el propósito con el cual el Señor lo estableció.

A lo largo de todo su ministerio, el Señor Jesús se encargo de abrir el entendimiento de sus discípulos a fin de que comprendieran el mensaje que el Antiguo Testamento daba con respecto a Él como el Mesías esperado.

Así nos lo deja ver Lucas 24:44-45

“Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos. Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras

Y  les aclara para qué, en el V.48 “Y vosotros sois testigos de estas cosas”. De manera entonces, que como nos lo dice Hechos 2:1, les había escogido para que emprendieran un nuevo ministerio: el apostolado.

La preparación que el Señor les dio a sus discípulos fue de vital importancia para la iglesia, pues pronto el Señor ascendería y Él ya no podría instruirles personalmente como lo había hecho durante todo ese tiempo y ellos deberían ser los testigos fieles de la realidad de:

  • La resurrección

La fe en la resurrección de Cristo fue importante para la iglesia debido a que su poder espiritual dependía de ello. También, el mensaje del evangelio incluye la verdad de la resurrección (romanos 10:9-10; 1 Corintios 15:1-8);

y si Jesús estuviera muerto, la iglesia no tendría nada que decir. Finalmente, la posición oficial de los judíos fue que los discípulos se habían robado el cuerpo de Jesús de la tumba (Mateo 28:11-15),

Y los creyentes tendrían que refutar esto al testificar a la nación” [1] quiere decir, que este grupo había sido escogido por Dios para que fueran testigos especiales de la resurrección de Cristo, siendo este evento el énfasis de su ministerio

  • La venida del Reino.

“Esto se refiere al reino de Dios en los corazones y vidas de aquellos que han confiado en Él”[2] para lo cual ya el Señor les había abierto el entendimiento

  • El poder del Espíritu Santo,

Que en este momento histórico de la iglesia, pasaba a ser una promesa por cumplirse, ya anunciada por el mismo Señor (Juan 14:16-18, 15:26-27; 16:7-15). “Sería una investidura de poder para los discípulos, de modo que pudieran servir al Señor y realizar su voluntad (Lucas 24:49)”[3]

  • La seguridad de su retorno.

“La ascensión de nuestro Señor al cielo fue una parte importante de su ministerio, porque si no hubiera regresado al Padre, no podría haber enviado el don prometido del Espíritu Santo (Juan 16:5-15).

También, en el cielo hoy, el Salvador es nuestro Sumo Sacerdote que intercede, dándonos la gracia que necesitamos para la vida y el servicio (Hebreos 4:14-16).

También es nuestro Abogado ante el Padre perdonándonos cuando confesamos nuestros pecados (1 Juan 1:9-2:2)”[4] Ellos fueron testigos de que Jesús volvería y que puede volver en cualquier momento.

Todo esto significa, que el apostolado fue un ministerio especial, diseñado para ser “Testigos, palabra clave en el Libro de Hechos.

Un testigo es alguien que dice lo que ha visto y oído” y es justo para eso es para lo que fueron escogidos los doce, y fueron capacitados en las Verdades trascendentales de la fe cristiana. ¡Esta era su función!, razón por la cual podemos decir que en los tiempos actuales ya no existe este ministerio apostólico.

  • Estudio Bíblico sobre el apostolado en el Libro de los Hechos:

Partimos de que el ministerio apostólico fue un ministerio temporal, que surgió ante la necesidad de dar a la iglesia el poder de ser testigos fieles de la resurrección de Cristo, de Su Reino y del poder del Espíritu Santo, que fue enviado, por el Padre y por el Hijo,

Para continuar la obra de Jesucristo en la iglesia.  No olvidemos que históricamente, la iglesia naciente lucharía con mucho escepticismo, tendría que enfrentar problemas como “el escándalo de un Mesías que fue crucificado.

El hecho de que muchos de los mismos hebreos no aceptaban que Jesús era el Mesías. Y el hecho de que ahora los gentiles fueran aceptados como parte del pueblo de Dios, igual que los judíos”[5]

Bíblicamente, para ser un apóstol, era necesario cumplir con algunos requisitos:

Hechos 1:21-22  “Es necesario, pues, que de estos hombres que han estado juntos con nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús entraba y salía entre nosotros, comenzando desde el bautismo de Juan hasta el día en que de entre nosotros fue recibido arriba, uno sea hecho testigo con nosotros, de su resurrección.“

En este texto bíblico encontramos los requisitos que Pedro propuso para la persona que reemplazaría a Judas:

  1. Haber sido un discípulo de Jesús durante su ministerio sobre esta tierra,
  2. Haber sido testigo de su resurrección, y
  3. Haber sido llamado y comisionado directamente por Cristo.

En este sentido, un apóstol representaba una función especial dentro de la iglesia del Nuevo Testamento.

“. La palabra apóstol significa «alguien que es enviado». Técnicamente, sin embargo, un apóstol era más que un mensajero.

Había sido comisionado con la autoridad para hablar en nombre de Aquel que lo había enviado y para representarlo. El Apóstol principal en el Nuevo Testamento es el mismo Jesús. Él había sido enviado por el Padre y hablaba con la autoridad que le había sido investida por el Padre. Rechazar a Jesús era rechazar al Padre que lo había enviado.”[6]

Y de igual forma “Los apóstoles habían sido llamados y comisionados por Cristo y hablaban con su autoridad. Rechazar la autoridad apostólica era rechazar la autoridad de Cristo, que los había enviado.”[7]

La única excepción que encontramos al cumplimiento de estos criterios es el llamado del apóstol Pablo. “Pablo no había sido un testigo directo de la resurrección de la misma manera que lo habían sido los otros apóstoles.

Sin embargo, Pablo fue llamado directamente para ejercer esta función por Cristo. Su llamado fue confirmado por los demás apóstoles, sobre cuyo apostolado no cabía la menor duda, y fue autenticado por los milagros que Dios realizó por intermedio de Pablo, dando testimonio de su autoridad como agente apostólico de la revelación”[8]

Actualmente podemos encontrar “discípulos de Cristo” pero no apóstoles. “La Biblia define a un discípulo como un «alumno», alguien que ha entrado a la comunión de la instrucción rabínica de Jesús. Aunque los apóstoles fueron discípulos, no todos los discípulos se convirtieron en apóstoles.”[9]

Pues como hemos visto, estos últimos son revestidos de una autoridad especial de parte del Señor, son comisionados por Él en un ministerio especial, único y necesario históricamente en los inicios de la iglesia.

Así que este estudio se puede concluir diciendo que “A fines del primer siglo, los padres post apostólicos reconocieron que su autoridad estaba subordinada a la de los apóstoles originales.

En la actualidad, no hay apóstoles oficiales en vida ya que nadie reúne los requisitos bíblicos para esta función ni puede ser confirmado por los apóstoles originales, como lo fue Pablo. La Biblia es la única autoridad apostólica que tenemos en la actualidad.”[10]

  • Aplicaciones:

Como creyentes cristianos, imitadores de Cristo, al igual que los apóstoles, no conocemos la venida del Señor, no sabemos cuándo será, de manera que debemos estar claros,  tener la firme convicción y la preparación constante sobre las Verdades fundamentales de nuestra fe.

Aprender a ser testigos fieles de la resurrección de nuestro Señor, de la Verdad de su Reino y del poder que el Espíritu Santo nos da para testificar a todos los que nos lo pidan, y más aún, en obediencia a Él y por amor a sus elegidos, hablar de Cristo a todos cuanto podamos. Que al igual que los apóstoles, podamos cumplir con la Gran Comisión!

Que al igual que los apóstoles, tengamos la firme convicción de la segunda venida del Señor, y que esta certeza sea una fuente de motivación para entregarnos fielmente al servicio cristiano:

Que donde esta nuestro tesoro, se encuentre también nuestro corazón” (Lucas 12:34). Que cuando el Señor venga, nos encuentre trabajando en su obra, vigilantes y preparados para recibirle!

Convirtámonos en verdaderos discípulos del Señor, que entremos en esa hermosa comunión “de la instrucción rabínica de Jesús” y entendamos, que todos hemos sido enviados a llevar las Buenas Nuevas de Salvación, que hemos sido comisionados por el Señor

Y que contamos con la autoridad que nos da el Espíritu Santo para tan hermosa y valiente tarea, pero que no somos “apóstoles en el sentido estricto” y que no podemos llegar a serlo, pues no cumplimos con los requisitos bíblicos que determinan el apostolado como ministerio. 

2: El apostolado en el Libro de los Hechos, su liderazgo y su aplicación a la iglesia actual

Hechos 1:14: “Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos.”

La iglesia primitiva tenía muchos distintivos que han de ser anhelados por muchas iglesias hoy en día. Era una iglesia liderada por los apóstoles, principalmente Pedro “Jesús había dicho claramente que Pedro iba a ser el líder (Mateo 16:19; Lucas 22: 31-32; Juan 21: 15-17).

Pedro era primero entre iguales, pero era su líder reconocido. Su nombre se menciona primero en cada lista de los apóstoles, incluyendo la de Hechos 1:13[11]

Como líderes, los apóstoles imitaban a Jesús en todas sus prácticas: oraban, ayunaban, se dejaban guiar por la dirección del Espíritu Santo, se apoyaban en la Palabra para argumentar sus sermones o defensas, dependían completamente de Dios buscando constantemente Su Voluntad.

Fueron estas características las que los convirtieron en grandes líderes de la iglesia y que nos dejan grandes lecciones para imitar hoy, a punto tal, de admirar la valentía de Pablo cuando dijo “Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo” (1 Corintios 11:1). Esto no nos deja olvidar que el principal liderazgo apostólico lo encontramos en Jesucristo mismo.

  • Estudio Bíblico del apostolado en el Libro de los Hechos, su liderazgo y su influencia en la iglesia actual.

El liderazgo apostólico lo vamos a ver en las siguientes pautas bíblicas:

  • Reconocían el liderazgo:

Hechos 1:14 nos aclara que “perseveraban unánimes”, que se mantenía un grupo grande unido en oración y ruego, “había hombres y mujeres, apóstoles y personas ordinarias, e incluso miembros de la familia terrenal del Señor (Mateo 13:55; Marcos 6:3)”[12]

Y un grupo tan grande necesitaba ser liderado, y en ese grupo tan grande siempre existen diferencias, desacuerdos, rivalidades que nos pueden llevar a “salirnos” de la mente del Señor, a romper la unanimidad.

“Los miembros de la familia del Señor podrían haber reclamado reconocimiento especial, o se podría haber criticado a Pedro por su cobarde negación del Salvador. O tal vez Pedro podría haber acusado a Juan, porque fue Juan quien lo llevo a la casa del Sumo sacerdote (Juan 18:15-16).

Juan bien podría haberles recordado a los demás que él había estado fielmente al pie de la cruz, e incluso que el Salvador lo había escogido para cuidad de su madre, pero no hubo nada de eso. De hecho, ¡nadie siquiera discutía quien sería el mayor¡”[13]

Que no haya sucedido nada de eso, nos deja saber la maravillosa unidad que los cristianos tenían en Cristo. Esa misma unidad les permitía reconocer el liderazgo de quienes el mismo Señor había delegado para tal función.

Y no era un reconocimiento que solo la gente ordinaria tenia con respecto a los apóstoles, sino, el reconocimiento que existía entre los apóstoles mismos. Esa características hermosas se logran desarrollar solamente cuando somos unánimes con la mente de Cristo, y esto solamente es posible cuando nos mantenemos en una constante comunión con el Señor.

  • Dependían de la oración:

Hechos 1:24: “Y orando, dijeron: Tú, Señor, que conoces los corazones de todos, muestra cuál de estos dos has escogido”

Todo el Libro de Hechos nos deja ver el inmenso valor que la oración tenia para la iglesia “Los creyentes oraban pidiendo dirección para tomar decisiones (Hechos 1:15-26), y por valor para testificar por Cristo (Hechos 4:23-31).

Es más, la oración era una parte normal de su ministerio diario (Hechos 2:42-47; 3:1; 6:4). Esteban oro mientras lo apedreaban (Hechos 7:55-60). Pedro y Juan oraron por los samaritanos (Hechos 8:14-17), y Saulo de Tarso oro después de su conversión (Hechos 9:11).

Pedro oro antes de resucitar de los muertos a Dorcas (Hechos 9:36-43). Cornelio oraba que Dios le mostrara cómo ser salvo (Hechos 10:1-4), y Pedro estaba en el terrado de la casa orando cuando Dios le dijo cómo él sería la respuesta a la oración de Cornelio (Hechos 10:9)”[14]

Y así, sucesivamente, encontramos a lo largo de todo el Libro como en cada momento, en cada evento, en cada aflicción, en cada necesidad, en cada decisión, la iglesia, juntamente con sus líderes, oraba y ayunaba pidiendo siempre la dirección de Dios, el socorro de Dios, el consuelo, la ayuda, la guía del Señor, del Espíritu Santo

  • Guardaban su testimonio:

Hechos 6:3 “Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo.”

Para los apóstoles, el buen testimonio era vital para el liderazgo, sin este requisito era imposible entrar al servicio de la obra, sin importar el tipo de servicio que se haga, si es de altar o es de atrios, el testimonio del creyente es la voz audible de la obra transformadora de Cristo.

“Estos siete hombres eran siervos humildes de la iglesia, hombres cuyo trabajo hizo posible que los apóstoles desempeñaran sus ministerios importantes entre el pueblo”[15] El testimonio incluía no solo el servicio, sino también la predicación y la enseñanza.

  • Mantenían la unidad en los conflictos:

Hechos 15: 36-41. Se presenta un desacuerdo no tan pequeño, entre Pablo y Bernabé en su segundo viaje misionero “estuvieron de acuerdo en la importancia del viaje, pero no pudieron convenir en la formación del equipo.

Allí estaban dos hombres consagrados que acababan de ayudar a lograr unidad en la iglesia, ¡sin embargo, no pudieron resolver sus propios desacuerdos!”[16] el desacuerdo entre ellos creció a punto tal que se separaron, pero lo importante y la enseñanza que nos deja, es que esta diferencia de opinión no condujo a una división de la iglesia y tampoco freno el trabajo misionero.

Pablo más tarde nos hace saber que llego a amar y apreciar a Marcos (Colosenses 4:10) y que continuo su trabajo con Bernabé (1 Corintios 9:6). Cuando en el ministerio surgen los conflictos, se nos da la oportunidad de confiar en que Dios dará la solución.

  • Manejaban la Palabra de Dios:

Sería la Palabra de Dios y la oración los que formarían el cimiento del ministerio de la iglesia antigua. Hechos 1:16

“Varones hermanos, era necesario que se cumpliese la Escritura en que el Espíritu Santo habló antes por boca de David acerca de Judas, que fue guía de los que prendieron a Jesús,”

Los apóstoles conocían perfectamente el Antiguo Testamento, y lo citaban de memoria para argumentar sus decisiones, sus sermones o defensas según fuera el caso.

“Cuando Pedro hizo referencia al Salmo 69:25 y 109:8, no estaba diciéndolo por cosecha propia, sino que estaba siendo dirigido por Espíritu de Dios. Estas personas definitivamente creían en la inspiración divina de las Escrituras del Antiguo Testamento (Hechos 1:16; y ve 3:18; 4:25), y también creían que estas Escrituras tenían una aplicación práctica a su situación”[17]

Esta enseñanza es vital para nuestras iglesias ahora, pues se trata de capacitarnos para la correcta interpretación de las Escrituras y proclamar un Evangelio apegado  a la Palabra.

  • Mantenían la llenura del Espíritu Santo:

Hechos 4:8 “Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: Gobernantes del pueblo, y ancianos de Israel:

Esta llenura del Espíritu, que es una ordenanza para todos los cristianos (Efesios 5:18), era justamente lo que les permitía a los apóstoles tener el poder para testificar y dar su vida en servicio a la obra de Dios, como también lo vemos en el caso de Esteban

“En la Biblia estar “lleno” significa estar controlado por. Este hombre estaba controlado por Dios y sumiso al Espíritu Santo, uno que procuraba llevar a las personas a Cristo”[18]

  • Aplicaciones:

No hay duda que el liderazgo de la iglesia naciente es una respuesta clara y bíblica para todo lo que la iglesia actual vive. En cada aspecto descrito se nos deja ver nuestra carencia, nuestra distancia del verdadero y efectivo liderazgo cristiano.

El respeto y el reconocimiento de la autoridad de nuestros líderes es el primer paso para entrar “unánimes a la mente de Cristo”. Nuestra dependencia del Señor, nuestra comunión con Él, nuestra urgencia de orar demuestra nuestra “temperatura” espiritual y dan respuesta a la crisis de la iglesia moderna.

Cabe recordar que el verdadero líder es aquel que se mantiene aprendiendo y desaprendiendo para volver a aprender. Es la única forma en la que podemos crecer en el conocimiento de Dios, capacitarnos para hacer defensa de nuestra fe y hacer un evangelismo bíblico, tal como nos lo demuestra el liderazgo apostólico.

Y jamás olvidar que todo trabajo que involucra personas se ve acompañado de dificultades, conflictos y diferencias, que como buenos lideres debemos aprender a manejar, anteponiendo siempre la obra del Señor por sobre la situación, a la persona por sobre el motivo de la diferencia, tratando siempre de mantenernos en la mente de Cristo.

Los problemas en la iglesia nos dan la oportunidad de ejercer nuestra fe, no solo en el Señor, sino también fe entre nosotros, oportunidad para ajustar las estructuras establecidas para permitir el crecimiento ministerial de cada miembro,

Y con ello, la oportunidad de expresar nuestro amor por otros, y dejar de pensar solo en nosotros mismos. Incluso pensar en dar oportunidad a aquel miembro que ante nuestros ojos no parece tan competente, pero que ante la dificultad nos da la oportunidad de discipularlo y ponerlo al servicio, tal como hizo Bernabé con Marcos.

3.  Relación entre el apostolado del Libro de los Hechos y la iglesia:

Hechos 1:13  “Y entrados, subieron al aposento alto, donde moraban Pedro y Jacobo, Juan, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo, Jacobo hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas hermano de Jacobo.” 

Todos los eventos narrados en el Libro de los Hechos busca demostrar el fundamento apostólico de la iglesia “Eran necesarios los doce apóstoles para comenzar la iglesia, como una manera de establecer una fuerte relación entre ellos y las doce tribus de Israel (Lucas 22:29-30).

Para Lucas, la iglesia era una continuación de lo que Dios estaba haciendo a través de Israel” [19] Cómo fueron escogidos por el Señor, envestidos del poder del Espíritu Santo para ser enviados a la misión de establecer el Reino de Dios, lo cual solo es posible a través de la iglesia, y es en este sentido que apóstoles e iglesia tienen un nexo irrompible.

El trabajo apostólico tuvo como fruto una iglesia creciente, unida, fortalecida, en una constante comunión unos con otros. Veremos esta relación en cuatro áreas:

  • Había una relación intima donde ambos se apoyaban:

Hechos 4:23 “Y puestos en libertad, vinieron a los suyos y contaron todo lo que los principales sacerdotes y os ancianos les habían dicho”.

Los apóstoles acudían a la iglesia, y la iglesia acudía a ellos. se apoyaban constantemente en oración y en obras. Todos los creyentes oraban en la casa de Juan Marcos por la liberación de Pedro, había un dolor y una preocupación común.

“Fue una reunión de oración unida en la que alzaron unánimes la voz a Dios. Esas personas estaban unánimes de corazón y de mente, y Dios se complació en responder a sus peticiones. La división en la iglesia siempre estorba la oración y priva a la iglesia de poder espiritual”[20] Es esta unión de apóstoles e iglesia la que el Libro de Hechos nos deja ver con mucha claridad.

  • Se identificaban unos con otros según sus necesidades y posibilidades:

Hechos 4:32 “Y la multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común.” Estaban unidos en el dolor y la alegría, en la abundancia y en la escasez, y la gracia del Señor estaba siempre con ellos.

Vivían en comunión los unos con los otros:

Hechos 2:46 “Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón”.

Esta comunión maravillosa que había entre ellos era producida por la unidad en Cristo.

Había una oración constante:

Hechos 4:31 “Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios.

Su oración nunca fue para que el Señor derramara bendición material, o salud física, o para restaurar su condición emocional.

Su oración siempre fue para pedir valentía y realizar la predicación de la Palabra con denuedo, fue una oración para ser capacitados como testigos, fue una oración para pedir que la obra no se detuviera y fue una oración que se realizaba siempre en la “comunión de los santos”.

  •  Aplicaciones:

Los tiempos que vivió la iglesia naciente, fueron tiempos de severa persecución que obligaban a ser testigos fieles del Señor, de manera que era tiempo de orar juntos y unirse en el Señor, era esto lo que los preparaba para realizar la obra con denuedo.

Que esta realidad se convierta en una inspiración para nuestra iglesia que se ha acomodado y se ha acuartelado, olvidando la urgente necesidad de “estar juntos en oración y ruego para realizar la tarea que se nos ha encomendado. Tenemos poco sentido de urgencia o peligro pues la mayoría de nosotros nos sentimos seguros en nuestro caminar cristiano

Que el Señor con su misericordia nos permita ser una iglesia sensible a las necesidades de su pueblo, de sus elegidos que aún no le conocen, y que toda bendición material sirva para que nosotros seamos de bendición para el que más necesita.

Que al igual que la iglesia antigua, nosotros podamos desarrollar una unidad entre el liderazgo y la congregación, que no haya tiempo para oposiciones y conflictos entre nosotros, sino, que nos unamos para hacer la tarea con amor y animo pronto.

Y que por sobre todas las cosas, jamás olvidemos que la obra es de Cristo y que el poder es del Espíritu Santo y la Gloria solo para Dios!

¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian las buenas nuevas de salvación!

CONCLUSIONES GENERALES: 

Podemos concluir esta tarea diciendo que la obra del Espíritu Santo en el Libro de los Hechos fue determinante para todo el trabajo apostólico que se realizo. Que la doctrina de los apóstoles fue respaldada por Jesucristo mismo y que fue Dios quien lo estableció de esa manera.

Fue Dios mismo quien los eligió, los envistió de poder y los envío, y que este fue un ministerio especial y único para ese momento histórico de la iglesia.

Los apóstoles desarrollaron un papel importante dentro de la iglesia naciente. Fueron testigos fieles de la resurrección del Señor y de la promesa de su retorno.

Acompañaron al Señor en todo su ministerio terrenal y su desempeño siempre se acompaño de una constante imitación de su obra. Esto dio el fundamento doctrinal a la iglesia que es el mismo fundamento que hoy debemos mantener.

La tarea apostólica siempre estuvo acompañada de una completa dependencia del Espíritu Santo y de una vida de oración en la cual buscaban siempre la disposición para cumplir con la Voluntad del que los llamo. Hacer esa Voluntad implicaba dolor y sacrificio, incluso perder sus vidas por la causa de Él, y con esto daban testimonio a toda la iglesia.

También debemos reconocer que la autoridad apostólica era dada por Dios, respaldada por la obra del Señor Jesucristo y acompañada por el poder del Espíritu Santo. Que esa autoridad siempre se apoyo en las Escrituras.

Los apóstoles demostraron completo dominio del Antiguo Testamento, lo recitaban de memoria y siempre lo utilizaron para respaldar y argumentar su testimonio, tanto en las predicas como en las enseñanzas, en el servicio como en sus defensas, en la realización de los milagros como en la resolución de los conflictos.

En el quehacer apostólico encontramos toda una guía de liderazgo que ha de ser útil siempre, para la iglesia actual. Ellos demostraron completa unidad con la iglesia, siempre estuvieron unánimes juntos, compenetrados en la mente de Cristo.

Se acompañaron en la aflicción y en la alegría, en sus necesidades espirituales como en las materiales, en las necesidades de oración como en las de alabanza. Reconocieron autoridad, compañerismo, solidaridad. Reconocieron la Soberanía de Dios en todas las circunstancias vividas y buscaron siempre la capacitación divina.

El apostolado en el Libro de los Hechos nos deja ver la obra preciosa del Espíritu Santo realizada a través de los hombres, para llevarnos a Cristo y dar la gloria al Dios de dioses. 

 

BIBLIOGRAFIA:
  • BIBLIA REINA VALERA 1960
  • ESTUDIO EXPOSITIVO DE HECHOS, WARREN WIERSBE.
  • EXPLOREMOS HECHOS, ROBERT SIMONS.
  • GRANDES DOCTRINAS DE LA BIBLIA, R. C. SPROUL
  • SWORD.

[1] Estudio Expositivo de Hechos,  Warren W. Wiersbe,  Pág. 10

[2] Ídem, Pág. 10

[3] Ídem, Pág. 10

[4] Ídem Pág. 11

[5] Exploremos Hechos, Robert Simons. Pág. 27

[6] Grandes doctrinas de la Biblia, R. C. Sproul Capítulo 75

[7] Ídem

[8] Ídem

[9] Ídem

[10] Ídem

[11] Estudio Expositivo de Hechos,  Warren W. Wiersbe,  Pág. 13

[12] Ídem, Pág. 12

[13] Ídem, Pág. 12

[14] Ídem, Pág. 12

[15] Ídem Pág. 49

[16] Ídem, Pág. 108

[17] Ídem, Pág. 13

[18] Ídem, Pág. 49

[19] Exploremos Hechos, Robert Simons, Pág. 41

[20] Estudio Expositivo de Hechos,  Warren W. Wiersbe. Pág.  32