¡!Esperanza que Purifica¡! Debemos saber que hay esperanza, pero es una esperanza que purifica, que nos limpia, lava nuestros pies, hace nuevo nuestro caminar, nos hace volvernos a Dios, nos hace ver con los ojos de Dios y tener los pensamientos de Dios. Esta esperanza se encuentra en Cristo

Aún cuando este mundo nos deja ver un caos disfrazado de fantasía, un fracaso con rostro de éxito, un placer que vislumbra a carcajadas pero que una vez nos adentramos en él, encontramos llanto, sufrimiento, desastre, corrupción y muerte.

Y en medio de eso podemos decir ¡lo mejor está por venir! No podemos perder la esperanza, pero una esperanza que nos renueva, que nos transforma, que nos lleva a descansar y confiar. Es una esperanza que purifica y nos hace agradables delante de Dios.

Introducción.

El hombre natural vive en un estado no regenerado, y es esclavo del pecado, y el pecado cada  día lo remata y en esa frustración producida por el caos de vida busca salir adelante, pone su esperanza en sí mismo pronunciando frases que le animan a seguir

Frases  bonitas como “Vas a salir adelante, tu eres fuerte, tu eres un campeón” o “yo estoy seguro que las cosas algún día van a cambiar” o  pensar que vendrá una segunda oportunidad, todas esas frases son bonitas pueden inspirar confianza,

Pueden traer esperanza pero están fundadas en lo que uno puede hacer, en nuestras fuerzas y anhelos, o en algo imaginario y  en cierto momento, aun pudieran hacer alguna diferencia, pero el estado del hombre sigue siendo el mismo, sigue viviendo la vida sin Dios,

Podrá decir ya me repuse de esta, hoy que venga la otra, soy un luchador de la vida, he nacido para luchar  y vencer,  pero si tu lucha la estas librando sin Dios eres un perdedor.

En la siguiente reflexión vamos a ocuparnos de una esperanza que no está fundada en nosotros, ni en lo que podemos hacer por nosotros mismos, no en lo que poseemos para lograr algo, sino en una esperanza firme que está fundamentada en Dios, en lo que Él es, en lo que Él ha hecho por nosotros, en lo que está haciendo y en lo que todavía está por venir,

Pero adelantamos que desde ya tenemos esa esperanza y vivimos una vida nueva y cada día es una experiencia nueva y lo mejor está por venir, todo ello en la esperanza de sus seguras promesas.

Texto referencia.

1 Juan 3:3  Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro.

(DHH C* 2002*)  Todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, de la misma manera que Jesucristo es puro.

1. La esperanza que purifica está en Él.

1 Juan 3:3  Y todo aquel que tiene esta esperanza en él”

  • La esperanza no es en nosotros

En primer lugar debemos reconocer que esta esperanza no es en nosotros, es y está en Él, y la seguridad de que ya la tenemos, que nos ha sido dada por gracia, por el Padre en Cristo Jesús.

1 Juan 3:1 Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios;(A) por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él.

(NVI)  ¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre, que se nos llame hijos de Dios! ¡Y lo somos! El mundo no nos conoce, precisamente porque no lo conoció a él.

¡¡¡Mirad, fíjense!!! Hay algo maravilloso a lo que debemos poner atención, “el gran amor que nos ha dado el Padre”, que nos ha llamado sus hijos, y sin olvidar que el llamado de Dios, según las Escrituras siempre es efectivo, es eficaz,

Y en ese llamado claramente establece una separación entre nosotros y el mundo, entre Él y el mundo, y esa separación es importante porque nos aclara que el mundo no  conoce a Cristo, y por lo tanto vive en la rebeldía del pecado, con el pensamiento entenebrecido y sus ojos cegados.

Pero nosotros le conocemos y ese conocimiento implica vivir de una manera diferente y en una relación totalmente diferente. Si conocemos a Dios entonces somos hijos, y como tal, debemos dar testimonio de quien es nuestro Padre.

  • ¿Cuál es esa esperanza que purifica?

1 Juan 3:2  Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es.

El apóstol Juan describe nuestra situación presente y nuestra esperanza futura, la esperanza escatológica de su segunda venida, cuando Él se manifieste.

La condición presente es gloriosa pero la condición futura será la completa glorificación de los hijos de Dios, seremos completamente purificados en Él. Veámoslo de la siguiente forma:

Presente: Ahora: Somos hijos de Dios y aun no se ha manifestado lo que hemos de ser. Ahora vemos la gloriosa transformación que Él va obrando en nosotros, como nos purifica y santifica en medio de un mundo caído.

Futuro: Cuando Él se manifieste, cuando el venga, cuando Él regrese y venga por su iglesia, entonces seremos semejantes a Él, porque le veremos tal como Él es. Él es completamente santo y nosotros le veremos, lo que solo es posible estando nosotros completamente purificados, limpios de todo pecado.

Pero entre el presente y el futuro está circunscrita nuestra vida en medio de este mundo, estamos entre la cruz y su segunda venida, entonces esta esperanza es también para vivir como hijos de Dios en los días de nuestro peregrinaje, esto nos lleva al segundo punto.

2. Si estamos en Él, hay una esperanza que nos purifica.

1 Juan 3:3  Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro

Hay muchos tipos de esperanza: Esperanza en el hombre, en la prosperidad de las naciones, en las habilidades y capacidades personales, en las posesiones, en los políticos que han de venir, en los hijos que han de crecer, en las empresas, etc.

Pero en Cristo encontramos una esperanza diferente, pues es una esperanza que nos purifica, que nos hace crecer y madurar, que nos libra completamente del dominio del pecado, y esto se convierte en una demanda para el creyente, en este tiempo presente.

  • ¿Cómo se purifica a sí mismo?

Esta esperanza purificadora solo la podemos experimentar bajo la iniciativa divina que nos cubre en su gracia, y conlleva una responsabilidad personal.

a. Nuevo nacimiento.

1 Juan 3:9  Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.

(NRV1990**)  Todo el que ha nacido de Dios, no sigue pecando, porque la vida de Dios está en él. No puede seguir pecando, porque ha nacido de Dios.

Cuando encontramos en la Palabra la expresión de una “Practica” hablamos de  hacer un hábito. Los hijos de Dios podemos pecar, pero no porque tengamos el habito, porque consciente e intencionalmente practiquemos el pecado.

Hablar del nuevo nacimiento es hablar de Dios morando en nosotros, es decir que  hemos sido hechos por la voluntad divina, una nueva creación. La primera creación fue hecha con la capacidad de pecar y no pecar y en el no pecar el hombre aseguraría la inmortalidad del no morir,

Pero sucede que ese primer hombre peca y con ello pierde la capacidad de no morir porque la paga del pecado es muerte, pero en Cristo es restituido el poder sobre la muerte, y nos es dado un nuevo poder que nos capacita para vencer el pecado,

En ese nuevo poder el “YO” ha sido destronado de nuestra vida y Cristo ocupa el centro de nuestro ser como Señor de nuestra vida. De manera que es en poder de Cristo que tenemos la capacidad para no pecar.

Juan nos dice que todo aquel que es nacido de Dios no practica el pecado”, La palabra “practica” se refiere a tener el pecado como habito, como una práctica diaria y esto solo es posible lograrlo porque la presencia de Dios está en nosotros y en esa nueva naturaleza no podemos seguir pecando,

Entonces la pregunta que inmediatamente viene a la mente es ¿Y porque seguimos pecando? Esto es debido a que si bien Cristo está en nosotros, y que somos templo y morada del Espíritu Santo, pero todavía hay enemigos en nosotros que se oponen a la vida de santidad,

Y ese enemigo es nuestra concupiscencia, esta debe ser sojuzgada por el poder de Dios que habita en nosotros.

Auxiliémonos del siguiente texto para una mejor comprensión.

Romanos 6:14  Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.

Significa que el pecado ya no tiene dominio, ni poder sobre la vida del creyente, porque hoy vivimos bajo la gracia, entendida la maravillosa gracia en dos sentidos.

  • Hemos sido perdonados por gracia y cada día su gracia nos perdona.
  • Y segundo esa gracia que nos perdona nos da la capacidad para sobreponernos y seguir caminando en santidad,

De modo que por la gracia es que podemos vivir en santidad creciente, Cuando te sientas derrotado mira a la gracia¡! Los antiguos de manera frecuente hacían alusión al Dios de pacto, cuando sientas que ya no puedes mira a la gracia que es en Cristo.

b. Permanecer en Él.

1 Juan 3:6  Todo aquel que permanece en él, no peca; todo aquel que peca, no le ha visto, ni le ha conocido.

Permanecer en Cristo es cimentar nuestra vida de santidad sobre una base firme, desde esa posición somos victoriosos sobre el pecado, ubicarnos en otra posición para hacer frente a nuestro enemigo “el pecado” es sinónimo de derrota, recordemos que Él es la vid y nosotros los pámpanos.

Permanecer en Cristo es vivir en el círculo de la obediencia, fuera de Él somos derrotados, es vivir bajo su sombra del Omnipotente, es estar cobijado por el abrigo del Altísimo.

Juan 15:5Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.

Juan 15:10-11 Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido.

Permanecer en Él es vivir en comunión con Dios, esa comunión se evidencia por medio de una vida de obediencia motivada por el amor a Dios en la cual el Espíritu Santo produce el fruto en nosotros, y ese fruto nos hace dichosos,

Lo contrario es el fruto de la carne, ese trae miseria en todas las áreas de la vida.

c. Viéndole a Él y no a nosotros somos purificados.

1 Juan 3:6  Todo aquel que permanece en él, no peca; todo aquel que peca, no le ha visto, ni le ha conocido.

Ver a Dios es ser transformado, Moisés nos ilustra muy bien este principio.

Hebreos 11:24-26  Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón,®  escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado, teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón.

Tener puesta la mirada en Cristo te hace menospreciar los tesoros del mundo, los cuales son vanidad, son perecederos, por ellos matan, roban, calumnian, ensoberbecen el alma humana, la hacen codiciosa, la hacen idolatra y traen condenación eterna,

Todo lo contrario es lo que hizo Moisés y lo hizo por la fe, así tuvo por mayo riqueza los vituperios de Cristo. Y esto nos enseña que hay que:

  • Poner la mirada en Él Porque Él quita nuestro pecado y en Él no hay pecado.

1 Juan 3:5  Y sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados,(B) y no hay pecado en él.

  • Poner la mirada en Él por qué Él se manifestó para deshacer las obras del diablo.

1 Juan 3:8  El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo.

(BAD)  El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo ha estado pecando desde el principio. El Hijo de Dios fue enviado precisamente para destruir las obras del diablo.

d. Viviendo en el temor de Dios,

1 Juan 3:7  Hijitos, nadie os engañe; el que hace justicia es justo, como él es justo.

2 Corintios 7:1  Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios

Conclusión:

La esperanza que purifica, no es en nosotros, es de Cristo y está en Él. Solamente teniendo un corazón nuevo que nos permita creer en Él, podremos ser purificados de todo pecado que destruye y conduce a la muerte. Esto implica permanecer en Él y mantener nuestros ojos puestos en Él.

Esa esperanza purificadora se manifiesta en dos sentidos, y evidencia que somos hijos de Dios:

1 Juan 3:10  En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios.

(BAD)  Así distinguimos entre los hijos de Dios y los hijos del diablo: el que no practica la justicia no es hijo de Dios; ni tampoco lo es el que no ama a su hermano.

De manera que si vivimos en esa esperanza veremos en nuestro testimonio que:

  • Practicamos la justicia,

Lo habitual de la vida del creyente es practicar la verdad divina en su vida diaria aplicándola a sus decisiones, a su forma de vivir. Y

  • Amamos a nuestro hermano,

La justicia se hace realidad en nuestro trato con nuestro prójimo, de acuerdo a tu vida purificada así será el trato a tu esposa, a tu esposo, a tus hijos, a tus jefes, a tu vecino, a tus hermanos en la iglesia.

 

 

 

 

 

 

 

Palabras significativas.

Esperanza: elpisdel primario ἔλπωélpo  (esperar con anhelo, por lo general con placer); expectación (abstractamente o concretamente) o confianza:- esperanza, esperar.

 

Purificar: jagnizo (ἁγνίζω, G48) , relacionado con jagnos, puro (véanse PUREZA, PURO, B, Nº 1, y también CASTO), purificar, limpiar de contaminación. Se utiliza de purificar: (a) ceremonialmente (Jua_11:55 ;Hec_21:24, Hec_21:26, cf. con A, Nº 1 más arriba; Hec_24:18; (b) moralmente, el corazón (Stg_4:8); el alma (1Pe_1:22); uno mismo ( 1Jn_3:3).¶

 

Puro: jagnos (ἁγνός, G53) , puro, libre de contaminación, incontaminado, jágiosde ἅγοςjágos  (cosa terrible) [Compare G53, H2282]; sagrado (físicamente puro, moralmente sin culpa o religioso, ceremonialmente consagrado):- santísimo, santo, santa.

 

Manifestado: faneróo de G5318; hacer aparente (literalmente o figurativamente):- poner en evidencia, presentarse, aparecer, comparecer, conocer, demostrar, descubrir, manifestar, hacer manifiesto, mostrar.

 

Fanerós de G5316; brillando, i.e. aparente (literalmente o figurativamente); neutro (como adverbio) públicamente, exteriormente.:- hacer patente, a la luz, manifestar, manifiesto, descubrir, notorio.

Le veremos: mirar fijamente (i.e. con ojos bien abiertos, como a algo asombroso)

 

Permanecer: méno verbo primario; quedarse (en un lugar, estado, relación o expectación dado):- hacer escala, esperar, morar, durar, perdurable, permanecer, permanente, perseverar, persistir, posar, quedar, retener, vivir.