La Humildad Una Virtud Que No Debemos Despreciar. Pues es una virtud hermosa que todos los santos deben tener y ninguno debe despreciar, analizando el testimonio de Juan el Bautista.

Todos podemos tener diferentes dones, que nos hacen siervos útiles en el reino de Dios,  pero también, todos podemos contar con la virtud de ser humildes,

La humildad me pone lejos de los dardos de fuego de Satanás porque sabemos que detrás de todo pecado se esconde el orgullo,

El pecado del orgullo me aleja de Dios y no me hace confiar en Él, porque me lleva a poner mis ojos, en mí mismo

Adán y Eva no confiaron en Dios y Su Palabra. Y es por la caída de nuestros primeros padres que la semilla del orgullo la traemos de nacimiento.

Texto de referencia.

Juan 1:19-23  Este es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron de Jerusalén sacerdotes y levitas para que le preguntasen: ¿Tú, quién eres?

Confesó, y no negó, sino confesó: Yo no soy el Cristo.

Y le preguntaron: ¿Qué pues? ¿Eres tú Elías?(B) Dijo: No soy. ¿Eres tú el profeta?(C) Y respondió: No.

Le dijeron: ¿Pues quién eres? para que demos respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo?

Dijo: Yo soy la voz de uno que clama en el desierto: Enderezad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías.(D)

La humildad una virtud hermosa

La humildad da testimonio de Dios y de todos sus siervos. Debe formar parte de nuestro carácter cristiano y comprender bien, en qué consiste ser humilde

En esta reflexión, estudiaremos el testimonio de Juan el Bautista, como su ministerio siempre nos lleva a Cristo.

  1. La humildad, una virtud en Juan el Bautista.

Comencemos preguntándonos ¿Quién era Juan el bautista? Él era hijo de Zacarías y Elizabeth, ambos descendientes de Aarón,  ya ancianos y ella era estéril,

Pero como sabemos, para Dios nada hay imposible, de manera que obró un milagro para que aun en esas condiciones estos ancianos pudieran concebir un hijo,

El anuncio del nacimiento de Juan estuvo lleno de particularidades. El niño debería ser criado como nazareo, a semejanza de Sansón y de Samuel.

Y el ángel además, le anunció a Zacarías, que el niño sería lleno del Espíritu Santo desde su nacimiento.

Esto nos hace ver, que Juan no sería un hombre común y corriente, y que su ministerio ya estaba determinado.

  1. La humildad, una virtud que da testimonio

Recibir a Cristo como Señor y Salvador, no es algo que esté en nosotros, en nuestra capacidad poder decidirlo, sino que es un acto de humildad por gracia

De igual forma para Juan, su identidad no estaba en él, sino en Cristo. Juan no dejaba de ser un pecador, pero elegido y salvado por gracia!

Así mismo nosotros. Nuestra identidad está en saber Quién es Dios, en lo que nosotros éramos antes de conocer a Cristo, y en quién somos ahora, por la pura gracia divina!

  • La humildad, una virtud grande.

Juan 1:12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;

(DHH C* 2002*)  Pero a quienes le recibieron y creyeron en él[k] les concedió el privilegio de llegar a ser hijos de Dios.

Recibir a Cristo como Señor y Salvador es un acto de humildad, que solo por gracia, nos es concedido. Es un privilegio de muchos¡ pero no de todos.

La humildad, una virtud que da testimonio

Este, es un acto de humildad porque nos lleva a reconocer nuestro pecado, nuestra incapacidad de hacer lo bueno y recto delante de Dios

Y no podemos negar cuánto le cuesta al hombre, en su humanidad, reconocer su bajeza delante de Dios, y saber que sin Él, no tenemos salvación,

Es esa humildad la que nos da identidad. Ahora muestra verdadera identidad está en que se nos dio el PRIVILEGIO DE SER HECHOS HIJOS DE DIOS.

  1. La humildad, una virtud de valentía.

Ser humilde es ser valiente, porque con humildad reconocemos, y con valentía predicamos el mensaje de arrepentimiento.

Vemos el ejemplo de Juan, que en su mensaje hizo aquello que el Señor le pidió que hiciera.

Es decir, que Juan, sometió su mensaje al mensaje que Dios le dio. No predico lo que él quiso, o lo que él pensó, sino, lo que Dios le ordeno

Lucas 3:7-9  Y decía a las multitudes que salían para ser bautizadas por él: ¡Oh generación de víboras!(B) ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera?

Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento, y no comencéis a decir dentro de vosotros mismos: Tenemos a Abraham por padre;(C)

porque os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras.

Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto se corta y se echa en el fuego.(D)

Se requiere mucha valentía para predicar como Juan lo hacía¡! Pero esto solo es posible con el poder del Espíritu Santo obrando en nosotros,

Tanto para contar con la sabiduría de proclamar, como para reconocer en nuestro propio corazón, nuestra propia pecaminosidad.

  1. Tentados a No ser humildes

No hay duda que el mundo nos enseña diferente a las Escrituras, pues para ellos, la humildad es sinónimo de flaqueza, de debilidad

Pero en la Biblia, por medio de muchos testimonios de hombres y mujeres de Dios, podemos encontrar el verdadero concepto de humildad.

  • ¿Quién eres tú? Responde lo que No es

Juan 1.19-20  Este es el testimonio de Juan cuando los judíos le enviaron de Jerusalén unos sacerdotes y levitas para preguntarle:

—¿Quién eres tú?

El confesó y no negó, sino que confesó: —Yo no soy el Cristo.

Hermosa respuesta la de Juan “Yo, No soy el Cristo”, Es decir, “no vean en mí, más de lo que realmente soy”

Juan llevo a los hombres a reconocer, que él solamente es un hombre, que él No era Cristo!

Porque solamente Cristo es Dios, solamente Él puede traer salvación. Juan, en su respuesta, enfoca la atención en el Señor y no en él

  • ¿Quién eres tú? ¿Cómo pudo responder?

Juan pudo contestar diciendo muchas cosas, como por ejemplo, decir yo soy el hijo de Zacarías, mis padres eran ancianos, y mi madre era estéril,

Pudo contestar, yo soy el que nació por un milagro, fui lleno del Espíritu Santo desde el vientre de mi madre,

La verdadera humildad no me exalta a mí

Como cualquier otro hombre, pudo resaltar todas sus cualidades, sus privilegios, sus honores. Él pudo resaltarse a sí mismo

Pero el hombre verdaderamente humilde, no se exalta a sí mismo, sino que exalta al que lo llamó. Siempre da todo honor a Cristo

  • ¿Quién eres tú? Confiesa pero no niega.

Y confesar es decir lo mismo con Dios, de manera que en su respuesta, Juan dice: Jesús es el Hijo de Dios, el Mesías, el Cristo, el Redentor, el Salvador.

Pero en esa confesión Juan No niega su llamado:

Juan 1:6-8  Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan.(A)

Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él.

No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz.

Y si te preguntan a ti ¿TU QUIEN ERES?, qué les dirás?

Juan testificó, dio evidencia, de Cristo, porque testificar es hablar de Él, es centrar la atención en Él y no en nosotros.

Usted y yo solo somos instrumentos y depositarios de su gracia. De manera que cuando tengamos ocasión de responder a un ¿Quién eres tú?

Recordémonos de nuestra misión: estamos aquí y hemos sido llamados, para testificar a Cristo y no a nosotros mismos.

  • ¿Eres tu Elías?

Juan 1:21  Y le preguntaron: ¿Qué pues? ¿Eres tú Elías?(B) Dijo: No soy. ¿Eres tú el profeta?(C) Y respondió: No.

Elías y Juan, ambos llamaron al Pueblo al arrepentimiento, y fueron profetas legítimos de Dios, que se acompañaron del poder de Dios

De manera que cuando Juan responde “No”, él no mintió, porque en efecto, vino con el poder de Elías, pero no era Elías

Juan vino al mundo, en el carácter de siervo de Dios, con la misión de abrir brecha para el ministerio del Señor

Y todos sabemos, que esa misión de abrir brecha siempre se acompaña de “caer mal” pues anunciaba el juicio venidero

Lo mismo que debemos hacer nosotros. Anunciar que Cristo volverá y habrá juicio para todos aquellos que no crean!¡

No es fácil! Pero es nuestra tarea, y ejemplo tenemos en Juan el Bautista.

  • ¿Eres tu profeta?

Juan 1:21  Y le preguntaron: …. ¿Eres tú el profeta?(C) Y respondió: No.

Y con esa pregunta, le decían a Juan ¿Eres tú Moisés o Cristo? Y él responde “No”

Deuteronomio 18:15  Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él oiréis;(F)

Hechos 3:22  Porque Moisés dijo a los padres: El Señor vuestro Dios os levantará profeta de entre vuestros hermanos, como a mí;

a él oiréis en todas las cosas que os hable;(B)

Pero sí era profeta, y estaba anunciado desde los tiempos de Moisés, y confirmado en los inicios de la iglesia en el Libro de Hechos.

Aunque claramente él no era ni Moisés y mucho menos Cristo¡

  1. La humildad, una virtud que nos define

Juan 1:22-23  Le dijeron: ¿Pues quién eres? para que demos respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo?

Dijo: Yo soy la voz de uno que clama en el desierto: Enderezad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías.(D)

  • Somos una voz:

Juan responde, con toda humildad, que él solo es la voz de uno, mucho más grande, “que clama en el desierto

¿Quién eres tú? qué necesitamos para responder

Es decir, que Juan estaba preparando un pueblo para Cristo, de manera que Cristo venía a clamar en un desierto espiritual, que era la condición del pueblo de Israel.

Pero Juan, claramente dice, que él solo es la Voz, porque Cristo es el verbo, Él es la Palabra. Nosotros somos el instrumento, el poder es Dios¡

  • Somos un atalaya:

Alguien que  vigila, que está atento a las amenazas y asechanzas, y cuando se ve venir, clamamos a alta voz, para que todos oigan.

  • Somos un proclamador:

Es decir, somos uno que proclama, ¿Pero qué proclamamos?  Proclamamos el mensaje del Salvador, no nuestro propio mensaje, sino el mensaje del que nos envía

  • Llevamos esperanza:

Cada uno de nosotros, al igual que Juan, somos una vos en el desierto, una voz que anuncia una buena noticia para los corazones que son desiertos e inciertos.

  • Proclamamos arrepentimiento:

El mensaje que debemos anunciar es un mensaje de arrepentimiento, de enderezar el camino del Señor, hacerlo parejo y derecho,

Todo el pueblo necesita reconocer la maldad, y moverse al arrepentimiento, y con eso se comienzan a arreglar los caminos hacia Dios.

La verdadera humildad está en relación a Dios y nuestra condición delante de Él,

Así como Juan, nosotros también, debemos reconocer quien No somos, pero sin dejar de reconocer la función que Dios nos manda a hacer.

Debemos estar conscientes siempre, que nosotros no somos los que tenemos el poder de convencer a nadie, de cambiar corazones o de transformar vidas,

Ese es el poder del que mora en nosotros ¡Dios mismo¡ y a Él debe ser toda exaltación, toda la gloria.

  1. La humildad una virtud del siervo indigno

Un siervo humilde reconoce su indignidad pero no niega su llamado.

Juan 1:27  Este es el que viene después de mí, el que es antes de mí, del cual yo no soy digno de desatar la correa del calzado.

Juan reconoce su pequeñez al decir no soy digno de desatar[1].

Desatar las sandalias del señor o dueño de una casa, era una tarea de los siervos o esclavos. Era una función del estrato social más bajo.

Y podemos ver que los discípulos hacían favores y servicios a sus maestros (Gálatas 6:6), pero el desatar las sandalias era considerado un trabajo humillante.

Pero Juan expresa que él No es digno de hacer aun tal trabajo, porque el que viene después de él, viene en majestad y gloria.

El verdadero siervo reconoce su indignidad

Maravilloso sería, que la iglesia actual tuviera tal nivel de humildad, al saberse siervos del Rey de reyes, del Señor de señores, del Dios Eterno, Todopoderoso

  1. La humildad, una virtud y la exaltación:

Un siervo humilde siempre ha de exaltar a Cristo y no a sí mismo.

Juan 3:26  Y vinieron a Juan y le dijeron: Rabí, mira que el que estaba contigo al otro lado del Jordán, de quien tú diste testimonio,

bautiza, y todos vienen a él.

Estas palabras son equivalentes a decir “Maestro, este hombre nos dice que aquel de quien tú diste testimonio tan generoso, está pagando tu generosidad llevándose toda la gente”.

Es como decir, “Si seguimos permitiendo esto, pronto no tendrás tú, discípulo ninguno” Y bajo nuestra humanidad, esta nos parece una preocupación muy genuina

Pero la respuesta de Juan a este malestar, es una de las expresiones más nobles y más afectantes que jamás salieron de los labios humanos.[2]

Juan 3:27-30  Respondió Juan y dijo: No puede el hombre recibir nada, si no le fuere dado del cielo.

Vosotros mismos me sois testigos de que dije: Yo no soy el Cristo,(C) sino que soy enviado delante de él.

Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe.

(BLS)  Él debe tener cada vez más importancia, y yo tenerla menos.

Cuando reconocemos que la obra No es nuestra, que nosotros solo somos los instrumentos, de barro y con muchas grietas, que a Dios le place usar para una gran misión,

Lo menos que podemos hacer es, dejar de pelearnos entre nosotros y glorificar al Dios que nos ha enviado a proclamar su precioso Nombre.

  1. La humildad, una virtud en Jesucristo

Filipenses 2:5-11  Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús,

 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse,

 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres;

 y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.

 Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre,

para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra;

 y toda lengua confiese(A) que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.

No existe mayor ejemplo de humildad, que el que Cristo mismo nos da, donde su mayor humillación no fue morir en una cruz, como muere un delincuente

Sino el hecho indescriptible, de haberse hecho hombre, de dejar su trono de gloria, para venir a caminar entre nosotros.

Tan grande humildad de nuestro Cristo, que tomo forma de siervo ¡siendo Dios¡ para morir por amor a nosotros, y rescatarnos de la muerte eterna del pecado.

La humildad una virtud hermosa

Y si aún así, pensamos que la humildad es sinónimo de debilidad, es que no conocemos el infinito amor de Cristo y su maravillosa entrega obediente.

Es por eso que Dios le exaltó a lo sumo, para que en Su Nombre, toda rodilla se doble. Él es nuestro Señor y Salvador,

Él es nuestro Dios, el mayor testimonio de humildad y obediencia.

Conclusión.

La humildad es una gracia de Dios. Es una virtud que solo Él concede y nos ayuda a ser siervos, que aún con nuestra indignidad, asumimos nuestro llamado.

Y no podremos ser verdaderos siervos sino reconocemos que Dios es el centro de nuestra vida, que Él es nuestra razón de ser y motivo de nuestro servicio.

Para ser verdaderamente humildes,  necesitamos reconocer nuestro pecado, arrepentirnos y rendirnos al señorío de Cristo, y entonces, seremos exaltados

Santiago 4:10  Humillaos delante del Señor, y él os exaltará.

No podemos desligar la humildad del servicio, servimos a Dios sirviéndonos unos a otros, y haciendo eso, agradamos a Dios y  a nuestros hermanos,

Comprometámonos a ser miembros humildes y activos en nuestras iglesias,

 

 

 

 

 

 

[1]Notas de Biblia Las Américas.

[2]Comentario Jamiesson – Fausset- Brown “Evangelio de San Juan”