La Misión de Dios en la Caída.

  1. La Misión de Dios en la Caída

A pesar de que Dios vio todo lo que había creado y dijo que era «bueno,» las cosas no quedaron así. Después de haberle provisto al ser humano todo lo necesario para su vida, y después de haberlo invitado a participar en comunión con Él y a continuar su obra creadora en la creación, el ser humano destruyó su propio paraíso, invitando a Satanás a que entrare en él por medio de la desobediencia.

Esa desobediencia causó grave daño al ser humano, y por medio de él, a toda la creación. El pecado había entrado en la creación, y como dice Romanos 6:23, la paga del pecado es muerte.

  • Lugar de la Redención en el Plan Eterno

Pero aun esto no pudo parar los planes de Dios para su creación. Dios en su gran sabiduría contempló ya de ante mano las consecuencias que iban a traer el pecado al mundo, y así ya de ante mano predestinó el remedio. Porque la Biblia nos relata que ya desde antes de la fundación del mundo,

Dios estaba obrando para lograr nuestra salvación. Efesios 1:4 dice que fuimos escogidos en Cristo Jesús desde antes de la fundación del mundo para ser santos y sin mancha. Pero esto implica redención.

La redención de los escogidos era parte del plan de Dios ya antes de la creación. En 2 Timoteo 1:9 vemos que la gracia de Jesucristo nos fue dado antes del comienzo del tiempo. Esto también muestra que la misericordia de Dios hacia el pecador tenía su comienzo ya antes del principio.

Y como ya vimos, 1 Pedro 1:20 nos relata que Jesús fue destinado a ser nuestro cordero desde antes la fundación del mundo. Pero si el pecado no fuera contemplado, tampoco necesitaríamos un cordero. Dios sabe todas las cosas, del pasado, del presente y del futuro. Y Dios supo también que el hombre caería, por eso predestinó nuestra salvación desde antes de crear.

  • El Origen del Pecado.

Dios estaba ya preparado para lo que después sucedió. El ser humano, bajo la tentación del diablo, se alejó del amor sacrificial que Dios había puesto como base de la creación, apartándose a la vez de la obra creativa de orden y vida que Dios había dejado en sus manos. En lugar del amor sacrificial, vino la envidia y el egoísmo. En vez de orden y vida vino desorden y muerte.

Génesis 3:6 dice que el árbol del conocimiento del bien y mal, del cual Dios había prohibido el comer y del cual ambos Adán y Eva comieron en desobediencia a Dios, era «codiciable» para alcanzar la sabiduría.

La palabra clave aquí es «codiciable.» Esta misma palabra aparece en el décimo mandamiento de Éxodo 20:17, que dice, «No codiciarás…» Codiciar es querer algo que pertenece a otro. Pero al codiciar, no estamos pensando en los otros sino en nosotros mismos.

La codicia destruye el amor sacrificial. Y así la base de la obra creativa de Dios fue amenazada por la actitud indigna de su propia criatura. El egoísmo humano suplantó el amor sacrificial de Dios y en vez de producir orden y vida produjo desorden y muerte.

  • Los Resultados del Pecado.

Los resultados del pecado eran inmediatos. El hombre y la mujer sintieron vergüenza. Ya la relación de amor sacrificial que existía entre el hombre y la mujer fue afectada por un sentimiento de vulnerabilidad que no permitía una relación tan abierta y directa.

Ya se sentían la necesidad de cubrirse, de no revelarse, de esconderse del otro. Esta misma reacción fue evidente en su relación con Dios. Cuando Dios llama a Adán y Eva, ellos se esconden por temor.

Pero como dice 1 Juan 4:18, «En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor.» De repente la ausencia del amor sacrificial cambió la relación entre Dios y el ser humano de una relación abierta y directa, a una relación marcada por la vergüenza y el temor.

Al encontrar esta situación, Dios pronunció su veredicto sobre toda la creación. Primero se dirige a la serpiente, a la que Dios maldice. Dios pone enemistad entre la simiente de la serpiente, y la de la mujer (Génesis 3:15).

La existencia humana sería marcada por una lucha continua entre la simiente de la serpiente y la de la mujer. No es muy claro quién es la simiente de la serpiente, pero probablemente esta frase refiere a todos aquellos que descienden espiritualmente del diablo, sean demonios, sean espíritus inmundos, sean los seres humanos bajo el dominio del diablo.

Todos aquellos estarán en lucha contra la simiente de la mujer. Otra vez no sabemos exactamente quien es a la simiente de la mujer. Sin duda, implica la simiente perfecta de ella, Cristo Jesús, el segundo Adán y el primogénito de la nueva creación.

Por eso, este pasaje (Génesis 3:15) muchas veces es llamado el Protoevangelium, que significa, «el primer evangelio,» porque esta es la primera vez que encontramos una promesa explícita del redentor.

Así que la simiente de la mujer es, en primer lugar, Jesucristo, pero probablemente significa también todos aquellos que son renacidos por él, es decir todos los creyentes. En esta lucha entre las dos simientes, las fuerzas del diablo harán su daño, pero al final, la simiente perfecta de la mujer, Jesucristo, tendrá la victoria, y los que creen en él junto con él.
Después Dios se dirige a la mujer. Dolor de parto será su lote, y la relación mutua que disfrutaba con su esposo sería marcado por dominio y deseo en vez del amor sacrificial. Al final Dios se dirige al hombre, y maldice la tierra por su causa.

Desde ese momento en adelante, el hombre tendría que ganar su pan por el sudor de su frente. Los días felices del paraíso se cambiaron en días de angustia y afán. Así la rueda está completa.

Todas las relaciones perfectas, establecidas en el amor sacrificial son rotas: la relación entre Dios y el ser humano, la relación entre hombre y mujer, la relación entre el hombre y la creación.

Todo queda ahora bajo la nube oscura del pecado. El orden de Dios estaba suplantado y con él, la vida también. El ser humano perdió su dominio sobre la creación, y ese dominio pasó a las manos de la muerte.

  • La Misión de Dios después de la Caída

Aunque la situación en la creación cambió después de que el pecado entró en ella, la misión de Dios no cambió. Dios todavía pretende establecer orden y vida por medio de su amor sacrificial, pero ahora debe cambiar de táctica.

El ser humano, en su estado pecaminoso, no puede llevar a cabo la tarea que le fue dada en la bendición. No es capaz de adelantar los propósitos de Dios. Esto es muy obvio en la situación que encontramos justo antes del gran diluvio.

La Biblia nos relata que la tierra estaba llena de violencia (Génesis 6:11). Cuán lejos el hombre se encontraba de su propósito original, de establecer orden y vida por medio del amor sacrificial!

Habiendo mostrado su completa incapacidad moral, el hombre es destruido por Dios por medio de un gran diluvio que cubre la faz de la tierra. Solo Noé y su familia son salvados por la gracia de Dios.

Cuando Noé y su familia salen del arca, Dios vuelve a bendecirlos. Esta segunda bendición encontramos en Génesis 8:22. «Fructificad, multiplicaos y llenad la tierra.» Pero aquí falta la segunda parte de la bendición.

El hombre ya no tiene el mismo dominio sobre la creación. Este dominio ha sido robado, aunque sea provisionalmente, por otro príncipe, que reina en este mundo: el príncipe de la destrucción. Sin embargo, Dios mismo, en su gran misericordia promete mantener el orden en la creación.

De este modo, Dios en su gran paciencia permitió que el hombre pecaminoso continúe en la tierra delante de Él, hasta que viniera aquel que restauraría el dominio a la raza humana, el Mesías, nuestro Jesús.

Preguntas para reflexionar:

01. Cuándo estableció Dios su plan de redención?

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02. Qué era la base del primer pecado?

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03. Porqué se llama Génesis 3:15 el Protoevangelium?

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04. Cuáles relaciones eran afectadas por la caída de Adán y Eva?

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05. Cuál elemento falta de la bendición de Noé en Génesis 8:22?

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06. A quién pasó el dominio de este mundo en la caída?

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Fuente consultada:

Este estudio es un extracto de “Un Estudio sobre la misión de Dios” de El Instituto Bíblico Reformado por Juan Medendorp