La Oración Es Un Privilegio Y Un Deber de todo creyente cristiano que mantiene un anhelo santo de permanecer fiel a Dios y en comunión con Él

Versículo de referencia.

Romanos 8:14-16  Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.

 Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción,

por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!

El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.

La oración es ese privilegio que me permite mantenerme en comunión con un Padre que me ha reconocido como hijo,

Y es un hermoso privilegio, porque tenemos libertad plena para acudir a nuestro Padre cada vez que nuestra alma lo necesita,

Pero el problema se da cuando No comprendemos, que esa oración es también un deber de todo hijo de Dios.

La oración es un privilegio y un deber de todo creyente

Todo hijo de Dios cuenta con la maravillosa guianza del Espíritu Santo que siempre nos conduce al arrepentimiento y a la búsqueda de santidad

Esto significa, que si no tenemos ese redargüir del Espíritu en nuestro interior, probablemente, no seamos hijos de Dios

  • La esclavitud de la Ley:

La Ley de Dios produce en el corazón del hombre un espíritu de esclavitud ¿Por qué? El cumplimiento o la transgresión de esa Ley exigen una justa retribución,

Y el espíritu de esclavitud en el hombre surge del temor que produce la incapacidad misma de cumplir esa Ley, en extremo, perfecta.

Sabiendo que la transgresión a la ley es pecado, y la paga del pecado es muerte ¿Cómo esto no ha de producir un permanente temor en nuestro corazón?

De manera entonces, que si somos considerados bajo esa Ley, todo hombre está condenado a muerte y destituidos de la Gloria de Dios

  • La libertad del Evangelio:

Dada nuestra incapacidad para cumplir la Ley, se crea en el corazón del hombre, la urgente necesidad del perdón de Dios,

Solo si Dios perdona todas nuestras transgresiones, tendremos el remedio contra la muerte, y muerte eterna, y seremos recibidos como sus hijos.

Esto significa que solo por medio del Evangelio de Jesucristo, el hombre puede ser libre de la esclavitud de la Ley

  • Adopción:

Predestinados, llamados, Nuevo nacimiento, Justificados por la fe, adoptados hijos suyos.

Cuando somos libres de la esclavitud del pecado que determina la Ley de Dios, entonces recibimos el espíritu de adopción

Nos convertimos en templo y morada del Espíritu Santo quien da testimonio de nuestra salvación y nos permite clamar Abba padre.

Sabemos que Dios  predestinó, desde antes de la fundación del mundo, a todos aquellos que habrían de ser sus hijos,

Y en el tiempo perfecto de Dios, estos predestinados, fueron llamados y se les dio un nuevo corazón, sensible al pecado y al arrepentimiento

La oración es un privilegio y un deber

Será ese nuevo nacimiento en el hombre, lo que le permita ser justificado por la fe en Cristo y con ello, ser hecho, hijo de Dios

  • Clamar:

Siendo hijos de Dios, ahora ya podemos clamar, una expresión, que en griego, significa “Gritar, exclamar, chillar”.

Ante la libertad del pecado, el profundo gozo de ser reconciliados con Dios y nuestras profundas luchas en un mundo caído,

Podemos gritar a viva voz “abba padre” y tener la certeza que nuestro Dios escucha ese clamor.

  • Abba:

¡Abba¡ es una palabra aramea para referirse a “Padre” y denota una relación especial e íntima entre un hijo y su padre.

Cuando Jesús usó este término afectivo e íntimo, lo hizo mostrando su relación especial con el Padre (Marcos 14:36)

Asimismo, al usar este término, los cristianos también demostramos esa relación personal, afectuosa e íntima con nuestro Padre celestial.

Esta libertad y capacidad de expresarnos así con nuestro Padre,  implica el orden en el cual, Dios en su gracia ha obrado la salvación para sus hijos,

Una salvación que es segura, que no se pierde porque No depende de nosotros, sino  de la obra consumada de Cristo en la cruz del calvario,

Saber que nuestra salvación está en la obra de Cristo, es la garantía que nos permite orar a Dios como nuestro padre.

¿Por qué es una garantía? Porque si no fuera por Cristo, jamás podríamos nosotros acercarnos al Padre

Nuestro corazón, aunque ya regenerado, siempre se encuentra lleno de pecado y perversidad, no existe santidad perfecta en nosotros,

De manera, que sería imposible, que en nuestros méritos pudiéramos llegar delante de un Dios santo,

Es allí donde Cristo nos garantiza, que podemos llegar delante del Padre Eterno y Santo, en los méritos y perfección de Hijo Unigénito del Padre

Con todo este conocimiento, podremos entender lo valioso que es, llegar en oración delante de Dios

  1. La oración es un privilegio de los hijos de Dios

La oración ocupa un lugar vital en la vida del cristiano. Alguien podría orar y no ser cristiano, pero no se puede ser cristiano y no orar.

La oración es la vida misma del hombre y la mujer de fe, sin la cual, se hacen débiles, frágiles a toda tentación y asechanza.

  • La oración es un privilegio pero también un deber

La oración es para el cristiano una fuente de vida, de la misma forma que la respiración es la fuente de la vida,

Sin embargo, pese a su gran valor vital, los cristianos No quieren orar, les cuesta encontrar un espacio oportuno para hacerlo

Hay tantas necesidades, pero les cuesta tomar un tiempo para entrar en comunión con Dios, de manera que la oración es el deber del cristiano que está más descuidado.

Podremos orar de emergencia, cuando la adversidad nos apremia, pero nos cuesta encontrar deleite en la oración constante, diaria

La Palabra de Dios no solo nos invita a orar, sino que incluso, nos ordena orar, y esta ordenanza se nos puede volver una tarea muy laboriosa.

  • La oración es un medio de gracia

La oración es un arma secreta de todo creyente, con la cual está siempre listo para la batalla que implica caminar en este mundo lleno de corrupción y asechanza

Y la oración es también un medio de crecimiento espiritual, que nos lleva a conocer cada vez más la persona de Cristo y a fructificar,

Pero, como cualquier medio de crecimiento para el cristiano, la oración también exige esfuerzo.

La oración, un deber descuidado

En cierto sentido, la oración no es natural en nosotros, aunque fuimos creados para tener amistad y comunión permanente con Dios,

Pero los efectos de la caída nos han dejado, a la mayoría de nosotros, perezosos e indiferentes respecto a algo tan importante como la oración.

  1. La oración es un privilegio del nacido de nuevo

El nuevo nacimiento despierta un nuevo deseo de comunión con Dios, pero el pecado resiste al Espíritu.

Romanos 7:18-25  Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo.

 Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago.

 Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí.

… Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado.

Aunque tenemos un corazón nuevo, anhelamos fuertemente la santidad, ser cada vez más parecidos a Cristo, no hay duda que siempre estamos en una lucha con el pecado

Pero tenemos la gracia hermosa e inmerecida de Cristo, que nos permite fructificar aún en medio de profundas, y a veces pareciera, interminables luchas

Y solamente aquellos que hemos nacido de nuevo, podremos hacer frente a esa lucha, pues de lo contrario, seremos indiferentes a la tentación del pecado

Es el nuevo nacimiento, fruto de la fe en Cristo, lo que nos permite ser sensibles al impacto del pecado, a ofendernos y dolernos cada vez que pecamos.

Es la oración la que fortalece a los hijos de Dios en esa lucha. Es la comunión con Dios la que nos lleva a anhelar la santidad de Dios.

  1. La oración es un privilegio de los santos

Todos los santos elegidos de Dios, han sido apartados con un propósito santo: ser el pueblo del Dios santo

Y siendo los elegidos de nuestro Dios, podemos contar con el privilegio de la oración para acercarnos cada vez más a Él

Siendo así, que encontramos la oración como el secreto de la santidad —si es que en realidad la santidad tiene algo de secreto.

Si examinamos la vida de los grandes santos de la iglesia, encontramos que eran grandes hombres de oración.

Por ejemplo, Lutero decía que él regularmente oraba una hora diaria excepto cuando tenía un día especialmente ocupado. Entonces oraba dos horas.

Mientras más afanes hay en nuestros días, más debemos orar, porque más tentados seremos, y en todo estamos obligados a mostrar el carácter de Cristo

  1. La oración un privilegio que nos hace crecer.

El descuido de la oración es una importante causa de estancamiento en la vida cristiana. Consideremos el ejemplo de Pedro en Lucas 22:39–62.

Según el texto bíblico, Jesús fue al Monte de los Olivos a orar, como de costumbre, y les dijo a sus discípulos: “Oren para que no caigan en tentación”.

No obstante, los discípulos se quedaron dormidos. Este hecho no solo duele, en tanto que dejaron al Señor solo en su agonía,

Sino que también duele, porque muy pronto vemos a un Pedro que lucha en vano, sin fruto y con mucha frustración,

Poco tiempo después, que los discípulos se quedan dormidos y No oran, encontramos a un Pedro que intentó tomar el ejército romano con una espada

Y que luego, vemos a un Pedro que negó a Cristo ¿Cómo aconteció todo esto? Sencillo, Pedro no oró, y a consecuencia de ello cayó en tentación.

La oración es un privilegio y un deber

No podemos dejar de ver que, lo que es cierto sobre Pedro, también es cierto sobre todos nosotros¡

Cuando No oramos, y caemos bajo la tentación del cansancio y el sueño, entonces caemos en privado, y esta caída siempre es antes de que caigamos en público.

  1. ¿Existe un tiempo adecuado y uno inadecuado para orar?

Isaías 50:4 habla de la mañana, como el tiempo en que Dios da el deseo de orar diariamente.

Pero otros pasajes mencionan momentos de oración durante todas las horas del día, y en diferentes circunstancias

Ninguna parte del día ha sido separada por estar más santificada que otra. Jesús oró en la mañana, durante el día, y a veces toda la noche ¡Nuestro gran modelo¡

Y existe evidencia de que el Señor tenía un tiempo separado para orar; sin embargo, debemos considerar la relación que Jesús tenía con el Padre,

La relación entre el Padre y el Hijo era de suma dependencia, de manera que la comunión entre ellos nunca se interrumpió.

Esto significa, que no había momento en el día ni en la noche, que Jesús no estuviera orando

¿Por qué? Porque el Señor sentía la profunda necesidad de fortalecerse en la comunión con su Padre.

Y es así, como la Escritura en 1 Tesalonicenses 5:17 nos ordena que oremos sin cesar. Eso significa que debemos estar en un estado continuo de comunión con nuestro Padre.

1 Tesalonicenses 5:17  Orad sin cesar.

La oración, pues, es central y crucial en la vida del cristiano ¡¡No descuidemos nuestro tiempo de oración!¡

Conclusión:

La oración es un privilegio exclusivo de los hijos de Dios, y jamás habrá un cristiano que No ore! Pues el Espíritu Santo es el que nos lleva a clamar,a buscar la comunión constante con nuestro Padre

La oración nos ayuda a crecer, a madurar en nuestra relación con el Señor, nos mantiene firmes en la batalla y nos santifica.