No descuides la gratitud hacia Dios, recordemos tener siempre acción de gracias a Dios por la obra que Él ha hecho en nuestra vida.

Romanos 1:21  Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido.

No descuides la gratitud hacia Dios.

Los hombres sin Dios, llegan a conocerle por medio de la creación, tal como lo dice el apóstol Pablo, pero nunca le dan gloria, ni le dan gracias, sino que por el contrario se envanecen en un conocimiento científico, aparentemente profundo y alto.

Su necio corazón les impide ver a Dios en la inmensidad de la creación, en la perfección de las leyes naturales, en la plenitud misma de la providencia que sostiene todas las cosas en su lugar, para que la vida misma continúe.

Hace Salir el sol sale sobre buenos y malos, y hace descender la lluvia sobre justos e injustos. Manifiesta su misericordia no destruyendo a un al mundo perverso, proveyendo tiempos fructíferos, permitiendo la alegría en sus corazones.

Y aunque la bendición de Dios sobre ellos es cada día, la gratitud de ellos hacia Dios no existe, no le dieron gloria, sino que se hicieron inútiles, nunca pudieron ver hacia arriba y humillarse delante del omnipotente Dios

Y al igual que el rey Nabucodonosor piensan que todo eso lo han hecho ellos con sus manos  “Que Dios tenga misericordia de ellos”

1 Tesalonicense 5:18  Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.

Dios quiere que seamos agradecidos en todo porque la gratitud es la máxima expresión de un corazón regenerado.

La ingratitud puede infectar y destruir una iglesia, un matrimonio, una familia y un hogar. Cultive, por lo tanto, un corazón agradecido. De gracias por todo y en todas las circunstancias. Esa es la voluntad de Dios. ¿Usted la cumple?

  1. Tengamos gratitud hacia Dios por su Soberanía

Deuteronomio 8:2  Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos.

Hablar de 40 años es hablar de ciclos de vida, podemos fácilmente recordar que la vida de Moisés estuvo formada por 3 ciclos de cuarenta años cada uno, los primeros cuarenta como príncipe de Egipto,

Los segundos cuarenta años, viviendo como un pastor de ovejas moldeado en la sumisión, en la humildad; y en  los últimos cuarenta, como el libertador que Dios levanto para sacar a su pueblo de Egipto,

También podríamos pensar en el tiempo del diluvio, que fueron 40 días de lluvia, que nunca se borrarían de la vida de Noé, tiempo en el cual fue transformada su vida,

Allí adentro del arca, él encontró paz, seguridad, afuera el juicio derramado de Dios sobre el mundo impenitente, pero ellos adentro juntitos con toda la creación, admirando la soberanía de Dios, la omnipotencia divina, el juicio de su rectitud,

Pero sobre todo, contemplando la gracia divina. Quizá surgieron  frases como “porque solo a nosotros”, y no hay duda, que si esa pregunta surgió, la respuesta siempre sería “fue por su gracia”. Entonces es un tiempo de preparación más que de prueba.

» Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”. Romanos 8:28

  1. Que haya gratitud hacia Dios por la provisión y su presencia

Deuteronomio 8:3-4  Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido, para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre.(A)

Tu vestido nunca se envejeció sobre ti, ni el pie se te ha hinchado en estos cuarenta años.

La palabra “humillarte” en hebreo está relacionada con la palabra pobreza. La humillación de Israel fue su pobreza, su falta de recurso económico

(BAD)  Te humilló y te hizo pasar hambre, pero luego te alimentó con maná, comida que ni tú ni tus antepasados habíais conocido, con lo que te enseñó que no sólo de pan vive el hombre, sino de todo lo que sale de la boca del Señor.

(BLS)  Los ha hecho pasar hambre, pero les ha dado a comer pan del cielo, un alimento que ni ustedes ni sus antepasados conocieron. Con esto Dios quiso enseñarles que, aunque les falte el alimento, pueden confiar en sus promesas y en su palabra, y tener vida.

La provisión del mana le enseño a Israel a depender de la Palabra de Dios, a depender de las promesas divinas, En el desierto hubo escasez pero Dios habló y su palabra proveyó para las necesidades de su pueblo.

Este pasaje de las Escrituras fue citado por el Señor Jesús cuando fue tentado por Satanás en el desierto. Que haya gratitud a Dios por su Palabra, que es nuestra espada y que nos alimenta el alma.

  1. Gratitud hacia Dios porque nunca nos falto su disciplina.

Deuteronomio 8:5  Reconoce asimismo en tu corazón, que como castiga el hombre a su hijo, así Jehová tu Dios te castiga.  

Entendamos la palabra “Castiga” <yasár> raíz primaria; como castigar literalmente (con golpes) o figurativamente (con palabras); de aquí la palabra de  “instruir”: entendiéndola como  amonestación, azotar, castigar, corregir, dirigir, enseñar.

Como un padre educa a su hijo, así Jehovah probó a su pueblo para transformarlos en un pueblo santo y diferente. La palabra corrige (v. 5) lleva en sí la idea de educar: “Jehovah tu Dios te ha educado así como un padre educa su hijo” (ver comentario en 4:36).

Salmo 119:67  Antes que fuera yo humillado, descarriado andaba;  Mas ahora guardo tu palabra.

  1. La gratitud hacia Dios nos lleva a la obediencia y al temor de Dios.

Deuteronomio 8:6  Guardarás, pues, los mandamientos de Jehová tu Dios, andando en sus caminos, y temiéndole.

Moisés exhortó a la nueva generación a obedecer los mandamientos de Jehovah y a caminar en sus caminos con reverencia.

Temiendole: es decir, como un verdadero adorador. Preguntémonos  ¿Dónde les estaba enseñando a adorar?

¡Justo en el desierto! es allí donde estaban aprendiendo a conocer a Dios, a guardarle respeto, a amarle, a confiar en Él. Dios es formidable, maravilloso, temible.

No desperdiciemos nuestros desiertos, son grandes oportunidades que Dios nos ofrece para aprender a conocerle, amarle y a confiar en Él.

  1. No olvidemos la gratitud hacia Dios por las bondades de la vida con Él.

Deuteronomio 8:7-10  Porque Jehová tu Dios te introduce en la buena tierra, tierra de arroyos, de aguas, de fuentes y de manantiales, que brotan en vegas y montes;  tierra de trigo y cebada, de vides, higueras y granados; tierra de olivos, de aceite y de miel;

Tierra en la cual no comerás el pan con escasez, ni te faltará nada en ella; tierra cuyas piedras son hierro, y de cuyos montes sacarás cobre. Y comerás y te saciarás, y bendecirás a Jehová tu Dios por la buena tierra que te habrá dado.

Que haya gratitud a Dios en nuestros corazones por el formidable privilegio de haberle conocido y tenerle con nosotros, guiando nuestro camino, sustentándonos con sus promesas, transformando nuestra vida.

Para tener esta gratitud, es necesario recordar lo que ha sido nuestra vida antes de Cristo, y reconocer que todo cuanto tocaban nuestras manos se corrompía y que la tierra solo espinos y cardos nos producía.

Juan 10:10 El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.

Juan 7:38 El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.(F)

Recordemos la promesa maravillosa del Salmo 23, donde la expresión “nada me faltara” hace referencia a que no vamos a carecer de nada, que Él no nos va a defraudar

Salmo 23:1  Jehová es mi pastor; nada me faltará.

De manera entonces, que debemos reconocer lo que significa nuestra vida con Dios:

  • No hay fracaso:

En la vida con Dios no hay fracaso, la victoria la logro Cristo y está garantizada para nosotros.

  • No hay carencia:

Con Dios no carecemos de nada. En Él y con Él encontramos la guianza, la protección, el  cuidado, la alimentación, la disciplina. Todo nuestro sustento está en Él

  • No hay retroceso

Con Dios no decrecemos sino que siempre estamos creciendo. Hasta el más pequeño siempre está creciendo porque la gracia nos da el poder de levantarnos, de seguir caminando, de poder elevar nuestros ojos de lo vano a lo eterno, de las circunstancias a Cristo.

  1. La gratitud hacia Dios es el antídoto para no olvidar la obra de Dios en tu vida.

Deuteronomio 8:11-13  Cuídate de no olvidarte de Jehová tu Dios, para cumplir sus mandamientos, sus decretos y sus estatutos que yo te ordeno hoy;  no suceda que comas y te sacies, y edifiques buenas casas en que habites,

Y tus vacas y tus ovejas se aumenten, y la plata y el oro se te multipliquen, y todo lo que tuvieres se aumente;

La palabra “Cuídate” <Beware, Shamar> quiere decir «guardar» en el sentido de atender o cuidar, atesorar,  considerar, meditar, preservarlo.

Tenemos problemas para manejar la prosperidad, sino, veamos el caso bíblico de Salomón, cuya riqueza y sabiduría lo llevo a desviarse del camino.

A nivel de estadísticas podemos decir que por cada cien personas que saben manejar la adversidad solo hay una que pueda manejar la prosperidad. Esto significa, que es más posible conocer a Dios en la adversidad que en la prosperidad.

La gratitud hacia Dios se ve anulada por la ingratitud.

Deuteronomio 8:14-17  y se enorgullezca tu corazón, y te olvides de Jehová tu Dios, que te sacó de tierra de Egipto, de casa de servidumbre;  que te hizo caminar por un desierto grande y espantoso, lleno de serpientes ardientes, y de escorpiones, y de sed, donde no había agua, y él te sacó agua de la roca del pedernal;

Que te sustentó con maná en el desierto, comida que tus padres no habían conocido, afligiéndote y probándote, para a la postre hacerte bien;(B)  y digas en tu corazón: Mi poder y la fuerza de mi mano me han traído esta riqueza.

Es fácil llegar a ser unos ingratos en esos tiempos de prosperidad, donde se nos olvida el desierto y la tempestad, el hambre y la sed, y creernos grandes en nuestras propias fuerzas y logros, creyendo que la inteligencia y las capacidades provienen de nosotros mismos.

Reflexiona en la siguiente línea:

“Del mundo a la libertad, de la libertad  al desierto,  del desierto a la tierra prometida.”

  1. Gratitud hacia Dios porque nos da el poder para hacer riqueza.

Deuteronomio 8:18  Sino acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este día.

Todo cuanto somos y todo cuanto tenemos proviene del Señor. Todo lo podemos perder en un parpadear de ojos, y nuestra propia vida puede quedar inservible en un instante. De manera entonces, que no nos olvidemos que todo es suyo, y comamos el pan, y sembremos la semilla

Proverbios 3:9  Honra a Jehová con tus bienes,  Y con las primicias de todos tus frutos;

  1. La consecuencia de no tener gratitud hacia Dios

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Deuteronomio 8:19-20  Mas si llegares a olvidarte de Jehová tu Dios y anduvieres en pos de dioses ajenos, y les sirvieres y a ellos te inclinares, yo lo afirmo hoy contra vosotros, que de cierto pereceréis.

 Como las naciones que Jehová destruirá delante de vosotros, así pereceréis, por cuanto no habréis atendido a la voz de Jehová vuestro Dios.

Dos consecuencias venían siempre sobre Israel, cada vez que se olvidaban de dar gracias:

  • Eran vencidos por sus enemigos

Sus enemigos se hacían fuertes, se crecían y no los podía vencer.

  • No fructificaban

La tierra producía solo cardos y espinas, no había fruto de la tierra.

Y esta situación cambiaba hasta que ellos volvían y nuevamente caminaban en gratitud hacia Dios. Esta realidad no es distinta para los hijos de Dios hoy en día.

Cada vez que nos alejamos del Señor, de su congregación, del servicio y la adoración, vemos crecer a nuestros enemigos en nosotros: el señorío del pecado, la acechanza de Satanás y la influencia del mundo, y estos enemigos ¡nos destruyen¡

Cuando nuestros enemigos van ganando terreno en nuestra mente y corazón, entonces dejamos de fructificar. Ya no hay paz, gozo, deleite, no hay dominio propio ni templanza, no hay fuerzas para hacerle frente a nuestra propia destrucción.

No olvidemos de vivir en una constante acción de gracias a Dios  por lo que ha hecho en nuestra vida, por habernos sacado del hoyo cenagoso, por habernos dado un corazón nuevo, por regalarnos el don de la fe, por su salvación, y por su maravillosa promesa de vida eterna.

 Conclusión:

Descuidar la gratitud hacia Dios nos lleva a alejarnos de su presencia, ya no deleitarnos en su Palabra, dejar de congregarnos, no obedecer sus mandamientos, dejar de servir para su obra y tristemente, dejar de ser esos verdaderos adoradores.

No descuides la gratitud hacia Dios y nunca olvidemos de donde el Señor nos ha traído, demos gracias en todo, por todo, por su soberanía, su disciplina, su sustento, por su Palabra, y de manera especial, demos gracias a Dios por la prueba