¿Puedo perdonar? ¿Tengo la capacidad para hacerlo? Como seres humanos que hemos sufrido humillación, maltrato, agravio contra nuestra propia vida, pareciera que la capacidad de perdonar no la tenemos, que no hay en nuestro corazón un espacio para el perdón.  

Incluso, llegamos a pensar que perdonar es una acción que denota fragilidad, debilidad, falta de carácter y dignidad. Que el perdón es para aquellos que no se valoran a sí mismos y que están dispuestos a ser objeto de maltrato siempre.

Pero es importante que reconozcamos los invaluables beneficios que el perdón trae al corazón del hombre. No perdonar significa vivir eternamente con amargura, resentimiento, odio y deseos de venganza, que hacen nuestra vida miserable.

Es importante que demos paso al perdón sabiendo que los mayores beneficiarios seremos nosotros mismos. Y también, es bueno que reconozcamos que en nuestra propia humanidad esta acción es casi imposible, que el hombre natural no posee la capacidad de perdonar.

De allí la grande necesidad que los seres humanos tenemos de la ayuda divina, del poder de Dios en nosotros para alcanzar beneficios tan maravillosos que sanan nuestra alma, nos reconcilian con nuestro prójimo y nos conducen a la comunión con nuestro Señor.

Introducción.

Este mensaje complementa la reflexión anterior, denominada “El líder herido hiere” y vamos a examinar bíblicamente los paso que Dios dispone para sanar nuestras heridas y de cómo podemos asimilarlos para ser libres de esos recuerdos dolorosos que en cierto momento marcaron nuestra vida.

Al referirnos al perdón hay dos cosas importantes que debemos tomar en cuenta si queremos entrar en un proceso de sanidad emocional: primero su definición. Es importante saber que perdonar significa “pasar por alto las ofensas”,

Y segundo, debemos poder determinar si esta en nuestra capacidad el poder perdonar. Pedro le pregunto al Señor hasta cuantas veces éramos mandados a  perdonar, y al responderse a sí mismo, él sugiere un límite de “hasta siete veces”, pero el señor le dice “hasta setenta veces siete”

Vamos a continuar con la reconciliación que Dios soberanamente está obrando en José y sus hermanos, según el relato bíblico de Génesis 42

1. Dios propicia la ocasión para perdonar.

Génesis 42:1-4  Viendo Jacob que en Egipto había alimentos, dijo a sus hijos: ¿Por qué os estáis mirando? Y dijo: He aquí, yo he oído que hay víveres en Egipto; descended allá, y comprad de allí para nosotros, para que podamos vivir, y no muramos.(A)

Y descendieron los diez hermanos de José a comprar trigo en Egipto. Mas Jacob no envió a Benjamín, hermano de José, con sus hermanos; porque dijo: No sea que le acontezca algún desastre.

Los diez hijos de Israel van en busca de alimentos, van en busca de un bienestar material, pero en Dios hay una bendición más grande que la comida, y cuando caminamos en su voluntad, siempre cumpliremos propósitos, que están en Dios, pero que son de bendición para nosotros.

Ese viaje, conducido en la infinita soberanía y bondad de Dios, lleva un propósito mayor  y es la reconciliación!! Por eso dice el apóstol Pablo en  Efesios 3:20-21

Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén.

Debemos darle la gloria a Dios porque a nosotros nos parece que vamos en busca de algo definido, que caminamos según nuestro propio propósito, pero Dios es su infinita gracia y misericordia a nuestra vida, siempre tiene algo mucho mayor para nosotros y los nuestros.

No nos damos cuenta en qué momento comenzamos a caminar en los caminos de Dios, pero cuando volvemos la vista atrás, y contemplamos las sendas trazadas, nos damos cuenta que allí estuvo la mano poderosa de Dios, allí estuvo su bondad y su propósito divino y perfecto.

2. La soberanía de Dios nos pone cara a cara con el ofensor.

Esto sucede sin buscarlo, y no es una casualidad, o una coincidencia de la vida, entendiendo que estas no existen; solo existen las incidencias de Dios, esos eventos que suceden de manera tan inesperada pero que llevan implícita la mano de bondad de Él

Y aquí Dios está obrando de una manera maravillosa, llevando a un encuentro insospechado, algo que asombra y estremece, que nos deja con “la boca abierta”, pues creemos que el hombre es dueño de su destino y que él dirige sus propios pasos, pero aquí vemos a un Dios dirigiendo el destino de su pueblo!¡

Génesis 42:7-8  Y José, cuando vio a sus hermanos, los conoció; mas hizo como que no los conocía, y les habló ásperamente, y les dijo: ¿De dónde habéis venido?

Ellos respondieron: De la tierra de Canaán, para comprar alimentos. José, pues, conoció a sus hermanos; pero ellos no le conocieron.

Sin que los diez hermanos lo pretendieran, sin que José moviera un pie para provocar situación alguna, les vemos a todos ellos encontrándose cara a cara, los ofensores y la victima se habían encontrado nuevamente, cuando se pensaba que eso sería imposible!!

Estas son las situaciones que solo Dios en su infinita soberanía, en un pensamiento mucho más alto que el nuestro, y su maravillosa bondad hacia nosotros, provoca para hacernos bien, aún cuando en su momento no lo podamos entender, con el paso del tiempo, lo vemos claramente.

3. El temor de Dios es fundamental para poder perdonar

Génesis 42:17-18  Entonces los puso juntos en la cárcel por tres días. Y al tercer día les dijo José: Haced esto, y vivid: Yo temo a Dios.

El temor de Dios lo podemos entender como un deseo consiente de agradar a Dios en todas las situaciones de la vida. Y como lo dice el Libro de  Proverbios, es alejarse del mal, es dar respeto y reverencia a Dios,

Y le reverenciamos cuando nos damos cuenta de lo que antes éramos: unos viles pecadores, transgresores de la ley de Dios; rebeldes, enemigos de Dios, incapaces de acercarnos a Él, egocéntricos y voluntariosos

Pero que en su gracia y misericordia hacia nosotros, Él propicio un encuentro, entre Él y nosotros, en el cual nos perdono. Nos ayudo dándonos entendimiento para convencernos de nuestro propio pecado y arrepentirnos, cambiando la dirección de nuestra vida, y rescatándonos de la muerte eterna

4. Para perdonar es necesario estar consiente de nuestra ofensa.

Génesis 42:21-22  Y decían el uno al otro: Verdaderamente hemos pecado contra nuestro hermano, pues vimos la angustia de su alma cuando nos rogaba, y no le escuchamos; por eso ha venido sobre nosotros esta angustia.

Entonces Rubén les respondió, diciendo: ¿No os hablé yo y dije: No pequéis contra el joven,(C) y no escuchasteis? He aquí también se nos demanda su sangre.

El pecado ciega, y es un falso maestro que dice que no habrá consecuencias negativas, pero Dios dice que la paga del pecado es muerte y el pecado siempre cobra abundantes y dolorosos intereses.

Dios en su bondad se encarga de traernos a la memoria el recuerdo de esa acción con el propósito de producir arrepentimiento

Verdaderamente hemos pecado contra nuestro hermano, pues vimos la angustia de su alma cuando nos rogaba, y no le escuchamos; por eso ha venido sobre nosotros esta angustia.”,

Pero la ira ciega y no permite oír las voces de advertencia

Rubén les respondió, diciendo: ¿No os hablé yo y dije: No pequéis contra el joven,(C) y no escuchasteis? He aquí también se nos demanda su sangre”.

Glorioso Dios que nos confronta para poder ser moldeados más a su parecer y no para perecer.

5. Al perdonar, Dios mueve los corazones a misericordia.

Para perdonar en necesario pedir la acción del Dios omnipotente para mover los corazones a misericordia.

Génesis 43:14  Y el Dios Omnipotente os dé misericordia delante de aquel varón, y os suelte al otro vuestro hermano, y a este Benjamín. Y si he de ser privado de mis hijos, séalo.

El corazón según la Biblia es el centro de la vida, de los pensamientos, de las acciones y solo Dios puede cambiarlo, en ese sentido debemos reconocer que Yo necesito que mi corazón sea capacitado para hacer restitución por el daño causado

Pero también necesito que a aquel a quien he dañado, Dios le prepare su corazón para aceptar el perdón y que así haya un perdón mutuo, que verdaderamente haya una reconciliación.

6. El perdón es una obra interna producida por Dios y conmueve las         entrañas.

Génesis 43:29-30  Y alzando José sus ojos vio a Benjamín su hermano, hijo de su madre, y dijo: ¿Es éste vuestro hermano menor, de quien me hablasteis? Y dijo: Dios tenga misericordia de ti, hijo mío.

Entonces José se apresuró, porque se conmovieron sus entrañas a causa de su hermano, y buscó dónde llorar; y entró en su cámara, y lloró allí.

Esto nos recuerda  la compasión de Jesús por las multitudes, que al verlas es movido a misericordia, pues las mira como ovejas dispersas y desamparadas, como ovejas sin pastor.

Es importante darnos cuenta que cada uno de nosotros somos imperfectos, nos hacemos daño de vez en cuando y de cuando en vez, pero hay en nosotros la obra del Espíritu Santo que estremece nuestra alma y nos dispone al perdón, pueda que haya llanto, y si es necesario llorar hay que hacerlo.

7. El perdón llegara.

Génesis 45:4-7  Entonces dijo José a sus hermanos: Acercaos ahora a mí. Y ellos se acercaron. Y él dijo: Yo soy José vuestro hermano, el que vendisteis para Egipto. Ahora, pues, no os entristezcáis, ni os pese de haberme vendido acá; porque para preservación de vida me envió Dios delante de vosotros.

Pues ya ha habido dos años de hambre en medio de la tierra, y aún quedan cinco años en los cuales ni habrá arada ni siega. Y Dios me envió delante de vosotros, para preservaros posteridad sobre la tierra, y para daros vida por medio de gran liberación.

Al perdonar ya no nos ignoramos, ni nos acusamos, ni nos dañamos sino que nos acercamos, y en lo sucedido se encuentra el propósito santo y soberano de nuestro Dios, el plan soberano y perfecto es de Él,

Los errores son nuestros y tienen sus consecuencias, pero siempre serán encausados para bien: formar la imagen de su hijo en nosotros.

8.  Al perdonar damos testimonio de un verdadero cristiano que glorifica a Dios.

Génesis 45:16  Y se oyó la noticia en la casa de Faraón, diciendo: Los hermanos de José han venido. Y esto agradó en los ojos de Faraón y de sus siervos.

Recordemos el Evangelio de San Juan 13:34-35 

“Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros;(F) como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros”

Solo por la obra de Cristo por nosotros y en nosotros es posible el perdón.

 Conclusión.

Terminamos esta reflexión con una cita bíblica

Romanos 3:25 DHH Dios hizo que Cristo, al derramar su sangre, fuera el instrumento del perdón.[t] Este perdón se alcanza por la fe. Así quiso Dios demostrar su justicia, y mostrar que si pasó por alto los pecados de otro tiempo”

Ha sido por la obra de Cristo quien derramo su sangre  para el perdón de nuestros pecados y por la fe puesta en Él que hemos sido justificados por Dios perdonándonos nuestros pecados.

En otras palabras, pasándolos por alto, y librándonos de la ira divina, Gloria a Dios por su obra expiatoria, por su perdón, por hacernos sus hijos, por poner un corazón nuevo dentro de nosotros capaz de amar y perdonar y pedir perdón y de restituir el daño causado.

 

 

 

Fuentes consultadas.

Biblia RVA60, NVI, DHH.

Diccionario VINE AT.