Colaboradores Y Adoradores En El Templo De Dios. El templo en sí mismo representa el lugar donde desciende la presencia de Dios y el lugar de donde se levanta adoración a Dios.

Y como templo requiere de la presencia de adoradores en espíritu y en verdad, pero también de colaboradores de Dios, hombres y mujeres que estén dispuestos a trabajar por el reino de los cielos, dedicados a expandir el testimonio de un Dios vivo.

Texto referencia.

2 Crónicas 6:29.30  toda oración y todo ruego que hiciere cualquier hombre, o todo tu pueblo Israel, cualquiera que conociere su llaga y su dolor en su corazón, si extendiere sus manos hacia esta casa,

Tú oirás desde los cielos, desde el lugar de tu morada, y perdonarás, y darás a cada uno conforme a sus caminos, habiendo conocido su corazón; porque sólo tú conoces el corazón de los hijos de los hombres;

Colaboradores y adoradores en el templo de Dios.

Todo pueblo que reconoce la grandeza del Dios que lo ha llamado, anhela fervientemente en su corazón, la construcción de un templo físico, en el cual se pueda adorar a Dios, se le pueda servir, y se le pueda proclamar.

Pero para que esta construcción sea realidad, solamente es posible si se levantan colaboradores de Dios.

  1. Colaboradores y adoradores en el templo de Dios es el ideal de un pueblo

Ser verdaderos adoradores, y constituirnos en colaboradores de Dios es el ideal de un pueblo que ha sido elegido para que represente el Nombre de Dios.

2 Crónicas 6:2-3  Yo, pues, he edificado una casa de morada para ti, y una habitación en que mores para siempre.  Y volviendo el rey su rostro, bendijo a toda la congregación de Israel; y toda la congregación de Israel estaba en pie.

La construcción del templo de Dios, represento el alcance, el logro más grande del ideal del pueblo de Israel. Significó realizar el ideal que de generación en generación se había soñado. Cada líder del pueblo elegido, que se levantaba, anhelaba que Dios viviera entre ellos de manera permanente.

Debemos aprender a ver el templo de esa manera, enfocarnos no solo en la infraestructura física, sino que en el ocurra aquello para lo que fue hecho ese lugar. Que cumpla la función principal con la que fue diseñado. Así identificamos que el templo representa dos cosas:

  • La presencia de Dios

En el templo desciende la presencia de Dios, y esta presencia se encuentra en y con nosotros,

  • Y el lugar de comunión con su pueblo

El templo representa el punto de encuentro, el lugar donde se manifiesta la verdadera adoración, el lugar donde el pueblo de Dios expresa su gratitud a Dios por sus incontables beneficios, es el lugar donde nos reunimos con el único propósito de adorarle a Él

El templo es el único lugar donde se experimenta el amor fraternal, el lugar donde nos servimos los unos a los otros, nos exhortamos, nos acompañamos, sobrellevamos nuestras cargas, nos gozamos en el amor fraterno y de manera especial, es el lugar en el cual somos restaurados,

Es en el templo donde el que es ciego recibe la vista, el paralitico camina, a los muertos les es dada la vida, a los tristes les da gozo, los heridos son sanados, los quebrantados de corazón son consolados. Esta maravillosa obra se llama “Iglesia” y todo esto lo hace Dios, el único y verdadero Dios

  1. Colaboradores y adoradores en el templo de Dios: privilegio y oportunidad

Dios nos da la oportunidad de ser colaboradores suyos  compartiendo su proyecto con nosotros, y en esa disposición a colaborar con Él, somos bendecidos y la acción misma de colaborar se convierte en un hermoso acto de adoración.

  • Dios comparte su plan de redención con nosotros.

Todo proyecto requiere de dinero, trabajo, participación activa, material, dones, talentos, campañas ayuno y oración. Siempre la mies es mucha y los obreros pocos. El trabajo del reino es abundante pero los que desean cooperar son muy pocos.

Es importante saber que más allá del dinero y de toda aportación que hagamos “Dios está compartiendo su proyecto con nosotros” nos da la oportunidad de cooperar con Él, de sus colaboradores, y para ello nos ha dado dones y manos, fuerzas e inteligencia.

2 Crónicas 6:5-6  Desde el día que saqué a mi pueblo de la tierra de Egipto, ninguna ciudad he elegido de todas las tribus de Israel para edificar casa donde estuviese mi nombre, ni he escogido varón que fuese príncipe sobre mi pueblo Israel. Más a Jerusalén he elegido para que en ella esté mi nombre, y a David he elegido para que esté sobre mi pueblo Israel.

Es Dios mismo quién nos escoge como sus colaboradores, y elige el lugar dónde se ha de edificar su casa. Debemos aprender a ver este inmenso privilegio que se nos es dado, y que nos es para todos, pues David quiso hacerlo, pero el llamado fue Salomón su hijo.

Que nuestros ojos puedan ver que hemos sido llamados a ser “colaboradores de Dios”. Ese ladrillo que con nuestras manos hemos puesto, ese brochazo que ha decorado paredes del templo,  Dios pudo haberlo hecho de otra manera pero lo hizo por medio nuestro.

1 Corintios 3:9  Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios.

  • Dios nos da participación en su plan de redención.

No solo que  Dios comparte su proyecto con nosotros, sino también que nos da participación en el, y esto es  solo un pequeño anticipo la gran obra de redención,

Somos sus  instrumentos para que otros elegidos vengan al camino del Señor, eso ocurre aquí en esta casa que es nuestro templo. No sabemos cuántos elegidos van a venir a este lugar, hemos sido comisionados para ello “anunciar las virtudes de aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable

  1. Como colaboradores y adoradores en el templo de Dios: hacemos historia

Cada templo tiene una historia: cómo lo empezamos, con quienes se empezó, como se adquirió el terreno, que circunstancias positivas y negativas, embargaron el inicio de la construcción, cómo y cuando se termino,  ¡cuántos nos gozamos en ello¡

2 Crónicas 6:4-9  Y él dijo: Bendito sea Jehová Dios de Israel, quien con su mano ha cumplido lo que prometió con su boca a David mi padre, diciendo: Desde el día que saqué a mi pueblo de la tierra de Egipto, ninguna ciudad he elegido de todas las tribus de Israel para edificar casa donde estuviese mi nombre, ni he escogido varón que fuese príncipe sobre mi pueblo Israel.

Más a Jerusalén he elegido para que en ella esté mi nombre, y a David he elegido para que esté sobre mi pueblo Israel. Pero tú no edificarás la casa, sino tu hijo que saldrá de tus lomos, él edificará casa a mi nombre.

Así como Dios eligió tanto el rey para Israel, como también el lugar donde se le construyera casa a su nombre, de igual manera cada iglesia tiene su historia que contar la cual está marcada por la gracia y soberanía divina,

Y este templo físico es la casa en la que como cuerpo de Cristo nos encontremos en verdadera comunión con Él y entre nosotros. Y hoy el templo somos nosotros, pero este templo físico es el único lugar donde se administran los medios de gracia: la oración, la Palabra y la santa cena.

  1. Como colaboradores y adoradores en el templo de Dios: gozamos de los medios de gracia

Es en el templo en cual de manera exclusiva y sólo allí se comparten los medios de gracia provistos por Dios para crecimiento de su iglesia, estos medios son la Palabra, la oración y los sacramentos, que solamente en la iglesia pueden ser compartidos de manera plena.

Y adicionalmente a la bendición de estos preciosos medios, tenemos el No dejar de congregarse para poder alimentarse de cada uno de ellos, ya que fuera del templo es imposible que se administren. Es a la iglesia como un colectivo, como pueblo, como cuerpo, que le han sido entregados.

  • La Palabra como medio de gracia

2 Timoteo  3:16-17  Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.

La Palabra de Dios es profunda, y solamente cuando es bien predicada, cuando es expuesta al pueblo de la manera correcta, es que llegara a nuestros corazones, renovando nuestro entendimiento y transformando nuestra forma de vida.

  • La oración como medio de gracia

Efesios 6:18-19  orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos;  y por mí, a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio,

La oración se convierte ese hermoso medio de gracia cuando pasa a ser un privilegio para orar por todos los santos, y saber que al formar parte del cuerpo de Cristo, hay muchos que oran por nosotros, por nuestras necesidades y nuestro crecimiento.

  • Los sacramentos, Santa Cena.

1 Corintios 11:23-24  Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan; y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí.

Esta maravillosa comunión con el Señor, que nos fortalece, nos hace crecer en el conocimiento de Él, y nos santifica, solo es posible tenerla cuando nos congregamos, cuando compartimos con el cuerpo del Señor en su templo.

De manera entonces que para participar de todos estos medios de gracia no debemos dejar de congregarnos.

Hebreos 10:24-25  Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras;  no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.

  1. Como colaboradores y adoradores en el templo de Dios: vemos su gloria

Como colaboradores y adoradores de Dios en su templo, tenemos la gran satisfacción de estar dedicando no solo el templo físico sino también nuestro corazón a Dios. Estar dedicando nuestra vida a Dios, y en esta entrega, gozamos de grandes bendiciones:

  • En el templo desciende la gloria de Dios

Y esa gloria divina no descendió por los pilares de oro, ni por la majestuosidad del templo, sino que descendió como respuesta de gracia ante el corazón de un pueblo que se ha volcado a la adoración.

2 Crónicas 7:1-3  Cuando Salomón acabó de orar, descendió fuego de los cielos, y consumió el holocausto y las víctimas;(A) y la gloria de Jehová llenó la casa.  Y no podían entrar los sacerdotes en la casa de Jehová, porque la gloria de Jehová había llenado la casa de Jehová.

Cuando vieron todos los hijos de Israel descender el fuego y la gloria de Jehová sobre la casa, se postraron sobre sus rostros en el pavimento y adoraron, y alabaron a Jehová, diciendo: Porque él es bueno, y su misericordia es para siempre.(B)

Hoy en día, hay mucho creyente que está esperando ver caer fuego del cielo, para convencerse que Dios está allí, que ha tocado su vida. Pero debemos aprender que la gloria de nuestro maravilloso Dios no se ve en hechos sobrenaturales portentosos.

Pues ahora, a diferencia de los tiempos del Antiguo Testamento, Dios mora en nuestros corazones, de manera que su gloria la vemos en vidas transformadas, santificadas, rendidas en obediencia a su Palabra, con corazones dóciles y dispuestos a servirle y proclamarle

  • El templo es la casa de Dios

¿Porque ese lugar se convierte en casa de Dios? Porque el templo se convierte en el lugar donde se adora su nombre,  la iglesia agrada a Dios al cumplir la función a la que fue llamada, no importa si es un cuartito o un gran local,

Lo que importa del templo, es que sea un lugar que haya sido dedicado exclusivamente para la adoración a Dios, para alabanza de su nombre. Un lugar sagrado en el cual su nombre será exaltado, su Palabra predicada, y un lugar en el cual su pueblo se congregara en obediencia a una convocatoria santa.

  1. Colaboradores y adoradores en el templo de Dios ¿Para qué?

Hay cuatro funciones que se cumplen en y de manera especial solo en el templo.

  • El kerygma.“La Predicación”

Para que la predicación sea agradable a Dios debe cumplir los siguientes requisitos.

a. Debe ser predicada por un hombre llamado por Dios para dicha tarea.

Nehemías 8:5  Abrió, pues, Esdras el libro a ojos de todo el pueblo, porque estaba más alto que todo el pueblo; y cuando lo abrió, todo el pueblo estuvo atento.

b. El pueblo debe estar atento “Oídos que escuchan”

Nehemías 8:5  Abrió, pues, Esdras el libro a ojos de todo el pueblo, porque estaba más alto que todo el pueblo; y cuando lo abrió, todo el pueblo estuvo atento.

c. La predicación debe exponer el pensamiento de Dios y no del predicador.

Nehemías 8:8  Y leían en el libro de la ley de Dios claramente, y ponían el sentido, de modo que entendiesen la lectura.

(Jer 2001*)  Y Esdras leyó en el libro de la Ley de Dios, aclarando e interpretando el sentido, para que comprendieran la lectura.

d. Produce arrepentimiento.

Nehemías 8:9  Y Nehemías el gobernador, y el sacerdote Esdras, escriba, y los levitas que hacían entender al pueblo, dijeron a todo el pueblo: Día santo es a Jehová nuestro Dios; no os entristezcáis, ni lloréis; porque todo el pueblo lloraba oyendo las palabras de la ley.

La Palabra de Dios, bien predicada, siempre nos confronta, nos pone cara a cara con Dios, con su santidad, y nos hace ver nuestro pecado. Y esa confrontación, para todo nacido de nuevo, lo conduce a un arrepentimiento, a un cambio de vida,

e. Produce gozo y amor fraternal.

Nehemías 8:12  Y todo el pueblo se fue a comer y a beber, y a obsequiar porciones, y a gozar de grande alegría, porque habían entendido las palabras que les habían enseñado.

  • “La Adoración”

Otra función primordial que se cumple en el templo es la adoración. Podemos preguntarnos ¿En qué consiste la adoración? Y veremos que las opiniones abundan . . . veamos algunas de las mejores:

Es nuestra respuesta, tanto personal como comunitaria, a Dios por lo que él es, y por lo que él ha hecho, respuesta que se expresa en las cosas que decimos y por la forma en que vivimos. (L. Giglio)

Es la entrega del alma individualmente y como comunidad a Dios, en respuesta a su gracia. (W.T. Conner)

Es lo que hace el pueblo de Dios cuando celebra la obra de salvación de Jesucristo (Robert Webber).

No lo puedo definir, pero si sales del culto y es más fuerte tu fe, más clara tu esperanza, más profundo tu amor, más puro tu corazón, más amplia tu visión y más decidida tu voluntad a hacer la voluntad de Dios, ¡has estado en adoración! (Eco. Segler)

Es la sumisión de todo nuestro ser a Dios, es avivar la conciencia por su santidad, alimentar nuestra mente con su verdad, purificar nuestra imaginación con su hermosura, abrir nuestro corazón a su amor, entregar nuestra voluntad a sus propósitos… todo esto es adoración, la emoción más limpia y desinteresada que yo conozco. (William Temple)

Es poner la atención de la mente y el afecto del corazón totalmente en Dios. (Chris Watson)

Pero también encontramos una definición bíblica:

Romanos 12:1-2   Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.

No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.

La adoración es posible por la misericordia de Dios mostrada a nuestra vida en Cristo Jesús, la cual hace de nosotros templo y morada del Espíritu Santo, el cual nos permite adorarle de una manera viva, y santa siendo esto agradable a Dios,

Y es en ese culto o servicio en el cual nuestra mente es renovada por su Palabra, y nuestra vida transformada. Teniendo el pensamiento correcto, llegamos al sentimiento correcto, y con ello, podremos tener un estilo de vida en constante adoración.

  • “Comunión y contribución”

La koinonia es más que una socialización en la cual nos reunimos como iglesia para compartir los alimentos, para departir con el cuerpo de Cristo, o para gozarnos con los que se gozan, y llorar con los que lloran, todo lo cual es bueno, pero la koinonia va más allá de todo esto.

Es en realidad reunirnos para contribuir cada uno con os dones y talentos que por gracia hemos recibido y con ello edificarnos mutuamente, servirnos los unos a los otros, es la iglesia el único lugar donde pueden ejercitarse estos dones.

  • Diaconía. “Servicio”

El modelo y ejemplo perfecto, por excelencia, de lo que es el servicio, lo encontramos en nuestro Señor Jesucristo,  veamos los siguientes versículos:

Marcos 10:45  Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos

Él vino para servir y no para ser servido, y tan grande fue su servicio que dio su vida en sacrificio por muchos, y entre esos “muchos” estamos nosotros, esto es motivo suficiente por el cual debemos volcarnos hacia un servicio gozoso y voluntario,

Ya que Cristo por su muerte nos dio vida, le pertenecemos a Él y hemos sido llamados para su servicio el cual se lleva a cabo en la comunidad de los santos.

Lucas  22:27  Porque, ¿cuál es mayor, el que se sienta a la mesa, o el que sirve? ¿No es el que se sienta a la mesa? Mas yo estoy entre vosotros como el que sirve.(H

Es significativo el hecho de que en Lucas 22:26s la afirmación de Cristo esté ubicada en el contexto del servicio a la mesa. El Señor es el diácono por excelencia, el que sirve a la mesa de su pueblo. Y como nos muestran estos pasajes, el “diaconado” es, en este sentido, una marca de toda su iglesia.

Reflexiona en esto, Cristo vino para servir, y en ese servicio dio su vida en rescate por muchos, esos somos su iglesia, y tomo el lugar del que sirve a la mesa, para que usted y yo pudiéramos estar aquí, pero ahora nos toca a nosotros ser servidores de mesa, ser meseros de su iglesia,

La pregunta es ¿lo hemos entendido? ¿Lo estamos haciendo? Y si lo estamos haciendo, ¿lo hacemos con gozo, para su gloria?  O ¿Se nos ha olvidado que hemos sido llamados a servir? ¿El servicio es grato o es ingrato, es un deleite o es una pesadilla para nosotros?

Conclusión.

Vamos a concluir esta reflexión recordando un pasaje bíblico:

Mateo 17:5 Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia;(B) a él oíd.

El Padre hablo desde el cielo, y sus palabras fueron  “este es mi hijo amado”  y en segundo lugar, agrego  “en él tengo complacencia” y tercero, nos mando  “a él oíd”,

Complacencia por que solo Cristo podía llevar a cabo su plan de redención, pero nosotros podríamos reflexionar si estamos respondiendo con responsabilidad, fidelidad y gozo a la gracia divina, a tal punto que Dios pueda estar complacido con nuestra diaconía.

El ejemplo de Cristo es único, perfecto, e inigualable, pero nosotros por pura gracia divina, también somos hijos, de manera que debemos evaluar si estamos complaciendo el corazón de Dios con nuestro servicio, con nuestra adoración y con nuestra entrega.

¿Cómo esta nuestra comunión con Dios y con su pueblo? ¿Nuestra liturgia es adoración o religiosidad? ¿Vivimos una verdadera Koinonia? ¿Cómo esta nuestra Diaconía?

La Palabra nos reta, nos confronta. Evaluemos si estamos en un estancamiento, en desanimo o en desconocimiento. Según sea nuestra respuesta, busquemos avanzar para hacer aquello para lo cual ha sido creado el templo y para lo cual nosotros hemos sido llamados