La Depresión En La Mujer Cristiana. La depresión es un sentimiento que nos oprime y nos abate el alma, y este fenómeno ocurre tanto en personas creyentes como no creyentes, la diferencia se encuentra, en la forma que respondemos a ella.

Podemos definir “depresión” como un trastorno del estado de ánimo, transitorio o permanente, caracterizado por sentimiento de abatimiento, infelicidad y culpabilidad,

Además de ser un sentimiento que nos domina, nos provoca una incapacidad total o parcial para disfrutar de las cosas y de los acontecimientos de la vida cotidiana. Para más información visitar https://es.wikipedia.org/wiki/Depresión

La depresión en la mujer cristiana.

Cuando nos encontramos viviendo situaciones difíciles, que nos provocan mucho dolor, que se nos hacen incomprensibles, que no vemos la salida, que pareciera que vamos a morir de angustia, es imperante buscar ayuda.

Y esa ayuda difícilmente la encontraremos, de manera plena, en una persona. Esta ayuda solamente la podemos obtener de Dios, y para ello se nos hace imperioso conocerle.

Santiago 1:2-4: Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, Sabiendo  que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.

La pregunta que nos podemos hacer es ¿Cómo entender y aceptar lo que la Palabra de Dios nos dice? ¿Qué tengamos sumo gozo cuando nos hallemos en pruebas? ¿Cómo es posible eso?

Cuando la Palabra nos habla de “Sumo” nos hace referencia a algo muy grande. Y al decirnos “Gozo” nos habla de sentir  alegría y deleite.

De manera entonces, que nos está diciendo que nos considerémonos muy dichosos, que nos sintamos muy felices, cuando nos encontremos viviendo pruebas y dificultadas.

(BLS)  Hermanos en Cristo, ustedes deben sentirse muy felices cuando pasen por toda clase de dificultades.

Sabemos que esto es imposible para cualquier ser humano normal, y para los creyentes, no es tan diferente. Sin embargo, debemos saber, que si la Palabra lo dice, es verdad y es posible.

Cuando Santiago nos habla de cuando os “Halléis” está hablando de encontrarnos en situaciones inesperadas, que de pronto caímos allí y ahora tenemos que hacerle frente

Es, como por ejemplo, cuando nos dicen de pronto que tenemos una enfermedad terminal, o que nuestro esposo nos informa que ha decidido dejar la casa, o cuando nos enteramos que un hijo nuestro “anda en camino de pecadores”

Caemos en situaciones de tal nivel de dolor e impotencia, pues no las vimos venir, no las esperábamos, y ahora estamos “en medio de la tempestad”, en el centro de un enorme desierto o en un horno demasiado caliente

Ante esto, podemos reaccionar de dos maneras:

  1. Deprimiéndonos:

Metiéndonos a la cama, llorar y luego dormir profundamente, hasta olvidar todo cuanto nos duele y nos incapacita. Dejando que el mundo se derrumbe y que acontezca lo que sea

  1. Comprometiéndonos con el mundo

Reaccionar como lo hacen todos los que no tienen temor de Dios: si mi esposo se fue, entonces buscarnos otro marido. Si tengo una enfermedad terminal, empezar a vivir como si fuera el último día y darle rienda suelta a mi alma con todo capricho, etc.

¡Ninguna de esas respuestas es la correcta¡ porque ninguna resuelve la situación, ni la mejora, ni nos restaura. ¡Necesitamos ayuda¡ Necesitamos sabiduría y necesitamos nuevas fuerzas.

La depresión en la mujer cristiana ¿Qué hacer?

¿Ante situaciones como estas, qué aconseja Santiago? El apóstol nos aconseja, que como verdadero pueblo de Dios, desarrollemos una verdadera fe en Cristo. Una fe que se refleje en frutos externos, que produce crecimiento cristiano

Para ello es importante saber que significa “PRUEBA”: Peirasmós no es tentación en el sentido que le damos a este término, sino prueba.

Es  una prueba que se hace con un fin, que el que es sometido a la prueba surja de ella más fuerte y más puro. Es decir, que esta prueba tiene un doble objetivo: fortalecer y purificar. ¿Cómo puede lograrse?

  1. Conociendo a Dios:

Necesitamos saber que Dios, entre sus muchos atributos, es Santo, y que por tanto no hay pecado en Él, no hay un atisbo de maldad, ni de mala intención, que Él no se goza en nuestro sufrimiento

Y que por tanto, nuestra realidad está en sus manos, y Él hará conforme a su voluntad en nuestra vida, sin olvidad que su voluntad es buena, agradable y perfecta.

Es buena porque nos santifica, es agradable por que por medio de la prueba nos permite conocerlo y caminar en sus mandamientos, y es perfecta porque nos conduce a la meta: ser cada vez, más parecidas a Cristo

  1. Con la actitud correcta

Empezar a tomar la actitud correcta para enfrentar la adversidad: tener sumo gozo, lo cual no es una reacción emocional, sino una respuesta consciente que me lleva a evaluar  las circunstancias desde la perspectiva de Dios,

Nos permite ver las pruebas como un medio para el crecimiento moral y espiritual. No nos gozamos de las pruebas en sí mismas, sino en sus posibles frutos.

  1. Con la comprensión correcta

Debemos comprender que el dolor, la aflicción, la angustia son frutos del pecado, y este pecado es un dolor crónico en nuestra vida. Que lo que vivimos es fruto de nuestro propio pecado.

Decir que el pecado es un dolor CRÓNICO, es decir que nos produce un dolor diario, constante, persistente, que no acaba y que a veces nos parece incurable

Como cristianos, todos estamos inmersos en la batalla crónica y diaria del dolor del pecado dentro de nosotros y con el dolor de los que sufren a nuestro alrededor.

Todos estamos gimiendo con cuerpos consumiéndose con varios dolores, con luchas relacionales, y con la lucha de todos los días de hacer morir el pecado por el Espíritu de Dios,

Este será nuestro gemir diario en las penas del pecado y el sufrimiento hasta que veamos a Jesús cara a cara. Entonces terminara toda lucha, y nos gozaremos.

Pero mientras tanto, debemos comprender que la muerte es fruto del pecado, la vejez, el dolor, la enfermedad, la soledad, el  miedo, la discordia, el alejarnos del Dios, es fruto del pecado.

Dios podría en un instante calmar nuestro dolor, nuestra enfermedad, nuestra aflicción, pero Él no opera así¡ Él necesita cumplir su propósito en nosotros. Él nos perfecciona a través de la prueba.

A menudo Dios utiliza las pruebas de fuego para producir una fe robusta y bien refinada. ”Sabiendo que la prueba de vuestra fe” es nuestra fe la que Dios pone a prueba y el resultado produce una alegría inefable que no estaría allí, si no hubiésemos conocido el dolor.

La depresión en la mujer cristiana ¿Necesita agradar a Dios?

Pero así como se refina nuestra fe, también nosotros somos perfeccionados como cristianos, como siervos de Dios. Él hace morir en nosotros el pecado que nos asedia

Mientras entendemos eso, y al ver que nuestro sufrimiento es crónico, y que muchas veces se agudiza,  nos vemos tentados, muchas veces a buscar soluciones fáciles:

  • Si solo tuvieras suficiente fe,

Pensamos que es de nosotros la fe, que nosotros la producimos, olvidando que está es un don de Dios. Entonces creemos que si por nuestra cuenta logramos tener más fe, estaríamos curadas hoy

  • Si solo leyeras la Biblia lo suficiente,

Creemos que si leemos más la Biblia, Dios nos oirá. Y en efecto, ¡debemos leer más la Biblia¡ pero solo leerla no basta, es preciso obedecerla, ponerla por obra.

  • Si solo confesares completamente tu pecado hoy,

Entonces Dios te libraría, y esto es verdad, pero si se acompaña de arrepentimiento genuino. Ese arrepentimiento que me hace cambiar de dirección, alejándome del mundo para acercarme más a Dios.

Los intentos de soluciones rápidas a las condiciones crónicas pueden producir tristemente un dolor más profundo, un sentimiento de culpa más grave, y una sensación persistente de que no estamos haciendo lo suficiente para apaciguar a Dios.

Soluciones rápidas a las condiciones que produce un pecado crónico a menudo causan más daño que bien. Y a menudo las soluciones rápidas se enfocan en un evangelio centrado en el hombre

Ese tipo de evangelio que promueve salvarte a tí mismo, en lugar de descansar en y vivir el evangelio centrado en Dios, de lo que Cristo ya hizo para salvarte. Reconocer que estábamos muertas en nuestros delitos y pecados pero ahora ¡tenemos vida!

El evangelio no es sobre si tenemos o hacemos lo suficiente para apaciguar a Dios. El evangelio es acerca de lo que hemos recibido de Dios en Cristo, y de la  lenta  pero segura fortaleza que Dios nos da para vivir agradándole.

La Biblia deja en claro que la mayoría del tiempo esto es un proceso largo que hay que soportar todos los días, para pelear la buena batalla de la fe, luchar diariamente contra el pecado, y fijar nuestra mente en las cosas de arriba.

La depresión en la mujer cristiana:  ¡Obteniendo la victoria¡

No es una solución rápida la que nos sacara de nuestra depresión o la que resolverá los problemas profundos en que nos encontremos.

Es sometiéndonos a un estilo de vida nuevo, en el que enfrentemos el dolor de manera que lo convirtamos en parte de un propósito más grande en nuestra vida, y no en toda tu vida.

Es un proceso de ser intencional con la forma en que pensamos sobre nuestro dolor que cambiará como te sientes y como vives.  Esto nos obliga a morir al pecado, morir a nuestro yo y a nuestra voluntad.

¿Cómo podemos lograr esto?

  1. Pensar apropiadamente

Esto solamente es posible “llevando todo pensamiento cautivo a Cristo”

2 Corintios 10:5 derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo,

Toda nuestra lucha empieza en la mente, por lo que se hace preciso renovar nuestro entendimiento. Con una nueva forma de pensar y ver las cosas, a la manera de Dios, entonces nuestro pensamiento estará cautivo en Él.

  1. y pensar en cosas “dignas de alabanza”

Filipenses 4:8  Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.

Será este nuevo estilo de vida, que poco a poco vayamos haciendo nuestra la perspectiva de Dios en nuestro sufrimiento y el pecado se convierta en nuestra propia perspectiva.

“Caminar de una manera digna del evangelio” fluye directamente de pensar profundamente sobre la realidad del evangelio, y aferrarse a las grandes y muy preciosas promesas santidad y vida nueva.

Cuando seas tentada a caer de nuevo en esa depresión crónica en tu vida como resultado de los problemas que nos atormentan todo el tiempo, ¿qué debes hacer?

Orar para que Dios soberanamente obre en tu realidad. Pero mientras oras con valentía por su intervención inmediata, utiliza día a día los medios normales de gracia: la lectura de la Palabra y participa en la Santa Cena del Señor

Y no dejes de congregarte, porque al hacerlo gozas del amor, el apoyo, el consuelo, la compañía de todas tus hermanas en la fe. Participas de esa hermosa coinonía que nos recuerda que tenemos una familia que cuida de nosotras

Poco a poco nuestros pensamientos serán llevados cautivos en obediencia a Dios, confiando en sus promesas, y obteniendo la fortaleza que necesitamos para aceptar su voluntad en nuestros problemas,

Y cuando seas tentada a dejar que tu sufrimiento domine tu vida, ¿qué debes hacer?

Orar para que Dios te dé el discernimiento para identificar el propósito de ese dolor, y mientras oras con mucha valentía para aceptar su voluntad y comprenderla,

No dejes de utilizar día a día los medios maravillosos de su gracia para recordar que este sufrimiento es ligero y momentáneo en comparación con su gloria y la eternidad con Él

2 Corintios 4:17 Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria;

Jamás olvidemos que todo sufrimiento tiene un propósito para los que tenemos a Cristo en nuestro corazón, y que este sufrimiento un día terminará, y podremos ver hacia atrás y nos gozaremos de la obra del Señor en nosotros.

Conclusión

Pensar correctamente traerá lentamente la manera correcta de vivir, e incluso el sentimiento correcto, para la gloria de Dios. Oremos constantemente para que el Señor nos revele su perfecta voluntad en las situaciones difíciles que vivimos.

Y recordemos apreciar el milagro a largo plazo, que hace de toda verdadera cristiana, una mejor y más hermosa mujer: ser cada vez más parecidas a Cristo

De manera entonces que no se trata solo de estar sanas, fuertes, felices, solventes o exitosas! Se trata de parecernos más a Cristo. Y entonces ¡¡que haya sumo gozo cuando nos hallemos en diversas pruebas!!

Y disfrutemos, y apreciemos y hagamos nuestros los frutos resultantes de vivir gozosas esas pruebas:

  • En el proceso de ser probados, nos hacemos mujeres más justas, más sensibles y más misericordiosas.
  • Nos hacemos más fuertes y constantes en la fe.
  • Nos convertimos en un testimonio para el que nos ve. Nos santifica, nos purifica

Además, aprendamos a ver que cada prueba que llega a nuestra vida, es una maravillosa oportunidad para:

  • Conocer más a Dios
  • Amarle, por su misericordia a nuestra vida
  • Obedecerle  en gratitud a su gracia infinita

Y como resultado final: nos vamos pareciendo más a Cristo, vemos la Gloria de Dios, nuestra vida es transformada, tenemos paz y gozo en nuestro corazón, y podremos decir: Mi Dios ¡ahora mis ojos te ven¡