¿Dónde está tu fe? ¿Dónde está vuestra fe? Esta es la expresión con la que el Señor prueba la fe, esa fe que viene de oír la Palabra de Dios, de que tanto la creemos y la ponemos por obra, en esos momentos difíciles, en los que parece que Él nos ha dejado solos.

Lucas 8:22-25 “Aconteció un día, que entró en una barca con sus discípulos, y les dijo: Pasemos al otro lado del lago. Y partieron.

Pero mientras navegaban, él se durmió. Y se desencadenó una tempestad de viento en el lago; y se anegaban y peligraban.  Y vinieron a él y le despertaron, diciendo: ¡Maestro, Maestro, que perecemos!

Despertando él, reprendió al viento y a las olas; y cesaron, y se hizo bonanza.  Y les dijo: ¿Dónde está vuestra fe? Y atemorizados, se maravillaban, y se decían unos a otros: ¿Quién es éste, que aun a los vientos y a las aguas manda, y le obedecen?

¿Dónde esta tu fe?

Podemos ampliar nuestra visión con respecto a esta pregunta que de manera audible la podemos escuchar de parte del Señor, cada vez que dudamos de su poder, de su amor, de su Verdad, analizando los Textos paralelos:

Marcos 4:40-41  “Y les dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe?   Entonces temieron con gran temor, y se decían el uno al otro: ¿Quién es éste, que aun el viento y el mar le obedecen?”

Mateo 8:26  “Él les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande bonanza.”

La fe viene por el oír y el oír por la Palabra de Dios, ante ellos está el hijo de Dios, el Yo Soy, el camino, y la verdad, y la vida, y como lo menciona Juan en su primer capítulo, frente a ellos está el logos, la Palabra encarnada, la Palabra viviente,

Y Cristo ha pronunciado Su Palabra “pasemos al otro lado”, sabemos que Su Palabra dice “que su iglesia va al cielo, y nada ni nadie va a impedir que el cuerpo de Cristo llegue a la plenitud de la vida eterna,

Pero mientras llegamos a nuestro destino final las experiencias de la vida probaran nuestra confianza en Dios y en Su Palabra, esto es la fe probada.

Veremos tanto la importancia de oír bien la Palabra de Dios, así como el peligro de no oírla, u oírla por falsas motivaciones, y que es esa confianza en Dios y en su Palabra la que nos sostienen en medio de la tormenta más feroz, o en medio de la prueba más difícil que tengamos que atravesar.

Hagamos esta reflexión a la luz de los Versículos relacionados:

  • ¿Dónde esta tu fe?  tened cuidado de cómo oís la Palabra .

Jesús les dijo “pasemos al otro lado” Lucas 8: 22.b

Ellos oyeron la voz del Señor, pero la pregunta que  debemos hacernos es ¿cómo oyeron? sabiendo muy bien nosotros que “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios. Romanos 10:17“

Con respecto a la responsabilidad de los hombres en el asunto de oír o prestar atención, en los Evangelios se enfatizan tres cosas:

  • ¿Dónde esta tu fe? Algunos son duros para oír la Palabra de Dios

Isaías 40:21  ¿No sabéis? ¿No habéis oído? ¿Nunca os lo han dicho desde el principio? ¿No habéis sido enseñados desde que la tierra se fundó?

(NVI 1984)  ¿Acaso no lo sabían ustedes?  ¿No se habían enterado? ¿No se les dijo desde el principio?  ¿No lo entendieron desde la fundación del mundo?

Todos o casi todos hemos oído y sabemos de los mandamientos de Dios, pero no escuchamos, no abrimos nuestro corazón, no podemos entender, no podemos acercarnos a Él, pues es de Dios el atraernos a Cristo,

Dándonos un corazón nuevo, poniendo de Su Espíritu en nosotros y permitiéndonos renovar nuestro entendimiento para escuchar Su Palabra y obedecer Sus mandamientos y ponerlos por obra.

  • ¿Dónde esta tu fe? ¿Escuchas solamente por diversión?

Ezequiel 33:31-32 “Y vendrán a ti como viene el pueblo, y estarán delante de ti como pueblo mío, y oirán tus palabras, y no las pondrán por obra; antes hacen halagos con sus bocas, y el corazón de ellos anda en pos de su avaricia.

Y he aquí que tú eres a ellos como cantor de amores, hermoso de voz y que canta bien; y oirán tus palabras, pero no las pondrán por obra.”

Muchos escuchan la Palabra e incluso manejan un lenguaje cristiano que nos hace pensar que son grandes conocedores de las Escrituras, pero sus vidas, sus testimonios están lejos de reflejar el carácter de Cristo.

Les parece emocionante, atractivo y útil para aquietar sus almas, para dar esperanza a situaciones críticas de la vida cotidiana, pero siguen aferrados a sus fuerzas, a sus capacidades y habilidades para resolver y salir adelante.

Todo esto es escuchar la Palabra solo por diversión sin llegar al conocimiento del Verdadero y Único Dios. Sin llegar a la dependencia de Él en-medio de las pruebas

  • ¿Dónde esta tu fe? Escuchas solamente para criticar 

Lucas 11:53-54” Diciéndoles él estas cosas, los escribas y los fariseos comenzaron a estrecharle en gran manera, y a provocarle a que hablase de muchas cosas;  acechándole, y procurando cazar alguna palabra de su boca para acusarle.”

Este tipo de personas abundan, y debemos dar gracias a Dios por ellas, pues es gracias a los escribas y fariseos que el Señor Jesús nos dejó tantas enseñanzas de las cuales hoy aprendemos mucho.

Ellos lo buscaban para “cazar alguna palabra de su boca para acusarle”. O tenían otro propósito que encontrar errores en Él, de igual forma, muchos llegan a la congregación para “ver en qué se equivoca” el predicador, en qué se contradice para alegar el por qué no se congregaran más. 

  • ¿Dónde esta tu fe? ¿Escuchas con el fin de obtener verdadera sabiduría? 

Hechos 17:10-11 “Inmediatamente, los hermanos enviaron de noche a Pablo y a Silas hasta Berea. Y ellos, habiendo llegado, entraron en la sinagoga de los judíos.

Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así.”

 Se le da buen uso a la Palabra escuchada cuando se usa para la edificación y dar Gloria a Dios. Se le da mal uso cuando la aprovechamos para mercadear con el Evangelio.

En ese sentido, los de Tesalónica, al igual que nosotros, escuchaban la Palabra con toda solicitud, escudriñando para confirmar que lo que hemos escuchado es conforme a lo que Dios nos quiere decir en las Escrituras.

Y una vez confirmada, ponerla por obra y con ello edificar nuestras vidas para la Gloria del que nos llamó. Al ponerla por obra, vamos avanzando en las pruebas de fe  a las que el Señor nos somete.

  • Para responder ¿Dónde esta tu fe? es necesario oír bien la Palabra de Dios

Veamos el contexto del Capítulo 8 de Lucas, para darnos cuenta de que habla de la importancia de oír bien la Palabra de Dios.

Lucas 8:21  “El entonces respondiendo, les dijo: Mi madre y mis hermanos son los que oyen la palabra de Dios, y la hacen.”

Lucas 8:13-15  “Los de sobre la piedra son los que habiendo oído, reciben la palabra con gozo; pero éstos no tienen raíces; creen por algún tiempo, y en el tiempo de la prueba se apartan.  

La que cayó entre espinos, éstos son los que oyen, pero yéndose, son ahogados por los afanes y las riquezas y los placeres de la vida, y no llevan fruto. Más la que cayó en buena tierra, éstos son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y dan fruto con perseverancia.”

Todo el contexto nos habla de la importancia de escuchar la Palabra, escucharla bien y los beneficios de ponerla por obra:

  • Nos incorpora a una nueva familia:

Nos permite formar parte de la familia de Dios “mi madre y mis hermanos son los que oyen la Palabra de Dios y la hacen”,

  • Cambia nuestro corazón

Nos confirma tener un corazón bueno y recto, pues solo con un corazón nuevo, que solo Dios nos da cuando nos permite nacer de nuevo, podemos escuchar detenidamente la Palabra, acercarnos a Él y creer en Cristo Jesús.

  • Nos da convicción:

Nos da la certeza de que podremos “retener” la Palabra oída y ponerla por obra, conduciéndonos a una vida nueva, a una vida transformada, un entendimiento renovado y una fe viva.

  • Nos da garantía

Y nos da la garantía de que “daremos fruto con perseverancia”, es decir, no desmayaremos ante las dificultades de la vida cristiana, no seremos siempre igual, sino que daremos fruto, no de la carne, sino del Espíritu,

Conduciéndonos con sabiduría, con paz y gozo en el corazón, con dominio propio, con mansedumbre y bondad, y sobre todo, que podremos amar, primeramente a Dios, con todo nuestro corazón, con toda nuestra mente y con todas nuestras fuerzas,

Pero que también podremos amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos y que amaremos a nuestros enemigos ¡fruto maravilloso! Privilegio único de los hijos de Dios.

  • ¿Dónde esta tu fe? !Cuidado con los sentidos¡

Debemos de tener cuidado con nuestros sentidos, ya que pueden engañarnos:

 a. Nuestra percepción puede engañarnos.

Números 13:1-2 “ Y Jehová habló a Moisés, diciendo: Envía tú hombres que reconozcan la tierra de Canaán, la cual yo doy a los hijos de Israel; de cada tribu de sus padres enviaréis un varón, cada uno príncipe entre ellos.”

 Números 13:28 “Más el pueblo que habita aquella tierra es fuerte, y las ciudades muy grandes y fortificadas; y también vimos allí a los hijos de Anac.”

Números 13:31  “Más los varones que subieron con él, dijeron: No podremos subir contra aquel pueblo, porque es más fuerte que nosotros. “

Ellos basan la credibilidad de la Palabra de Dios “Yo doy”, en lo que ven, en lo tangible. Dios les garantiza con Su Palabra audible “Yo doy a los hijos de Israel”, pero esta garantía se pierde ante lo que sus ojos ven “ellos son más fuertes que nosotros”.

Es importante que podamos discernir para que nuestra percepción de la realidad que vivimos, que nos rodea, no nos engañe y nos aleje de las promesas divinas.

b. El sentir puede engañarnos.

Mateo 14:28-30 “Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame!”

 (NVI 1999)  “Pero al sentir el viento fuerte, tuvo miedo y comenzó a hundirse. Entonces gritó: ¡Señor, sálvame! Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?”

 El problema de Pedro se dio en el momento en que “empezó a sentir”: sintió el fuerte viento, sintió miedo, sintió que se hundía, simplemente “sintió”. Nuestro sentir puede engañarnos con ello apartarnos de la fe, de la promesa, de la Verdad de la Palabra ¡puede engañarnos!

El sentimiento nos hace olvidar la Palabra que hemos oído,  cómo la oímos y de quién la hemos oído.

Volvamos a nuestro texto de referencia.

Lucas 8:23-25 “Pero mientras navegaban, él se durmió. Y se desencadenó una tempestad de viento en el lago; y se anegaban y peligraban. Y vinieron a él y le despertaron, diciendo: ¡Maestro, Maestro, que perecemos! Despertando él, reprendió al viento y a las olas; y cesaron, y se hizo bonanza. Y les dijo: ¿Dónde está vuestra fe?”

Se olvidaron que el que estaba con ellos era el mismísimo Dios, que Él ya les había “garantizado” que pasarían al otro lado, tenían la certeza de que esa noche no morirían, pues de ser así, el Señor se los habría dicho.

Es importante no olvidar en Quien hemos creído, Quien es el que nos llamó, Quien es el que mora en nosotros a tal punto de hacernos templo  y morada, no olvidar Quien es Dios: el Soberano, el Inmutable, el Altísimo, el Gran Yo Soy.

Conclusión.

  • Jesús esta tan confiado que se duerme tranquilamente.
  • Si Jesús está contigo, tu vida no se va a hundir.
  • Si Jesús es tu maestro no vas a perecer, su enseñanza es verdad, es vida.
  • Jesús es omnipotente, es Dios de la creación y su creación le obedece.
  • La experiencia debe llevarte a santificar tu vida desarrollando “más confianza y menos incredulidad”

1 Juan 5:4-5 “Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?”