¿Por Qué Meditar Y Obedecer La Palabra De Dios? Solemos leer la Escritura, pero rara vez dedicamos tiempo a la meditación de esa lectura,

Y aún más difícil, es pensar en obedecer aquello que hemos leído y meditado, de manera que no gozamos de las bondades de la práctica de leer, meditar y obedecer la Escritura.

Texto de referencia:

Salmo 119:97  ¡Oh, cuánto amo yo tu ley! Todo el día es ella mi meditación.

Encontramos a un hombre que ama profundamente la Ley de Dios, y que dedica mucho tiempo a la meditación de esa Ley

Y no deja de llamar la atención, que en su expresión no se encuentra petición alguna, sino, solamente la expresión de un deleite en la Palabra

La clave de ese deleite se encuentra en mantener una estrecha comunión con Dios, que da como fruto, una constante meditación y obediencia al mandamiento divino

Por lo que podemos decir, que el propósito de todo creyente, en leer y meditar la Palabra de Dios, siempre ha de ser, poder obedecerla y aplicarla a su propia vida

De manera entonces, que en el hecho de leer y meditar las Escrituras, encontramos dos propósitos fundamentales, que son: la comprensión y la acción

¿Por qué meditar y obedecer la Palabra de Dios?

Porque como creyentes fieles, sabemos que la verdadera sabiduría va mucho más allá del simple conocimiento acumulado en nuestro intelecto

La sabiduría consiste en poner en práctica ese conocimiento adquirido en cada situación que nos imponga la necesidad de tomar decisiones

Somos sabios cuando aplicamos el conocimiento que tenemos de la Escritura, para cambiar nuestra vida, para transformar nuestro carácter,

Cuando meditamos y obedecemos la Palabra de Dios, estamos permitiendo que sea Dios el que nos guie conforme a lo que Él nos ha enseñado

  1. Meditar y obedecer la Palabra de Dios, es un acto de amor

De manera especial, nuestra acción de obedecer la Escritura, es un acto de agradecimiento a Dios

Salmo 119:97  ¡Oh, cuánto amo yo tu ley!Todo el día es ella mi meditación.

(BLS)  ¡Tanto amo tus enseñanzas que a todas horas medito en ellas!

La acción de meditar y obedecer la Ley de Dios, y deleitarnos en ello, implica comprender en qué consiste esa Ley, cómo la estamos viendo.

Para eso, es necesario saber ver la Ley de Dios, entendiendo que esa Ley no solo es restricción e impedimento,

Sino todo lo contrario, debemos ver la Ley de Dios como el medio a través  del cual podemos lograr una meta u objetivo.

¿Cuál ha de ser nuestro objetivo al meditar y obedecer la Ley de Dios? Poder encontrar dirección, enseñanza e instrucción para nuestro caminar diario.

Los ancianos y hombres sabios de Israel, responsables de instruir a los más jóvenes, tenían como objetivo, cultivar el temor del Señor

Es decir, que el propósito de toda instrucción en la Ley de Dios, ha de ser, permitirnos vivir conforme a lo que Dios espera de cada uno de nosotros

  • ¿Por qué obedecer la Ley de Dios?

Según nuestra forma de vida y las consecuencias que hemos tenido que sufrir por nuestras acciones, nos hace tener diferentes motivaciones para la obediencia.

Así, muchos de nosotros podemos someternos a la obediencia a Dios por que le tememos a su castigo, o porque nos sentimos culpables

Y peor aún, podemos estar dispuestos a la obediencia, porque creemos, que por medio de ella gozaremos de beneficios. Es decir, nos mueve el interés.

Meditar y obedecer la Palabra de Dios es un acto de amor

Todas estas motivaciones, y muchas más que pudiéramos tener, son motivaciones equivocadas para la obediencia,

De suerte tal, que nos llevan a una obediencia temporal y muy esforzada, con pocos frutos.

No podemos negar, que temer a Dios, es un principio de sabiduría:

Proverbios 1:7 El principio de la sabiduría es el temor de Jehová;

Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza.

Sin embargo, vale preguntarnos ¿Por qué le tememos a Dios? Y es allí donde debemos ampliar nuestra visión, nuestra forma de ver la obra de Dios en nosotros

Cuando logramos comprender qué fue lo que Dios hizo por nosotros, de qué problema nos libró, cuánto nos amó y a qué estuvo dispuesto nuestro Señor,

Entonces, la única respuesta lógica que podemos tener es ¡amarle¡ y no como una simple expresión, sino como una acción de obediencia y servicio.

Si amamos a Dios, no podemos dejar de amar su Palabra, y ese amor no se puede expresar de otra manera que no sea obedeciendo sus mandamientos.

Así pues, obedecemos la Ley de Dios porque reconocemos todo lo que Dios ha hecho por nosotros y en nosotros

  • Obediencia y a amor a Dios

Obediencia y amor son dos términos que no podemos desligar, porque si amamos, entonces obedecemos,

Y obedecemos porque amamos. Y el amor a Dios, se relaciona con el amor a Su Palabra, y si amamos la Palabra, no podremos menos, que meditar en ella,

Pero la meditación se acompaña de la obediencia¡ tanto reflexionamos en lo qué Dios nos dice, que comprendemos claramente la necesidad de obedecer esa Palabra.

Y lo maravilloso de la obediencia, es que mientras más sometidos estamos a los mandamientos divinos, más certeros seremos en tomar las decisiones correctas.

Josué 1:8  Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él,

para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.

No podemos dudar, que el éxito en nuestra vida depende radicalmente, de nuestra vida de obediencia a la Palabra de Dios

Y esa obediencia no ha de ser fruto de motivaciones humanas equivocadas, sino, una obediencia por amor a Dios

Salmo 1:2-3  Sino que en la ley de Jehová está su delicia,  Y en su ley medita de día y de noche.

Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas,(A)  Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae;

 Y todo lo que hace, prosperará.

  • Obediencia y decisiones correctas:

Si reconocemos la Verdad de la Escritura, no podremos dudar de la bendición que implica su obediencia.

Así que, en las diferentes situaciones que enfrentamos en la vida, tenemos la oportunidad de comprobar esa Verdad de Dios

Y en la medida que caminamos, vamos viviendo constantes encrucijadas que nos obligan a tomar decisiones correctas,

Pero cada decisión que debamos tomar, es una maravillosa oportunidad para escoger hacer la voluntad de Dios

Solo tenemos dos opciones: obedecemos la voluntad de Dios expresa en su Palabra o hacemos nuestra voluntad

De manera que, cada vez que nos preguntemos ¿Cuál, exactamente, es la decisión que debemos tomar?

No dudemos de la tremenda bendición que conlleva la obediencia ¡si amamos a Dios, obedeceremos su Palabra¡ Haremos su Voluntad.

  1. Meditar y obedecer a la Palabra de Dios es un acto de fe.

Salmo 119:98-100  Me has hecho más sabio que mis enemigos con tus mandamientos, Porque siempre están conmigo.

Más que todos mis enseñadores he entendido, porque tus testimonios son mi meditación.

Más que los viejos he entendido, Porque he guardado tus mandamientos;

¿Qué piensas de y acerca de los mandamientos? Muchos piensan que los mandamientos de Dios tienen el propósito de No permitirles disfrutar de la vida.

De suerte tal, que se preguntan por qué Dios nos permite tener tantos deseos y al mismo tiempo nos prohíbe saciarlos

La fe siempre nos lleva a la obediencia a Dios

Muchos están viendo en los mandamientos divinos un tremendo obstáculo para alcanzar la felicidad tan anhelada.

Y ven a Dios como un soberano que solo es prohibición y negación, que ha creado todo pero que nos impide su deleite

¡Cuán lejos estamos de la Verdad de Dios y su deleite¡ aún no hemos comprendido la naturaleza del mandato divino

  • ¿Qué hacen los mandamientos de Dios en nuestra vida?

El salmista nos dice, que los mandamientos de Dios le han hecho más sabio que sus enemigos.

Y le han permitido tener más discernimiento y más cordura que todos aquellos que le han enseñado, y aún que los mismos ancianos

De manera entonces, que los mandamientos de Dios delimitan nuestra vida, y su obediencia nos permite alcanzar un nivel superior a la sabiduría del mundo

Si nos sometemos en obediencia a la Palabra de Dios, no hay duda que llegaremos a tener una sabiduría superior a la que tengan nuestros enemigos en este mundo,

Y aún, será superior a la sabiduría que enseñan los hombres de ciencia, y aún, a la sabiduría de aquellos ancianos que siguen viviendo conforme a este mundo pecaminoso

Daniel 6:3  Pero Daniel mismo era superior a estos sátrapas y gobernadores, porque había en él un espíritu superior;

y el rey pensó en ponerlo sobre todo el reino.

Así es que la fe y la obediencia van de la mano. Si creemos en la Verdad de Dios, también obedeceremos a su mandamiento.

  • Meditar y obedecer la Palabra de Dios contradice la lógica

En muchas ocasiones, podrá parecernos que obedecer a Dios y su Palabra es ilógico, que carece de sentido

Sobre todo porque nuestros ojos nos engañan y lo que vemos contradice lo que Dios establece.

Y esto muchas veces es así, porque carecemos de toda la información que nos gustaría tener en el momento oportuno, para poder creer y confiar.

Pero también la obediencia a Dios nos puede parecer ilógica porque la instrucción de la Palabra parece contraria a la realidad que vivimos

La Escritura nos puede decir que hagamos algo que a la luz de lo que pasa en el momento o de las probabilidades de éxito, no tiene sentido, no parece real.

Génesis 7:1-5  Dijo luego Jehová a Noé: Entra tú y toda tu casa en el arca; porque a ti he visto justo delante de mí en esta generación…

 Porque pasados aún siete días, yo haré llover sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches;

 y raeré de sobre la faz de la tierra a todo ser viviente que hice.  E hizo Noé conforme a todo lo que le mandó Jehová.

Un buen ejemplo, lo encontramos en Noé, que según nuestra forma de pensar, lo que Dios le decía que hiciera carecía de sentido,

Y no solo eso, sino también que las probabilidades de que pasara todo lo que Dios le revelaba, eran mínimas.

Pero encontramos un hombre de fe, que obedeció a Dios, contra todo pronóstico, demostrándonos que ¡la obediencia también es un asunto de fe¡

  1. Meditar y obedecer la Palabra de Dios es el rasgo distintivo del cristiano

1 Juan 2:3-6  Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos.

El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él;

 pero el que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él.

El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.

La obediencia a Dios debe ser total! No se trata de escoger aquello de la Escritura con lo que estoy de acuerdo para obedecerlo

Sino que Dios demanda obediencia a Toda su voluntad expresa en la Escritura, y no es de su agrado que andemos en contra de sus mandamientos.

El verdadero cristiano medita y obedece la Palabra

Si nos llamamos hijos de Dios, si decimos que somos cristianos, entonces nos debemos distinguir por la obediencia a sus mandamientos.

  • La Palabra de Dios, nuestra guía

Habrá situaciones en nuestra vida, que a nuestros ojos serán tan específicas, que creeremos No encontrar la instrucción adecuada en las Escrituras

Pero debemos saber, que la Biblia es nuestra norma de fe y autoridad, y que en ella se contempla todo el quehacer de la vida del hombre

De manera que No hay nada que la Biblia no nos lo diga, solo debemos ser acuciosos para encontrar la respuesta de Dios a cada vivencia

Para encontrar una respuesta de Dios en la Biblia, ante situaciones específicas que estemos viviendo, podemos preguntarnos:

¿Hay en la Biblia algún mandato concreto que te indica qué hacer en esta situación? ¿Algún principio claro?

¿Es el carácter de Dios una indicación de lo que debes hacer? ¿Cómo es Dios? ¿Qué haría Él? ¿Qué espera Dios de mí, de mi testimonio?

La respuesta a esta pregunta nos deja ver qué tanto la Palabra de Dios es nuestra guía¡

  • Meditar y obedecer la Palabra de Dios tiene un costo

Salmo 119:101  De todo mal camino contuve mis pies, Para guardar tu palabra.

(Jer 2001*)  Aparto mis pasos del mal camino, para guardar así tu palabra.

La «Palabra» de Dios siempre nos indica los pensamientos y voluntad divina, para que los conozcamos y obedezcamos

Y el salmista dice “Contuve mis pies” es decir que este hombre tuvo que refrenar su pasión y su deseo de participar en el mundo

Refrenar sus pies para no caminar en camino de pecadores, en el engaño de un mundo caído, donde toda tentación aparece como un espejismo

De manera que, para poder someternos a la Voluntad de Dios, para poder obedecer su Palabra y alejarnos de  la vida desenfrenada y sus indiscutibles consecuencias.

Se hace preciso “contener nuestros pies” apartar nuestros pasos del mal camino, y poder así, guardar la Palabra preciosa de santidad y perfección

  • Un mundo sin temor de Dios

Vivimos en un mundo que en casi todo lo que hace,  No toma en cuenta a Dios, y de muchas formas hace lo que a Dios le desagrada.

Así que, las probabilidades de que salgamos perdiendo o ganemos menos por No obedecer a Dios, son muchas.

No podemos olvidar que en nosotros permanecen los deseos de la carne, una inclinación natural al pecado.

Y esa naturaleza de pecado siempre se va a rebelar contra todo deseo de santidad y obediencia a Dios, contra todo deseo del Espíritu,

Entonces, conociendo esa realidad nuestra, cada vez que tengamos la tentación de No obedecer a Dios, y encontremos todo tipo de razones para ello,

Empecemos a auxiliarnos del Espíritu Santo, y aunque no tengamos ganas ni estemos convencidos que la vida de santidad es nuestra mayor bendición,

Tengamos paciencia, y sostengámonos firmes en la Verdad de la Palabra, porque el Señor irá obrando poco a poco en nuestro corazón y mente.

Así que, comprometámonos con la voluntad de Dios y una vida de santidad. Determinemos en nuestro corazón hacer lo que Dios y su Palabra nos indican que hagamos.

Y hagámoslo sin excepciones. Sin excusas. Sin justificación alguna. Comprometámonos con el Señor y su Palabra,  y seamos fieles a nuestro compromiso.

  • Meditar y obedecer la Palabra de Dios nos guarda

Salmo 119:101-102  De todo mal camino contuve mis pies, Para guardar tu palabra.

 No me aparté de tus juicios, Porque tú me enseñaste.

Cuando luchamos por apartar nuestros pies del mal camino, no hay duda que el Señor nos guarda del dolor que provocan las malas decisiones.

La obediencia a la Palabra de Dios tiene como propósito ahorrarnos el sufrimiento que acarrea el pecado y todas aquellas acciones que hacemos de espaldas a Él.

La obediencia a la Palabra, nos protege de:

Asociaciones ilícitas:

Obedecerle a Dios nos ahorra el dolor que acarrea decirle “No” al grupo del trabajo que nos propone algo deshonesto.

Nos libra de la vergüenza, del deshonor, de la cárcel y de las muchas dificultades que se obtienen de caminar fuera de la ley del hombre y de la ley de Dios

Sexo ilícito, embarazos adolescentes

La obediencia a Dios ahorra muchas dificultades a esa joven que queda embarazada y ahora tiene que criar a un hijo sola.

Dificultades a ese joven, que al enfrentarse a una paternidad prematura, le trunca todas las posibilidades de desarrollo profesional, intelectual, espiritual

Familias destruidas;

Obedecer la Ley de Dios, nos ahorra el dolor de caer en adulterio, en engaño e infidelidades que destruyen años de matrimonio, y familias completas

  • Meditar y obedecer la Palabra de Dios trae gozo a nuestra vida.

Salmo 119:103  ¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras!  Más que la miel a mi boca.

Una de las estrategias que utilizaban los profesores de niños en algunas escuelas de Israel, era hornear los mandamientos de Dios en galletitas y echarles miel.

Y de esa manera, los niños asociaban el sabor dulce de la miel con el sabor dulce de obedecer la Palabra de Dios.

¿Por qué meditar y obedecer la Palabra de Dios?

Nosotros los creyentes, podemos asociar la dulzura de la Ley de Dios con todo lo que Él ha hecho en nuestra vida

Dios ha cambiado, todo lo triste y amargado que había en nuestra vida, por lo que a Él le sabe bien.

El efecto de la Palabra de Dios en la vida del hombre nuevo, es una vida transformada, fructífera, vida nueva y abundante

Una vida llena de esperanza viva al comprobar la Verdad de sus promesas, al verlas cumplidas en la vida de su iglesia

Y de esa manera, la obediencia a Dios siempre traerá gozo a nuestra vida porque nos libra del pecado, del engaño del mundo y de la mentira de satanás.

Conclusión.

Salmo 119:104  De tus mandamientos he adquirido inteligencia;

 Por tanto, he aborrecido todo camino de mentira.

Meditar y obedecer la Palabra de Dios trae bendición a la vida del creyente, pues le hace sabio para caminar en un mundo caído y engañoso

La Palabra de Dios nos afirma en la Verdad y nos da discernimiento para desechar todo camino de mentira.

La obediencia a la Ley de Dios trae gozo, paz, fruto a la vida del creyente, porque esa obediencia santifica y moldea nuestro carácter a semejanza de Cristo.

Palabras y frases significativas:

Testimonios: edût (עֵדוּת, H5715), «testimonio; ordenanza», El vocablo se refiere a los Diez Mandamientos como mandato o deber de origen divino.

El término a veces se refiere a toda la Ley de Dios: «La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma: El testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo» (Sal_19:7).

Meditación: meditación, pensamiento piadoso, o sea, acción de pensar de manera considerada acerca de una persona o asunto, con un enfoque en la manera correcta de responder a la información (Job 15:4; Sal 119:97, 99)

Dedicando tiempo en quietud y usualmente solo, acercándose a Dios y escuchándole, reflexionar en su Palabra, su creación, sus grandes obras u otros aspectos de su misma revelación.

Amor: En términos generales, este verbo equivale al vocablo «amar» en castellano, o sea, un marcado sentimiento de atracción y deseo hacia algo o alguien que se quiere poseer o estar con él.

Ley: Tôrah no es restricción ni impedimento, sino todo lo contrario, el medio por el que se puede lograr una meta u objetivo.En la literatura sapiencial, el significado principal de este nombre es «dirección, enseñanza, instrucción». El objetivo de la «instrucción» de los sabios de Israel, que tenían a su cargo la instrucción de los jóvenes, era cultivar en ellos el temor del Señor para que pudieran vivir conforme a lo que Dios esperaba de ellos.

Mandamientos: El plural de mitswah a menudo denota una recopilación de leyes impartidas por revelación divina. Son la «palabra» de Dios: «¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra» (Sal_119:9). También se les llama «mandamientos de Dios».

 

Entendido: El significado fundamental de sakal parece ser «mirar, prestar atención», como lo ilustra el siguiente paralelismo: «Para que vean y conozcan; para que juntos reflexionen y entiendan» (Isa_41:20). De lo anterior se desarrolla la idea de perspicacia, comprensión intelectual: «No se alabe el sabio en su sabiduría … Más bien, alábese en esto el que se alabe: en entenderme y conocerme» (Jer_9:23-24 rva ).

Testimonios: edût (עֵדוּת, H5715), «testimonio; ordenanza», El vocablo se refiere a los Diez Mandamientos como mandato o deber de origen divino. El término a veces se refiere a toda la Ley de Dios: «La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma: El testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo» (Sal_19:7).

Más que los viejos he entendido(cordura): bîn (בִּין, H995), «comprender, ser capaz, actuar sabiamente, considerar, prestar atención, tomar en cuenta, notar, discernir, percibir, indagar»Son coherentes en sus acciones y en la toma de decisiones. Es lo opuesto a la locura, a la enajenación mental o insania, que padecen aquellos cuyas decisiones, opiniones y acciones se muestran desatinadas, impensadas, arrebatadas y peligrosas.