Prisionero De Jesucristo.[1] ¿Qué significa ser un prisionero de Cristo Jesús? ¿Por qué habríamos de ser prisioneros de Él?

Y si no somos prisioneros de Jesucristo ¿Somos prisioneros de alguien más?

Texto de referencia.

Filemón 1:1  Pablo, prisionero de Jesucristo, y el hermano Timoteo, al amado Filemón, colaborador nuestro,

Comencemos esta reflexión contemplando cómo la vida había cambiado dramáticamente para Pablo.

Hubo un tiempo en el que el entonces conocido como Saulo, perseguía a los cristianos y ordenaba que se les mandaran a encarcelar, y ahora es él quien está en la cárcel.

Pero él está en la cárcel por Jesús, Pablo es un prisionero de Cristo, no de Roma.

Pablo reconoce que para poder expandir el Evangelio, Dios quería que fuera un prisionero

“Efesios 3:1 Por esta causa yo Pablo, prisionero de Cristo Jesús por vosotros los gentiles;”

Debemos observar que él no se queja por estar en una cárcel porque sabe quién es Dios y cuál es su llamado como apóstol a los gentiles.

Pablo sabe que un Dios soberano esta en control de todo lo que acontece.

De acuerdo a la soberanía de Dios, Él es capaz de tomar  un acto humano de maldad (el encarcelamiento de cristianos) y utilizarlo para su gloria.

Dios no está en el mismo nivel que el bien y el mal, Él está por encima de esto y Él puede usar los actos malos del hombre para el bien.

Verdades teológicas sobre un prisionero de Jesucristo

Consideremos algunas de ellas:

  1. Pertenecemos a Cristo

Tú no te perteneces a ti mismo. Tú eres de Cristo. Tú has sido comprado con el precio de la sangre de Jesús.

En las palabras del Catequismo de Heidelberg, la pregunta y respuesta 1 dice.

Pregunta:

¿Cuál es tu propio conforte en la vida y en la muerte?

Respuesta:

Que yo, con cuerpo y alma, en la vida y en la muerte, no me pertenezco, sino que pertenezco a mi fiel salvador Cristo Jesús;

Quien con su preciosa sangre a satisfecho completamente por todos mis pecados, y me ha librado de todo el poder del diablo, y así me preserva

Que sin la voluntad de mi Padre celestial no puede caer ni un solo cabello de mi cabeza; si, que todas las cosas deben estar subordinas a mi salvación,

Donde Él por su Santo Espíritu también me asegura con la vida eterna, y me hace dispuesto y listo, de ahora en adelante, para vivir por El.”

  1. El Espíritu Santo nos da vida

Le perteneces a Cristo por medio de la vida nueva que nos es dada por el Espíritu Santo.

Cristo es el nombre griego de Mesías y literalmente significa el ungido. Cuando le perteneces a Jesús significa que vas a ser ungido por el Espíritu Santo.

Debes recibir al Espíritu Santo para que así tengas una nueva vida espiritual. Eres nacido de nuevo, hecho nuevo, y recibes una nueva naturaleza espiritual.

Tú vives por el fruto del Espíritu y disfrutas los dones del Espíritu para formar parte de la construcción de la iglesia.

¡No eres “de Cristo” a menos que tengas el Espíritu Santo¡

  1. Le perteneces a Jesús el Salvador.

El no solo te salva una vez, sino que además, mientras creas en Él, día con día, Él te salva de ti mismo, del mundo, y de Satanás.

Ahora, si tú no puedes clamar a Dios y arrepentirte de verdad, debes pedirlo si eres “de Jesús”.

No solo debes arrepentirte, sino que además, tal como lo veremos con Filemón y Onésimo, se te pedirá que perdones a otros por pecar en contra tuya.

Si tú fallas en hacer esto, hay razón para creer que tú No eres “de Jesús” (Mateo 18:21f).

  1. Cristo No es prisionero nuestro

Finalmente, el creyente es un prisionero de Cristo, y no al revés,  Jesús no es tu prisionero.

No puedes hacer que Él haga todo lo que quieras y demandas, todo aquello por lo que  oras y clamas.

Eso sería un ídolo, buscando manipular lo divino. Pero tú le perteneces a Él. Debes hacer lo que a Él le place.

Pablo le instruirá a Filemón de que tratan estas verdades.

Conclusión.

Ser prisionero de Cristo es un privilegio en el cual le pertenecemos solo a Él, y estamos dispuestos a llevar a cabo su obra,

Predicar el evangelio aun a costa de los sufrimientos que ello conlleva, pero que aunque prisioneros siempre libres para vivir y proclamar el mensaje de salvación.

 

Fuentes consultada:

Es un extracto de “UN  ESTUDIO SOBRE LA REDENCIÓN ETERNA Y LA RECONCILIACIÓN SOCIAL,  Dr. Cornelio Hegeman, MINTS, disponible en http://mintsespanol.com

 

 

[1] UN  ESTUDIO SOBRE LA REDENCIÓN ETERNA Y LA RECONCILIACIÓN SOCIAL,  Dr. Cornelio Hegeman, MINTS, pag.16.