Un líder herido, hiere Y difícilmente podremos encontrar una realidad diferente para todos aquellos hombres y mujeres que sustentan posiciones de liderazgo, ya sea ministerial o secular.

Y aún, cuando nuestra alma ya no sea gobernada por el pecado, por las emociones egocéntricas y la pasión propia de los momentos de crisis, siempre hay en nosotros una naturaleza humana que es sensible al agravio,  a la mala intención y al maltrato.

Al sentirnos heridos, siempre buscaremos un desahogo, un lugar donde aquietar nuestra alma  y obtener la sabiduría para manejar toda situación que nos cause desequilibrio y confusión. ¡Toda situación que vuelva abrir la herida!

¿Dónde encontraremos ese desahogo? ¿En qué lugar aquietaremos nuestra alma? ¿Quién nos proporcionara esa sabiduría?

Introducción.

Queremos con el siguiente relato resaltar la importancia de sanar el corazón del cristiano de las diferentes heridas causadas por las demás personas que en su momento dejándose llevar por el pecado arremetieron en contra nuestra

En algunos casos, estas personas actúan de esa manera buscando quitarnos la vida o hacérnosla extremadamente difícil. Echan mano de todo cuanto pueden con tal de lograr el objetivo de dañarnos, alejarnos o apartarnos de su camino.

Para ello vamos a abordar el caso de José, el cual por la envidia de sus hermanos, ellos intentan deshacerse de él y en último caso lo venden como esclavo,

Tal vez podríamos pensar que José fue inmune a todo esto, pero a pesar de que era un joven en este momento, las heridas causadas por las acciones de sus propios hermanos, se hicieron palpables, y fueron profundas

Además debemos recordar que también era un hombre, igual que nosotros, sensible al dolor y con un alma cuyas emociones son reales, aunque soberanamente sostenido por la voluntad divina.

Veamos a continuación lo que paso en el encuentro con sus hermanos según Génesis 42.

1. Un líder herido Ignora a las personas.

Génesis 42:7  Y José, cuando vio a sus hermanos, los conoció; mas hizo como que no los conocía, …..

(NVI 1984)  En cuanto José vio a sus hermanos,  los reconoció;  pero,  fingiendo no conocerlos,  …

Habían pasado 20 años desde aquel día en que José había sido vendido; los rasgos físicos se habían acrecentado y en los mayores, probablemente fruto de la vejes, esos cambios físicos eran marcados, sensibles pero ello no imposibilitaba su reconocimiento,

El encuentro ha sido súbito, fue de repente, y como es natural, al ver las caras casi de manera inmediata también vienen los recuerdos y la herida se abre,

Ahora es una acción propiciada por Dios para sanar a José y sus hermanos, propiciar la reconciliación entre ellos, pero más allá de esto, es una ocasión para mostrar su gloria como el Dios que escribe y dirige la historia de los pueblos y de sus hijos.

Bien podemos identificarnos con José, al ver y tener a la persona ofensora frente a frente, el recuerdo viene, y como no ha habido perdón, la herida sangra y duele como si hubiese sido el día de ayer que acontecieron los hechos,

Ante lo cual, nuestra reacción será: ignoramos o tratamos de ignorar a la persona. Si vamos en el mismo lado de la calle nos cambiamos al lado opuesto, fingimos  que no los hemos visto, pero en el corazón queda la sensación de malestar.

Esa indiferencia, cuando es percibida causa mucho daño en la otra persona, se deja entrever la culpa, la falta de perdón, el resentimiento y la amargura. La química de nuestro cuerpo se altera y nuestra alma se pone inquieta e irritada, y esto nos lleva a lo siguiente.

2. Un líder herido habla bruscamente.

Génesis 42:7  Y José, cuando vio a sus hermanos, los conoció; mas hizo como que no los conocía, y les habló ásperamente

(NVI 1984)  En cuanto José vio a sus hermanos,  los reconoció;  pero,  fingiendo no conocerlos,  les habló con rudeza:

Al hacer memoria de lo que le hicieron, su alma se ve agitada y dominada por sus emociones y les habla con rudeza, les hablo con violencia, las emociones negativas afloran y hacen daño,

Por eso Pablo dice en Efesios 4:31  Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia.

Debemos reconocer que Dios es el más interesado en sanar nuestras heridas Y aquí encontramos una acción de un líder herido que hiere pero también podemos encontrar una oportunidad de Dios para sanar nuestras heridas.

El lenguaje violento se manifiesta cuando nos dirigimos a la otra persona ya no como Hermano en la fe sino con palabras despectivas, despreciativas tanto de la persona como de su tarea,

Tratamos a las personas como si estuvieran desprovistas de la dignidad con que fueron creados “a imagen y semejanza de Dios” o nos dirigimos a ellos como si nunca les hubiésemos conocido. De manera inconsciente agredimos!!

Hijos heridos que ven a su Padre como si nunca le hubiesen conocido, el dolor de sus heridas les lleva a ver con odio, indiferencia y a expresarse verbalmente de manera cruel, causando un gran daño en el corazón de la otra persona

Y en algunos casos ocasionando una reacción por medio de una conducta también violenta y ese descontrol inevitablemente llevara a la gritería, a una pérdida de total control, de dominio propio y de nuestro testimonio.

3. Un líder herido acusa falsamente.

Génesis 42:9  Entonces se acordó José de los sueños que había tenido acerca de ellos,(B) y les dijo: Espías sois; por ver lo descubierto del país habéis venido.

Tal como Pablo lo dice después de la gritería viene la maledicencia, y esto da paso a acusaciones falsas. Esta acción es utilizada como una estrategia de venganza, de desquite, de hacerles vivir un momento doloroso, tal como le sucedió a José

Si bien es cierto los hermanos de José fueron crueles con él, actuaron con toda malicia y merecían castigo por ello. Este no sería el mejor momento para que un líder herido causara más daño del que la crisis ya causaba.

En esta ocasión a causa de la hambruna que había en su tierra, los hermanos de José han ido a Egipto; ellos estaban allí en busca de alimentos, pero José los acusa de ser espías, una acusación que en cualquier país o nación es objeto de pena de muerte o cárcel.

Las heridas no sanadas llevan a la persona a decir y acusar a su prójimo de faltas no cometidas con el propósito de dañar su honor o causarle aflicciones. Con todo el ánimo de hacerles vivir un momento tan desagradable que compense el sufrimiento causado.

Y generalmente, estas acciones de venganza suceden cuando el acusador está en una situación de ventaja sobre el antiguo agresor, dejando esa categoría para pasar a ser un “agredido”, a tal punto, que la acción adquiere un carácter de injusticia.

Que de hecho lo es, pues se levanta sobre una acusación falsa, sobre la violación del noveno mandamiento de la Ley moral de Dios. Esto hace que nuestras acciones de justicia resulten ser de verdadera injusticia.

4. Un líder herido puede trascender los límites.

Génesis 42:15-17  En esto seréis probados: Vive Faraón, que no saldréis de aquí, sino cuando vuestro hermano menor viniere aquí. Enviad a uno de vosotros y traiga a vuestro hermano,

Y vosotros quedad presos, y vuestras palabras serán probadas, si hay verdad en vosotros; y si no, vive Faraón, que sois espías. Entonces los puso juntos en la cárcel por tres días.

De las palabras violentas se pasa a las acciones violentas, sobrepasando todo límite de verdadera justicia, tal como dice el Señor en Mateo 15:19 

Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias.

El no haber sanado las heridas del corazón, nos conduce a tener malos pensamientos. Entendiendo por malo todo aquello que es contrario a la moral divina y que nos puede llevar a cometer acciones mayores como el homicidio,

Sus hermanos intentaron matarlo, actuaron muy mal; pero ahora José los mete a la cárcel. En el pasado José ya vivió lo que es estar injustamente en cárcel, cuando enfrento una acusación falsa de parte de la esposa de Potifar,

Esa misma acción de injusticia vivida se está replicando hoy, solo que ahora hacia personas distintas. Un líder herido debe aprender a poner freno a sus emociones, por encontradas que estas sean, por razones suficientes que pudiesen haber ¡debe haber límites¡

5. Un líder herido humilla públicamente.

Génesis 42:24  Y se apartó José de ellos, y lloró; después volvió a ellos, y les habló, y tomó de entre ellos a Simeón, y lo aprisionó a vista de ellos.

(NVI 1999)  José se apartó de ellos y se echó a llorar. Luego, cuando se controló y pudo hablarles, apartó a Simeón y ordenó que lo ataran en presencia de ellos.

Anteriormente ellos habían vendido a José por dinero, ahora él los está probando para ver si cambian a Simeón por dinero y comida, Abre una puerta llamada “tentación” para que al caer ellos en esa trampa, se evidencie su maldad.

La trama se hace un tanto complicada ya que hay un propósito santo en todo esto, es Dios quien dirige la historia y cada acontecimiento para conducirlo a bien, tanto para José como para todo el pueblo de Israel.

Pero no podemos dejar de lado que también hay acciones impropias, que nacen de la misma humanidad de José; acciones que cuando son injustificadas llevaran a la humillación ya que Simeón fue atado frente a sus hermanos, y fue encarcelado,

Diríamos que José llevo a cabo una humillación pública de su hermano. Esto puede llevarnos a concluir que también en nuestra naturaleza caída esta la actitud de venganza, tal como lo expresa la siguiente cita bíblica.

“No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres. Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres.

No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. Romanos 12:17-19.

Si bien es cierto la Ley divina nos faculta para defendernos, no debemos tomar la venganza en nuestras manos, la verdadera justicia está en Dios y Él sabrá cuál será su trato hacia nuestro ofensor. Dejemos lugar a Dios, Él dará el justo pago.

Dejar a Dios, lo que es Dios, permitirá sanar nuestras heridas, nos dará la capacidad para perdonar a nuestros enemigos y movernos en el amor de Dios. Todo ello traerá paz y gozo a nuestro corazón y nos permitirá ejercer un liderazgo sano.

Conclusión.

Concluimos con una pregunta ¿Podemos ser sanados de nuestras heridas? ¿Podemos perdonar, será posible hacerlo? Esta respuesta la daremos en el siguiente mensaje titulado ¿Puedo perdonar?

 

 

 

 

 

 

 

Fuentes consultadas.

 

Diccionario VINE AT.

Biblia RVA60.

Biblia NVI.