Abatida Hasta El Polvo Está Mi Alma, y por ello, el clamor ha de ser ¡Vivifícame según tu Palabra¡

Porque solo la Palabra de Dios  puede vivificar el alma abatida, de modo que leer, meditar y obedecer la Palabra nos reanima nuevamente.

Texto de referencia.

Salmo 119:25-26 Abatida hasta el polvo está mi alma;

Vivifícame según tu palabra.

Te he manifestado mis caminos, y me has respondido;

Enséñame tus estatutos.

El salmista quiere mostrar la Palabra de Dios en su totalidad; y para ello usa una serie de sinónimos como:

Estatutos: que  indica una ley escrita, definida; subraya la permanencia y la autoridad de las Escrituras.

Mandamientos: que proviene del verbo “mandar” o “dar orden”; así, el termino pone énfasis en la autoridad del que da la orden, es decir, la autoridad de Dios

Ley: Proviene de un verbo que significa “dirigir” o “enseñar”, y hace referencia a la “ley” y “revelación”; de Dios

Entonces, la Ley debe entenderse como la expresión de la voluntad de Dios revelada, tanto en leyes específicas como en toda la Escritura.

Juicios: Proviene del verbo “gobernar” o “juzgar”; se refiere a las normas éticas, los deberes y derechos que Dios, el juez sabio, ha dado para asegurar justicia entre los seres humanos.

Testimonios: Proviene del verbo “dar testimonio”; por tanto, las Escrituras dan testimonio en cuanto a Dios mismo, su voluntad y sus promesas.

Con este entendimiento de los términos, podemos comprender la importancia que tiene la Escritura en esos momentos que el alma está abatida

Si usted desea profundizar un poco más sobre la importancia de la Escritura en la vida del creyente, por favor visite Abre Mis Ojos Y Miraré Las Maravillas De Tu Ley

Abatida Hasta El Polvo Está Mi Alma,

El salmista nos enseña a cómo clamar en esos momentos que sentimos angustia y desesperación,

De manera que el clamor nos traiga la seguridad de ser escuchados y la confianza de encontrar una luz que nos conduzca a la salida de nuestros problemas

Es por eso que el salmista, ante la condición de su alma, clama al Señor pidiendo de la siguiente manera:

“Vivifícame conforme a Tu palabra”, “Enséñame tus estatutos”, “Hazme entender el camino de Tus mandamientos”,

“Susténtame según tu palabra”,  “Aparta de mí el camino de la mentira”, que es una manera muy especial de clamar al Señor

Y ante la cual, es bueno preguntarnos ¿Puede el salmista por si solo hacer todo lo que pide? ¿Podemos nosotros hacerlo?

La respuesta contundente es ¡No¡ porque caminar de esa manera es posible únicamente por la obra Dios en nosotros,

Y de nuestra parte, la tarea consiste en clamar, en pedirle a Dios que obre todo eso en nuestra vida,

  • El obrar de Dios en la vida del creyente

Sabemos que al igual que el salmista, el hombre no puede “darse vida” o “reanimarse” a sí mismo.

Así tenemos el caso de Adán y Eva, que una vez pecaron, fue necesaria la intervención de Dios para limpiar su vergüenza y volver a la vida nuevamente

O el caso de Lázaro, que una vez muerto, fue necesaria la Palabra del Señor Jesús para hacerle volver a la vida

Juan 11:43-44 Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera!

Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario.

Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir.

Entonces, ningún hombre o mujer, por más que clame, podrá tener nueva vida o nacer de nuevo, a menos que la obra de Dios se realice en ella

De igual forma, ni el salmista ni nosotros podemos enseñarnos a nosotros mismos, sino que necesitamos que el Espíritu Santo nos enseñe.

Tampoco podemos darnos a nosotros mismos entendimiento, sino que necesitamos que el Espíritu Santo Ilumine el entendimiento y nos renueve la mente

Así también, no podemos fortalecernos a nosotros mismos o quitar el camino falso que nos envuelve o nos tienta

Por tanto, la gran maravillosa noticia es saber que ¡Dios si puede¡ Él es todopoderoso para obrar en el alma abatida, todo lo necesario para volver a la vida

Y la pregunta es ¿Cómo lo hace Dios? A través de Su Palabra, es por ello que debemos aprender a clamar

  1. Abatida hasta el polvo está mi alma ¡Vivifícame según tu Palabra¡

Salmo 119:25 Abatida hasta el polvo está mi alma;

Vivifícame según tu palabra.

El salmista le está diciendo a Dios “Mi alma está tocando con el polvo, está como muerta” porque se ha experimentado la derrota profunda

Y esa vivencia, se entrelazan el llanto, el dolor, la tristeza, la depresión, la impotencia, la frustración, etc. Etc.

Por tanto, la gran necesidad del alma es ¡Dame vida¡ y cómo lo hará Dios ¡Conforme a Su Palabra¡

  • Abatida hasta el polvo está mi alma “La experiencia de Pedro”

Mateo 26:34-35 Jesús le dijo: De cierto te digo que esta noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces.

Pedro le dijo: Aunque me sea necesario morir contigo, no te negaré.

Y todos los discípulos dijeron lo mismo.

¿Cuál fue la experiencia de Pedro? Fue una experiencia muy triste, tan triste que le llevo a la negación de su Señor y causo un gran sufrimiento en el alma del apóstol Pedro

Mateo 26:75 Entonces Pedro se acordó de las palabras de Jesús, que le había dicho: Antes que cante el gallo, me negarás tres veces.

Y saliendo fuera, lloró amargamente.

Seguramente Pedro experimento lo mismo que el salmista en este punto, y pudo decir “Mi alma se pega al polvo” “Mi alma está tocando con el polvo”

Porque la Escritura dice que “Lloró amargamente” pero la maravillosa realidad del amor de Dios es que, el Señor busca y restaura la vida y ministerio de Pedro

Es así, como podemos confirmar, que únicamente la Palabra de Dios puede devolver el gozo a nuestra alma y darnos la vida que necesitamos.

Por tanto, si en algún momento de nuestra vida pareciera que lo hemos estropeado todo, que volvimos temporalmente al “camino falso”

¡Sencillo¡ Roguemos a Dios que no vuelva a suceder, y que en su infinita misericordia  “Nos vivifique según Su Palabra”

  • Abatida hasta el polvo está mi alma ¡Pidamos que Dios nos levante de la derrota¡

Después que uno se cae, lo primero que hace es levantarse o pedir que alguien lo ayude a levantarse, y luego, se sacude el polvo ¡Escupimos el polvo de la boca¡

Entonces nos preguntamos ¿Cómo hay que sacudirnos el polvo? Y como ya lo hemos dicho, el medio que Dios usa es su Palabra.

Porque ¿Podemos sacudirnos el polvo de la tristeza nosotros mismos? ¡No¡ por nosotros mismos no podemos vivificarnos, solo Cristo puede hacerlo.

Juan 6:63 El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha;

Las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.

Solamente el Espíritu de Dios puede darnos vida eterna, de manera que no hay ninguna obra humana o mérito de hombre que pueda dar esa vida

Es por ello, que ante esos momentos de angustia, que pareciera que nuestra alma morirá, no tenemos otro camino que acudir a la Palabra de Dios

Porque solamente en la Palabra encontramos la vida, la sabiduría, la luz, la dirección necesaria para volver a la restauración.

  • Nuestra realidad.

Si por alguna razón hemos caído temporalmente en el pecado y anhelamos desesperadamente salir de él

O tal vez tengamos un hábito recurrente que aún no hemos podido eliminar de nuestra  vida, o arruinamos todo a causa de un viejo pecado que resurge de vez en cuando.

Pero realmente, anhelamos fervientemente en nuestra alma, andar en el camino fiel ¿Qué debemos hacer?

¿Con qué limpiará el joven su camino?

Bueno, está claro, lo que hizo el salmista ¡Correr a la Palabra de Dios¡ correr a la congregación de los santos, escuchar y meditar la Palabra

Porque solamente los que nos sometemos a la Palabra del Señor y mantenemos la esperanza de ser restaurados en Cristo ¡Podremos ser vivificados¡

Juan 17:17 Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.

No existe otro camino para la restauración que ¡La Palabra de Dios¡, es en ella que se encuentra la vida, porque es ella la que nos lleva a Cristo

Y solamente en Cristo encontramos el Camino que nos lleva al Padre; la Verdad que nos libera de la esclavitud del pecado y la Vida que rescata nuestra alma.

  1. Abatida hasta el polvo está mi alma ¡Enséñame tus estatutos¡

Si nuestra alma está abatida, al punto de sentir que morimos, y necesitamos ser vivificados en la Palabra del Señor

Entonces debemos pedirle  a Dios “Enséñame tus estatutos” para poder entender la autoridad y suficiencia de las Escrituras

Salmo 119:26 Te he manifestado mis caminos, y me has respondido;

 Enséñame tus estatutos.

Debemos aprender a dialogar con nuestro Dios, contarle cómo hemos caminado y ¡Él nos responderá¡

De manera sincera debemos contarle al Señor la forma como estamos viviendo la vida, que tipo de pensamientos tenemos,

Porque justamente eso que pensamos es ¡Lo que hacemos¡ y nuestros hechos forman nuestros hábitos, y lo que realmente somos, es lo que define nuestro carácter.

Y cuando el salmista dice ‘He declarado mis caminos’, se refiere a la libertad que debemos tener para contarle a Dios ¡Nuestros caminos de desobediencia¡

Porque consciente o inconscientemente, andamos en  caminos perversos, caminos errantes, descarriados, indiferentes a Dios, y muchas veces ¡Caminos orgullosos¡

Y no tengamos temor, el Señor nos responderá, pero debemos aprender a consultar con Dios antes de actuar,

Porque solamente así, el Señor nos enseñará a vivir según Su verdad, según la ley que tiene como único propósito, llevarnos a una vida de santidad

Y es así como vamos comprendiendo que la Palabra de Dios es toda suficiente para conducirnos en cada situación de vida que tengamos

Es por ello, que debemos a prender a clamar para que el Señor nos ¡Enseñe sus estatutos!

Comprendiendo que, al no tener la Verdad de Dios y no entenderla, definitivamente ¡Nos perdemos¡ y esto trae más agobio al alma,

Porque la falta de Verdad, solamente conduce a caminos de muerte y perversión

  • Abatida hasta el polvo está mi alma ¡Hazme entender¡

Salmo 119:27 Hazme entender el camino de tus mandamientos,

Para que medite en tus maravillas.

Es hermoso aprender a pedir de esta manera ¡Hazme entender tus mandamientos¡ ¿Por qué necesitamos pedir este entendimiento?

Porque los mandamientos reflejan la naturaleza santa de Dios, reflejan la autoridad de Dios y reflejan la voluntad de Dios para nuestra vida.

¿Por qué No entiendo sus mandamientos? Sencillo, primero, porque no los leemos, segundo, si los leemos no meditamos en ellos,

Y tercero, porque al leer esos maravillosos mandamientos divinos ¡Nos parecen aburridos¡

Pero el camino de la verdadera santidad es el camino de la Verdad, y está esta expresada justamente en los mandamientos de Dios;

Y el único camino verdadero a la felicidad, se encuentra en ¡Obedecer esos mandamientos¡ porque ellos nos libran del engaño del pecado.

Sin embargo, sabemos que los creyentes no podemos darnos a nosotros mismo ese maravilloso entendimiento

Sino que necesitamos de la ayuda del Espíritu Santo para que ilumine nuestro entendimiento a través de la Palabra Escrita.

  1. Abatida hasta el polvo está mi alma ¡Susténtame según tu Palabra¡

Salmo 119:28 Se deshace mi alma de ansiedad;

Susténtame según tu palabra.

Son tantas las ocasiones en que nuestra alma se ahoga en lágrimas de dolor, la tristeza casi nos lleva al desmayo

Y es allí cuando necesitamos pedir al Señor ¡Fortaléceme según Tu Palabra¡ que nos mantenga firmes, conforme a Su preciosa promesa

Entonces, aprendemos a pedir nuevas fuerzas, una oportunidad de vida, una restauración del alma por medio de la Palabra que da vida.

De modo que es la Palabra de Dios la que nos levanta, la que nos sacude y nos hace caminar firmes en una nueva dirección

  • La poderosa mano de Dios

1 Pedro 5:6-7  Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo;(C)

Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.

Necesitamos ser humildes y aceptar la autoridad de Dios, reconocer Su soberanía y poder en todo cuanto acontece en nuestra vida

Entonces, la idea que debemos interiorizar es, que la poderosa mano de Dios está sobre el destino de Su pueblo, si es que  aceptamos Su dirección con humildad y fielmente.

Génesis 50:20 Vosotros pensasteis hacerme mal, pero Dios lo encaminó a bien

Después de todas las diversas experiencias en la vida de José, él pudo decirle a sus hermanos, que una vez habían tratado de eliminarle, que es Dios quien gobierna

Y de igual forma en nuestra vida, no debemos guardar resentimiento por las experiencias difíciles de la vida, ni  revelarnos contra ellas,

Porque sabemos que la poderosa mano de Dios está al timón de toda nuestra vida, que nada escapa de su perfecto control y que todo conlleva un propósito santo

  • La ley de la serenidad cristiana

Los cristianos debemos descargar toda nuestra ansiedad en Dios, confiando plenamente en que ¡Él nos sustentará¡

Salmo 55:22 Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará;

 No dejará para siempre caído al justo.

Si el Señor llevo todos nuestros pecados a la cruz, cómo no ha de llevar también todas las cargas de nuestras ansiedades ¡Solo debemos confiar que así es¡

Y la razón por la que podemos confiar, es que estamos seguros de que Dios cuida de nosotros.

Como decía Pablo, podemos estar seguros de que el Que nos dio a Su Hijo único nos dará también con Él todas las cosas (Romanos 8:32).

Por tanto, podemos estar seguros de que la vida no está diseñada para deshacernos sino para hacernos;

Y con esa seguridad podemos aceptar cualquier experiencia que nos venga, sabiendo que en todo Dios obra para el bien de los que Le aman (Romanos 8:28)

  1. Abatida hasta el polvo está mi alma ¡Aparta de mí el camino de mentira¡

Necesitamos adquirir un compromiso con la Palabra de Dios o tomamos decisiones bíblicas o lo hacemos de manera vana.

Salmo 119:29 Aparta de mí el camino de la mentira,

Y en tu misericordia concédeme tu ley.

El salmista clama para que el Señor le ayude a ¡No decir mentiras¡ y la forma en que el Señor lo hará es, recordándole el Noveno mandamiento

Éxodo 20:16  No hablarás contra tu prójimo falso testimonio

Y pide que sea el Señor quien aparte ese camino de mentira porque solo Él puede hacerlo, enseñándonos, dando la instrucción como un padre la da, al hijo que ama

Entonces, entendemos que, si hemos de ser guardados del pecado, debe ser por la gracia de Dios ejercida a través de la enseñanza de su Palabra.

¡Porque no existe otra forma ni otro medio¡ Solamente a través de la enseñanza de la Palabra de Dios seremos apartados del mal

  • Abatida hasta el polvo está mi alma !Escogí el camino de la verdad¡

Salmo 119:30 Escogí el camino de la verdad;

He puesto tus juicios delante de mí.

El verdadero creyente escoge el camino de la Verdad; y no puede sino escogerlo; está inclinado a ello por su naturaleza renovada.[1]

El camino de la mentira representa todos los caminos falsos por los cuales los hombres se engañan a sí mismos, y a los demás, o son engañados por Satanás.

Por tanto, debemos elegir por la verdad, comprometernos con la Verdad, aunque nos parezca que no irá mal,

Teniendo la plena certeza que Dios nos recompensara al luchar por vivir  según su voluntad  porque Él se agrada de eso.

  • Abatida hasta el polvo está mi alma y ¡Me he apegado a tus testimonios¡

Salmo 119:31 Me he apegado a tus testimonios;

 Oh Jehová, no me avergüences.

La hermosa petición que el salmista hace, y que cada uno de nosotros debe hacer es ¡Señor, nunca me dejes hacer lo que me avergonzará y no rechaces mi servicio¡

Y la única forma de no vivir temor ni vergüenza es ¡Apegándonos a los testimonios del Señor¡

Esto significa reconocer que las Escrituras dan testimonio en cuanto a Dios mismo, su voluntad y sus promesas.

Abatida hasta el polvo está mi alma

De manera que podamos hacer todo aquello que es agradable delante del Señor, teniendo la certeza que caminamos en su perfecta Voluntad

Y como ya hemos dicho, esto es posible únicamente con la intervención del Espíritu  Santo en nosotros, que pone tanto el querer como el hacer la buena Voluntad de nuestro Padre

Por tanto, si así lo hacemos, tendremos la seguridad que viviremos con el alma confiada, segura, refugiada en la Verdad de Dios.

  • Me apresuro a cumplir tus mandamientos

Salmo 119:32 Por el camino de tus mandamientos correré,

 Cuando ensanches mi corazón.

Cuando el Señor nos llama a su servicio y nos hace formar parte de su pueblo, lo primero que hace es ¡Darnos un corazón nuevo¡

Y con ello, Él renueva nuestro entendimiento, lo amplia, abriendo nuestros ojos para poder ver las maravillas de su Ley

Entonces, podemos vivir en una obediencia gozosa en el camino de los mandamientos divinos

Y es aquí, cuando nuestra alma se llena de alegría, nos da sabiduría y nos permite vivir con el alma quieta y reposada

Conclusión

Abatida hasta el polvo esta mi alma y con ese sentimiento de angustia, de muerte y desamparo clamamos para que el Señor nos vivifique según su Palabra

Es así como vamos entendiendo que la única forma de vivir con el alma gozosa, confiada, siempre restaurada es ¡Vivir amando la Palabra de Dios¡

Y esto significa que nos deleitamos en leer la Escritura, en meditar en los mandamientos y nos esforzamos en obedecerlos

Para ello, clamamos que el Espíritu de Dios nos ayude a entender, nos lleve al conocimiento y nos dé el gozo de la vida nueva que es en Cristo Jesús.

 

 

[1]C. S. Spurgeon, El Tesoro de David, 561