Compartir la riqueza espíritual ¿Qué tipo de riqueza es esa? ¿Cómo se ha de compartir? ¿Por qué hemos de compartirla?

Muchas veces cuando pensamos en nuestra riqueza lo hacemos enfocados en lo material, pero en realidad nuestra riqueza es espiritual ya que como dice la Palabra de Dios, el Señor siendo rico se hizo pobre para que nosotros fuéramos enriquecidos,

Y nos colmo con las riquezas de su gracia; nos inundo de su misericordia, nos proveyó de su perdón divino, nos dio al Espíritu Santo, somos los únicos portadores de la verdad divina en este mundo,

Somos sus representantes, nos dio su vida por medio de su sacrificio en la cruz. Nos ha dado tanto, no. para atesorar sino para compartir, para que cada uno de nosotros de lo que ha recibido por gracia invierta en otra persona,

Para que cada uno de nosotros, hagamos discípulos y esta cadena de discipulado no se rompa sino que se extienda de generación en generación hasta que Cristo venga.

En esta enseñanza vamos a compartir el testimonio del apóstol Pablo quien fue un fiel testigo de la obra de Cristo, y con ese testimonio alcanzo a muchos otros Discipulando con el ejemplo, modelando una vida de santidad y entrega, de sufrimiento y denuedo por la predicación del Evangelio.

Desarrollaremos el tema en tres puntos:

  1. El modelo de Pablo para hacer discípulos,
  2. El método para discipular
  3. Y la visión de Pablo para las futuras generaciones.

Compartir la riqueza espíritual 


Ese es el mandato bíblico, y  lo podemos apreciar en las cartas de Pablo a Timoteo:

2 Timoteo 2:2  Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros.

Con toda autoridad expresa “lo que has oído de mieso mismo has de transmitir y encargar a otros, de manera que estos otros puedan enseñarlas a muchos otros más, pero el Ejemplo de esa enseñanza es Pablo.

Es él mismo, el modelo que se presenta ante Timoteo, de manera que este pueda hacer la obra con la diligencia y el apego de su maestro.

Si consideramos el contexto, podemos encontrar a Pablo como el discipulador de Timoteo, a quien le habla como un padre:

2 Timoteo 2:1  Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús.

Lo vemos dirigiéndose de manera amorosa a él, aconsejándole y haciendo referencia a todo el trabajo que implica la predicación del Evangelio: sufre penalidades, lucha como un atleta, no se enreda en los negocios de la vida y busca agradar al Dios que lo llamo.

Pero en todo ese consejo, Pablo modela como un ejemplo a seguir para Timoteo: “lo que has oído de mí”. Y así lo reafirma a los tesalonicenses en 1 Tesalonicenses 1:6

(DHH C* 2002*)  Por vuestra parte, seguisteis nuestro ejemplo[g] y el ejemplo del Señor, y recibisteis el mensaje con la alegría que el Espíritu Santo os daba, aunque os costó mucho sufrimiento.[h]

Veamos detenidamente cuál es el ejemplo que Pablo dio a la iglesia, para que le imitasen:

A. Pablo enseña como compartir la riqueza espiritual.

Vemos el ejemplo del apóstol Pablo que discipuló con el ejemplo, su vida misma se convierte en el testimonio que muestra cómo compartir la riqueza espiritual.

  1. Tuvo valor para enseñar y compartir la riqueza espiritual

1 Tesalonicenses  2:2  pues habiendo antes padecido y sido ultrajados en Filipos,(A) como sabéis, tuvimos denuedo en nuestro Dios para anunciaros el evangelio de Dios en medio de gran oposición.

Esa valentía con la que Pablo predico, provenía del Señor. No se intimido ante el sufrimiento ni la amenaza, no le importo la cárcel pues allí mismo oro y cantó alabanzas, siendo testimonio para conversión del carcelero de Filipos.

De igual forma, nosotros, aún cuando la iglesia de hoy en día no sufre tal persecución y oposición, debemos pedir al Señor valentía para predicar el Evangelio de Verdad, llamando al arrepentimiento de pecados y reconocer la necesidad de Un Salvador.

No podemos predicar un Evangelio fácil sin cruz, un Evangelio para gloria del hombre, un Evangelio para este mundo terrenal, que me resuelva la vida hoy aunque me condene para la eternidad.

Debemos ser valientes para proclamar la Verdad de Jesucristo, la necesidad de un hombre que muera a sí mismo y de Gloria a Dios. Un hombre que reconozca su incapacidad para acercarse a Dios y salvarse a sí mismo.

Esta es la valentía que modelo Pablo, sin dudas ni reservas, sin temor ni condición, sin importar la oposición, el ultraje y todo tipo de padecimientos.

 2- El mensaje predicado por Pablo era verdadero.

1 Tesalonicenses 2:3  Porque nuestra exhortación no procedió de error ni de impureza, ni fue por engaño,

(BAD)  Nuestra predicación no se origina en el error ni en malas intenciones, ni procura engañar a nadie.

Pablo no predico para “ganar almas” y ensanchar en número la iglesia. Él predico la Palabra de Verdad, la Palabra que conduce al arrepentimiento de pecados y reconocer la grandeza inigualable de Jesucristo.

No se valió de artimañas de hombre para convencer, pues la tarea del hombre que proclama la Palabra, solo es esparcir la semilla y el tipo de tierra en la que caerá la semilla la dispone el Señor,  y el crecimiento lo da Él

Debemos aprender de Pablo a predicar apegados a la Palabra, a la Sana Doctrina, enseñando al inconverso sin malas intenciones y sin engaño, con falsas promesas que no hace el Señor.

Cristo nos prometa salvación y vida eterna. No promete una vida sin problemas y con todo tipo de logro material. ¡!Debemos predicar sin engaño¡¡

3. Pablo hablaba para agradar a Dios y no a los hombres.

1 Tesalonicenses 2:4  sino que según fuimos aprobados por Dios para que se nos confiase el evangelio, así hablamos; no como para agradar a los hombres, sino a Dios, que prueba nuestros corazones.

Pablo no tenía ninguna intención ni derecho de reducir el contenido ni la fuerza del Evangelio que se nos encomendó predicar.

Al igual que Pablo debemos enseñar y proclamar “Todo” lo que la Palabra nos dice. No podemos pensar que “esto sí” o “esto no”, para que no se ofendan nuestras oyentes.

No podemos quitar ni agregar a la Biblia, pues esto nos hace anatemas, falsos maestros, predicadores del engaño. Hombres predicando para agradar a los hombres.

Por dura que nos parezca la Palabra, el mensaje del Evangelio deberá ser predicado sin temor, buscando siempre agradar a Dios, ser fieles a Su mensaje, tanto a Sus promesas como a Sus sentencias.

No olvidemos que la Palabra de Dios se torna muy dura para los no nacidos de nuevo. Todos los que hemos sido llamados y elegidos por Él, esa Palabra nos confronta y redarguye para caminar en santidad.


4. Pablo al compartir la riqueza espiritual no busca su propio beneficio.

1 Tesalonicenses 2:5  Porque nunca usamos de palabras lisonjeras, como sabéis, ni encubrimos avaricia; Dios es testigo;

(BAD)  Como sabéis, nunca hemos recurrido a las adulaciones ni a las excusas para obtener dinero; Dios es testigo.

Si al proclamar la Palabra de Dios no buscamos agradar al hombre sino a Dios, entonces podremos cumplir con este otro Ejemplo de Discipulado de Pablo: “no usaremos palabras lisonjeras”, no adularemos al hombre.

No predicaremos con palabras vanas que exalten a nuestro oyente, que busquen hacerle sentir bien, haciendo uso de nuestra elocuencia.

Ni usaremos esas adulaciones como “excusa para obtener dinero” ¡No seremos mercaderes del Evangelio!. No nos dedicaremos a la proclamación de la Palabra por negocio sino por amor a Cristo y a los perdidos. 

B. El método de Pablo para compartir la riqueza espiritual

El método de Pablo era invertir en las personas era discipular con el ejemplo. La única forma de hacer discípulos es formar parte de la vida de las personas a las que estas intentando guiar.

  1. Al Discipular toma como Ejemplo: “una madre que cría a sus hijos”.

1 Tesalonicenses 2:7  Antes fuimos tiernos entre vosotros, como la nodriza que cuida con ternura a sus propios hijos.

(BAD)  Aunque como apóstoles de Cristo hubiéramos podido ser exigentes con vosotros, os tratamos con delicadeza. Como una madre que amamanta y cuida a sus hijos,

Pablo conocía a la gente que estaba bajo su cuidado. Cuidaba de las necesidades de ellos y los guiaba  hacia la madurez.

Con paciencia les enseño a crecer en la Palabra, estuvo pendiente de sus necesidades físicas, emocionales y espirituales a fin de llevarles a formar un carácter cristiano bien fundamentado.

En esos cuidados, Pablo se compara a una madre, que “con amor cuida de sus hijos” y les procura el mejor crecimiento en todas las áreas. De esta manera debe ser el discipulado que cada uno de nosotros realice.

Debemos aprender a mantener un constante discipulado. Debemos tener siempre un Timoteo en formación. No podemos quedarnos con lo que hemos recibido. Debemos invertir en otros. Por gracia recibimos, por gracia damos.

  1. Al Discipular: No solo compartió el Evangelio sino también su vida.

1 Tesalonicenses 2:8  Tan grande es nuestro afecto por vosotros, que hubiéramos querido entregaros no sólo el evangelio de Dios, sino también nuestras propias vidas; porque habéis llegado a sernos muy queridos.

(BAD)  así nosotros, por el cariño que os tenemos, nos deleitamos en compartir con vosotros no sólo el evangelio de Dios sino también nuestra vida. ¡Tanto llegamos a quereros!

Cuando discipulamos entramos en una estrecha relación con las personas, y en ese relacionarse constante, aprendemos a quererlas en el amor de Cristo.

Tan grande llega a ser el amor por las personas, que no les damos únicamente el mensaje del Evangelio, sino que también entregamos nuestras vidas: tiempo, esfuerzo, recursos económicos, nuestra vida!!

Dejamos muchas cosas que son de nuestro interés, relegamos nuestro descanso y conveniencia, para dedicarnos al crecimiento espiritual de las personas que discipulamos.

  1. Pablo Discipuló: Como un padre lo haría por sus hijos.

1 Tesalonicenses 2:11  así como también sabéis de qué modo, como el padre a sus hijos, exhortábamos y consolábamos a cada uno de vosotros,

Exhortar:

Animar a seguir adelante en aquello que está haciendo bien con miras en la segunda venida del Señor.

Consolar:

Relacionarse de cerca, animar, consolar. Animar a sus hijos a la madurez espiritual, a la semejanza de Cristo.

Primero Pablo se compara con una madre con respecto al cuidado cariñoso de nuestros discípulos, pero ahora, hace referencia a la figura de un padre, para referirse a la tarea de exhortación que corresponde a los padres comprometidos.

Debemos tener cuidado con el significado de la palabra “exhortación”. Como bien se ha descrito, hace referencia a la acción de animar para avanzar en la vida cristiana. No significa reprender con fuerza.

En el cuidado, la exhortación, el cariño, la verdad sin engaño, y dejando su vida, Pablo nos va dejando un hermoso Ejemplo de Discipulado que debemos aprender a imitar, para ser verdaderos y efectivos discipuladores

1 Timoteo 4:12  Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza.

(BAD)  Que nadie te menosprecie por ser joven. Al contrario, que los creyentes vean en ti un ejemplo a seguir en la manera de hablar, en la conducta, y en amor, fe y pureza.

En esa exhortación, vamos modelando la conducta cristiana, reflejando el fruto del Espíritu: amor, fe y pureza. Este modelaje se convierte en la mayor exhortación de los que nos ven y descubren en nosotros una vida transformada.

C. visión de Pablo para las generaciones futuras al compartir la riqueza espiritual.

Esta es la visión de Pablo para las generaciones futuras:

2 Timoteo 2:1-2  Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús.

Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles  que sean idóneos, aptos para enseñar también a otros.

Tu pues hijo mío: Sucesión en el discipulado. La generación anterior nos discipuló a nosotros, y nosotros hemos de discipular a la generación actual. Sucesivamente cada nueva generación discipulará a la siguiente.

Esfuérzate en la gracia: Fundamentada en las doctrinas de la gracia. Los discípulos verdaderos son salvos por gracia y viven por gracia.

Pablo señala dos cualidades que los discípulos necesitan:

  • Ellos necesitan ser hombres fiables
  • Pero que también sean capaces de enseñar a otros.

Pablo le estaba enseñando a Timoteo  sobre la fiabilidad. Que sean dignos de confianza para atesorar y transmitir “todo lo que hemos oído y aprendidode la Palabra de Dios.

Pero estos hombres fiables, dignos de confianza, también deben ser idóneos, aptos para enseñar a otros, de manera que se vaya dando una cadena de discipulado que no se rompa.

Esa cadena  inicio con Pablo enseñando de manera fiable e idónea, a Timoteo, y este a toda una congregación, y desde esos días hasta nosotros, el discipulado no se ha detenido, seguimos aprendiendo de unos y enseñando a otros la hermosa Palabra inspirada.

Para que esa cadena de discipulado sea efectiva, los líderes necesitan conocer la Verdad de Dios, vivir por ella, permanecer en ella, sufrir a causa de ella y enseñar a otros a hacer lo mismo.  ¿Están nuestros líderes ocupados con esto?

Hay un paralelo hermoso entre el capítulo uno y el capítulo dos de 2 Timoteo.  Como se manifestó la fe en la abuela, madre y ahora el hijo Timoteo, así también el liderazgo  es entrenar de una generación a la próxima.

¡!Así es como la Gracia opera¡¡.

2 Timoteo 1:5  trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre(B) Eunice, y estoy seguro que en ti también.

(BAD)  Traigo a la memoria tu fe sincera, la cual animó primero a tu abuela Loida y a tu madre Eunice, y ahora te anima a ti. De eso estoy convencido.

Tenemos en el versículo anterior un ejemplo genuino de discipulado, la abuela siendo ejemplo y disciplinando a su hija, y la hija a su hijo Timoteo, la verdad de Dios siendo compartida de generación a la siguiente generación, hasta que el Señor venga.

Conclusión.

Somos la generación presente y sobre nuestros hombros esta la responsabilidad de discipular a la generación que ya tenemos en nuestras manos, así como Cristo invirtió su vida en nosotros para redimirnos y enseñarnos su glorioso evangelio,

Y tantos otros hombres y mujeres que han sido testigos verdaderos de su causa, también nosotros invirtamos nuestra vida en nuestros hijos, nietos, para que esta verdad sea transmitida de generación en generación hasta la venida del Señor.

Y que comprendamos que si no estamos discipulando a alguien, no estamos siendo verdaderos cristianos. Estamos siendo mezquinos atesorando para nosotros mismos las riquezas de la Gracia Divina

Sino modelamos una vida de discipulado, estamos siendo desobedientes a la misión de la iglesia. Dejaríamos de ser útiles para la expansión del Reino y nos estaríamos negando al cumplimiento de la Gran Comisión.

Hermano y hermana en Cristo, que has leído este mensaje, no seas indiferente al llamado «Prediquemos su evangelio, llevemos su gloria a los perdidos, y enseñemos la verdad divina para que también ellos puedan enseñar a otros..

 

Fuentes consultadas.
  • Esword.
  • Manual de Discipulado, Gregory J. Ogden.
  • Comentario a 1Timoteo, Cornelio Hegeman.