Confiando En El Señor En Medio De La Aflicción porque el Señor nunca nos prometió una vida exenta de pruebas y dificultades,

Y en estos momentos que vivimos una situación  histórica sin precedentes para nuestra generación, es cuando más necesitamos confiar

En lugar de desanimarnos por todo lo que vemos y oímos, es necesario que todas estas situaciones nos lleven a confiar en el Señor,

Pero que sea una confianza marcada por la obediencia a la Palabra divina, evidenciada por la oración, la dependencia, el ruego,

Busquemos siempre el refugio seguro que se encuentra en Cristo. No nos desanimemos, sino que en medio de la aflicción  ¡Oremos¡

Y que esa oración sea una conversación con Dios, que podamos contarle nuestra condición de alma, cómo nos sentimos y que es lo que pensamos y nos agobia

Es necesario que aprendamos a descansar en el Señor, depositando todas nuestras cargas sobre Él,

Pero luego que hemos orado, lo más importante es, esperar en Dios, esperar su respuesta,

No olvidemos que orar es pedirle a Dios que intervenga en nuestra vida, y saber esperar su respuesta es disponernos para someternos a su soberana Voluntad,

Esta enseñanza tiene como propósito, ayudarnos a aprender cómo confiar en el Señor en medio de la aflicción,

Esto es, aprender a  poner nuestros problemas en sus manos y esperar en Él la respuesta.

Para poder escuchar esta enseñanza, usted puede visitar https://youtu.be/7gfp3D_KC7g

Si usted desea profundizar un poco más sobre, cómo confiar más en el Señor que en nuestra propia sabiduría, visite ¿Confiar o Desconfiar De Ti?

Texto de referencia:

Juan 16:33  Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz.

 En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.

El desea del Señor, es que su iglesia se mantenga unida a Él, como un solo cuerpo, y asó podamos encontrar gozo y paz,

Pero sobre todo, que en esa unión, encontremos el valor necesario para hacerle frente a todas las aflicciones que este mundo ofrece

Recordando que el mundo está gobernado por el pecado y por las asechanzas de satanás.

Pero la invitación de la Palabra del Señor es, que no olvidemos, que Él ha vencido todos los poderes que gobiernan este mundo caído

¡Es allí donde nace nuestra confianza¡

Confiando en el Señor en medio de la aflicción

Las Palabras que el Señor nos ha hablado en este texto, las podemos dividir en tres partes:

  • En el mundo”:

El Señor nos recuerda que “en el mundo tendremos aflicciones”, y esto es así, porque vivimos en un mundo caído

Un mundo gobernado por el pecado, que es sufrimiento, destrucción y muerte, de manera que la aflicción forma parte de nuestra vida

Y como pueblo de Dios, como iglesia se nos hace necesario librar la batalla de la fe, creyendo y confiando, en Aquel que nos llamó

  • “En Cristo”:

Las Palabras del Señor nos recuerdan que en Él tenemos la victoria sobre toda lucha que libremos contra el gobernante de este mundo,

Que en Cristo encontramos la paz en medio de la tormenta, esa paz que viene de saber que no somos enemigos de Dios,

Sino que seremos escuchados, ayudados, sostenidos por nuestro Señor, y que Él nos dará la victoria sobre toda aflicción

Así que, en medio de esta situación de crisis, que actualmente vive el mundo entero,  cobremos nuevos ánimos,

Porque toda crisis nos ha de llevar a refugiarnos en un Cristo victorioso, glorioso, que venció a la muerte y que nos garantiza vita eterna.

  • Nuestra responsabilidad:

Para tener la certeza de la victoria sobre toda aflicción, es necesario que estemos unidos a Cristo, confiar en Él, obedecer su Palabra, tener fe.

Y esa confianza debe estar no en nosotros, ni en hombre alguno y mucho menos en nuestros recursos, sino, solo en Cristo, en su persona y su obra,

Porque cuando hacemos memoria de un Cristo resucitado, hacemos memoria de un Cristo  victorioso,

Un Cristo que actúa como nuestro intercesor delante del Padre, y en Él esta nuestra única, firme y verdadera esperanza.

Cristo es nuestra Paz, porque en Él somos reconciliados con el Padre, y de rebeldes y enemigos de Dios, pasamos a ser hijos adoptivos de Dios.

Y Cristo es nuestra Victoria, porque Él ha vencido, en su resurrección, ha impuesto su dominio sobre todos los poderes que gobiernan este mundo,

Reconociendo que por ser un mundo caído, se encuentra completamente gobernado por el pecado, satanás, nuestros deseos pecaminosos y todo tipo de pasiones.

Así que, el mandato del Señor, para garantizar nuestra victoria, es que nos mantengamos unidos a Él

  • ¿Cómo nos mantenemos unidos a Cristo?

La presencia del Señor siempre está con nosotros, en todo momento y circunstancia, Él ha prometido no dejarnos ni abandonarnos,

Pero nosotros tenemos la responsabilidad de buscarle, de mantenernos en comunión con Él por medio de la oración, la meditación de la Palabra y nuestro sometimiento a su voluntad

Y en la medida que nos mantenemos en esa comunión con el Señor, estaremos unidos a Él y confiaremos, tendremos paz, gozo

Sabiendo que esa confianza se expresa en una paciente espera, en una oración perseverante por la respuesta, siempre oportuna, del Señor

Confiando en el Señor y su victoria

Debemos tener la confianza, para llegar delante del trono de gracia, y exponer al Señor todas nuestras preocupaciones y ansiedades

Tenemos la hermosa oportunidad de ¡descansar en Dios¡ Él se deleita en escucharnos

  1. Estamos confiando en el Señor cuando entregamos nuestros problemas a Él

Tenemos que aprender a encomendar nuestros problemas al Señor. Esto significa que debemos despegarnos del problema, y fijar los ojos en el Señor.

¡Es aquí donde muchas veces fallamos¡ porque, ante la angustia nos ponemos de rodillas y le decimos al Señor todo lo que nos preocupa,

Y le decimos que Él tome el control de toda situación que nos agobia, y que nos ilumine en qué decisión debemos tomar

Pero una vez nos levantamos terminando nuestra oración, ya estamos nuevamente encerrados en el problema,

Y esta es una reacción nuestra, que hace ver, como que nuestra oración no fue muy genuina, como que realmente No hay confianza en Dios

Porque dijimos en oración, que todo lo dejábamos en manos de Dios, pero en realidad, no fue así, ¡el problema sigue en nuestras manos¡

¡Esto es  Incredulidad¡ No confiamos plenamente en Dios, seguimos pensando que todo depende de nosotros, de nuestra inteligencia, de nuestra capacidad.

Pero no es así. Actuar de esa manera, nos acrecienta el peso de la carga, nos aumenta la frustración y la impotencia. ¡No encontramos descanso¡

Debemos aprender a descansar en Dios.

  • ¡Por nada estemos afanosos¡

Filipenses 4:6-7  Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.

Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.

No debemos dar espacio al afán y a la ansiedad ¿Por qué? Porque estos son sentimientos que nos paralizan física y espiritualmente

El afán y la ansiedad son fuertes sentimientos que debilitan, incapacitan al creyente para ver a Dios. No permiten ver ni oír la respuesta de Dios

Debemos recordar siempre, que por difícil que sea la situación que estemos viviendo, Dios ya ha provisto una salida, un camino para ese problema.

Esto significa que debemos dejar de ver el problema, para poder ver a Dios, debemos dejar la ansiedad y el afán, para poder descansar en Dios

Y una vez hayamos hecho esto, en ese momento la paz de Dios guardará nuestros pensamientos y sentimientos, en perfecta paz.

  • Busquemos a Dios en oración:

La única manera que tenemos para encontrar descanso en nuestras almas, es buscar al Señor en oración.

Es por medio de la oración que externamos a Dios todas nuestras preocupaciones y angustias, y pedimos que Él intervenga en nuestros problemas.

Pero una vez que hemos orado, , debemos esperar pacientemente la respuesta de Dios a nuestro clamor

Debemos estar vigilantes y expectantes a la respuesta que Dios nos enviara, pero debe ser una expectativa gozosa,

Porque sabremos que la respuesta divina siempre será perfecta y agradable, y superará toda posibilidad humana

El Señor siempre interviene en nuestras circunstancias, pero su respuesta nunca es inmediata. La respuesta del Señor, vendrá después de nuestra oración

Y lo nuestro es estar vigilantes, expectantes. Este es el principio bíblico que nos permite vivir de manera victoriosa

Para mantenernos vigilantes es preciso orar constantemente y meditar en la Palabra de Dios. La respuesta de Dios vendrá a nosotros, por esos medios.

  1. Confiando en el Señor y esperando su respuesta.

Vamos a mantenernos esperando una respuesta de Dios, y estaremos atentos, vigilantes.

Este es otro punto en el cual, algunas veces fallamos: no sabemos “esperar la respuesta”, Debemos saber que el Señor puede respondernos en diversas maneras:

  • Dios nos responde a través de su Palabra Escrita, la Biblia:

Cuando estamos leyendo la Escritura, el Espíritu Santo nos lleva a aquella porción bíblica donde se encuentra la respuesta de Dios para nuestra vida,

Y cuando leemos esa poción bíblica, experimentamos ese clic que nos afirma que esa es la luz que estábamos buscando.

2 Pedro 1:19  Tenemos también la palabra profética más segura,

a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro,

 hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones;

La Biblia es la Palabra de Dios para nosotros, es su voz hablando a su pueblo, es su Voluntad expresada para nuestra vida.

Y así dice Pedro, “hacéis bien en estar atentos” Atentos a lo que Dios nos dice por medio de las Escrituras,

  • Dios nos responde por medio del Espíritu Santo

Otras veces Dios envía su respuesta, poniendo un pensamiento en nuestra mente de tal manera que estamos seguros de su respuesta.

Es por medio del Espíritu Santo que Dios ilumina su Verdad para nuestra vida, y nos da seguridad y fortaleza para seguir en nuestra lucha.

  • Dios nos responde por medio de su providencia:

Otras maneras por medio de las cuales Dios nos responde, es a través de ordenar las circunstancias en nuestra vida

Dios va poniendo un orden de modo que cierra todas las puertas posibles que creemos que podemos tocar

Pero deja una sola puerta abierta y nos impulsará a caminar en esa dirección, y será así como encontraremos la respuesta de Dios.

La respuesta de Dios ante nuestra crisis

Es aquí donde, como creyentes, debemos manifestar perseverancia y expectativa gozosa, sobre lo que hará Dios en nosotros.

No se trata de preguntarnos ¿Qué hará Dios? Porque ya sabemos que Él hará, y que todo cuanto haga será bueno y agradable para nuestra vida,

Sino de manera expectante y confiada esperar la maravillosa obra de Dios en nuestras circunstancias aflictivas.

Es esa hermosa expectativa de esperar que Dios nos asombre con su respuesta, con su providencia, con su forma única de actuar en nuestras vidas.

El punto importante es que debemos de estar atentos y expectantes a la respuesta divina.

  1. Confiando en Dios, Velando y Esperando su respuesta.

Cuando depositamos plenamente nuestra confianza en Dios, entonces, debemos acompañarnos de expectativa, paciencia y perseverancia.

Pero sabemos que “Esperar” es una de las virtudes más difíciles de desarrollar en esta vida, sobre todo, en un mundo tan inmediatista como el nuestro

Sin embargo, la espera, la paciencia, son virtudes a las cuales Dios nos llama. Ilustremos esto con el salmo 40.

  • Confiando en Dios ¡Una espera fructífera¡

Salmo 40:1   Pacientemente esperé a Jehová,

 Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor.

El salmista nos dice, que toda su esperanza está puesta completamente en Dios, por el simple hecho, que Dios aceptó atender sus ruegos,

Esta maravillosa acción de Dios, el Altísimo Dios, disponiéndose, inclinándose a escuchar nuestro clamor, debe ser objeto de nuestra más hermosa alabanza

  • Pacientemente:

Esta es una expresión que significa que vamos a esperar confiadamente  porque la ayuda que esperamos proviene de alguien que nos ama ¡Dios¡

En ese sentido, nuestra paciencia se fortalece, porque no estamos esperando la respuesta de un hombre, no estamos confiando en un recurso humano,

Sino que nuestra paciencia se cimenta en la persona de Dios, lo que nos permite confiar plenamente, en que la ayuda vendrá

  • Esperé:

Esta espera se fundamenta en la confianza de que Dios actuará a favor nuestro y para nuestro bien,

Dios siempre nos lleva a esperar. Su respuesta casi nunca es inmediata, porque, con la espera, el Señor forma nuestro carácter cristiano.

Es por medio de la espera y la perseverancia, que Dios trabaja en nuestro carácter, nos forma, nos pule, nos perfecciona.

  • Esperar en Jehová:

No vamos a esperar en un hombre, en la respuesta o acción humana, sino, que nuestra espera siempre estará en Dios,

Pero recalcando que esa espera está en El Eterno, en el Dios de pacto, que cumple sus promesas, el Señor, el amo, a quien cada uno de nosotros le pertenecemos.

Es preciso que conozcamos al Dios que adoramos, ese Dios cuyas virtudes lo hacen justamente Dios

  • Se inclinó a mí y oyó mi clamor:

Vamos a esperar pacientemente en Dios, esto significa que la respuesta a nuestro clamor vendrá, pero en el tiempo de Dios ¡no en el nuestro¡

Que la respuesta que obtendremos será en la voluntad de Dios, no en la nuestra. Las cosas se resolverán bajo la forma de Dios ¡No como nosotros pensamos¡

Y debemos saber que la respuesta de Dios a nuestro clamor puede ser un “NO”, y si es así, debemos estar agradecidos grandemente

Porque ese “No” nos evita muchos sufrimientos innecesarios. Significa que lo que estamos pidiendo, No es bueno para nuestra vida, y Dios no lo concederá

Pero también, la respuesta divina puede ser un “SI,  ahora mismo” y esto será objeto de mucha felicidad para el creyente

O la respuesta de Dios puede ser un “todavía no” y en este caso no debemos desanimarnos, porque en esa confiada espera Dios nos enseña a perseverar en oración,

En ese “todavía no” el Señor está formando carácter cristiano en nosotros.

Y es muy  peligroso impacientarnos porque vamos a recurrir a nuestra astucia y vamos a querer forzar las cosas para que sucedan

Para que sean a nuestra manera, y eso, en lugar de traer paz al corazón, hará más grande el problema y más largo nuestro sufrimiento

No caigamos en el dicho popular: “destapando un hoyo para tapar otro” porque  al final terminaremos mucho más debilitados y desanimados.

¡Esperemos pacientemente y aceptemos la respuesta de Dios a nuestras circunstancias¡¡

  1. Confiando en el Señor y aceptando su respuesta

La respuesta de Dios llega en su momento, Dios interviene en nuestra vida para Gloria de su Nombre y para bien de sus hijos.

Salmo 40:2  Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso;

 Puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos.

¿Qué hace Dios ante nuestra espera paciente y nuestro clamor? El actuar de Dios siempre nos sorprende y nunca deja de ser tan maravilloso

Dios nos saca de la fosa de la muerte, nos libra del lodo y del pantano ¡y no solo eso¡ también pone nuestros pies sobre la roca y nos planta en terreno firme

¡Maravillosa, asombrosa e indescriptible obra de Dios¡ imposible que está sea la respuesta de un hombre con buena intención de ayudarnos.

  • Pozo de la desesperación:

Claramente la Escritura dice “me hizo sacar del pozo de la desesperación” esto significa, que nosotros No podíamos, ni había hombre alguno que pudiera sacarnos de allí

Era necesaria la intervención divina, para que nuestra vida fuera rescatada de ese “pozo” sinónimo de destrucción, angustia, fatiga, depresión, incertidumbre.

Todo lo que es la vida del hombre sin Dios, una vida de completa desesperanza, en la que queriendo hacer bien, siempre corrompe y destruye.

Pero cuando Dios llega a nuestra vida, Él nos saca de ese pozo de muerte, y nos ayuda en nuestro caminar por este mundo,

El Señor quita nuestra ansiedad, nuestra fatiga y angustia, y extiende día a día su mano providente y nos sostiene en este peregrinaje.

Nos libra de la incertidumbre e impide que sus hijos se hundan cada vez más en la desesperación.

Confiando en el Señor

¡El Señor nos saca de la fosa de la muerte¡ nadie más puede hacer tal obra redentora y libertadora.

  • Lodo cenagoso:

Se refiere a un lodo inmundo, al cieno, a un lugar pantanoso, en el cual nuestros pies se hunden, se deslizan e impide que podamos dar paso hacia adelante.

Pero el Señor saca a todos sus hijos, a los que hemos creído, de ese lodo cenagoso, e impide que nos hundamos.

¡!El Señor nos liberta¡¡ y ahora podemos caminar en tierra firme

  • Me hizo sacar:

Porque era imposible para nosotros, salir del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso, de una vida de incertidumbre, llena de temores y desesperanza

La persona no puede salir por sí misma, lo intenta pero más se fatiga, más se cansa, se deprime, nadie puede sacarnos de allí,

Por más que nuestra madre, nuestro padre terrenal, nuestro conyugue, o cualquier otra persona que nos ame, intente ayudarnos ¡No pueden sacarnos de allí¡

Solo Dios puede sacarte de ese pozo de la desesperación, y es eso lo que David nos está diciendo en este hermoso Salmo

  • Puso mis pies sobre la peña:

Todos sabemos que “La Peña” es Cristo. Es en Él que encontramos la firmeza para caminar nuestros días, para

Es en Cristo que encontramos una vida afirmada, una vida con identidad, una vida con cimiento firme.

  • Enderezo mis pasos:

Y de manera maravillosa, Dios obrando de manera incomprensible para nosotros, Él ordena nuestra vida.

El Señor endereza nuestras sendas torcidas, nos da dirección, sentido y propósito a nuestra existencia.

Porque el lodo cenagoso es producto de una vida desordenada, gobernada por nuestras pasiones pecaminosas,

Pero en Cristo, ya no hay gobierno de pecado en nuestra vida, y ahora podemos tener una nueva vida, guiada por su Palabra y por la obra del Espíritu Santo.

  • ¡Puso en mi boca un cántico nuevo¡

Como consecuencia de la obra de Dios en nosotros, de poder gozar de una vida nueva, viene la alegría, el gozo de haber sido rescatados del lodo cenagoso.

Salmo 40:3  Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios.

            Verán esto muchos, y temerán, Y confiarán en Jehová.

Ese cántico nuevo no significa que cantaremos una alabanza conocida, o que nos gusta mucho o que es símbolo de alegría cristiana

¡No¡ ese cántico nuevo es una alabanza propia que nace del corazón agradecido, de un corazón sorprendido y maravillado de la obra de Dios

De manera que, tengamos la certeza, la convicción, la firme seguridad, de que Dios ¡No nos dejará avergonzados¡

En medio de la crisis y la aflicción, el Señor obrará para nuestro bien, veremos su mano extendida hacia nosotros, comprobaremos su maravillosa gracia y misericordia.

  1. Confiando en el Señor somos bienaventurados.

Salmo 40:4  Bienaventurado el hombre que puso en Jehová su confianza,

 Y no mira a los soberbios, ni a los que se desvían tras la mentira.

Cuando el creyente pierde la confianza en el Señor corre el terrible peligro de recurrir a los idolatras en busca de una solución pronta

La desesperanza nos puede llevar a buscar en dioses falsos, lo que traerá más confusión, dolor e incertidumbre en las aflicciones.

De manera, que el verdadero creyente se mantiene firme en su esperanza que es Cristo, y no mira, no imita, ni se acerca a aquellos que se refugian en ídolos

Más por el contrario, el refugio seguro del creyente es Cristo, y esto es motivo de grande felicidad, lo hace “bienaventurado” ¿Por qué?

Porque no ha puesto su confianza en hombre alguno, ni en sí mismo, sino en el Dios Todopoderoso.

El creyente es bienaventurado porque no imita al soberbio que cree que en sus fuerzas y con sus propios medios puede resolver su vida, cree que ¡No necesita a Dios¡

En la medida que nuestra vida depende de Dios, de su soberanía, de su gracia y misericordia, de su providencia, en esa medida hay gozo en el corazón.

Y somos ¡Bienaventurados¡

  • Confiando en el Señor por lo que ya hizo en nuestra vida:

La confianza en el Señor se ve fortalecida por la obra de Dios en el pasado, que siempre es abundante en misericordia.

Salmo 40:5  Has aumentado, oh Jehová Dios mío, tus maravillas;  Y tus pensamientos para con nosotros,

No es posible contarlos ante ti.  Si yo anunciare y hablare de ellos,  No pueden ser enumerados.

Ver hacia atrás, e incursionar en nuestro pasado, nos permite encontrar a un Dios que siempre ha intervenido en nuestra vida, a nuestro favor,

Y han sido tantos los favores y misericordias que nos ha hecho, son tantas sus maravillas, que nos es imposible enumerarlos

No es posible enumerar las bondades de Dios a favor nuestro, ni siquiera anunciarlas y proclamarlas, porque son mucho más de lo que podamos contar.

Así que, recordar nuestro pasado para ver el favor divino ¡Esa es nuestra confianza¡ reconocer a un Dios que no ha sido ajeno, que no ha estado ausente.

Más por el contrario, encontramos en nuestro pasado, a un Dios, que siempre ha intervenido a nuestro favor.

  • Confiando en el Señor y comprometiéndonos

La confianza bienaventurada de todo creyente, demanda un compromiso de gratitud, que se encuentra en  “Hacer su voluntad”

Un corazón obediente.

Salmo 40:8  El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado,  Y tu ley está en medio de mi corazón.(A)

Jamás podremos pagar todos los favores que Dios nos ha hecho, más sin embargo, sí podemos comprometernos en obediencia a su Palabra.

Porque solamente si obedecemos la Escritura, podremos hacer la Voluntad de Dios para su pueblo, para su iglesia, para su Reino.

Y al hacerlo, encontraremos agrado, deleite, porque estamos siendo agradables delante del Dios santo, que extiende su misericordia nueva cada día, para nosotros.

Un corazón que testifica.

Salmo 40:9-10  He anunciado justicia en grande congregación;  He aquí, no refrené mis labios,  Jehová, tú lo sabes.

No encubrí tu justicia dentro de mi corazón;  He publicado tu fidelidad y tu salvación;  No oculté tu misericordia y tu verdad en grande asamblea.

Para Dios es agradable tener un pueblo que hace la Voluntad divina. Pero nos podemos preguntar ¿Qué es lo que a Dios le agrada?

Además de tener un pueblo que viva en santidad, para Dios es agradable tener una iglesia que proclama su Nombre, su justicia, su Verdad

Confiando en el Señor en medio de la crisis

Una iglesia que proclama a una nación, a un mundo, que existe una esperanza viva y verdadera, que hay salvación, que hay vida nueva

Necesitamos ser proclamadores de las buenas noticias, de las buenas nuevas de salvación porque esto es agradable a Dios

¡No nos quedemos callados¡¡

Conclusión.

Confiemos, no nos desanimemos, Cristo ha vencido y nos ha dado su victoria. Cristo ha resucitado y nos da garantía de vida nueva y eterna

Romanos 8:35-37  ¿Quién nos separará del amor de Cristo?

¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?

… Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.

Tengamos esperanza, llevemos todos nuestros problemas a los pies del Señor, y sepamos esperar pacientemente, y veremos las maravillas de Dios

Y cuando esto suceda, que salga de nuestro corazón un cántico nuevo, que haya gratitud y compromiso con nuestro Dios

Un compromiso que se exprese en obediencia a su Palabra, deleite en su presencia, y ese anhelo ferviente de dar a conocer su precioso Nombre