Cuando  Un Líder Llora: y lo hace por el dolor ajeno refleja su verdadero liderazgo. Llorar por nuestra impotencia o fracaso, es comprensible en nuestra propia humanidad, pero llorar con los que lloran, eso lo hace un líder cristiano.

Cuando el Dolor Ajeno toca nuestro corazón y nos sensibiliza, moviéndonos a la compasión que conduce a la acción, entonces habremos crecido dentro del estándar de Dios, dentro de la práctica cristiana, dentro de lo que verdaderamente significa ser discípulo de Cristo.

Cuando Nehemías se entera de la situación que estaba viviendo el pueblo de Israel y la condición en que se encontraba la ciudad Santa, se sintió acongojado: se sentó y lloró.

Nehemías 1:4  Cuando oí estas palabras me senté y lloré, e hice duelo por algunos días, y ayuné y oré delante del Dios de los cielos.

Esta acción aparentemente sencilla de Nehemías, refleja el corazón que Dios le había dado. Refleja una sensibilidad excepcional ante el dolor ajeno. Es una reacción que habla de la humildad de un líder. De cuán comprometido está con los suyos.

Que aún cuando nuestra condición económica y social, sea estable, ello no se convierte en freno, no se traduce en una coraza del corazón, en indiferencia que nos lleva a ver lejana la aflicción de nuestros hermanos. Tan lejana que no nos alcanza a nosotros.

Más por el contrario, aumenta el dolor, aumenta el pesar e impulsa la acción. Nos duele tanto ver el dolor de otros, que no nos deja estar quietos. Nos inquieta y nos lleva a orar, a buscar dirección de Dios. Nos invita a acercarnos

Nos levanta y nos hace desarrollar dones que quizá ni imaginamos que podamos tener, y poner al servicio del pueblo, todas nuestras habilidades y capacidades. Nos hace involucrarnos en el problema.

Ante el dolor de otros, muchas veces amados, y otras veces, no tanto, nos levantamos y empezamos a buscar dirección, a dar salida, a buscar recursos, a buscar apoyo, a dar todo cuanto tenemos. ¡Empezamos hacer!

Esto hizo Nehemías, dejando ver el reflejo de su liderazgo. Comenzó a tomar cartas en el asunto, y de manera especial, busco el consejo, la dirección, fortaleza y sabiduría de Dios:

Nehemías 1:11  Te ruego, oh Jehová, esté ahora atento tu oído a la oración de tu siervo, y a la oración de tus siervos, quienes desean reverenciar tu nombre; concede ahora buen éxito a tu siervo, y dale gracia delante de aquel varón.

Porque yo servía de copero al rey.

Pese a estar en una posición de privilegio, en una alta posición en el mundo conocido, “Porque yo servía de copero al rey” él refleja un corazón sensible hacia Dios y hacia sus hermanos, combinación tan difícil de encontrar en un líder.

Normalmente una alta posición social o jerárquica, se acompaña de soberbia y dureza de corazón, sin embargo, en este líder cristiano, se combina una posición de gran importancia con humildad; poder y comodidad, con sensibilidad social y religiosa.

Este carácter del líder cristiano ayuda a reconocer las necesidades de otros y a involucrarse en ellas, en la problemática y la búsqueda de soluciones. Si bien es cierto, nos solidarizamos primero con nuestras lágrimas, pronto nos levantamos a hacer.

Sin esa sensibilidad es difícil conocer y comprender las necesidades de otros, normalmente tienden a pasarse por alto, a ser indiferente, a considerar la situación difícil de otro como insignificante, no merecedora de nuestra atención.

Esto suele suceder con líderes que manejan altos niveles de responsabilidad, que tienden a perder la capacidad de relacionarse con los otros en un nivel jerárquico inferior, a desconocer sus problemas, y peor aún, a considerarles insignificantes.

En ese sentido, Nehemías nos invita a ser líderes sensibles, que  conozcamos y nos involucremos, que estemos interesados  en las necesidades de los demás, sean estos nuestra familia espiritual o nuestra familia de sangre,

Y más aun, cuando se trata de aquellos a quienes ni siquiera conocemos, pero que buscan de nosotros. Que nos ven y les parecemos útiles para sus vidas. Que nos puedan ver accesibles y dispuestos para servir!!

Esta actitud de Nehemías es valiosa para evaluar a los líderes de los diferentes ministerios en nuestras iglesias:

  • ¿Qué tan interesado esta el maestro de escuela bíblica de las necesidades de sus pequeños alumnos?
  • El líder de diáconos, ¿Qué tan interesado esta en los problemas de esa hermana que sirve tan esporádicamente?
  • El líder de jóvenes, ¿Qué tanto conoce la lucha de esos muchachos y muchachas marginadas, callados, o apáticos en los grupos?
  • El líder de alabanza ¿Qué tan dispuesto está para ayudar a esos miembros del grupo que luchan con la pornografía, con el exhibicionismo, o con su apego al mundo?
  • Nuestro pastores ¿Qué tan dispuestos están a involucrarse con la congregación y conocerle tan de cerca, que se mantengan orando de manera específica por sus necesidades?

Vemos aquí a un Nehemías que da un paso más allá del reconocimiento del problema y las necesidades, ¡él se preocupo personalmente¡.

No solo oyó del problema, sino que también se sentó y se identifico con ellas. Formo parte del dolor, del problema y de la solución.

 Nehemías 1:7  En extremo nos hemos corrompido contra ti, y no hemos guardado los mandamientos, estatutos y preceptos que diste a Moisés tu siervo.

Reconoce que todo Israel se ha corrompido. Se dirige a Dios de una manera incluyente “hemos” pecado, no hemos guardado tus mandatos, nos hemos apartado. Pero ahora, acuérdate de tu pacto

Nehemías 1:8  Acuérdate ahora de la palabra que diste a Moisés tu siervo, diciendo: Si vosotros pecareis, yo os dispersaré por los pueblos;(A)

No ve el problema como “de ellos”, sino como “nuestro”. Un líder forma parte de la vida de sus seguidores. Un líder ríe y llora con el pueblo.

Antes de construir los muros, primero lloró sobre las ruinas. No busco culpables, no miro hacia atrás, no critico los brazos caídos y conformistas, sino que actuó.

Nehemías 2:17  Les dije, pues: Vosotros veis el mal en que estamos, que Jerusalén está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego; venid, y edifiquemos el muro de Jerusalén, y no estemos más en oprobio.

Este es el gran mensaje para el líder cristiano de hoy en día: sensibilizarnos ante las necesidades de los demás, actuar como si fueran nuestras;

Que nuestra posición jerárquica dentro de la iglesia o en el mundo secular no afecte nuestro entendimiento de la necesidad, lucha y responsabilidad de los más pequeños.

Y finalmente, involucrarnos en la solución de los problemas, sin que ello implique una carga que nos enferme o nos quite el sueño, pero si una carga que nos haga pensar, orar y actuar para ayudar.

Que con todo lo que hagamos, la Gloria sea para Dios.

Que el Señor nos ayude a reflejar su carácter!!

 

 

 

 

BIBLIOGRAFÍA.

 

  • BIBLIA REINA VALERA 1960
  • HABLEMOS DE NEHEMÍAS, GARY WILLIAMS
  • PASAME OTRO LADRILLO, CHARLES R. SWINDOLL.