¡Empatía¡ ¿Yo? Sera que podemos mostrar compasión, que somos movidos a la acción cada vez que vemos a nuestro alrededor, cada vez que vemos la necesidad ajena, que vemos el dolor de los demás, la autodestrucción y soledad que el individualismo provoca.

Será que hay dolor en nuestro corazón y una urgente necesidad de acudir en ayuda ante un mundo que se corrompe, que se muestra desolado y sin esperanza. Ante un mundo caído que no encuentra la salida, que no tiene solución a sus problemas humanos, que muere lentamente!!

¿Cuál es mi respuesta ante la decadencia humana? Somos indiferentes, nos sensibilizamos, nos quedamos mirando con impotencia, nos encojemos de hombros o somos movidos a la acción, a dar auxilio, acompañar y dar esperanza a aquellos que sufren en silencio, incapaces de reconocer su necesidad de ser ayudados.

Será que nos disponemos a poner nuestras “manos a la obra” hacia aquellos que pegan “un grito desesperado” de frustración e impotencia ante una realidad, física o emocional, que les aplasta y que no saben cómo manejar!!

Poder reaccionar ante todo aquello que no me involucra, que no me afecta, que no es mi asunto, que no está en mis manos, es a lo que llamamos empatía. Es ponernos en “los zapatos de los demás” y tratar de comprenderlos y ayudarlos. De esto trata esta reflexión.    

Empatía cristiana  “Es mirar a los demás con los ojos de Jesús”

Hablamos de empatía cristiana dado que es diferente a la mundana. En la empatía del mundo no está Dios, es solamente una técnica para entender a las demás persona.

En la empatía cristiana el motor para la comprensión es el amor. Y este, entendido no como un sentimiento, pues como tal no existe. Si fuese un sentimiento, sería muy errático, antojadizo, circunstancial, deferente, y esto es lo que caracteriza “el amor del mundo”

Debemos entender entonces, que el amor es una determinación, y que esta existe solamente en Dios. Solamente Él puede poner en el corazón del hombre una capacidad tal, de morir por los demás, de dar sin esperar nada a cambio, de entrega aun cuando la persona es ajena a nosotros, o peor aún, cuando es nuestra enemiga.

Dios determino amarnos, desde antes de la fundación del mundo. De manera que no nos ama por lo que somos o lo que hacemos o por donde nos encontramos o por lo que tengamos. Simplemente nos ama porque Él es amor, y en su Voluntad soberana, su gracia y misericordia, determina amarnos.

Y es en ese amor de Dios, derramado en nuestros corazones que nosotros también podemos determinar amar a los demás y con ello, ejercitar la empatía cristiana.

Sera en ese amor que podremos “ponernos en los zapatos” de los demás, de manera especial cuando alguien llega a nosotros en busca de ayuda. Hay que pensar como nos sentiríamos en los pies del aconsejado e identificarnos con su problema.[1]

Esto es mirar con compasión como lo hizo Jesús. Al consejero bíblico le  mueve la compasión por los demás. Jesús es el mejor ejemplo de ello.

El Señor Jesús, modelo de empatía cristiana.

Mateo 9:35-38  Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.(E

Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor.(F) Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, más los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.(G)

La empatía del Señor le lleva a ver con compasión a las multitudes desamparadas y dispersas. Esa misma empatía, le lleva a recorrer ciudades y aldeas enseñando el glorioso Evangelio, sanando enfermedades, y de manera especial a orar para que el Padre mande obreros a su mies.

Su empatía le lleva a ver a la viuda con compasión y a decirle “no llores” porque Él iba a demostrar su amor hacia ella devolviéndole la vida a su único hijo.

Lucas 7:11-15  Aconteció después, que él iba a la ciudad que se llama Naín, e iban con él muchos de sus discípulos, y una gran multitud.

Cuando llegó cerca de la puerta de la ciudad, he aquí que llevaban a enterrar a un difunto, hijo único de su madre, la cual era viuda; y había con ella mucha gente de la ciudad. Y cuando el Señor la vio, se compadeció de ella, y le dijo: No llores.

Y acercándose, tocó el féretro; y los que lo llevaban se detuvieron. Y dijo: Joven, a ti te digo, levántate. Entonces se incorporó el que había muerto, y comenzó a hablar. Y lo dio a su madre.

Su empatía lo lleva a ver las lágrimas de sus amigos y a compadecerse de ellos. Esa compasión la expresa por medio de sus lágrimas, al ver como el pecado destruye la vida de las personas. Pero su compasión se magnifica al resucitar a lázaro y pronunciar uno de los Yo Soy del Señor: Yo Soy la resurrección y la Vida

Juan 11:33-35  Jesús entonces, al verla llorando, y a los judíos que la acompañaban, también llorando, se estremeció en espíritu y se conmovió, y dijo: ¿Dónde le pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve. Jesús lloró.

Jesús nos ha modelado la empatía. Él nunca se mostró ajeno al dolor de otro, nunca fue indiferente a la necesidad del hombre, nunca paso de largo, pensando “este no es mi problema”.

Ya sea que la gente se acercara a Él en busca de ayuda, o ya fuera, que la gente en silencio sufriera y aceptara su dolor, el Señor siempre respondió. Dio respuesta al que le buscaba y ofreció respuesta al que creyó que no la necesitaba, como el caso de la viuda de Naín.

De igual forma todos los que nos llamamos cristianos, debemos estar atentos ante la necesidad de un mundo caído, ante la destrucción de un pecado que no se reconoce, ante el silencio de un corazón que enmudece y ante el grito de un corazón que se desnuda. ¡Tengamos empatía¡

Cómo desarrollar empatía cristiana:

Teniendo como modelo al Señor Jesús, nos será muy fácil determinar cómo hacerlo. No olvidemos que nuestra norma de vida y autoridad son las Escrituras, y a la luz de ella, debemos aprender a ayudar a los demás.

Jamás será esa ayuda en base a mi experiencia ni en base a lo que yo pienso ó creo. Será cómo dice la Palabra que debemos hacer. Nuestra empatía esta en sensibilizarnos ante el dolor ajeno y ponernos en su lugar, y esa sensibilidad nos debe llevar a buscar la ayuda en el consejo del Señor!

  1. Nuestra empatía nace de Ver al otro como si fuera alguien cercano

Considerar a los demás como si fuese un ser amado y tratarlo como si fuera uno de nuestra propia familia, ayuda a nuestra capacidad de comprensión y sensibilidad

1 Timoteo 5:1-2   No reprendas al anciano, sino exhórtale como a padre; a los más jóvenes, como a hermanos; a las ancianas, como a madres; a las jovencitas, como a hermanas, con toda pureza

.Es hermosa la instrucción que nos da el apóstol Pablo. Nos exhorta a ver a los demás con los ojos del amor filial:

  • Al anciano verle como a Padre.
  • A los más jóvenes como a hermanos.
  • A las ancianas como a madres.
  • A las jovencitas como a hermanas y con ojos de pureza.

Si así lo hacemos, podremos solidarizarnos con su dolor, con sus situaciones de vida que demandan nuestra atención. Y podremos ayudarles con el amor del Señor, un amor que no escatima tiempo, ni esfuerzos ni recursos. Podremos darnos incondicionalmente.

Y ser instrumentos en manos de Dios para la restauración de vidas, sea que conozcan al Señor, y más aún, si son personas muertas en sus delitos y pecados, sin esperanza de vida. A ellos llegaremos con el amor y la esperanza que solo se encuentra en el Evangelio de Verdad.

2. La empatía nos lleva a darnos cuenta de nuestra propia pecaminosidad[2].

Gálatas 6:1  Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado.

La empatía expresada en el versículo anterior nos lleva a dos cosas que debemos cuidar:

Primeramente, nos exhorta a restaurar con mansedumbre al hermano que ha sido sorprendido en pecado. Nos manda a sensibilizarnos ante las dificultades y limitaciones que nuestros hermanos tienen para luchar contra la destrucción del pecado.

Y segundo, nos exhorta a considerarnos a nosotros mismos y saber que también podemos ser tentados y ser presa del pecado. Reconocer esto nos ayuda a la empatía porque nos podremos ver como en un espejo, y así comprender la urgente necesidad de dejarnos ayudar.

Con estos dos principios bíblicos podremos avanzar en nuestra empatía cristiana: ver a los demás con amor filial y considerar que podremos ser nosotros los que vivamos esa situación que hoy vive mi hermano.

Cómo practicar la empatía cristiana:

Mack da las siguientes sugerencias para mostrar compasión[3], es una especie de patrón bíblico en el que podemos medir nuestro nivel de empatía hacia nuestro prójimo:

  • Les ha dicho que te preocupas por ellos

Filipenses 1:8  Porque Dios me es testigo de cómo os amo a todos vosotros con el entrañable amor de Jesucristo.

Es indispensable mostrar preocupación, interés y amor por los demás. Es una forma de ser Cristocéntricos. De no hacerlo así, vivimos ensimismados, ocupados exclusivamente de nosotros, y con ello viviendo en idolatría, pues el centro de nuestra vida seremos nosotros mismos.

Mostrar amor por los demás, sobre todo si no son de nuestra familia, y más aún si ni siquiera son cristianos, es una forma de dar testimonio del señorío de Cristo en nosotros, de madurez cristiana y de tener una vida fructífera.

Vivir con empatía cristiana es una forma de ocuparnos de la obra del Señor, de expandir el reino de los cielos y cumplir con la gran comisión que se nos ha encomendado. Es la forma más maravillosa de expresar el amor de Cristo!!

  • Has orado con ellos y por ellos

Colosenses  4:12  Os saluda Epafras,(H) el cual es uno de vosotros, siervo de Cristo, siempre rogando encarecidamente por vosotros en sus oraciones, para que estéis firmes, perfectos y completos en todo lo que Dios quiere.

La oración es un recurso divino puesto en nuestras manos para ayudarnos a crecer espiritualmente, pero debemos reconocer, que esa oración ha de ser una intercesión por los santos del Señor. Es una oración que no se queda centrada en mis necesidades y en las de mi casa.

Debemos aprender a orar por todos los santos y  por aquellos que han de llegar a los pies del Señor, y al hacerlo genuinamente, externárselos a ellos, para que sepan que en el amor del Señor, estamos intercediendo para que la gracia y misericordia divina, les alcance.

  • Te has regocijado y entristecido con ellos

Romanos 12:15  Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran.

Esto es acción y esto es empatía. Significa que no me he quedado diciendo “pobrecito” “que Dios le ayude” mientras me cruzo de brazos. Al contrario “hemos llorado con los que lloran” hemos estado a su lado, hemos acompañado, hemos servido de soporte, físico y emocional.

Pero también, en esa empatía, hemos vencido todo egoísmo y envidia, cuando “nos gozamos con los que se gozan” y aprendemos a disfrutar el bienestar  y progreso de nuestro hermano sabiendo que la gracia y misericordia del Señor nos alcanza a todos.

  • Has tenido gracia al hablar con ellos

Colosenses 4:6(BAD)  Que vuestra conversación sea siempre amena y de buen gusto. Así sabréis cómo responder a cada uno.

Hablar con los demás también requiere empatía, pues hay momentos que la necedad del corazón nos lleva a pensar, que es mejor abandonar, o genera tal desilusión en nosotros, que empezamos a maltratar a nuestro aconsejado, le hablamos tan fuerte que les causamos más daño.

Debemos aprender a ser misericordiosos con nuestras palabras “sabiendo cómo responder a cada uno”, con paciencia, bondad, de manera amena y de buen gustosin lastimar ni ofender, dando esperanza y sabiendo que el Señor hará el resto.

  • Ha seguido amándolos y aceptándolos aunque hayan rechazado el consejo

Marcos 10:21  Entonces Jesús, mirándole, le amó, y le dijo: Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz.

Serán muchas las ocasiones en que canalizaremos todos nuestros esfuerzos para ayudar a alguien, pero todo será infructífero. Nos oirán pero no nos escucharan, dirán “sí” pero harán todo lo contrario a lo aconsejado, y aún así “les miraremos y les amaremos”  tal como lo hizo el Señor con el joven rico.

Donde nuestra mano y consejo no logran llegar, allí llega la mano del Señor, de manera que aprenderemos a hacer lo nuestro, lo que a nosotros nos toca, y dejaremos los resultados al Señor, Él es el dueño de la mies, y Él sabe como conduce a los suyos.   

  • Los ha defendido de aquellos que los maltratan y acusan

Mateo 12:1-3  En aquel tiempo iba Jesús por los sembrados en un día de reposo;[a] y sus discípulos tuvieron hambre, y comenzaron a arrancar espigas(A) y a comer.

Viéndolo los fariseos, le dijeron: He aquí tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer en el día de reposo.[b] Pero él les dijo: ¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y los que con él estaban tuvieron hambre;

Mateo 12:7  Y si supieseis qué significa:(E) Misericordia quiero, y no sacrificio,(F) no condenaríais a los inocentes;

Esta es una acción que demanda de nosotros valentía y convicción, recursos que solo el Señor nos puede proporcionar. De manera entonces, que pidámosle que nos ayude a actuar justo como Él lo haría, y amar de esa manera.

Esto implica también, desarrollar la capacidad de decir no cuando sea necesario, de saber callar o saber hablar según sea la situación. Pero de manera especial, aprender a defender a las personas que caminan con nosotros.

  • Los ha perdonado por cualquier cosa incorrecta que han hecho

Mateo 18:21-22  Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.(I)

Esta acción es indispensable si queremos actuar con empatía y amor, con compasión para aquellos que necesitan de nuestro consejo y ayuda, de manera especial para no predisponernos  y actuar con un interés genuino hacia los demás.

No se nos olvide, que en la vida cristiana lo importante jamás será que tan bonito hablamos, que tan bien recitamos las Escrituras o que tan convincentes podemos ser. Lo importante en la vida cristiana es nuestro testimonio, si nuestro consejo es “perdone”, ¡testifiquemos perdón¡

  • Ha estado dispuestos suplir cualquier necesidad física si fuera necesario

1Juan 3:17  Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él?

El amor cristiano no es lástima, ese amor es compasión. La empatía cristiana exige compasión. La necesidad de nuestro prójimo debe llevarnos a desprendernos de todo tipo de recurso que él requiera: tiempo, esfuerzo y bienes.

La compasión es un dolor en nuestras entrañas que no nos deja quietos y que nos hace actuar a favor de nuestro prójimo, y si en nosotros está la capacidad económica para ayudar, debemos poder hacerlo, pues de lo contrario “somos idolatras” , el gran tesoro de nuestro corazón serán los bienes materiales que tengamos.

Que el Señor nos ayude a poner a disposición de la obra del Señor, todo cuanto tenemos, teniendo la certeza que Él suplirá todas nuestras necesidades.

Conclusión:

La empatía cristiana es una demanda para todo creyente comprometido con la expansión del Evangelio, es un testimonio de madurez espiritual y es la expresión de una vida nueva, transformada y fructífera

Aunque el mundo nos diga que no tenemos que involucrarnos emocionalmente con el prójimo necesitado, la Biblia dice que hay que involucrarnos emocionalmente.  Esto no quiere decir involucrarnos sentimentalmente, poniendo en juego nuestros sentimientos.

Debemos compartir la carga de nuestro hermano tratando de comprender sus sentimientos, poniéndonos en el lugar de él, y por supuesto, sin quitarle la responsabilidad a la persona. Recordemos la exhortación que nos hacen las Escrituras: «gozaos con los que se gozan, llorad con los que se lloran». [4]

 

 

 

 

Fuentes consultadas: Extracto Tomado de Consejería Bíblica para todos, Dr. Jaime Morales, Mints Online.

[1] Consejería Bíblica para Todos, Dr. Jaime Morales, Pág. 46.

[2]Idem.

[3] Mack, W.  Una nueva mirada a la consejería bíblica, p. 199

[4]Consejería Bíblica para Todos, Dr. Jaime Morales, Pág. 46.