Todos Somos Llamados A Edificar la obra de Dios, y esto demanda que estemos organizados para llevarla a cabo de manera efectiva.

En el libro de Nehemías Dios nos da importantes consejos sobre liderazgo cristiano, enfatizando su carácter  como líder siervo,

No nos habla de un líder que se beneficia y aprovecha del trabajo de los demás, sino, uno que sirve para gloria de Dios y el bienestar del pueblo,

En esta enseñanza vamos  aprender que el trabajo en la obra de Dios es para todos, de manera que no es tarea de unos pocos,

Y si es tarea de todos, entonces debemos organizarnos para realizarla de la mejor manera

Y la buena noticia es, que en la obra de Dios siempre hay trabajo y todos estamos llamados a hacerlo.

Versículo referencia.

Nehemías 3:1  Entonces se levantó el sumo sacerdote Eliasib con sus hermanos los sacerdotes, y edificaron la puerta de las Ovejas.

Ellos arreglaron y levantaron sus puertas hasta la torre de Hamea, y edificaron hasta la torre de Hananeel.

Llamados a edificar la obra de Dios.

Este es un llamado para todo el cuerpo de Cristo, para todo el pueblo elegido, de manera, que nadie puede dudar, de la urgente necesidad, de poner manos a la obra

  1. Llamados a edificar en colectividad

No puedes hacer el trabajo tu solo.

Nehemías 2:20  Y en respuesta les dije: El Dios de los cielos, él nos prosperará, y nosotros sus siervos nos levantaremos y edificaremos,

porque vosotros no tenéis parte ni derecho ni memoria en Jerusalén.

Es un grave error pensar que el trabajo de la obra podemos hacerlo solos, si lo intentaremos pronto caeremos en el cansancio extremo, y la frustración de no lograrlo,

El mal carácter se hará manifiesto al ver escasos resultados y tristemente tendríamos la figura de un cuerpo paralizado o semiparalizado,

Y si así sucede, entonces algo anormal estaría sucediendo, de modo que hay que cambiar nuestra manera de ver el ministerio,

Nuestro ministerio jamás será  una obra individual sino colectiva. No olvidemos que la obra  es de Dios y por lo tanto Él nos prosperara,

Y es Dios quien nos ha asignado el gran privilegio de ser sus siervos, de ser útiles para la expansión de Su reino

Pero para hacer su maravillosa obra hay que levantarnos y edificar¡ Tú que lees estas líneas el llamado es a no seguir sentado, ¡Pon manos a la obra¡

  1. Llamados a edificar en la diversidad

La fuerza de la unidad está en la diversidad y no en la uniformidad, esto significa, que podremos edificar solamente si reconocemos y aceptamos nuestras diferencias.

Es decir, todos somos el cuerpo de Cristo, pero cada uno tiene dones, talentos y habilidades diferentes, que aportan a la edificación de la obra

  • Los sacerdotes.

Nehemías 3:1 Entonces se levantó el sumo sacerdote Eliasib con sus hermanos los sacerdotes, y edificaron la puerta de las Ovejas…..

Nehemías 3:17  Tras él restauraron los levitas; Rehum hijo de Bani, y junto a él restauró Hasabías, gobernador de la mitad de la región de Keila, por su región.

Nehemías 3:22  Después de él restauraron los sacerdotes, los varones de la llanura.

Encontramos a toda la tribu sacerdotal, trabajando para la obra de restauración del muro de la ciudad,

Desde el sumo sacerdote hasta los varones de la llanura. Toda la tribu de los levitas, cada uno en su oficio, pero todos restaurando.

Llamados a edificar en unidad

  • Los gobernadores.

Nehemías 3:9  Junto a ellos restauró también Refaías hijo de Hur, gobernador de la mitad de la región de Jerusalén.

Aparecen los hombres de alto rango, político, social o económico.  De igual forma, pusieron manos a la obra.

  • Los plateros y los comerciantes.

Nehemías 3:32  Y entre la sala de la esquina y la puerta de las Ovejas, restauraron los plateros y los comerciantes.

Podríamos pensar, que aquellos dedicados a trabajos de mucha delicadeza, no podrían tomar arena y ladrillos

Pero sí lo hicieron! Aquí están lo plateros y comerciantes, unidos al esfuerzo

  • Los hijos y las hijas.

Nehemías 3:12  Junto a ellos restauró Salum hijo de Halohes, gobernador de la mitad de la región de Jerusalén, él con sus hijas.

Y no solo los padres con sus hijos varones, sino también, las hijas pusieron sus habilidades y destrezas para colaborar con la restauración de la ciudad.

Pero siempre habrá algunos que no querrán trabajar, los que piensan que son demasiado importantes.

Nehemías 3:5  E inmediato a ellos restauraron los tecoítas; pero sus grandes no se prestaron para ayudar a la obra de su Señor.

Y a ellos, debemos dejarlos, sin permitir que nos frenen o desanimen nuestro trabajo para la obra.

Si mi conyugue, o mis padres, o mis hijos no quieren ir a la iglesia, o no quieren incorporarse al trabajo de la obra,

No les debemos permitir que influyan en nosotros y quiten nuestro deseo de aportar con nuestros dones y habilidades, al servicio que el Señor nos ha llamado.

  1. Llamados a edificar en unidad

De todo lo anterior podemos obtener varias aplicaciones para nuestra vida y ministerio:

  • Unidad y diversidad:

La unidad está basada en la diversidad, es en esa diversidad de dones y talentos en los cuales la obra de Dios se enriquece,

Pero el punto importante, es tener cuidado y  asignar las tareas de acuerdo el don recibido por  cada uno.

Esto evitará la frustración y la incompetencia dentro de la obra, y nos permitirá ser instrumentos útiles y gozosos

  • Unidad sin uniformidad:

La unidad no está basada en la uniformidad porque esta no es bíblica,

Si quisiéramos que todos fuéramos iguales, es como decir que dentro del cuerpo de Cristo todos quisiéramos ser mano,

Y si así fuera, entonces dónde estaría el ojo que guía la mano, donde estaría el pie que transporta a la mano.

La obra de Dios se construye en armonía

Comprendamos: la unidad y su progreso, se da en la diversidad! Conforme Dios nos ha dotado a cada uno, para ser de provecho en el Reino

  • Unidad sin desanimo:

Siempre habrá algunos que no querrán sumarse a trabajo de la obra, ellos piensan que son demasiado importantes para esta tarea,

pero eso no tiene que ser motivo por el cual nos detengamos.

  1. Llamados a edificar armoniosamente

Tal como Nehemías nos lo demuestra, unidos “junto a”.

Nehemías 3:2  Junto a ella edificaron …..

                  3:4  Junto a ellos restauró ….

     3:5  E inmediato a ellos restauraron …..

 3:7  Junto a ellos restauró …….

 3:8  Junto a ellos restauró ………….

 3:9  Junto a ellos restauró también ….

La frase «junto a ellos» se repite varias veces, lo cual nos da una idea de unidad de propósito,

Es decir, encontramos un pueblo que había entendido el llamado de Dios y que gozosa y voluntariamente se habían unido en esta maravillosa tarea “Edificar la Obra de Dios”

Ahora, podemos preguntarnos ¿Junto a quien estas tu edificando?, no se puede edificar solos, somos miembros de un cuerpo, por lo tanto trabajemos en armonía.

  1. Llamados a edificar con sacrificio

Debemos estar conscientes, de que  siempre hay algo que sacrificar para la Obra de Dios.

Nehemías 3:2  Junto a ella edificaron los varones de Jericó, y luego edificó Zacur hijo de Imri.

Hoy en día hay personas que no quieren sacrificar nada para la obra de Dios, pero es al contrario hemos sido llamados al sacrificio,

Los varones de Jericó vivían lejos de la ciudad, aproximadamente a unos 30 kilómetros de Jerusalén,

Estos hombres tenían que viajar y renunciar a la comodidad de sus casas, pero los motivaba algo mayor que la más grande comodidad  en este mundo “Edificar Su obra”,

Ahora, yo te pregunto ¿estas tu sacrificando algo para dedicarlo a Dios y a su obra?

  1. Llamados a edificar una milla más.

Debemos encontrarnos haciendo más de lo que se nos demanda.

Nehemías 3:11  Malquías hijo de Harim y Hasub hijo de Pahat-moab restauraron otro tramo, y la torre de los Hornos.  mitad de la región de Keila.

Nehemías 3:19-20  Junto a él restauró Ezer hijo de Jesúa, gobernador de Mizpa, otro tramo frente a la subida de la armería de la esquina.

Después de él Baruc hijo de Zabai con todo fervor restauró otro tramo, desde la esquina hasta la puerta de la casa de Eliasib sumo sacerdote.

La frase traducida otro tramo (3:11) es literalmente “un segundo tramo”

Debemos de dar gracias a Dios por aquellos hermanos y hermanas que no se conforman con hacer únicamente lo que se les pide,

sino que siempre están dispuestos a hacer más que eso, una milla mas ¿Te conformas en hacer únicamente lo que se te pide o haces más?

llamados a edificar

Conclusión.[1]

Cualquier aspecto de la obra de Dios es digno de una buena planificación y una ejecución efectiva.

Esto es especialmente importante para una iglesia de nuestro tiempo, donde el individualismo prima mucho

Tal como lo dijo el apóstol Pablo: “…él [Jesucristo], es la cabezadel cuerpo, que es la iglesia” (Col. 1:18).

La iglesia es como un cuerpo humano, formado por muchas y diversas partes, pero todas trabajando en perfecta unidad.

Con Jesús como la cabeza, todos debemos trabajar en armonía uno junto al otro, y todos en armonía con Jesucristo.

Que Dios nos ayude a todos!¡

 

 

 

[1]Hablemos de Nehemías, Gary William, Pág. 53.