¿Por Qué Confesar Nuestro Pecado? Si esto es como desnudarnos delante de Dios y de los hombres,

Y es una experiencia no muy grata para hombres y mujeres que necesitan mantener una imagen de integridad y moralidad.

Pero eso es pretender vivir de apariencias de santidad, lo que no es bíblico ni es agradable delante de Dios,

Así tenemos el testimonio de Lutero, que un día le preguntaron cuál de los Salmos era el mejor,

Y él contestó: «Psalmi paulini»; y cuando sus amigos insistieron en saber cuáles eran, añadió: «El Salmo 32, el 51, el 130 y el 143.

Porque todos ellos enseñan que el perdón de nuestros pecados viene sin la ley y sin las obras del hombre que cree, y por tanto los llamo Salmos Paulinos.»[1]

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¿Por qué confesar nuestro pecado?

Hay una necesidad urgente de confesar nuestro pecado, porque en la medida que lo ocultamos, nos asecha la culpa, la amargura y el temor

Salmo 143:2  Y no entres en juicio con tu siervo;

 Porque no se justificará delante de ti ningún ser humano.(A)

Entonces, ¿Por qué es importante la oración de confesión de pecados? Porque por medio de esa confesión ¡Somos limpiados¡

Así como después de un día muy trabajado llegamos a casa y tomamos un baño, nos ponemos ropa limpia, y nos sentimos como nuevos,

Así sucede cuando somos perdonados porque es levantada esa carga que llevamos sobre el alma, y experimentamos nuevamente el gozo de la salvación.

  1. ¿Por qué confesar nuestro pecado? Porque el perdón de nuestro pecado nos trae  gran felicidad.

Salmo 32:1  Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado. (DHH L* 2002*) 

Tener la dicha de ser perdonados de toda nuestra iniquidad, es la causa de la verdadera felicidad.

Por tanto, la confesión y perdón de nuestros pecados, es la instrucción dada por David, para poder ser felices.

Porque solo así seremos ¡Bienaventurados! ¡Inmensamente feliz el hombre a quien sus culpas y pecados le han sido perdonados por completo¡

  • ¿Qué es el pecado?

El pecado es una transgresión a la Ley de Dios. Básicamente, el pecado indica, descarriarse voluntariamente del camino de una vida santa y por tanto es «rebelión».[2]

Entonces el pecado es traspasar la línea, el límite impuesto por Dios en su Palabra, lo que trae culpa y condenación.

Es por ello que necesitamos urgentemente el Perdón, que significa “Alzar” indicando cómo una carga es quitada o una barrera es eliminada.

Por eso ¡Bienaventurado aquel a quien es perdonada su trasgresión¡ y el perdón de la trasgresión es pleno, instantáneo e irreversible,

De modo que “vuelve el infierno del pobre pecador, en un cielo y le convierte, de heredero de ira, en participante de bendición.[3]

  • La verdadera felicidad:

El salmista David, al comienzo de este Salmo nos muestra en qué consiste la verdadera felicidad:

La felicidad no se encuentra en la hermosura, el honor, las riquezas (que son la trinidad del mundo), sino en el perdón del pecado, cuando nuestro pecado es cubierto,

¿Qué significa cubrir el pecado? Significa que nuestro pecado es ¡Cubierto por Dios¡ de la misma forma como el Arca del Pacto estaba cubierta por el propiciatorio,

Esto significa que nuestro pecado es cubierto de forma tal, que queda completamente escondido de la vista de un Dios Omnisciente, que todo lo sabe.

Y es cubierta toda inmundicia de nuestra humanidad, cometida a los ojos de todos, como aquella que está escondida en lo más profundo de nuestro corazón,

Y “el que ha visto una vez el pecado en toda su horrible deformidad, puede apreciar la felicidad de no tener que verlo más. C. H. S.[4]

Salmo 32:2  Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad,(A)

 Y en cuyo espíritu no hay engaño.

Qué afortunados somos todos aquellos a los que el Señor considera inocentes porque hemos confesado nuestro pecado delante de Él y no los hemos ocultado ni negado.

Porque toda iniquidad que se comete al pretender vivir Sin ley, merece castigo porque es una ofensa a la santidad de Dios.

Y de esa iniquidad somos perdonados, somos cubiertos, somos limpiados, al punto tal, que Dios no se acuerda nunca más de ella.

  1. ¿Qué pasa cuando no confesamos nuestro pecado?

Salmo 32:3-4  Mientras callé, se envejecieron mis huesos En mi gemir todo el día.

Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano;

 Se volvió mi verdor en sequedades de verano. Selah

Mientras callamos y nos negamos a confesar nuestro pecado, nuestra transgresión, nos inunda el llanto, la tristeza, la culpa y la amargura de alma.

De modo que poco a poco, se nos acaban las fuerzas a causa de la tristeza de la comunión rota, tanto con Dios como con nuestro prójimo.

Y nos agotamos con el peso de la culpa, la vergüenza, la tribulación de la mente y más aún, cuando nos falla el refugio humano.

Entonces, la pregunta es ¿Qué es lo que No debemos hacer con nuestro pecado? Son tres cosas que debemos esforzarnos en No hacer:

  • No encubramos nuestro pecado.

Proverbios 28:13  El que encubre sus pecados no prosperará;

Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia.

El que encubre su pecado ¡Jamás prosperará¡ pero aquel que confiesa su transgresión y se aleja del mal, hallará perdón.

Y apartarse del pecado significa abandonar, renunciar y soltar todo aquellos que destruye, no solo nuestro cuerpo, nuestra alma y nuestras relaciones con los demás,

Sino lo más importante, destruye toda comunión con nuestro Señor, impidiendo la adoración genuina.

Consecuencias del pecado no confesado

Por ello, necesitamos confesar ese pecado, tanto en la intimidad con el Señor como de manera pública, de manera que podamos afirmar y renovar nuestra relación con Dios.

Porque solamente así ¡Prosperaremos¡ y esta es una prosperidad que hace referencia a una vida exitosa con Dios, en una vida de obediencia y santidad, que trae bendición.

  • No neguemos nuestro pecado:

Peor aún, es negar nuestro pecado, pretender cubrirlo con una mentira, negando que hemos hecho mal.

2 Reyes 5:25-27  Y él entró, y se puso delante de su señor. Y Eliseo le dijo: ¿De dónde vienes, Giezi? Y él dijo: Tu siervo no ha ido a ninguna parte.

El entonces le dijo: ¿No estaba también allí mi corazón, cuando el hombre volvió de su carro a recibirte?

¿Es tiempo de tomar plata, y de tomar vestidos, olivares, viñas, ovejas, bueyes, siervos y siervas?

Por tanto, la lepra de Naamán se te pegará a ti y a tu descendencia para siempre.

Y salió de delante de él leproso, blanco como la nieve.

Tremendas consecuencias nos acarrea la mentira, y como bien dice el mundo “la mentira tiene patitas cortas”

Y aún cuando nos parece que nadie nos descubrirá, debemos recordar que ante los ojos de un Dios Omnisciente, no hay nada oculto.

Pero podemos decir “No importa porque Dios siempre nos perdona” y esa es una gran y maravillosa verdad,

Sin embargo no olvidemos que las consecuencias de nuestro pecado ¡Siempre las pagaremos¡ porque esas consecuencias son nuestra responsabilidad.

  • No Justifiquemos el pecado:

Justificar nuestro pecado es pensar que el mal que hemos cometido “No es tan malo” o “No es gran cosa” y peor aún, decir que “No es culpa nuestra”[5]

Génesis 3:11-13  Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses?

Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí.

Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho?

Y dijo la mujer: La serpiente me engañó,(B) y comí.

Esto es equivalente a decir que somos mentirosos, adúlteros, alcohólicos, violentos, iracundos, etc. Por culpa de nuestros padres, maestros o malas experiencias.

Y con ello negamos nuestra participación en el pecado, negamos que nuestro corazón está lleno de concupiscencia.

Aún cuando es cierto que en nuestra casa nos modelaron el pecado, también es cierto que es nuestra elección pecar, y por tanto es nuestra responsabilidad.

Y este es el caso de Adán, que si bien es cierto fue Eva quien le incitó a pecar, también es cierto que Adán mismo tomó la decisión de seguir a Eva en el camino de desobediencia.

¡Que no sea esta nuestra realidad¡ sino que reconozcamos nuestra responsabilidad en nuestro propio pecado y movámonos al arrepentimiento.

  1. ¿Por qué confesar nuestro pecado? Porque eso lleva al perdón.

Después que el salmista finalmente se humilló arrepentido de su pecado, el Señor lo perdonó, lo limpió y quitó la carga de culpa y vergüenza que lo agobiaba.

Salmo 32:5  Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad.

 Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová;

 Y tú perdonaste la maldad de mi pecado.(B) Selah

La acción que David nos deja es: Declarar nuestro pecado, No encubrir nuestra iniquidad y confesar nuestras transgresiones al Señor,

Porque solamente así, alcanzaremos el perdón divino, nuestra culpa será quitada, ya no habrá más vergüenza ni acusación,

Y seremos limpios y libres para adorar a Dios, para tener comunión con los santos y para caminar con la dignidad de un hijo de Dios.

  1. ¿Por qué confesar nuestro pecado? Porque esa confesión es Alabanza a Dios.

Nuestra confesión y arrepentimiento de pecado alaba a Dios porque en ello reconocemos que solo Dios es plenamente santo y justo

Y más aún, por los juicios  y misericordia divina, que despiertan en nosotros arrepentimiento, es que Dios debe ser alabado.

Salmo 51:4  Contra ti, contra ti solo he pecado, Y he hecho lo malo delante de tus ojos;

 Para que seas reconocido justo en tu palabra, Y tenido por puro en tu juicio.(A)

Cada vez que confesamos nuestro pecado, estamos reconociendo que hemos ofendido a un Dios Santo y Justo, quien tiene toda autoridad para declararnos ¡Culpables¡

Y ante esa culpa que evidencia nuestra transgresión al mandamiento divino ¡No podemos declararnos inocentes¡ sino solamente arrepentirnos de nuestro mal.

Y aunque el arrepentimiento y la confesión de ese pecado no merecen el perdón de la transgresión, son necesarios para disfrutar realmente la misericordia que perdona.

Por tanto, reconozcamos nuestro pecado, declarémoslo delante del Señor, movámonos al arrepentimiento y que el Señor nos permita gozar de Su misericordia perdonadora.

  • Nuestro arrepentimiento da testimonio.

Cada vez que un cristiano reconoce su pecado y se arrepiente, se convierte en un testimonio de fe y obediencia, que lleva a otros a Cristo en arrepentimiento.

Juan 4:28-29  Entonces la mujer dejó su cántaro, y fue a la ciudad, y dijo a los hombres:

Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será éste el Cristo?

Juan 4:39  Y muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por la palabra de la mujer, que daba testimonio diciendo: Me dijo todo lo que he hecho.

La mujer samaritana fue desnudada en su pecado por el mismo Jesús, pero en la gracia, también fue vestida con el perdón que transformó su vida.

Es de esa manera que un pecador arrepentido y renovado en la gracia divina, se convierte en un instrumento precioso para testificar del amor inmerecido de Dios.

 

Por qué confesar nuestro pecado?

Por tanto, reconocer nuestro pecado y arrepentirnos No es una debilidad humana, sino una valentía que solo es posible por el obrar del Espíritu Santo en nosotros.

  • La oración de confesión de pecado de Daniel.

Daniel 9:4-5  Y oré a Jehová mi Dios e hice confesión diciendo:

Ahora, Señor, Dios grande, digno de ser temido, que guardas el pacto y la misericordia con los que te aman y guardan tus mandamientos;

Hemos pecado, hemos cometido iniquidad, hemos hecho impíamente, y hemos sido rebeldes,

y nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus ordenanzas.

Esta es una oración modelo para todo creyente que anhela ser perdonado porque reconoce su pecado delante de Dios

Y al reconocer ese pecado, también reconoce que está delante de un Dios justo que emite su juicio y que demanda santidad

Daniel 9:7-8  Tuya es, Señor, la justicia, y nuestra la confusión de rostro, …

Oh Jehová, nuestra es la confusión de rostro, de nuestros reyes, de nuestros príncipes y de nuestros padres; porque contra ti pecamos.

Daniel comprende claramente que el pecado trae confusión al alma, perturba la mente y quita la paz, por lo cual es menester clamar por el perdón divino

Daniel 9:9  De Jehová nuestro Dios es el tener misericordia y el perdonar, aunque contra él nos hemos rebelado,

Así comprendemos que somos perdonados no porque lo merezcamos, pues no hay mérito alguno en nosotros para demandar a Dios ser perdonados,

Sino que ese perdón llega a nosotros por ¡Misericordia divina¡ porque en el infinito amor de Dios, no se nos da el castigo que merecen nuestras transgresiones,

Y es allí donde debemos caer de rodillas al hacer memoria del sacrificio de Cristo, cuya sangre nos justifica delante del Padre y nos declara inocentes de toda culpa.

¡Porque Cristo pago por nuestros pecados¡ y en Cristo somos justificados delante de Dios, libres de la Ira divina y favorecidos con la gracia y misericordia.

Conclusión:

¿Por qué confesamos nuestro pecado? Porque el pecado trae destrucción y muerte, y mientras lo callamos, nuestra alma muere en silencio,

Pero si declaramos ese pecado, somos librados de culpa, amargura y vergüenza, y quedamos libres para rendir adoración al Dios de nuestra salvación.

 

[1] El Tesoro de David, Chales Spurgeon, “Salmo 32”, Pág. 155.

[2] Diccionario VINE AT, significado de la palabra “Transgresión”.

[3] El Tesoro de David, Charles Spurgeon, pág.  156.

[4] Ibi.

[5] El Tesoro de David, Charles Spurgeon, pág.  156.