Señor ¡Sé Tú Mi Ayudador¡ Porque comprendemos muy bien, que cuando Dios ayuda las dificultades desaparecen.

Y comenzamos esta introducción citando a C.H.S, que nos recuerda que este es un Salmo  dedicado  “Para el que sufre en la cama del dolor,  para el creyente bajo la tentación,

Para el hombre de Dios bajo la adversidad; para que recuerden que, cuando Dios ayuda, las dificultades desaparecen”

Es decir que, las Escrituras nos llevan hacer memoria, que en la angustia, en los temores y en la oscuridad más profunda de nuestra vida,

Dios siempre interviene, trayendo luz a nuestra alma, por medio de su Palabra, de sus promesas siempre fieles, de su presencia con nosotros.

Si usted desea escuchar esta enseñanza, por favor visite https://youtu.be/qhVAC6vlsiA

Pero si usted necesita profundizar sobre cómo Dios nos guarda del peligro y nos rescata de la aflicción, por favor visite !¡Él Te Guardará!¡

Texto de referencia.

Salmo 30:10  Oye, oh Jehová, y ten misericordia de mí;

 Jehová, sé tú mi ayudador.

Encontramos en este Salmo, un clamor ferviente del rey David, pidiendo a Dios, que su oído se incline a su oración, que escuche su clamor

Porque necesita el socorro divino, necesita la compasión de Dios, necesita que la poderosa mano del Creador, se mueva a favor de su vida

Señor ¡Sé tú mi ayudador¡

En esta porción de la Escritura, encontramos tres peticiones del salmista al Señor:

  1. Necesita que el Señor escuche su oración, por eso dice “Oye, oh Jehová”
  2. Pero también está pidiendo que el Señor le socorra en medio de su tribulación, y exclama “Ten misericordia de mí”
  3. Y finalmente, el rey David pide al Señor “Jehová sé tú mi ayudador”.

Así que, esta reflexión desarrollará esas tres peticiones, de un rey, al Rey de reyes, de manera que comprendamos, cómo ser ayudados por el Señor, de una manera efectiva.

  1. Señor, sé tú mi ayudador, y oye mi oración

Lo primero que hacemos en tiempos de gran dificultad es orar a Dios, aunque sabemos que la oración es algo que debemos hacer en todo tiempo,

Pero en tiempos de angustia, es cuando más debemos intensificar nuestros tiempos de comunión con el Señor

Entonces la pregunta es ¿Cómo debe ser nuestra oración, para que sea escuchada por Dios?

Si el salmista dice “Oye, oh Jehová”, Vale preguntarnos ¿Cuál es la oración que Dios oye?

Salmo 30:10  Oye, oh Jehová,…

Cuando estamos pasando por esas situaciones difíciles es cuando más queremos que el Señor escuche nuestra oración,

  • Orar con fe:

Recordemos que la oración es la presentación de nuestros deseos y necesidades ante Dios.

Salmo 62:8  Esperad en él en todo tiempo, oh pueblos;  Derramad delante de él vuestro corazón;

 Dios es nuestro refugio. Selah

Si queremos que nuestra oración sea escuchada por Dios, lo primero que tenemos que hacer es, orar con fe, confiando en que Dios hará,

Es necesario que nos acerquemos a Dios sin dudas, esperando en Él, confiando plenamente en Dios,

Orar con fe es mirar a Dios y derramar el alma delante de Él hasta que no quede una gota de desaliento, de temor, de dudas

Tal como lo hizo Ana, la madre de Samuel, que derramó toda la amargura de su alma delante de Dios, hasta que fue escuchada

De manera que vamos a orar hasta que nos sintamos seguros, porque Él es nuestro refugio, es Todopoderoso para hacer que su Voluntad se realice en nuestra vida.

Porque sabemos que toda la realidad humana está gobernada por los principios divinos, y nada escapa del control perfecto de Dios

  • Orar en la Voluntad de Dios:

Nuestra Oración es escuchada cuando pedimos por aquellas cosas que están de acuerdo con la voluntad divina.

Pero ¿Cómo sabemos cuál es la Voluntad de Dios?

Salmo 30:9  ¿Qué provecho hay en mi muerte cuando descienda a la sepultura?

 ¿Te alabará el polvo? ¿Anunciará tu verdad?

David no está presionando a Dios con estas palabras, sino que él estaba pidiendo que Dios lo sanara

Y ¿Para qué pide sanidad? ¿Cuál era el propósito de esta petición de David? En este momento histórico, el rey de Israel está sufriendo una enfermedad,

David había perdido el ánimo de vivir, y este es un sentir que embarga su alma, como producto de la desobediencia hacia Dios

Así que David ora al Señor, reconoce su desobediencia y pide la sanidad, pero lo hace con un propósito divino, su petición no es egocéntrica,

Está pidiendo sanidad para poder anunciar el santo Nombre del Señor, para poder alabarle, no está buscando, en primer plano, el bienestar personal.

Si bien es cierto necesitamos que el Señor nos ayude para provecho personal, pero esto no puede ni debe ser, el centro mismo de nuestra oración.

Así que, no sé la necesidad que usted tenga en este momento, pero pude preguntarse ¿Con qué propósito está pidiendo el favor divino?

Es importante que nunca olvidemos, que el propósito, la esencia de nuestra oración, nunca debe ser mi bienestar, sino la gloria de Dios.

Porque cuando oramos para glorificar a Dios, como consecuencia de eso, nos viene la bendición divina, se derrama el favor de Dios sobre nuestra vida

Y nos gozamos, porque Dios habrá escuchado nuestra oración y mandará su respuesta a nuestro clamor.

  • Orar centrados en Cristo:

Santiago 4:3  Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.

El pueblo de Dios ora y pide mal porque no hemos podido salir del egocentrismo, seguimos poniendo nuestro “Yo” en el centro de nuestra oración,

Pero la vida cristiana no está centrada en la persona humana, sino en la persona de Cristo.

Esto significa que nuestra oración no debe tener en el centro mis necesidades y deseos, ni el enorme tamaño de nuestros problemas,

Señor sé tú mi ayudador

Sino que al orar, debemos poner en el centro a Cristo, su grandeza, su poder, su Nombre exaltado

Y debemos pedir la ayuda divina para contar con las fuerzas, el ánimo, los recursos, la valentía para poder anunciar el precioso Evangelio de salvación.

Como consecuencia de eso, vendrá la añadidura, vendrá la bendición que necesitamos, y nuestra oración será escuchada, será respondida.

  • Orar en la confianza de ser escuchados:

Salmo 30:2  Jehová Dios mío,  A ti clamé, y me sanaste.

¿Cuál fue la respuesta de Dios, ante la oración de David? El Señor respondió la oración de David, y le restauró la salud para que continuara haciendo la obra de Dios

Y como lo dice Juan en su primera carta:

1 Juan 5:14  Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye.

Tenemos la plena confianza que nuestra oración será escuchada por el Señor, cuando aprendamos a orar para glorificar su Nombre,

Será esto lo que permitirá que nuestra oración siempre se encuentre dentro de su perfecta Voluntad.

Y ¿Cuál es esa voluntad? Que todo lo que pidamos sea para poder continuar haciendo la obra de Dios

De manera que si estamos pidiendo por un empleo, por un mejor vehículo, por salud o por mejores oportunidades,

Que eso que pidamos, cuando el Señor nos lo conceda, pueda ser puesto al servicio de su obra, que contribuya a la expansión del Reino de los cielos, aquí en la tierra.

  • Orar en el Nombre de Cristo.:

Juan 16:23-24  En aquel día no me preguntaréis nada. De cierto, de cierto os digo, que todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará.

Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido.

No podemos olvidar, que la libertad que tenemos para presentarnos delante del Padre con todas nuestras peticiones,

Es una libertad que se obtiene en Cristo, porque su perfecta justicia nos cubre y nos hace aceptos delante de Dios.

Recordemos que somos pecadores, arrepentidos, pero que aún hay pecado en nosotros, y la perfecta santidad de Dios no puede estar frente al pecado.

De manera, que para poder presentarnos delante del Padre, necesitamos cubrirnos en la perfecta justicia de Cristo

Y así, siempre que oremos, debemos hacerlo en el Nombre de Cristo, porque el Padre nos escucha, mientras mira a su Hijo amado, en nosotros.

  • Orar confesando nuestros pecados:

Salmos 30:6-7  En mi prosperidad dije yo: No seré jamás conmovido,

 Porque tú, Jehová, con tu favor me afirmaste como monte fuerte. Escondiste tu rostro, fui turbado

David dijo “En mi prosperidad”, y por un momento se enamoró de la bendición y se olvidó del Dios de la bendición,

El rey David pensó que nada lo haría caer, que jamás fracasaría, que nada podría vencerlo, y afirmó su poder en su ejército y no en Dios,

Ahora, en este momento puede ser, que al igual que David, estemos poniendo nuestra  seguridad en el dinero, las posesiones materiales o el trabajo que tenemos,

O posiblemente nuestra fuente de seguridad la cifremos en nuestra inteligencia, astucia o relaciones personales y nos hayamos olvidado que todo esto proviene de Dios,

Entonces viviéremos lo que le aconteció al rey: “Dios escondió su rostro de David” para enseñarle que sin Dios no somos nada,

Y cuando esto sucedió, el corazón de David fue turbado, se lleno de espanto, porque él sabía que significaba ser sostenido por Dios

Si Dios esconde su rostro, también nos quita su favor, y esto es objeto de angustia, y para ello, solo debemos confesar nuestro pecado en arrepentimiento genuino

Salmo 32:5  Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová;

Y tú perdonaste la maldad de mi pecado.(B) Selah

La prosperidad material pasa a ser una de las mayores pruebas que pueda pasar un creyente, porque tiene que luchar contra la vanagloria y la autosuficiencia

Y ambos pecados conducen a una lenta y aparatosa caída. Así que, reconozcamos nuestro pecado y confesémoslo al Señor, y Él nos perdonará.

¡Solo entonces, nuestra oración será escuchada y respondida¡

  1. Señor sé Tú mi ayudador y ten misericordia de mí.

La misericordia de Dios puede definirse como la bondad o amor de Dios hacia los que se encuentran en miseria y angustia espirituales, sin tomar en cuenta que se lo merezcan.

Es así, como la misericordia Dios se revela como compasión, un Dios que se apiada de los que se hallan en miseria, y que está listo siempre para socorrerlos en sus agonías.[1]

Y esta misericordia es gratuita, y la experimentamos cuando Dios interviene en nuestra vida.

  • ¿Qué hizo Dios en la vida de David?

Salmo 30:3  Oh Jehová, hiciste subir mi alma del Seol;

 Me diste vida, para que no descendiese a la sepultura.

Encontramos descrita en este versículo la más grande misericordia de Dios hacia nuestra vida,

Porque, como consecuencia de nuestro pecado, cada uno de nosotros merece morir, y una muerte eterna,

Pero en Cristo no encontramos muerte, sino vida, y es así como David exclama “hiciste subir mi alma del seol”

Esta es la más grande misericordia de Dios para nosotros, porque al igual que David, nos hizo salir de la muerte para darnos vida, vida nueva y transformada ¡y vida eterna¡

Colosenses 2:13 “Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne,

os dio vida juntamente con él,(B) perdonándoos  todos los pecados

En base a nuestra desobediencia a la Palabra de Dios, a la Voluntad divina y a sus mandamientos, todos los hombres merecíamos morir

La misericordia de Dios es compasión

Pero Dios tuvo misericordia de nosotros, y no ha hecho vivir perdonando nuestros pecados y cubriéndonos con su gracia y misericordia.

Así que, al igual que el rey David, con corazón agradecido y lleno de adoración, podemos decir “me diste vida, para que no descendiese a la sepultura”

  • ¿Cómo es la misericordia de Dios?

La misericordia del Padre, hacia su iglesia, no es pequeña, ni es gratuita, porque la vida que nos ha dado, cuesta la sangre del Hijo Unigénito

Salmo 57:10  Porque grande es hasta los cielos tu misericordia,  Y hasta las nubes tu verdad.

Por esa maravillosa Verdad, es que el salmista dice lo grande que es la misericordia de Dios, y no solo eso, sino también, una misericordia constante, permanente,

Es una misericordia que “llega hasta los cielos”, una expresión que es una figura literaria, que nos permite dimensionar cuán grande es esa misericordia

Esa misericordia divina es infinita, de manera que no importa cuán grave es nuestro pecado o que tanto nos acuse ni que tan graves sean las consecuencias que nos acarrea

¡Porque más grande es la misericordia de Dios para perdonarnos¡ solo debemos arrepentirnos y confesar ese pecado, para ser perdonados

Y gozar de la misericordia divina, del favor de Dios hacia nuestra vida, del inmenso privilegio de ser escuchados en nuestras oraciones.

  1. Señor sé tú mi ayudador ¡La tercera petición¡

Salmo 30:1… Jehová, sé tú mi ayudador.

Encontramos al rey David, al rey de Israel, un hombre poderoso, con todos los recursos humanos y materiales a su disposición pero ¡Pidiendo a Dios ser ayudado!

Y ahora encontramos a muchos creyentes, que ante su necesidad apremiante, primero acuden a la ciencia, a los políticos o gobernantes, en busca de ayuda y dejan de lado a Dios

Así que preguntémonos ¿Y tú quién quieres que sea tu ayudador? ¿Los hombres con sus iniciativas o el Dios Todopoderoso?

  • ¿Quién es nuestro ayudador?

Veamos como Pablo nos muestra quién es nuestro verdadero y único ayudador.

Romanos 8:31-32  ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?

El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?

Cuando Pablo dice que Dios es nuestro ayudador, nos está diciendo que Dios es nuestro apoyo, consuelo y defensa.

De manera que no hay por qué temer, porque cuando la vida se nos hace inestable, en Cristo encontramos ese apoyo que nos afirma y sostiene

Es ese apoyo el que nos permite mantenernos firmes en medio de todas las pruebas, porque si Dios está con nosotros, aun cuando todas las cosas sean contra nosotros,

¡Podremos, sin embargo, permanecer confiados¡ y contar con el favor de Dios que es un consuelo más que suficiente para toda tristeza,

Pero también Dios es nuestro defensor todopoderoso que nos sostiene contra todas las tempestades que arremeten en nuestra vida.

Así pues, no hay poder en la tierra ni arriba de ella capaz de resistir el poder de Dios. Por esta razón, teniéndole a Él como defensor, nada debemos temer.

¡El Señor es nuestro ayudador¡

  • ¡No más temor¡

Salmo 23:4“Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo”

En clara la Escritura cuando nos dice que el creyente puede andar en valle de sombra de muerte,

Que solamente es eso ¡sombra de muerte¡ porque nuestra vida está en manos del Señor, y de esa sombra no debemos temer

De manera entonces, que el corazón del creyente debe permanecer firme por el testimonio interior del Espíritu Santo, y no depender de las cosas externas.

Mantenernos firmes en la plena convicción del amor paternal de Dios hacia sus hijos, porque siempre nos es propicio y favorable

  • El resultado de la ayuda divina:

Salmo 30:11  Has cambiado mi lamento en baile; Desataste mi cilicio, y me ceñiste de alegría.

Dios en nuestro gran ayudador, capaz de cambiar nuestra tristeza en baile, en un profundo gozo interior, y nos quita la ropa de luto para ponernos ropa de fiesta.

El Señor, nuestro ayudador cambia el dolor más profundo, el llanto más desesperanzador, en una profunda alegría interna

Porque cuando el brazo de Dios se extiende sobre nosotros e interviene en nuestra vida, no hay dolor ni sufrimiento que pueda permanecer.

Y todo es transformado en gozo, aún cuando las circunstancias externas no cambian, el Señor cambia nuestro interior, nuestra perspectiva de las cosas ¡Cambia nuestro corazón¡

  • Nuestra respuesta ante la ayuda divina:

Salmo 30:5  Porque un momento será su ira,  Pero su favor dura toda la vida.

 Por la noche durará el lloro,  Y a la mañana vendrá la alegría.

El pecado podrá traer dolor y sufrimiento a nuestra vida; nuestra desobediencia podrá traer la disciplina de Dios para hacernos volver al camino

Y tal como dice el salmista “porque un momento será su ira”, es decir, que la disciplina de Dios dura solo un momento

Pero el favor de Dios ¡Dura toda la vida¡ Cuán maravillosa es la misericordia divina, que por larga que sea la noche, por abundante que sea nuestro lloro

¡Por la mañana viene la alegría¡ y toda la tristeza y dolor, es transformado en gozo interno y permanente del corazón

  • La alabanza del corazón:

Podemos contemplar la respuesta que el salmista tiene ante el favor divino que ha recibido: La Gloria de Dios.

Salmo 30:12  Por tanto, a ti cantaré, gloria mía, y no estaré callado.

Jehová Dios mío, te alabaré para siempre.

Cuando contemplamos la misericordia de Dios en nuestra vida, No podemos quedarnos quietos ni callados,

Y así como dice David “por tanto, a ti cantaré” alabaremos a Dios con un corazón agradecido y adorador

Señor sé tú mi ayudador

¿Por qué alabaremos a Dios? Porque nos ha pasado de muerte a vida, nos ha hecho sus hijos, nos ha perdonado todos nuestros pecados y que día a día nos perdona.

Y alabaremos al Señor porque Él es nuestro verdadero apoyo, consuelo, defensor, porque nos ha sanado de enfermedades graves y nos ha librado de muchos peligros de muerte.

¡Cómo no alabar a Dios¡ por todas esas razones y muchas más.

Conclusión:

Señor ¡Sé tú mi ayudador¡ porque no existe nada ni nadie fuera de nuestro Dios, porque su misericordia es para siempre y porque día a día en Él está nuestra providencia

Y si hasta este día, Dios nos tiene en pie, es para que hablemos no solo del milagro recibido, sino, para que hablemos del que hizo el milagro

Para que hablemos de Aquel que es grande en misericordia y que nos bendice todos los días de nuestra vida

Y que todas las naciones, todos los pueblos, le conozcan y le adoren ¡Que nuestros labios No estén callados¡

Palabras y frases significativas:

Cambiar: hapak (הָפַךְ, H2015), «volver, dar vueltas, rodear, evadir, cambiar, transformar»

Lamento: safád raíz primaria; propiamente arrancar el cabello y golpearse el pecho (como hacen los orientales por aflicción); generalmente lamentar; por impl. llorar:- duelo, endechador, endechar, golpear, lamentar, llorar, plañir.

Baile: Gozo interior.

Cantare alabanzas: zamár,  mediante la idea de rasgar; propiamente tocar las cuerdas o partes de un instrumento musical, i.e. tocarlo; hacer música, acompañado por la voz; de aquí, celebrar en canto y música:- alabanza, alabar, cantar, entonar alabanzas, salmos.

 

[1] Teología Sistemática, Luis Berkof, pág. 71.