El Sometimiento Cristiano, como parte de nuestro testimonio, forma parte importante dentro de los últimos dos capítulos de la Epístola a los Efesios, donde Pablo nos invita la unidad y al sometimiento en el temor del Señor, como forma de vida del creyente.

Presentamos ahora la cuarta y última parte del estudio de la Epístola a los Efesios. Analizando los siguientes versículos  EFESIOS 5:21-33 al 6:1-24

 Seguiremos el mismos método de preguntas y respuestas, de manera que nos facilite tanto la comprensión de los puntos más críticos de estos capítulos, así como, nos de la pauta para poder hacer apologética

 

  • ¿Cuál es el verdadero sentido del “sometimiento” al que nos manda Efesios 5:21? ¿Testimonio Cristiano implica sometimiento?

El sometimiento es el principio básico para perseverar en la unidad a la que también hemos sido llamados como hijos de Dios. El Testimonio Cristiano demanda el someternos unos a otros.

Es justamente el sometimiento cristiano, el que le da sentido a la maravillosa verdad de que todos los creyentes formamos un solo cuerpo.

El estar sometidos garantiza nuestra lucha contra el egocentrismo, la obstinación, el señorío que queremos ejercer sobre los demás y nuestra intolerancia ante el cuestionamiento de nuestro actuar.

Pero jamás, este sometimiento implica callar ante los errores doctrinales.

No se trata de un sometimiento a cosas e ideas absurdas, no se trata de un servilismo malsano que puede conducir a la supresión del intelecto, del pensar y tomar decisiones propias.

El sometimiento del que habla Pablo es aquel que está fundamentado en el “temor del Señor[1]

  • En Efesios 5:22, Pablo manda a las mujeres estar sujetas a sus maridos ¿podríamos pensar que esta es una posición machista de la Biblia y que se ajusta solamente a los tiempos bíblicos?

Pensar de esa manera nos lleva a cometer el craso error de creer que Dios se equivoco en las Escrituras o que es un Dios que hace acepción de personas, que toma partido en un bando u otro.

Acusar a Pablo de escribir mandamientos e instrucciones eclesiásticas de carácter universal, derivadas de una posición humana  y personal, más de una inspiración del Espíritu Santo, es acusar a Dios mismo de error[2]

Es acusar de error al Espíritu Santo que las inspiro y “si el hombre se considera con la facultad para determinar qué porciones o enseñanzas de las Escrituras tienen validez hoy día y cuáles no tienen validez,

Entonces terminara entresacando lo que más le agrade. Pero el resultado será una obra humana, no divina[3]

Lo que dejaría a la iglesia en manos de Satanás. No olvidemos que todas las Escrituras son inspiradas por Dios y dadas para la edificación de la iglesia.

De manera entonces, que cuando Pablo nos habla de que la mujer debe de someterse a su marido, es tan valido para los tiempos bíblicos, como para nuestros tiempos.

Y esta disposición bíblica, nada tiene que ver con posiciones de hombres o mujeres, machismo o feminismo, sino con las disposiciones mismas, para las cuales fuimos creados, en una subordinación de funciones.

En la medida que todos nos sometemos unos a otros: el hombre a Cristo, la mujer a su marido, los hijos a sus padres, los empleados a sus empleadores, en esa medida todos daremos un Testimonio Cristiano

Todos dejaremos ver la vida nueva a la que Cristo nos ha llamado. Todos tendremos vidas transformadas que glorifiquen a Dios.

 

  • ¿Sí hombres y mujeres son iguales delante de Dios, por qué hay tanta oposición a que las mujeres sean nombradas pastoras de iglesias?

Las Escrituras son muy claras en la designación de funciones tanto en el hogar como en la Iglesia.

Hay una diferencia de funciones y roles, los cuales fueron dados por Dios desde la creación y fueron reafirmados por los apóstoles para la iglesia cristiana.

Todo aquel que no tenga en cuenta estas instrucciones escriturales está desobedeciendo a su Señor y considera que su sabiduría humana es superior a la divina[4]

No podemos decir que hay oposición a que la mujer se desarrolle, sino, que hay oposición a que las corrientes culturales determinen el que hacer de la iglesia.

No podemos llevar  la visión del mundo a nuestros ministerios, pero sí podemos influir en el mundo para que este sea impactado por el orden santo y perfecto del Dios que nos creo.

La mujer tiene un rol importantisimo dentro de la iglesia. Es una excelente ayuda ministerial, de la misma forma en que las muchas mujeres servían en el ministerio del Señor Jesús, que aunque muchos no conozcamos sus nombres,

Si conocemos sus hermosas obras de amor, de entrega y compromiso, de pasión y acompañamiento en todo el caminar del Señor durante sus tres años  de ministerio.

Y aunque no hayan sido apóstoles o discípulos, esto no les resta su valor ministerial. Para servir al Señor no necesitamos títulos ni aparecer en primera plana. Solo necesitamos comprender que Él es primero y que todo es para Su Gloria.

  • ¿Cuándo Pablo manda a la mujer a someterse a su esposo, esto incluye sometimiento a esposos no creyentes, infieles y que maltratan a sus esposas?

La Biblia no pone condiciones para el sometimiento, no dice que nos sometamos solamente entre cristianos, solo entre fieles o solo entre pacificadores.

El sometimiento no está condicionado. Pablo insiste en que la mujer creyente se someta al marido incrédulo, para que con humildad y amor, lo lleve a los pies de Cristo.

Y si la esposa sufre violencia física o psicológica debe recordar la esencia del amor de Dios, en primera instancia.

Una esposa llena de amor será capaz de “soportar con paciencia” las ofensa y maltratos causados por su injusto y cruel esposo. Antes de pensar en el divorcio o la separación como solución, debe primar el amor.”[5]

Estos casos deben ser analizados de manera independiente según cada vivencia, pues habrá casos, que por el mismo amor a ese esposo impío, se le llevara delante de las leyes.

Y serán las leyes de cada país que juzgará la injusticia cometida y acuerpará a las mujeres defendiéndolas, no sin antes reconocer que toda justicia viene a través de Cristo.

Cuando la esposa sufre injuria y humillación, no debe ser movida por el sentimiento de venganza, sino por el deseo de que su esposo sea restaurado.

La esposa que ama a su marido, a pesar de su espíritu violento, buscara la ayuda necesaria para que él salga de esa situación…

Ella acudirá a las autoridades civiles para que, bajo las leyes de cada nación, procedan a establecer los correctivos necesarios[6]

No debemos olvidar que las leyes han sido instituidas para hacer uso de ellas cuando la defensa no la podemos hacer por nosotros mismos. Pero lo importante ha de ser, la intención del corazón. Qué es lo que nos mueve a llevar a nuestros esposos impíos delante de las leyes.

Toda acción de justicia se ha de hacer en amor y por amor. Buscando siempre la restauración.

  • ¿Cómo describiríamos de manera práctica la ordenanza de Efesios 5:25 “maridos amad a vuestras mujeres”?

Los hombres, bíblicamente, han sido designados en un lugar especial de autoridad, y esta autoridad va acompañada de mucha responsabilidad hacia sus esposas e hijos.

El hombre es designado para amar, cuidar, proteger, limpiar, purificar y santificar el hogar.

El debe dedicarse a descubrir la mejor manera de servir a su esposa, de tal forma que ella sea una novia preciosa, adornada, limpia y perfecta”[7]

No solo tiene una responsabilidad material de proveer, sino una gran responsabilidad espiritual de santificar su hogar.

El amor del esposo hacia su mujer le debe conducir a la buscar el perfeccionamiento de ella.

El marido debe preocuparse por todo lo que signifique progreso y desarrollo en su esposa: sus estudios, su fe, sus relaciones, su belleza física, su moral, sus principios, sus ideales, sus sueños, sus metas, todo lo que se relacione con el desarrollo personal de ella[8]

El mandato es, que de la misma forma que Cristo ama y cuida a su Iglesia, de esa misma forma, el hombre debe amar y cuidad a su esposa.

De no hacerlo así, ese esposo no es cristiano, no ama a Cristo ni le teme, pues no acata Su mandato.

  • En Efesios 6:11 Pablo nos manda a vestirnos de toda la armadura de Dios para resistir las asechanzas de Satanás. ¿Debemos estar preocupados por el poder del diablo?

Nuestra lucha no es contra el incrédulo, contra los que se oponen o nos insultan. Nuestra lucha es contra Satanás, pero él es un enemigo vencido.

Sin embargo “nuestra lucha es contra fuerzas poderosas que se oponen al avance y crecimiento del cristiano. De allí que somos llamados a “robustecernos con el vigor de la fuerza que presta el Señor[9]

Esto significa que en lugar de estar preocupados debemos estar preparados para enfrentar esa lucha y para ello contamos con la armadura del Señor.

  • ¿Cuál debe ser nuestra posición en esa batalla descrita en Efesios 6:13?

Nuestra posición ha de ser de “estar firmes” lo que significa “resistir” pero no con nuestras fuerzas ni con nuestros recursos. Sino con las fuerzas y recurso que proporciona nuestro Señor.

Esa resistencia implica, estar completamente sometidos a Dios, en obediencia y santidad.

No hay batalla que podamos librar si hay duda o incredulidad en nuestro corazón. Cuando no hemos identificado la grandeza de nuestro Dios, frente a cualquier enemigo que nos aceche o intimide.

Al igual que David, hemos de estar firmes en la batalla, cimentados en el conocimiento que tenemos de nuestro Dios. Sabiendo que es Todopoderoso para librarnos de cualquier enemigo, y sobretodo, cuando se trata de enemigos vencidos.

  • ¿Cómo debemos comprender la prioridad que se deja ver en Efesios 6:16, cuando nos dice que sobre todo, el escudo de la fe?

La fe está adherida a la Verdad de las Escrituras de manera que “solo podremos resistir los ataques del maligno si estamos afirmados en el conocimiento de la Verdad.

Esto implica que el mayor ataque del maligno se relaciona con la vida espiritual del creyente, su fe, y su confianza en Dios”,

No somos mayormente atacados cuando enfermamos, o entramos en crisis financieras o depresiones de nuestra alma. El mayor ataque es espiritual,

Cuando nos hace dudar de nuestra fe, de nuestra confianza en Dios y sus promesas, cuando llega a nosotros con un “¿con que Dios te ha dicho?”.

Nos hace dudar para alejarnos de Dios y llevarnos nuevamente a la práctica del pecado. Esa es la forma de operar de Satanás, desde los inicios de la creación.

De la misma forma en que engaño a Adán y Eva, de esa misma forma se acerca a nosotros, con engaños que pretenden hacernos dudar de la Verdad de Dios.

  • ¿Cuál es la importancia de la oración en esta lucha espiritual, basándonos en Efesios 6:18?

Toda la armadura descrita por Pablo debe ser fortalecida por la oración constante. “La oración debe ser en todo tiempo, por todos los santos y con toda oración (acción de gracias, intercesión, súplica).

La oración es como un ejercicio que permite fortalecernos espiritualmente[10]

La oración implica una estrecha comunión con Dios, y esta comunión nos permite un conocimiento más cercano de Su Voluntad, dándonos fuerzas y convicción para obedecerle.

  • ¿Por qué hablamos de denuedo para dar a conocer el misterio del Evangelio en Efesios 6:19?

Porque en esta predicación del Evangelio se resume la lucha espiritual que tenemos.

Cada vez que la iglesia predica el evangelio está llevando la luz liberadora de Cristo, y siempre que los hombres atienden al llamado del evangelio el renio de las tinieblas va cediendo[11]

Lo cual demanda mucha valentía de parte del creyente, pues no siempre se encontrara con corazones dispuestos a recibir la Verdad de la Palabra y la confrontación de su pecado

No siempre que prediquemos el Evangelio seremos gratos a los hombres, cuyo corazón idolatra le hace considerarse a sí mismo como bueno y digno de gloria.

Para proclamar la naturaleza caída y pecaminosa del hombre, se requiere valentía!!

Para decirle cuan necesitado está de un Salvador, se requiere denuedo!!

Conclusión

 Podemos concluir este estudio diciendo que toda la Epístola a los Efesios está llena de verdades bíblicas de gran trascendencia para la vida del creyente.

Es una carta que abre nuestros ojos cuando nos deja ver las grandes, maravillosas, inalcanzables e incalculables bendiciones que hemos recibidos los elegidos del Dios de Gracia.

Son riquezas espirituales que muchas veces nos cuesta comprender.

Este estudio ha tratado de dar respuesta de manera sencilla y concreta a Verdades tan discutidas como la bendición maravillosa de la elección y predestinación,

La realidad de los apóstoles hoy en día, o si el Señor predico a los condenados en el infierno. En ese sentido creemos que es de mucha utilidad para ser discutido en grupos de crecimiento o discipulados.

Con lo anterior, también este estudio nos lleva a la necesidad de hacer una evaluación de nuestro caminar cristiano, donde generalmente, estamos más enfocados y preocupados por nuestras necesidades materiales,

Por nuestro andar en este mundo efímero y lleno de engaños, que por agradar al Dios de nuestra salvación.

Nos invita a valorar y a caer en cuenta de cuan agradecidos debemos estar por todas la riquezas espirituales que ya hemos recibido.

También podemos decir que en ella encontramos toda la instrucción para poder llevar una vida cristiana práctica, que de testimonio de la obra redentora de la que hemos sido beneficiados.

Una vida que favorezca la unidad tanto familiar como eclesiástica. Unidad que nace del hecho de ser un cuerpo y tener como cabeza a nuestro Señor Jesucristo.

Este estudio está elaborado con una serie de preguntas, sencillas y prácticas, que buscan aclarar los puntos más difíciles de comprender en la lectura diaria de la Palabra.

De manera que se nos facilite la comprensión correcta de la Verdad bíblica expresada y con ello tengamos un conocimiento apropiado de nuestro Señor

Y de igual manera, podamos desarrollar una base doctrinal sólida, que no permita que seamos movidos por cualquier viento de doctrina.

Confiando en que ha de ser de utilidad para nuestros estudios congregacionales, agradecemos la oportunidad que se nos ha brindado y los recursos de los que he podido echar mano.

 

 

 

 

 

 

BIBLIOGRAFIA

 

 

 

  • BIBLIA REYNA VALERA 1960

 

  • EFESIOS: LAS RIQUEZAS DE SU GRACIA. JULIO CESAR BENÍTEZ

 

 

[1] Ídem Pág. 199

[2] Ídem. Pág. 213

[3] Ídem. Pág. 214

[4] Ídem Pág. 218

[5] Ídem Pág. 223

[6] Ídem Pág. 229

[7] Ídem Pág. 240

[8] Ídem Pág. 245

[9] Ídem Pág. 262

[10] Ídem Pág. 267

[11] Ídem Pág. 267