Crecemos Cuando Oramos, porque la oración es un medio de gracia, que el mismo Señor nos dejo para ayudarnos en el crecimiento espiritual,

Pero es aquí justamente donde libramos nuestra primera batalla, porque siempre se nos hace difícil orar,

Y esto es así, porque tenemos que luchar con muchos distractores que están en el mundo, las muchas tentaciones de Satanás, y con nuestra propia carne.

De manera que se nos hace cada vez más difícil tener nuestros tiempos de comunión con el Señor.

Si desea profundizar un poco más sobre la oración eficaz, por favor visite La Oración De Jabes !Una Oración Ilustre¡

Crecemos cuando oramos

El secreto de la victoria sobre el pecado es mantener la vista en el Señor y usar las herramientas que Él nos da.

Y sabemos que hay tres medios de gracia que nos dan crecimiento y madurez espiritual: La Palabra, La Oración y los Sacramentos.

Pero en esta disciplina y medio de gracia que es la Oración, viene una gran oposición de nuestros enemigos espirituales,

Donde Satanás siempre trata, por todos los medios, de impedir que tengamos comunión con el Señor,

Y el mundo nos distrae y nos tienta de modo que no tengamos tiempo de orar, y nuestra carne odia el orar.

Así que, ante esa enorme lucha, vamos a explicar varios principios bíblicos que nos ayudaran a anhelar, cuidar y llevar a cabo nuestro tiempo de oración

  1. Crecemos cuando oramos ¡Enséñanos a orar¡

Lucas 11:1-4   Aconteció que estaba Jesús orando en un lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: Señor,

Enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos.

Y les dijo: Cuando oréis, decid: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.

Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.

El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestros pecados,

Porque también nosotros perdonamos a todos los que nos deben.

Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal.

Por más que nos consideremos creyentes maduros, siempre debemos tener la humildad de pedir al Señor, que nos enseñe a orar,

Y de manera muy eficaz, la Palabra siempre nos enseña cómo hacerlo, siguiendo algunos pasos importantes:

  • Una oración que adora:

Lo primero que nos dice la Escritura, que debemos hacer cuando oremos es: Identificar a Quién nos estamos dirigiendo y quienes somos nosotros.

Esto significa que debemos dirigirnos a Dios reconociéndole como nuestro Padre y nosotros como sus hijos.

Pero también, debemos reconocer que Dios es Todo poderoso, Santo, el Creador de todo cuanto existe,

Y con ese reconocimiento, debemos alabar a nuestro Dios, teniendo una oración que empieza con la adoración.

Alabando al Señor por todos sus atributos, por su gracia y misericordia, haciéndolo todo en el Nombre de Cristo,

Esto significa que no hacemos una oración religiosa ni mecánica, sino reverente y humilde, que entrega adoración.

  • Una oración con sometimiento:

Oramos para que se haga su voluntad de Dios en nuestra vida, y no pretender imponer nuestra voluntad al Señor.

Y este debe ser siempre el propósito de nuestra oración, entendiendo que la Voluntad de Dios es siempre buena y perfecta,

Mientras que mi voluntad es pecaminosa y egoísta, centrada en nosotros mismos y con una visión muy limitada.

Pues los pensamientos de Dios siempre serán mucho más altos que los nuestros.

  • Una oración con peticiones:

Hay una petición por nuestras necesidades básicas, de manera que pedimos al Señor, por el Pan de cada día

Y cuando decimos “pan” nos estamos refiriendo a “todo” lo necesario para vivir esta vida material y espiritual,

  • Una oración que confiesa:

¿Qué debemos confesar? Es necesario confesar nuestros pecados de manera puntual, específica,

Y es allí donde la predicación de la Palabra cumple con la hermosa tarea de “limpiarnos los pies”

Porque en nuestro caminar, por un mundo corrompido, siempre luchamos con el pecado, del que necesitamos ser limpios.

Pero también, en la oración hay una petición para que el Señor nos libre de la tentación y del maligno.

  1. Crecemos cuando oramos, por eso ¡Es un mandato¡

Colosenses 4:2  Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias;

Somos mandados a estar dedicados a la oración, a mantenernos constantes y alertas, vigilando espiritualmente

Porque ningún creyente, puede vivir una vida cristiana sino mantiene una comunión estrecha con Dios

  • Perseverando:

Significa anhelar estar con Dios, impulsados y apoyados por el Espíritu Santo que nos impulsa a la comunión

Pero también significa ser fuertes, porque en la medida que nos disponemos a la oración,

Siempre se nos presentará una fuerte oposición, que nos determina a esta firmes en nuestro propósito de comunión con el Señor

De manera que debemos persistir firmemente en nuestra oración, y dando cuidado constante a ella.

  • Velando:

Este es un llamado a mantenernos despiertos porque los hijos de Dios estamos avanzando en medio de un mundo caído,

Y haciendo frente a un enemigo que nos acecha día y noche, y más aún, a nuestra misma naturaleza adámica,

¡Todos ellos aliados del mundo¡ que pretenden destruir nuestra comunión con el Señor y frenar nuestro crecimiento.

  • Con acción de gracias:

Siempre debemos orar dando gracias al Señor por la respuesta que nos da, ya sea un “sí” a nuestra petición,

O ya sea que el Señor nos diga ¡No¡ a aquello por lo que tanto clamamos, estando siempre agradecidos por la Voluntad expresa de Dios,

Pero también puede ser que el Señor nos diga “todavía no” que aún no es tiempo de recibir lo que pedimos,

Crecemos cuando oramos

Pero sea cual sea la respuesta del Señor, en nuestro corazón siempre habrá acción de gracias,

Porque sabemos que nuestro Dios es perfecto, no cambia, y todo lo que hace es bueno para nosotros.

  • ¿Por qué debemos velar en oración?

¡Porque la carne nunca querrá orar¡

Mateo 26:40-41  Vino luego a sus discípulos, y los halló durmiendo, y dijo a Pedro:

¿Así que no habéis podido velar conmigo una hora?

Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.

Este fue un momento de gran angustia para el Señor, pues fue en monte de los olivos donde libró la batalla antes de ir a la cruz

Y es en este momento donde Jesús les dice a sus discípulos el propósito principal de la oración y el velar “para que No entréis en tentación”

Pero velar y orar se nos convierte en una tarea titánica porque “la carne es débil”, aún en los momentos más difíciles de nuestra vida.

Entonces, la pregunta es ¿Qué podemos hacer?

  1. Crecemos cuando oramos ¡El recurso de Dios en nuestras manos¡

La oración es uno de los medios de gracia por el cual depositamos nuestra ansiedad sobre el Señor.

1 Pedro 5:6  Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo;

Nuestra actitud debe ser de humildad cada vez que nos vamos a presentar delante del Dios Todopoderoso

Porque necesitamos humildad para aceptar con gozo la autoridad de Dios, sin que haya jactancia o soberbia en el corazón,

De manera que reconozcamos que la Voluntad de Dios impera en nuestra vida y que siempre será lo mejor,

Aún cuando lo que estemos viviendo nos parezca malo, injusto o insoportable ¡Comprendamos que siempre hay un propósito divino¡

  • Mantengámonos alerta, el enemigo no descansa.

1 Pedro 5:7-8  echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.

Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar;

Ante esa enorme lucha que libramos cada vez que nos disponemos a la comunión con el Señor,

Necesitamos ejercitar el dominio propio para mantener nuestra atención en lo que queremos hacer

Y así, poder mantenernos alertas contra el adversario que siempre busca hacernos más difícil la vida,

Comprendiendo que ese adversario es un enemigo poderoso que siempre tiene sus armas enfiladas contra los creyentes.

Por tanto, que nada nos desvíe de nuestro propósito santo de orar, ejercitando constantemente el dominio propio.

  • Crecemos cuando oramos al reconocer nuestra debilidad:

Debemos reconocer que somos débiles en cuanto a nuestra capacidad para discernir la voluntad de Dios.

Romanos 8:26-27  Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad;

pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.

Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu,

porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.

Nosotros carecemos de fortaleza y poder para mantenernos perseverando en oración

Y para poder pedir como realmente nos conviene, según aquello que nos hará bien y nos permita dar los resultados que el Señor nos demanda

Entonces ¿Qué hacemos ante esa debilidad? Echar mano del Espíritu Santo que mora en nosotros.

Porque es el poder del Espíritu Santo en nosotros quien corrige todas nuestras imperfecciones

Haciendo que nuestra oración sea conforme a la Voluntad de Dios para nosotros y nos lleve a producir buenos resultados.

  • Crecemos cuando oramos reconociendo nuestra naturaleza caída:

Debemos reconocer que nuestra naturaleza caída es opuesta a la oración.

Romanos 7:19  Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago.

El apóstol Pablo, el gran hombre de Dios, el apóstol enviado a los gentiles, el siervo incansable,

Reconoce que hay una lucha en nuestro interior: en la carne siempre hacemos el mal que no queremos

Romanos 7:21-22  Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí.

Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios;

El deseo de la naturaleza caída siempre es contra el deseo del Espíritu, y deseamos la comunión con Dios,

Pero siempre terminamos atrapados en los afanes del día a día

Gálatas 5:17  Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne;

Y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.©

De manera que los distractores, los quehaceres casa, el teléfono celular, el facebook, y muchas otras cosas más,

Siempre nos llevan a decir “más tarde” pero ese tiempo de oración nunca llega, de manera que quiero pero no quiero,

Crecemos cuando oramos

Es así como reconocemos que es bonito orar pero la pasión por el pecado puede que domine en cierto momento al creyente.

Entonces, reconozcamos nuestra debilidad y busquemos el poder del Espíritu Santo para hacer conforme el Espíritu.

  1. Crecemos cuando oramos ¡La oración es una de las mejores armas¡

Efesios 6:18  orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu,

y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos;

Sabemos que todos los santos, estamos pasando diferentes pruebas y tentaciones.

Por lo tanto, se hace necesario orar en todo tiempo, buenos y malos, dejando que el Espíritu Santo nos guie,

Y evitando la oración ensimismada, egocéntrica, centrada en nosotros mismos y nuestras necesidades.

Efesios 6:19-20  y por mí, a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio,

por el cual soy embajador en cadenas; que con denuedo hable de él, como debo hablar.

Y aprendamos a orar por los pastores, de manera que puedan seguir predicando el Evangelio conforme a las Escrituras

Y descansar en la Voluntad de Dios, entendiendo que la oración es un recurso puesto en las manos del creyente,

Que le permite recibir ayuda de lo alto, y que esa es una ayuda que siempre llega

¡No desistamos de nuestra comunión con Dios¡ porque es vital para la vida del creyente.

Conclusión.

Terminamos esta reflexión con una cita del célebre predicador reformado Charles Spurgeon

“Cristiano, mira hacia arriba y regocíjate. Siempre hay un oído abierto para una boca abierta. Siempre hay una mano lista cuando hay un corazón listo.

No tienes más que clamar y el Señor oirá; es más, antes de que llames, Él responderá, y mientras estés hablando, Él oirá.”

Entonces, ¡No seamos tardos en nuestra oración!

“Acércate a Él cuando llegues a tu casa; no, en el propio camino alza tu corazón silenciosamente;

Y cualesquiera que sean tus peticiones o tus súplicas, pídelo todo en el nombre de Jesús, y te será concedido”