¿De quién temeré?

¿de quién temeré? En situaciones de dificultad, de dolor, de prueba o persecución, nos sentimos amenazados, frágiles e impotentes,

es entonces que debemos preguntarnos, al igual que el salmista ¿De quien temeré? ¿De qué he de atemorizarme?

Salmo 27:1 «Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré?  

Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?

Cuando tenemos la convicción plena de Quién es el Dios que nos ha llamado, que nos cobija bajo Su sombra y que rescata del hoyo nuestra vida,

entonces podemos expresar las palabras que el salmista ha dejado escritas para nosotros.

Veamos en detalle, de dónde se deriva esa convicción:

  1. ¿de quién temeré? Sé quién es mi Dios

La convicción de David sobre quién es su Dios, es lo que le lleva a preguntarse ¿de quién temeré? David tiene la firme convicción que Jehova es su luz,

y metafóricamente expresa la obra de Dios en su vida, que lo ha pasado de muerte a vida, y lo expresa de manera posesiva

Veamos cuál era el conocimiento que David tenía de Dios:

  • Jehová es mi Luz:

Lo opuesto a oscuridad; vida como lo opuesto a muerte. Luz habla de iluminación del camino en medio de las tinieblas,

pero luz también nos habla de la victoria de Cristo sobre los poderes de las tinieblas,

También lo podemos ver como la luz de la Palabra, discernimiento espiritual ante las decisiones de la vida.

2 Corintios 4:6 «Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, 

es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.»

Y Cristo es la luz del mundo. En un mundo perdido, lleno de la obscuridad del pecado, aparece la obra redentora de Jesucristo

para iluminar el camino al Padre, para iluminar la Verdad que se perdió en el jardín del Edén, para iluminar la vida nueva.

  • Mi Salvación:

El que me libera de mis enemigos, de la condenación y del poder del pecado, me libera de la condenación eterna.

Si ya nos dio la salvación como no nos dará también las demás cosas.

  • Mi fortaleza:

Lugar fortificado, inexpugnable, defensa, no solo un refugio seguro, sino un refugio que también te defiende.

No solo saber que en El estoy seguro, sino también saber que tal como dice la Palabra:

«El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen y los defiende, mía es la venganza dice Jehová.»

Y esta ha de ser nuestra confianza ante toda situación difícil que vivamos

Él es el Dios Todopoderoso, el Omnipotente Dios, el Altísimo, nuestro guardador, el que nos defiende, el que libra nuestras batallas, el Gran Yo Soy!

Debemos tener el conocimiento correcto de nuestro Dios, para poder descansar en Él,

para poder encontrar en Él, el refugio y la fortaleza que describe el salmista David.

  1. ¿de quién temeré? !No seré presa del temor¡

El temor es una sombra negra que nos envuelve y finalmente nos aprisiona dentro de nosotros mismos.

Tipos de temor.
  • Al fracaso.
  • Por peligro.
  • Al futuro.
  • De  enfermedad.
  • A la muerte.
  • De la soledad, a la obscuridad, etc. 
Efectos que produce el temor en nosotros:
  • Debilita la salud.
  • Paraliza la voluntad.
  • Quita el sueño.
  • Entorpece la mente.
  • Produce el fracaso espiritual.
¿Cómo, entonces, podremos desarraigar el temor en nosotros?
  • Regresar a Dios.
  • Renunciar al temor.
  • Examinar la vida.
  • Profundizar en la Palabra.
  • Practicar la oración.

El cristiano debe vencer el temor, recordando las palabras del Señor: “No temas”. Y sabemos que esto no es fácil,

Desarraigar el temor requiere de mucha fe y dependencia de Dios, depende de mucha oración y lectura de la Palabra,

También depende de nuestro esfuerzo personal y de la ayuda del Espíritu Santo para poner en práctica la Palabra aprendida.

  1. Dios hace caer a tus enemigos. ¿Quién me ha de atemorizar?

Salmo 27:2 «Cuando se juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos,  

Para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron.»

Analicemos esta expresión «Cuando se juntaron contra mí»:

  • Cuando se juntaron:

Es decir, cuando se acercaron por cualquier propósito de maldad y destrucción.

  • Quienes se juntaron?:

Los malignos, los que quieren arruinar tu vida, los angustiadores que siempre llevan palabras de aflicción y angustia, palabras de desesperanza.

Se juntaron mis enemigos, mis adversarios, todos los que se oponen a la voluntad de Dios.

  • El propósito de quienes se juntaron:

Para «Comer mis carnes», alude a fieras que atacan para matar y destruir, para quitar la vida

Existen muchos tipos de temores ¿Cómo vencerlos?

  • Quienes se acercaron?

Mis enemigos, y podemos ver lo que sucedió con ellos: no tuvieron oportunidad para realizar su maldad.

  • ¿Por qué no habría de temer?

! Ellos tropezaron y cayeron¡  claramente dice ¡Ellos no Yo! Y esto no por obra humana, sino por intervención divina.

La palabra «Tropezaron» es un vocablo que se usa a menudo como una figura idiomática

que describe las consecuencias del juicio divino sobre el pecado:

«He aquí yo pongo a este pueblo tropiezos, y caerán en ellos los padres y los hijos juntamente»

Jeremías 6:21.

Habla entonces de debilidad y fracaso. Nuestros enemigos se debilitan y fracasan, cuando Dios está con nosotros.

  1. ¿de quién temeré? En el peligro estaré confiado

Aunque el peligro se incremente y aparezca delante de nuestros ojos tan claramente,

aunque parezca que no tenemos salida y que todo está perdido, el salmista dice  «yo estaré confiado».

Salmo 27:3 » Aunque (No obstante, si bien) un ejército acampe contra mí,  No temerá mi corazón;  

Aunque contra mí se levante guerra,  Yo estaré confiado.»

De dónde nace esta confianza? esta tranquilidad nace del conocimiento de Dios que tenía el salmista, está confiado porque Jehová es:

  • Su refugio.
  • Su salvación.
  • Dios Fuerte y Temible
  • Es Luz en las tinieblas
  • Guía por sendas de rectitud.
  • El hace tropezar a tus enemigos.
Textos de referencia:

2 Reyes 6:15-16 » Y se levantó de mañana y salió el que servía al varón de Dios,

y he aquí el ejército que tenía sitiada la ciudad, con gente de a caballo y carros. Entonces su criado le dijo:

¡Ah, señor mío! ¿qué haremos? El le dijo:

No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos.« 

Tendremos siempre, la plena certeza que en todo peligro, el Señor está con nosotros, nos defiende, y libra nuestras batallas.

  1. ¿de quién temeré? La presencia del Señor está con nosotros¡

Y aquí el salmista nos da una gran lección, pues entre las muchas cosas que hemos de pedir al Señor en momentos de angustia, él solo pide una y es, estar en la presencia de Dios.

Salmo 27:4 «Una cosa he demandado (pedir, orar por algo) a Jehová, ésta buscaré; 

Que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida,  

Para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo.» 

Una cosa ha demandado David: No la vida de sus enemigos, no tirarse a dormir, no ser el exitoso guerrero, sino su deseo es Dios mismo.

  • Cuando dice «Esté yo«:

Él está pidiendo: Morar, permanecer en la presencia misma de Dios

  • La casa de Jehová:

Estar en el lugar de adoración, donde desciende la presencia de Dios y se eleva adoración a Él

  • Contemplar: 

Es decir mirar fijamente. ¿Mirar qué? Su santidad, su misericordia, su gracia, su verdad, su justicia, su amor y la armonía de todas estas cualidades.

  • Inquirir: 

Es decir, procurar con placer. Apresurarse a hacer algo, esforzarse,  Inquirir su voluntad. Buscar dirección.

  1. ¿de quién temeré? Él me librara en el día del mal.

Salmo 27:5  «Porque él me esconderá  en su tabernáculo en el día del mal;  

Me ocultará en lo reservado de su morada;  Sobre una roca me pondrá en alto.»

Esto quiere decir, que David tiene la certeza que Dios le cubrirá, le tapara como en una cueva, dentro de Su Tabernáculo Santo.

Tiene la certeza que Dios mismo le pondrá sobre esa roca inamovible que es Cristo.

  1. ¿de quién temeré? Dios  dará la victoria sobre los enemigos.

Salmo 27:6 «Luego levantará mi cabeza sobre mis enemigos que me rodean,  

Y yo sacrificaré en su tabernáculo sacrificios de júbilo;  Cantaré y entonaré alabanzas a Jehová

Salmo 3:1-3 «¡Oh Jehová, cuánto se han multiplicado mis adversarios!  

Muchos son los que se levantan contra mí. Muchos son los que dicen de mí:  

No hay para él salvación en Dios. Mas tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí;  Mi gloria, y el que levanta mi cabeza.»

La victoria jamás esta cifrada en la valentía del Rey David, en su astucia, en sus fuerzas, en los hombres que le acompañan,

o en su posición de rey, y en ninguna otra cosa semejante¡

Su victoria él sabe que vendrá de lo alto, del Dios que le escogió como rey y que lo puso como líder de su pueblo.

  1. ¿de quién temeré? Hay confianza en la oración.

Salmo 27:7-9 «Oye, oh Jehová, mi voz con que a ti clamo;  Ten misericordia de mí, y respóndeme. 

Mi corazón ha dicho de ti: Buscad mi rostro.  Tu rostro buscaré, oh Jehová; 

No escondas tu rostro de mí.  No apartes con ira a tu siervo;  Mi ayuda has sido.  

No me dejes ni me desampares, Dios de mi salvación.»

La oración es un privilegio de los hijos de Dios, sabemos que podemos presentarnos delante de nuestro Padre

y Él nos escuchará, nos socorrerá, extenderá su mano a favor nuestro, pues somos sus hijos. Él no nos desamparará, Él nos salvará.

Aquellos que no son hijos, que no han reconocido el señorío de Cristo en su corazón, y pretenden presentarse delante de Dios en busca de ayuda,

solamente encontrarán juicio y les apartará con su ira, pues no les conoce y no está la justicia de Cristo en ellos.

  1. ¿de quién temeré? Hay confianza en el sostén de Dios.

Salmo 27:10-13 «Aunque mi padre y mi madre me dejaran,  Con todo, Jehová me recogerá. 

Enséñame, oh Jehová, tu camino, Y guíame por senda de rectitud  A causa de mis enemigos. 

No me entregues a la voluntad de mis enemigos; Porque se han levantado contra mí testigos falsos, y los que respiran crueldad. 

Hubiera yo desmayado, si no creyese que veré la bondad de Jehová  En la tierra de los vivientes.» 

Para comprender cuán fuerte es el sostén de Dios para sus hijos, veamos las palabras de Roberto Bruce quién solía decir:

Con Dios una tela de araña es como un muro; pero sin Dios un muro es como una tela de araña.

Así de frágil es el hombre que no ha conocido a Cristo.

¿De quién temeré? si el Altísimo está conmigo

Salmo 23:4 «Aunque ande en valle de sombra de muerte,  No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo 

Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.»

Salmo 23:6 «Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida,  

Y en la casa de Jehová moraré por largos días.»

  1. ¿de quién temeré? Hay esperanza en el Señor

El salmo concluye con una declaración de confianza.

Salmo 27:14 » Aguarda a Jehová;  Esfuérzate, y aliéntese tu corazón;  Sí, espera a Jehová.»

(BAD)  «Pon tu esperanza en el Señor;ten valor, cobra ánimo;¡pon tu esperanza en el Señor!»

 Y pablo dijo en Romanos 8.31¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?” 

Así, cada uno de nosotros, ha de aprender a confiar en el Señor, a dejar que Él nos defienda,

Que sea Dios el que nos haga justicia y Él realice la venganza. Que Él nos de la victoria.

Conclusión:

Comprendamos, que simples hombres mortales, actuando en su voluntad egoísta y caprichosa, no sabrán jamás defenderse a sí mismos ni a sus seres amados.

Que toda respuesta que demos en nuestra astucia e inteligencia, siempre acarreará consecuencias que nos llevarán a más dificultades por resolver.

A Dios sea la Gloria!!