Hijos Obedeced En El Señor A Vuestros Padres, porque la Escritura dice que eso ¡Es justo¡

Pero eso implica que, como padres, estamos mandados a educar a nuestros hijos en la honra a sus padres,  ¡Esa es nuestra responsabilidad¡

De manera que la misión de un padre y una madre, comienza en la familia con nuestros hijos, nietos, y toda nuestra descendencia,

Y educar cristianamente no solo consiste en impartir conocimiento de Dios y de la Escritura, sino que es una tarea que va mucho más allá.

Educar a nuestros hijos en la fe, es formar el carácter de Cristo en ellos, y la finalidad de toda educación cristina es ¡La gloria de Dios¡

Si usted desea profundizar un poco más sobre la educación cristiana de nuestros hijos, por favor visite ¿Cómo Criar Hijos Según La Voluntad De Dios?

Hijos obedece en el Señor a vuestros padres.

El cumplimiento del quinto mandamiento nos asegura una comunidad ordenada, saludable y duradera,

Y para ello es necesario que tanto padres como hijos asuman su rol dentro de la familia, lo cual es enseñado en las Escrituras.

Es así como la carta a los Efesios es una carta preciosa que nos deja conocer la unidad de la Gloriosa Iglesia de Jesucristo,

Una iglesia que está constituida como el cuerpo de los elegidos de Dios para salvación, donde las familias son el núcleo central de ese cuerpo

Y donde, cada una de esas familias que forman la iglesia, ha sido bendecida espiritualmente por la obra redentora de Cristo.

De allí la importancia de que padres y madres cristianos cumplan con su responsabilidad de educar en la fe y formar hijos temerosos de Dios

Versículo referencia.

Efesios 6:1-4  Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo.(A)

Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa;

Para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra.(B)

 Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos,(C)

Sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.

Todos los hijos son mandados a someterse en obediencia a sus padres, y con la maravillosa promesa, de tener recompensa por esa obediencia,

Así dice la Escritura, que los hijos que honren a sus padres, tendrán larga vida y una vida buena sobre esta tierra,

Pero para que esta obediencia de nuestros hijos sea posible, se hace necesario que como padres, hagamos nuestra tarea

¿Qué tienen que hacer los padres? ¡Criar a sus hijos con disciplina e instruirlos en el amor al Señor¡

Y si así lo hacemos, entonces, nuestros hijos podrán honrarnos como padres, y gozar de las bendiciones divinas.

  1. Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres ¿Cómo?

La gran pregunta que nos podemos hacer es ¿Qué hace posible que como padres e hijos podamos cumplir con la tarea que Dios nos encomienda?

Necesitamos recordar que el Señor jamás nos mandará hacer algo para lo cual no tengamos instrucción,

Es por ello que se hace necesario el estudio de las Escrituras, su constante meditación y la comunión diaria con el Señor.

¿Qué dice la Escritura?

  • Hemos sido bendecidos con toda bendición:

Efesios 1:3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo,

Desde el momento que la gracia del Señor nos concedió vida nueva, desde ese momento contamos con toda bendición espiritual

¿Qué tipo de bendición? Toda bendición divina que nos capacita para caminar en este mundo caído y alejado de la Verdad de Dios,

De modo que Dios nos capacita para hacer toda tarea para la cual hemos sido llamados, y como padres, la tarea es grande y demanda dependencia del Señor.

  • Hemos sido elegidos para santidad:

Efesios 1:4-5 según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él,

En amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad,

Dios nos escogió como hijos suyos ¡Desde antes de la fundación del mundo¡ pero esa elección tiene un propósito

¿Para qué fuimos elegidos? Para vivir santamente y caminar delante del Señor sin culpa ni acusación del pecado,

¿Por qué? Porque en la gracia soberana fuimos predestinados  para ser ¡hijos adoptivos de Dios¡

¿Porque lo merecemos o somos buenos y justos? ¡De ninguna manera! Sino que gozamos de ese maravilloso favor ¡Por el puro afecto de la Voluntad divina¡

Entonces, vivamos como hijos de Dios y enseñemos a nuestros hijos a vivir como tal, porque para eso hemos sido apartados del mundo.

  • Somos libres del pecado:

Efesios 2:5 aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo(A)

Ya el Señor nos rescato de las cadenas del pecado, de la esclavitud de Satanás, ya no hay culpa ni condenación sobre nosotros,

Entonces, ahora ya podemos enseñar a nuestros hijos a luchar contra el pecado y a renovar su entendimiento, según la Verdad de la Escritura.

  • Somos creados para buenas obras:

Efesios 2:10 Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.

Cuando el Señor nos hace nuevas criaturas, dándonos un corazón nuevo, sensible a su Palabra y capaz de creer y obedecer,

Entonces nos da también la capacidad de vivir para hacer las buenas obras, que ya Dios preparó de antemano, para que andemos en ellas.

¿Cuáles buenas obras? Todas aquellas obras fruto de la fe que glorifican a Dios, que nos permiten con nuestro testimonio, dar a conocer la Verdad de un Dios que cambia vidas.

  • Somos nuevas criaturas:

Efesios 4:24  y vestíos del nuevo hombre,(E) creado según Dios(F) en la justicia y santidad de la verdad.

Ya fuimos hechos nuevos hombres y mujeres, ahora ya podemos caminar según Dios nos creó, en la justicia y santidad de la Verdad,

Y con esa capacidad, ahora podemos instruir a toda nuestra descendencia en la Palabra del Señor, en la Verdad absoluta de las Escrituras.

  • Debemos modelar ¡Obediencia¡

Efesios 5:21 Someteos unos a otros en el temor de Dios.

Somos mandados a enseñar a nuestros hijos la obediencia a los padres porque es de esa manera que ellos podrán dar honra,

El testimonio de Cristo edifica mi casa

Pero para que nuestros hijos comprendan y vivan esa obediencia, solo es posible si, como padres, modelamos sometimiento a Dios y su Palabra,

Y si somos capaces de someternos en obediencia a Dios, también podremos someternos unos a otros, considerando a los demás como superiores a nosotros mismos,

De modo que nuestros hijos podrán aprender obediencia porque nosotros somos obedientes al Señor.

  • Debemos modelar el amor de Cristo:

Efesios 5:2 Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.

Finalmente, el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones y ahora, ya podemos andar en amor,

Y así como Cristo nos amó de una manera sacrificial, sin escatimar ni su propia vida, así también nosotros, podemos amar a nuestros hijos,

De manera que ellos aprenderán a amar de esa manera: porque la Escritura lo manda, porque Cristo lo hizo y porque nosotros lo hacemos también.

  1. Hijos obedeced en el Señor a vuestros padres ¿Qué dice la sociedad en que vivimos?

Debemos saber en qué terreno estamos parados para comprender la tarea que personalmente tenemos que hacer para así poder instruir a nuestros hijos.

Entendiendo que la Palabra de Dios siempre fue dada en un contexto particular, en una situación de vida específica del pueblo de Dios, pero que no es tan distante a la nuestra.

Y que Dios siempre habló y sigue hablando a realidades espirituales concretas de su pueblo, que nos hace estar siempre atentos a Su Palabra.

  • Las instrucciones de un padre espiritual:

Recordemos las instrucciones que Pablo daba a su hijo espiritual Timoteo

2 Timoteo 3:1-3 También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos.

Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos,

Sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno,

Pablo advierte a Timoteo sobre los tiempos difíciles que habría de vivir, y comienza a dar una lista de cualidades que no son diferentes de lo que hoy tenemos:

Así Pablo advierte sobre el surgimiento de una sociedad narcisista, egocéntrica, preocupada exclusivamente por el bien individual,

Y esa cualidad conduce a la formación de hombres y mujeres caracterizados por un amor desmedido por lo material,

De modo que centran sus vidas en las posesiones, llenando los corazones de soberbia y vanagloria, olvidando el temor de Dios,

Y así surge una generación de hijos ingratos, rebeldes a sus padres, opuestos a Dios, insensibles a las necesidades del prójimo, despiadados y enemigos de lo bueno y moral.

2 Timoteo 3:4 traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios,

Es así como hemos llegado al mundo que hoy tenemos, lleno de vanidad, centrados en el placer, y alejados de Dios, negando la Verdad.

Por tanto, Pablo no se equivocó en la  instrucción: “Ten cuidado porque vienen tiempos peligrosos”

Y es justamente lo que los padres de hoy en día debemos hacer: cuidar mucho la instrucción que damos a nuestros hijos ¡Porque este mundo es peligroso¡

  • ¿Conocemos nuestra sociedad?

Conectemos las palabras del apóstol Pablo con nuestra cultura, de manera que conozcamos, analicemos y comprendamos los peligros que nuestros hijos viven,

Y podamos entrar en dialogo con los jóvenes, refutando argumentos equivocados, presentando y defendiendo la Verdad de Dios.

Porque vivimos en una cultura pagana, que se impone tanto por los medios como por las instituciones y gobiernos,

Y eso nos demanda como padres el conocimiento bíblico, ser un testimonio de padres temerosos de Dios, hablar con nuestros hijos acerca de esta vida y sus valores paganos,

Pero de manera especial, nos demanda refutar con amor los conceptos equivocados de nuestros hijos, y responder valientemente con la verdad de Dios, la verdad bíblica.

  • El mundo impío está confundido,

Nuestra sociedad se encuentra perdida en lo inmoral, a lo limpio le llama sucio y a lo sucio le llama limpio, a lo bueno le llama malo y a lo malo bueno,

Y predomina un humanismo desbordante que impide ver al hombre desde el punto de vista teológico,

Es decir, el hombre post moderno no puede ver al Dios creador y al hombre verle como la criatura, imponiendo la razón y sustituyendo a la fe.

De modo que en este mundo impera un pensamiento humanista, un sistema de creencias centrado en un principio equivocado

Porque el hombre cree que las necesidades emocionales y la inteligencia humana pueden satisfacerse sin tener que aceptar la existencia de Dios.

¡Cuán perdido está este mundo¡ ha retomado valores destructivos como el amor a sí mismo que redunda en odio a los demás e indiferencia.

Y donde la tecnología y el ocio desmedido han llevado a un existencialismo que niega toda creencia o todo principio moral, religioso, político o social.

De suerte tal, que considera que al final todo se reduce a nada, y por lo tanto nada tiene sentido, declinando en sociedades suicidas.

Porque para ellas no hay Dios y han eliminado todo propósito santo en la vida del hombre,

Y más aún, han creado filosofías que justifican el pecado, argumentando que el hombre nace bueno pero que la sociedad lo hace malo,

De modo que el culpable de la destrucción humana es la sociedad y no el pecado que es inherente al corazón del hombre.

¡Y este es el mundo en el que debemos instruir cristianamente a nuestros hijos¡ ¿Para qué? Para que aprendan a honrar a Dios y a sus padres.

  1. Hijos obedeced en el Señor, porque eso es justo.

Todas las naciones tienen sus propios mecanismos por medio de los cuales hacen imponer sus filosofías anti cristianas a nuestros hijos,

De modo que los padres debemos estar atentos de lo que se está enseñando en las escuelas, en los medios de comunicación

Y en general, de lo que el mundo está enseñando como moral y normal, para que nosotros podamos contrarrestar esa enseñanza a nuestros hijos

¿Cómo? Conociendo lo que el mundo enseña y lo que enseña la Biblia, que es nuestra norma de vida y conducta.

Conozcamos tres ejemplos de la confusión doctrinal que presenta nuestra cultura:

  • Ministerio educación,

En nuestra cultura actual, esta institución enseñanza valores pero tiene prohibido  enseñar religión cristiana, no puede leerse la Biblia en las escuelas

¿Por qué? Porque enseñar Biblia atenta contra el derecho a la libertad extrema, en todos los sentidos, de los alumnos,

Y es así, como se ha quitado el derecho a los maestros a ejercer disciplina, obligándoles enseñar valores anticristianos, humanistas y de tolerancia pecaminosa.

¿Y qué hacemos nosotros los padres? No podemos quedarnos quietos, solo escuchando y dejando que nuestros hijos repitan y acepten,

Sino que como cristianos comprometidos, debemos atacar cada falso argumento de la educación moderna, con el “escrito está”

Para que nuestros hijos desarrollen discernimiento y no asuman que es normal la inmoralidad ni la oposición al Dios Creador y Señor.

  • Ministerio de salud,

Esta es una institución orientada a prevenir las enfermedades sexuales y embarazos no deseados promoviendo el uso de preservativos y anticonceptivos,

Pero no previene el sexo libre, no llama a la abstinencia sexual, sino que promueve la promiscuidad.

Y sin darnos cuenta, comenzamos a desarrollar un mundo de jóvenes hedonistas, amadores de los placeres mundanos y destructivos, más que de Dios.

Entonces, los padres necesitamos tomar cartas en el asunto, y comenzar hablar claramente con nuestros hijos

¿De qué vamos hablar? ¡De sexo¡ y del propósito para el cual Dios creó las relaciones sexuales, dónde y cómo son permitidas.

Y debemos hablar sin temor ni “tapujo” porque el mundo no tiene pudor al momento de enseñar aberraciones sexuales.

  • La agenda LGTB+

En nuestras sociedades modernas se promulga una libertad que atenta contra toda lógica humana, biológica y bíblica.

Es así como se está promoviendo, facilitando y permitiendo el matrimonio homosexual, que es una práctica libre del sexo en contra de la Verdad bíblica absoluta.

Lo que demanda a todo padre cristiano, la urgente necesidad de reafirmar a sus hijos en la verdadera y única masculinidad y feminidad bíblica

Porque no se puede permitir que los conceptos distorsionados de la sexualidad y diversidad de género promovidos por una agenda demoniaca, impacten a nuestros hijos.

Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres

¿Qué debemos enseñar en nuestras casas? A nuestros hijos varones, debemos enseñar que el hombre es el principal proveedor del hogar,

Y aunque la mujer también provee y mucho, pues así lo enseña Proverbios 31, es el hombre como cabeza del hogar quien se encarga de proveer y sustentar a su familia,

También, enseñemos a nuestros varones que es su rol, proteger y amar a su mujer, instruir a sus hijos y ser maridos de una sola mujer.

Y a nuestras niñas, enseñemos a respetar a su marido, a ser mujeres de su casa, que su responsabilidad es edificar su hogar y ser esa ayuda idónea que el hombre necesita.

Por tanto, nuestros hijos deben sentir orgullo de haber nacido hombre y de haber nacido mujer, porque de esa forma, Dios cumplirá su propósito en ellos.

¡Enseñemos identidad sexual a nuestros hijos¡ para que el engaño del mundo no los confunda y los aparte de la maravillosa Verdad liberadora de Dios.

Conclusión:

¡Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres¡ este es el gran mandamiento que Dios manda a todos los hijos e hijas cristianas,

Pero esto será posible, solamente si los padres asumimos nuestra responsabilidad en la educación cristiana de nuestros hijos,

Para lo cual se hace necesario el dialogo abierto con nuestros hijos y dar una repuesta bíblica a cada una de sus inquietudes y dudas

Porque solamente así, podremos contrarrestar las mentiras de un mundo pervertido y destructivo.

Sin embargo, poder dar esa respuesta verdadera a nuestros hijos, demanda de los padres el estudio concienzudo de la Palabra

Para contar con el conocimiento correcto, la respuesta acertada y poder traer convicción al corazón de nuestros hijos, de lo que Dios manda

Por tanto, no seamos cristianos perezosos, pasivos, sino activos y comprometidos en la educación de la fe, de nuestra familia.