La Fe Que Lucha Para Avanzar De La Tempestad A La Calma. Porque el Señor está interesado en enseñarnos a luchar, a que no permanezcamos pasivos

Y para identificar este tipo de fe que lucha, haremos memoria del relato bíblico en el que Jesús anuncia la negación de Pedro:

Lucas 22:31-34  Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo;

pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte (no pierdas tu fe)

 El le dijo: Señor, dispuesto estoy a ir contigo no sólo a la cárcel, sino también a la muerte.

 Y él le dijo: Pedro, te digo que el gallo no cantará hoy antes que tú niegues tres veces que me conoces

Encontramos a un Pedro firme y muy seguro, confiado en sí mismo y con una aparente fe que nadie tambalearía.

Pero no tarda la ocasión en que la prueba se presenta, y Pedro sale reprobado, porque sucede justamente, lo que el Señor le había anticipado.

Pedro creía que tenía una gran fe, pero muy pronto se encuentra negando al Señor tres veces,

Llevando a este hombre a una gran dificultad, y una gran presión social y emocional, para que Pedro abandonara al Señor,

¡Y de igual forma nos sucede a nosotros¡

Cuando todo marcha bien, pensamos que nos sostendremos ante cualquier circunstancia que nos amenace, que estaremos firmes en nuestros principios cristianos,

Pero cuando la dificultad llega, es entonces que es probada nuestra fe, y se evidencia que tan fuertes o débiles somos, que tan grande o pequeña es nuestra fe.

Y la buena y maravillosa noticia es que ¡Nuestra fe nunca será extinguida¡ podrá ser impactada, al punto de ser solo un hilo de luz, igual que el pabilo que humea

¡Pero jamás se apagará¡ porque la fe es un regalo de Dios y es Él quien nos sostiene en fe¡¡

La fe que lucha y nos hace avanzar de la tempestad a la calma

El apóstol Pablo es un testimonio claro, que entendió bien que la fe, es una forma de batalla, y una buena batalla

Y buena porque es una batalla que Jesucristo ya ganó en la cruz del Calvario, y nosotros peleamos día a día, pero sobre una victoria dada

2 Timoteo 4:7  He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.

Pablo libró la batalla de la fe, todos los días de su vida, para obedecer a Dios en todo, y asegura haber llegado a la meta, porque confió en Dios

De manera que nosotros, libraremos nuestra propia batalla en el día a día, pero tenemos que confiar en Cristo y guardar la fe

Y esto lo podemos lograr, porque en Cristo hemos sido provistos de todo lo que necesitamos para vencer

Hemos sido equipados completamente con la armadura de Dios, para que podamos hacer frente a todo tipo de adversidad y a todos nuestros enemigos

Para poder escuchar esta enseñanza puede visitar https://youtu.be/euZC3a5TabQ

Y si desea profundizar sobre una fe que mueve montañas, puede visitar ¡Una Fe Que Mueve Montañas!

Versículo referencia.

Mateo 8:23-26  Y entrando él en la barca, sus discípulos le siguieron.

Y he aquí que se levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca; pero él dormía.

 Y vinieron sus discípulos y le despertaron, diciendo: ¡Señor, sálvanos, que perecemos!

 El les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande bonanza.

Seguramente, antes de entrar en esta tormenta, los discípulos alardeaban de su gran fe, se confiaban al andar muy cerca del Señor

Sin embargo, tan pronto como las olas comenzaron a cubrir la barca, la fe de ellos mostró realmente, que tan fuerte o que tan débil era esa fe.

Y  allí empieza la batalla entre fe e incredulidad, entre confianza y desesperación. Empieza una batalla que nos hace estremecer

Pero hay una buena noticia: por pequeña que sea la fe y por más que pareciera incredulidad, debemos saber que la fe subsiste,

Y por pequeña que sea esa fe, si es puesta en Cristo Jesús, esa fe se fortalece porque Cristo tiene el poder para hacer todo lo que está en su voluntad.

  1. La fe que lucha

Los discípulos de Cristo son entrenados para la batalla y le siguen independientemente de las dificultades que se presenten en el camino.

Mateo 8:23  Y entrando él en la barca, sus discípulos le siguieron.

Los discípulos, son hombres y mujeres llamados por Dios para que sigan a Cristo y aprendan de Él

Y son llamados para llevar a cabo la obra de Cristo en medio de un mundo caído, lo que sabemos que no es fácil

Pero también, un discípulo sabe que ha sido llamado por la gracia divina, que aprende, sigue e imita a su maestro.

Y es un hombre o una mujer cristiana que está dispuesta a pagar el precio por seguir a Jesús,

La fe que lucha llevándonos a la calma

De manera que la salvación es por gracia para nosotros, pero el ser discípulos conlleva un precio que hay que estar dispuesto a pagar:

Mateo 16:24  Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí,

niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.(J)

Como discípulos del Señor, día a día somos entrenados para pelear la batalla, Cristo nos adiestra, y es Él quien nos sostiene y nos lleva a la victoria

  1. La fe que lucha está fundamentada en la Palabra de Dios.

Mateo 8:18  Viéndose Jesús rodeado de mucha gente, mandó pasar al otro lado.

Los discípulos no tomaron por iniciativa propia, subir a la barca, entrar al mar y pretender pasar al otro lado,

Fue el Señor mismo quien emitió la orden, y estos hombres, como buenos discípulos, le siguieron

De manera que, si estamos viviendo en obediencia a la Palabra, a lo que el Señor expresa en las Escrituras,

Entonces, toda tempestad que llegue a nuestra vida contará con la providencia divina para poder sobrellevarla.

  • La fe es confianza:

Romanos 10:17  Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.

Nuestra fe viene por escuchar la Palabra y no por las experiencias que vivamos o sintamos.

La fe es confianza, es creer en lo que está escrito en la Biblia, creer en Cristo, en su persona y en su obra,

De manera que la fe bíblica No es una fe ciega, sino que se fundamenta en la claridad de la voluntad expresa de Dios, en las Escrituras

Y cuando conocemos la Palabra de Dios y nos sometemos a ella, luego vendrán las experiencias que fortalecerán nuestra fe.

Así que, lo nuestro es creer lo que la Biblia dice y esperar que lo que está escrito acontezca, confirmando la Verdad de Dios en un mundo en conflicto

  • La fe exige estar atentos:

2 Pedro 1:19  Tenemos también la palabra profética más segura,

 a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro,

 hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones;

Se nos dice, que “Hacemos bien en estar atentos a la Biblia” porque aquí se encuentra la Palabra profética más segura

Y si nuestra fe no está fundamentada en las Escrituras, entonces nuestra fe es insegura y sensible a desvanecerse en la más mínima de las adversidades

Así que, tenemos en este texto bíblico un mandamiento “estar atentos a La Palabra de Dios”, para prestar oído, ocuparse de la lectura y  aplicar la Palabra a nuestra vida

Solo si estamos atentos a lo que Dios nos dice por medio de la Biblia, nuestra fe se afirmará y crecerá, y aumentará nuestro conocimiento de Dios

Porque la Palabra de Dios no es para que la guardemos o la ignoremos, sino que es el consejo de Dios para que lo apliquemos a nuestra vida, dándonos sabiduría

Y la Escritura nos dice, que esa atención a la Palabra debe hacerse “Hasta que el día esclarezca”

Esto quiere decir que la Palabra de Dios debe cautivar nuestro corazón desde este día hasta el día que venga el Señor por su iglesia

  1. La fe que lucha es una fe desafiada

Las tormentas de la vida pretenden  arrebatarte la Palabra de Dios, que perdamos la confianza en la providencia divina

Mateo 8:24  Y he aquí que se levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca; pero él dormía.

Dice la Escritura que “Jesús dormía” y esto es comprensible cuando pensamos en la humanidad del Señor: el cansancio hace que se duerma

Pero también, esa acción era  parte de la prueba de Jesús hacia sus discípulos, y esto lleva a los discípulos al borde de la desesperación.

El Señor Jesús dormía profundamente, sin ninguna preocupación por esa tempestad natural que se levantaba, porque su confianza estaba en el Padre, y era una confianza perfecta.

  • Fe e Incredulidad

Cuando las tempestades de la vida se levantan, es muy fácil caer en una terrible controversia: creer y dudar

Salmo 10:1  ¿Por qué estás lejos, oh Jehová,

 Y te escondes en el tiempo de la tribulación?

Sabemos que las pruebas se hacen mucho más grandes y dolorosas, cuando pensamos que el Señor está lejos, que duerme o que nos ha abandonado

Pero es allí donde debemos saber que es en la tempestad  cuando nuestra fe es desafiada, y el desafío lleva el propósito de enseñarnos a pelear la batalla de la fe

Y esa batalla la ganaremos cuando dejemos de lado las dudas, cuando ataquemos las mentiras de Satanás con el conocimiento de la Palabra

  • Una fe cimentada:

Es por eso, que nuestra fe debe estar cimentada en la Palabra de Dios, para que las dificultades, el mundo, las mentiras de satanás, No nos muevan de la Palabra

Abracemos la Palabra de Dios, tal como lo hizo el Señor Jesús en el desierto, cuando fue tentado por el diablo,

En cada tentación, la espada del Señor fue la Palabra, y su defensa fue “escrito esta”

Esto significa que la batalla de la fe se pelea con la espada del Espíritu que es la Palabra de Dios, se pelea con un “escrito esta”

Y cuando así lo hacemos, confirmamos que nadie puede cambiar lo que escrito esta, que lo que Dios ha dicho que sucederá, así será, y estaremos firmes en la dificultad

Pasando de la tempestad a la calma

No podemos negar que ante la asechanza y la tempestad, habrá temor, pero en la Palabra vendrá la confianza, y el enemigo huirá de nosotros

Así que, perdemos la batalla de la fe cuando descuidamos la Palabra de Dios, dejamos de congregarnos, ya no leemos la Biblia, no nos deleitamos en la comunión con el Señor

Y se van acumulando los muchos descuidos espirituales hasta que llega el momento en que las situaciones difíciles se apoderan de nuestra fe

Es entonces cuando llega la fatalidad y nos ahogamos en los ataques de Satanás.

Así que, el mensaje es, No descuidemos la Palabra de Dios, y peleemos la batalla de la fe sobre el “escrito esta”

¡No permitamos que la adversidad nos desarme¡

Mateo 4:10-11  Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás.(F)

 El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían.

  • Una fe que No lucha:

¿Cuándo es que el creyente comienza a perder la batalla? cuando descuida la espada del espíritu, cuando descuida la verdad divina.

Cuando el cristiano se vuelve negligente, ni lee ni escucha, ni hace la Palabra de Dios,

Y un cristiano que ya no se congrega, Ni lee, Ni ora y Ni medita, y ya no se deleita en la comunión con Cristo, ¡Es un cristiano derrotado¡ ¡Es una fe vencida¡

  1. La fe que lucha triunfa sobre la incredulidad.

Mateo 8:25  Y vinieron sus discípulos y le despertaron, diciendo: ¡Señor, sálvanos, que perecemos!

Cuando los discípulos despiertan al Señor y le dicen “Mira que perecemos” refleja esas situaciones en las que nos llenamos de pensamientos desalentadores,

Momentos en los que creemos que lo peor está por venir, que nos vamos a Hundir o que estamos perdidos.

Y es allí donde está la batalla entre fe e incredulidad, entra confianza y desesperación.

La incredulidad esperaba lo peor, pero en Cristo lo mejor está aún por venir, y nos mostrará que es posible pasar de la tempestad a la paz.

Es en esa tempestad cuando empezamos a clamar, a rogar por protección divina, y entonces aflora la fe

De manera que la prueba purifica nuestra fe, y en Cristo, esa fe subsiste de manera tal, que nos lleva a clamar “sálvanos que perecemos”

Y es allí donde experimentamos la paz en medio de la tempestad, y vemos la respuesta de Dios, expresada en diferentes formas.

  • La reprensión amorosa de Jesús

Mateo 8:26  El les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe?

Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande bonanza.

Vemos al Señor reprendiendo amorosamente a sus discípulos, es como que les dijera “por qué son tan miedosos, por qué tienen tan poca fe, por qué aún no confían”

Pero ellos, al igual que nosotros, debemos recordar que nos encontramos en manos de un Señor, que también es Soberano, que gobierna sobre todo, incluso sobre la tempestad

Un Señor que también es Rey, es Sacerdote que intercede por nosotros, y Un Señor que es siervo y conoce el sufrimiento humano

Así que, no puede haber incredulidad en nosotros, no podemos dudar de su presencia, de su poder y de su dominio sobre todo lo creado

En sus manos está poder hacer, y es así como el Señor “reprendió a los vientos y al mar, y se hizo gran bonanza”

Dejando a todos sus discípulos maravillados, de la misma forma que nos deja a nosotros, cuando sabiamente confiamos en que Él hará

Y depositamos todas nuestras cargas sobre Él, nos apoyamos en la Verdad de su Palabra y peleamos nuestra batalla de la fe ¡confiando¡

  1. El poder de la fe que lucha no está en nosotros sino en Cristo.

La fe es la que me hace, dirigirme a Cristo con confianza, porque Cristo es todopoderoso, y es Él quien se dirige a mis circunstancias, calmado las tempestad y creando bonanza

Mateo 8:26…Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande bonanza.

El gran milagro no se encuentra en que salvo a los discípulos de la tempestad, que la barca no se hundió y que nadie pereció,

¡No! El gran milagro no es ese. El milagro grande y maravilloso se encuentra en poder contemplar al Cristo Todopoderoso, Soberano sobre toda su creación

Y que nosotros al igual que los discípulos, en medio de la tempestad, vayamos a Cristo, y depositemos en Él nuestra fe

Porque la fe puesta en Cristo, nos lleva a Él, a descansar en Él, a confiar en Él, a esperar en Él, y a verle solo a Él.

Y será así, como experimentaremos la victoria sobre la tempestad, llegaremos a la calma, obtendremos paz, y veremos la respuesta del Señor a nuestro clamor.

La fe que lucha, de la tempestad a la calma

Conclusión:

La fe que lucha es la fe que va a Cristo, que se levanta sobre la Palabra de Dios y que descansa en el conocimiento Soberano y Todopoderoso de Cristo

Es una fe que nos lleva a depositar todas nuestras cargas a los pies de Cristo, y así experimentamos su amor y misericordia obrando en nuestra realidad

Así que, por poca que sea nuestra fe, pero si es puesta en Cristo, esa fe hace cosas grandes y nos saca de la tempestad, llevándonos a la calma

¡Peleemos la buena batalla de la fe¡ el Espíritu Santo nos ayuda y la Palabra nos guía.