Regocijémonos En El Señor Siempre Y Dejemos La Ansiedad y todo tipo de sentimiento que agobia y carga el alma

Comienzo esta reflexión con una pregunta ¿Quiere usted tener paz y tranquilidad en su mente y en su corazón?

Creo que indudablemente la respuesta de la mayoría de las personas seria un rotundo ¡¡¡Sí!!!

Pero esto nos lleva a una segunda pregunta ¿Cómo encuentro la verdadera paz y tranquilidad, donde la venden, como se obtiene?

Y nos damos cuenta, que ante la frustración de no encontrar paz ni tranquilidad, en un mundo cada vez más convulsionado,

Muchas  personas se refugian en los tranquilizantes, otros en las drogas, otros en la tecnología, pero nunca logran obtener esa paz tan anhelada

Si alguien desea saber cómo se obtiene la verdadera paz o tranquilidad del corazón y de la mente, debe acudir a la Epístola a los Filipenses.

Para escuchar esta enseñanza que esta por leer, puede visitar https://youtu.be/PNeZv3i0zuI

Y Si usted desea profundizar sobre la forma de obtener gozo, confianza en Dios y una vida de santidad, visite ¿Bienes Que El Dinero No Sabe Comprar??

Regocijémonos en el Señor siempre ¡Y dejemos la ansiedad¡

Esta enseñanza  trata precisamente de ello, de cómo encontrar el gozo en nuestro corazón, de manera que seamos las personas más felices de este mundo

Un gozo que es independiente de nuestras circunstancias externas, buenas o malas, extremas o tranquilas, ¡Siempre regocijémono¡

Versículo de referencia.

Filipenses 4:4:7  Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!

Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.

 Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.

Este es un mandato a vivir la maravillosa vida cristiana con regocijo, porque el gozo es un regalo de Dios para el creyente

Y no depende de las circunstancias, sino que emana directamente del corazón, de un corazón renovado y transformado por Cristo.

  1. Un mandato: ¡Regocijémonos en el Señor siempre¡

El mandato de La Palabra de Dios es a que vivamos con alegría la vida cristiana, y de esa manera, Pablo lo dice y lo repite:

¡Vivan con alegría su vida cristiana¡ alégrense siempre en el Señor, en Él está el verdadero gozo, Él es nuestro gozo

Filipenses 4:4  Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!

Este gozo que el apóstol Pablo menciona repetidas veces, es un gozo inefable y glorioso, porque no es una simple alegría, esporádica y circunstancial,

Sino que ese gran gozo que experimenta Pablo, no depende de circunstancias externas, porque si así fuera, este hombre sería el más desdichado de todos los hombres

Cuando Pablo escribe esta carta, él estaba preso, día y noche permanece en una celda, encadenado a un soldado romano, como si fuera un malhechor,

Pero él está en esas circunstancias, no porque haya obrado mal, sino  por la causa de Cristo, de manera que, esas condiciones de vida no son objeto de tristeza, sino de gozo

Además, Pablo era ya un anciano y está en esas prisiones con muy pocos amigos para consolarlo, y con muchos enemigos, prestos a afligirlo

  • Enemigos que quitan la paz:

Sabemos muy bien quiénes son nuestros enemigos acérrimos, siempre dispuestos a afligirnos: satanás, el mundo y nuestra humanidad actuando en contra nuestra

Cada uno de estos enemigos ataca constantemente al cristiano, quitándole la paz y cargándolo con ansiedad y aflicción,

Pero por la gracia divina, podemos tener gozo en medio de tanto ataque y asechanza, y  Pablo ha descubierto el mayor motivo de felicidad que podemos tener.

El apóstol ha descubierto el tesoro más apreciado de la vida: ¡Cristo¡

Y este maravilloso tesoro es el que hace que Pablo sea “el hombre más feliz del mundo” en medio de todas esas circunstancias.

Es por ello, que el mandato es “Regocijaos siempre en el Señor. Otra vez diré, regocijaos”.

  • ¿Por qué regocijarnos en Cristo?

La Paz, el regocijo, la tranquilidad solo se encuentra en Cristo, y esto es verdad por muchas razones:

Porque Cristo vino al mundo:

Y vino porque nosotros no podíamos ir al Padre. Necesitábamos a un Cristo encarnado, que caminara entre nosotros, ¡Y el Padre nos lo dio¡

Hay gozo de saber que Cristo mora en nuestros corazones de manera permanente, que su presencia siempre nos acompaña y nos cuida,

Que Él nos ha libertado del pecado y de la condenación eterna, que ya no somos enemigos de Dios ni objetos de su Ira santa.

Sino que, de manera maravillosa, somos hijos de Dios, cubiertos en su misericordia y justicia.

Regocijémonos en el Señor siempre

Porque Cristo es nuestra fortaleza:

Y nos sostiene en medio de las pruebas y dificultades, nos permite gozarnos en el sufrimiento, porque sabemos que hay propósito santo en todo,

Sabemos que todo lo que nos acontece en la vida, nos ayuda a bien, porque forma el carácter de Cristo en nosotros, ¡Y esto es objeto de sumo gozo¡

Porque de Cristo proviene la gracia divina

Esa gracia fortalecedora que nos garantiza la perseverancia de los santos, que no nos saldremos del camino, no nos perderemos,

En Cristo tenemos la plena certeza que llegaremos hasta el final, porque nuestros nombres ya están escritos en el Libro de la vida

Y esta maravillosa Verdad, no solo trae gozo a nuestra vida, sino la garantía de vida eterna y plena, ante la presencia de nuestro buen Dios

Así que preguntémonos, ¿Estamos viviendo con alegría la vida Cristiana o solo somos una lista de quejas?

  1. Regocijémonos en el Señor siempre y por nada estéis afanosos

El segundo mandato de La Palabra de Dios es, que por nada estemos afanosos.

Filipenses 4:6  Por nada estéis afanosos,…

Y es un mandato porque el afán es una fuente de inquietud y agitación en la vida del creyente, que le resta paz  y gozo

  • ¿Qué es afán?

El afán es una preocupación en sentido negativo, que lleva al creyente a llenarse de ansiedad y de Inquietud,

Y que da como consecuencia, una mente dividida, que le impide centrarse en Dios, alejándole de su voluntad.

El afán es una gran aflicción que vuelve al creyente distraído de las cosas de Dios y ocupado en las cosas del mundo.

Entonces, el peligro del afán es que crea más ansiedad y divide nuestra mente de manera que las prioridades de este mundo se sobreponen a  Cristo y su reino,

Podemos caer en afán, al preocuparnos demasiado por la comida, el techo, la salud, el trabajo, del día de mañana, por la vida

Y esto puede hacernos apartar los ojos de Dios, y centrarlos en nosotros mismos, en nuestras capacidades y astucia, y ¡afanándonos¡

  • Un ejemplo bíblico:

Recordemos el relato de Marta y María, cuando recibieron al Señor Jesús en su casa.

Lucas 10:41  Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas.

Marta estaba preocupada y molesta, perdida en mil cosas qué hacer, que se había olvidado de tener comunión con el Señor ¡Y lo tenía en su propia casa¡

Cristo debe ser nuestro centro de atención, pero al igual que Marta, nosotros nos afanamos con la vida, y  nuestra mente se divide entre el mundo y Cristo

Y con el alma agitada y ansiosa perdemos la paz y el gozo de tener a Cristo con nosotros, olvidándonos de su Verdad divina, y apartándonos de su Voluntad perfecta.

Así que la enseñanza es, que la acción sin comunión no es buena. Hacer por mi cuenta y luego consultar a Dios, no es bueno

Pero  si es bueno practicar primero la comunión con el Señor y después movernos a la acción,

Porque en esa comunión  ya habremos discernido y entendido la voluntad de Dios y seremos guiados por el Espíritu Santo, a una correcta acción.

  • Consecuencias del afán:

El afán siempre traerá perdida a nuestra vida: perderemos la comunión con Cristo, perderemos el equilibrio en las prioridades

Y con esa pérdida, nuestra alma se llenará de malestar, inconformidad y ansiedad y el ambiente en los hogares se vuelve tóxico,

Será probablemente allí, donde comenzaran los pleitos, las demandas, las exigencias, la incomprensión entre los miembros de la familia

De esta forma, el afán y la ansiedad son un pecado, porque es aquella preocupación que nace de la incredulidad y la desconfianza en Dios

Ponemos en duda el carácter de Padre bondadoso, de Dios, creemos que Él no cuidará de nosotros, que faltará el pan sobre nuestra mesa,

Que en la crisis perderemos las fuerzas, la vida o a nuestros seres amados, y se nos olvida, que Dios tiene el control ¡de todo¡

¿Será que en esta cuarentena estamos dudando de nuestro Padre Dios?  ¿Será que nos estamos llenando de incredulidad y ansiedad?

  1. Regocijémonos en el Señor siempre y dejemos la ansiedad:

La gran pregunta es ¿Cómo logro echar la ansiedad de mi alma? La medicina contra la ansiedad no es la inacción sino la oración acompañada de acción de gracias.

Filipenses 4:6  Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.

La ansiedad y la oración son más opuestas entre sí que el fuego y el agua. La ansiedad y la oración no pueden caminar juntas.

Así que, si queremos apagar el fuego de la ansiedad que nos está consumiendo, sencillamente debemos orar a Dios con fe y acción de gracias.

Regocijaos en el Señor, otra vez os digo, !Regocijaos¡

El secreto de esta oración, se encuentra en presentar nuestras peticiones a Dios, pero acompañadas de acción de gracias, por ejemplo:

  • Oración con acción de gracias:

Podemos  orar a Dios, agradeciendo su respuesta,  antes de presentar nuestra petición. Es decirle  “Señor sea cual fuere tu respuesta a esta solicitud, siempre ha ser buena”.

Orar así, es como decirle al Señor, que si estamos pidiendo algo que esta fuera de su buena y agradable voluntad,

O que si estamos pidiendo algo que no nos hará bien, por favor, que No nos lo de, y damos gracias, aún cuando no conozcamos la respuesta divina.

Esta es una hermosa forma de orar, porque nos permite reconocer, de antemano, que el Señor nos cuida siempre.

Reconocemos que Dios es sabio, omnisciente, soberano, que sus pensamientos son mucho más altos que los nuestros,

Y que su respuesta a nuestra oración, siempre será una expresión de su hermoso cuidado a nuestra vida,

Aún cuando esa respuesta llegará a ser lo opuesto de lo que estamos pidiendo, y a nuestros ojos pareciera, que no es bueno lo que Dios ha permitido,

Y a pesar, que será muy difícil aceptar esa respuesta y enfrentarla, aún así, le agradeceremos al Señor su respuesta, porque está ordenando nuestra vida.

En resumen, la oración acompañada de acción de gracias implica humildad, sumisión a la Voluntad de Dios, sabiendo que su Voluntad es siempre la mejor que la mía.

  1. Regocijémonos en el Señor y tengamos paz.

Cuando la oración reemplaza a la preocupación, entonces sobreviene la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento.

Filipenses 4:7  Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.

Dios actúa como un centinela, guardando nuestros corazones, sabiendo que del corazón emana la vida, que de allí salen los pensamientos que nos atormentan,

De modo que, Dios como un centinela, ve el horizonte y advierte el peligro que se nos avecina, que nos asecha,

Y Dios actúa, protegiéndonos de los ataques de nuestros enemigos,  que sabemos que son satanás, el mundo, y la carne.

El Señor nos da luz, claridad y convicción en nuestros pensamientos, calmando la ansiedad, para que podamos actuar santamente.

Nos llena de paz el corazón, de manera que podemos estar quietos, serenos, con mente despejada para centrarnos en su Palabra y en la Voluntad divina.

  • ¿Dónde nace esa paz?

La Paz que inunda nuestros corazones, nace de la confianza depositada en el sabio control de Dios sobre nuestra vida,

Porque lo opuesto a la paz, es la ansiedad que surge de la duda, de la incredulidad, de mantener nuestros ojos puestos en esta tierra,

Así que, en lugar de encontrara paz, nuestra vida se llena de preocupación y ansiedad. El mensaje es entonces, ¡Confiemos en Dios y su sabiduría¡

  • La oración que reemplaza la preocupación:

1 Pedro 5:7  echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.

El apóstol Pedro conocía muy bien los ataques del enemigo y la ansiedad que se produce cuando nos alejamos de Dios,

Para descansar en nuestra propia sabiduría, en nuestras propias fuerzas, sosteniéndonos en la autoconfianza, en lugar de confiar en Dios.

Cuando eso sucede, perdemos la paz y el gozo, que puede ser restaurada, hasta que Cristo vuelve al centro de nuestra vida,

La paz y la tranquilidad de Pedro fue atacada por Satanás, lo zarandeo, lo tentó, y ese ataque encontró eco en la humanidad caída de Pedro: la autoconfianza

Y como consecuencia de esa caída, el mundo vitupero al apóstol Pedro, pero nuevamente en Cristo fue restaurada la paz de este hombre.

Así que, podemos aprender que, cuando la oración reemplaza a la preocupación sobreviene la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento,

Y esa paz actúa como un centinela que resguarda la mente y las emociones del cristiano, evitando ser abrumados por un repentino arrebato de miedo, ansiedad o tentación.

¡Esta realidad deberíamos comprobarla los cristianos diariamente¡ hagamos a un lado las preocupaciones, y busquemos mayor comunión con el Señor.

  1. Regocijémonos en el Señor y actuemos

La oración debe ser nuestro primer paso, la etapa preparatoria que nos ha de llevar a la acción.

Filipenses 4:8  Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable

 todo lo que es de buen nombre  ; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.

La oración nos prepara para la acción, nos permite discernir la Voluntad de Dios y caminar en ella,

Con la oración podemos centrar nuestros pensamientos en la Palabra, que es sabiduría a nuestra vida, y traer paz y gozo a nuestra alma

Debemos ocupar nuestra mente en la Verdad de Dios, que es lámpara a nuestro camino, alumbra toda oscuridad y da dirección segura a nuestra vida

Pensando en todo lo honesto, que nos lleva a dar testimonio cristiano, testimonio de vida nueva y transformada,

Practicando la justicia, porque ya hemos sido favorecidos con la justicia de Dios, ahora podemos comunicarla a otros,

Regocijémonos en el Señor y dejemos la ansiedad

En fin, inundar toda nuestra mente y corazón, de cosas santas, amables, buenas, que honran a Dios, y nos dan paz y gozo en medio de tanta crisis.

  • ¿Qué oímos? ¿Qué vemos?

Filipenses 4:9  Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros.

Vale preguntarnos ¿Qué es lo que estamos oyendo? ¿Dónde hemos puesto nuestro ojos? Porque vivimos en un mundo turbulento y caído, que roba nuestra atención

Pero como creyentes, nosotros hemos aprendido de la Palabra de Dios, y hemos recibido el gozo de ser hijos de Dios,

Hemos oído la Palabra de Verdad, que liberta y hace sabio al sencillo, y hemos visto el milagro de un nuevo nacimiento,

De ser reconciliados con Dios, libertados del pecado. Entonces, todo eso que hemos visto y odio, eso tenemos que hacer¡!

Y entonces, el Dios de paz, estará con nosotros, Él nos ayudará en medio de las peores circunstancias que podamos estar viviendo.

Conclusión.

El mundo trae mucha aflicción, al creyente como al no creyente. Pero nosotros, los cristianos debemos tener fe y confianza en Dios,

Debemos centrar nuestros pensamientos y nuestras acciones en Cristo, por que Él es nuestra paz, en Él estamos completos

Juan 16:33  Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz.

En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.

Nos gozamos y regocijamos en el Dios de nuestra salvación, en su gracia que os sostiene y nos hace perseverar hasta el final de los tiempos

Y descansamos en su soberanía y perfecta voluntad, que guía nuestra vida en la dirección correcta, para prosperidad de su iglesia.