¿Bienes Que El Dinero No Sabe Comprar? Como el Gozo, Santidad y Confianza y que son bienes más que necesarios para caminar en un mundo caído y que el hombre corrompe con sus propias manos.

Un mundo que solo ofrece odio, venganza, destrucción y muerte. Un mundo que solo se mueve por el interés personal, la vanagloria, el orgullo y la prepotencia.

Es un mundo que cada día carga más nuestras almas, cansadas y agobiadas, y que produce desesperanza.

Es por ello que el gozo, la santidad y la confianza en Dios, son tres bienes preciados que el dinero no puede comprar, y que el hombre sin Dios no puede accesar.Son bienes inaccesibles para un mundo humanista y relativo,

Pero son los tres bienes preciados que los creyentes cristianos podemos llegar a tener, a cultivar para poder sobrellevar este peregrinaje en este mundo.

Y solo son para los creyentes porque la  fuente de su provisión es Divina.

Bienes que el dinero no sabe comprar

El Gozo, Santidad Y Confianza, son las tres características que sí puede tener y debe desarrollar todo creyente en Cristo, para poder hacer efectiva su comunión con Dios e ir creciendo en madurez, en testimonio y entrega al Señor.

El apóstol Juan ofrece tres razones para escribir la primera Epístola, y cada una de ellas está promovida por un profundo amor e interés por sus lectores:

Gozo, santidad, confianza -estas son las características que Dios, por medio de los escritos de Juan, desea ver en todo cristiano. No una, sino las tres, y todas al mismo tiempo.

Carecer de cualquiera de éstas echará a perder la comunión, nos robará la verdadera bendición y hará que nuestro servicio cristiano se torne ineficaz.

En esta primera carta de Juan se habla en términos de “certezas”, Verdades infalibles, y para ello  continuamente utiliza el verbo ‘conocer’. Conocimiento que solamente es posible a través de la comunión con el Señor

  1. Bienes que el dinero no sabe comprar: El Gozo

El gozo es un bien preciado que solamente se puede obtener en la comunión con Dios

1 Juan 1:4 Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido. 

El gozo más grande que pueda llenar el corazón del apóstol Juan y de aquellos que estaban con él es el de ver a los creyentes aumentar en gracia y conocimiento del Señor Jesucristo.

El quiere que tengan una  comunión plena con el Padre y con el Hijo, para que estos creyentes vivan en plena comunión con Dios.

Juan subraya las bien conocidas palabras de Juan el Bautista, dichas en tributo a Jesús: El debe crecer; yo debo menguar” (Juan. 3:30).

  • ¿Cuál es la base de nuestro gozo?

 En el Antiguo como en el Nuevo Testamento, el mismo Dios es la base y objeto del gozo del creyente :

Salmos 35:9  Entonces mi alma se alegrará en Jehová;

Se regocijará en su salvación.

Salmos 43:4  Entraré al altar de Dios, Al Dios de mi alegría y de mi gozo;

Y te alabaré con arpa, oh Dios, Dios mío.

Podremos tener muchas fuentes de donde emerge la alegría: un nuevo empleo, una nueva casa, un hijo, un título, un regalo, una sorpresa, una buena noticia, etc. Pero todo ello es efímero, circunstancial, y está fuera de nosotros.

Pero el gozo es permanente, no depende de lo que estemos viviendo, de lo que tengamos o no, de lo que vemos o esperamos.

El gozo tiene como única fuente a Dios mismo. Solamente en Él podemos encontrar ese gozo que sobrepasa todo entendimiento, pues permanece en las pruebas como en los descansos de la vida.

Prevalece sobre la angustia y la aflicción, sobre el dolor y la necesidad, sobre la persecución y la acusación. Hay gozo en nuestro corazón independientemente de lo que vivamos, de lo que sintamos o pensemos.

  • El gozo del Señor:

Lucas 1:46-47  Entonces María dijo:(I) Engrandece mi alma al Señor;

Y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador.

 Romanos 5:11  Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la reconciliación.

Es un gozo que va más allá de esta tierra y de toda bendición material. Es el gozo de sabernos salvos, rescatados del pecado, de la muerte y destrucción.

El gozo de saber que ya no hay condenación, que la ira de Dios ya no está sobre nosotros. Entonces:

Filipenses 4:4  Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!

En Él está nuestro gozo eterno, imperecedero, y que no se encuentra en el mundo, en el hombre, en la riqueza, el poder o la belleza. Es el gozo del Señor.

Ese gozo inefable, se obtiene de la comunión con el Señor, y también de la comunión entre nosotros, la comunión con el cuerpo de Cristo. De manera entonces que el gozo tiene una doble faceta:

Comunión verdadera con el Padre y con el Hijo Jesucristo.

Y comunión entre nosotros, que somos el Cuerpo de Cristo

 Y es a través de esa comunión que llegamos al Conocimiento de Dios. En la medida que tenemos ese tiempo a solas con el Señor, en la meditación de su Palabra, buscando la obediencia y la entrega, llegamos a conocer a Dios.

  • El gozo del creyente:

1 Juan 5:20  Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero;

y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna.

Cristo vino a esta tierra y vino por sus elegidos, aquellos que escogió el Padre, desde antes de la fundación del mundo, y abrió nuestro entendimiento,

Nos dio un corazón nuevo y puso de su Espíritu, para que le conozcamos, que sepamos que Él es el verdadero Dios.

Juan 17:3 Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.

Y conociendo a Jesucristo, podemos llegar al conocimiento del Padre, y este conocimiento hermoso, el mismo Señor Jesús lo define como “esta es la vida eterna”

Juan 11:25  Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.

Todo aquel que vive sin Dios, está muerto en sus delitos y pecados, sin vida espiritual y con una vida física de dolor, destrucción y muerte. Jesucristo es la vida, en Él tenemos vida eterna

Juan 14:6  Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.

La única forma de llegar al Padre es por medio de Jesucristo, no existe otro camino, y no habrá otra Verdad que no se encuentre en Él, ni hay más fuente de vida que no sea Jesucristo mismo.

Juan 3:29-30  El que tiene la esposa, es el esposo; mas el amigo del esposo, que está a su lado y le oye, se goza grandemente de la voz del esposo;

así pues, este mi gozo está cumplido.

Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe.

Ese es el gozo de saber que somos la iglesia amada del Señor, somos su rebaño, su pueblo, sus elegidos. Y en este conocimiento, debemos ir creciendo para llegar a ser más parecidos a Cristo

2. Bienes que el dinero no sabe comprar: una vida de Santidad que produce Gozo.

1 Juan 2:1 Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis;

y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. .

La santidad es la expresión de que amamos a Dios y le obedecemos. Si cumplimos sus mandamientos, entonces caminamos en Santidad, y si esto hacemos, entonces “el amor de Dios se ha perfeccionado en nosotros

teniendo la plena convicción que una vida de santidad, es una vida llena de bendición porque nos aleja del sufrimiento y la muerte que produce el pecado

  • El pecado interrumpe la comunión con Dios

La comunión entre el Padre y el hijo o hija es interrumpida a causa del pecado, pero la relación Padre-hijo continúa, a menos que el hijo rehúse reconocer su pecado. Es necesario ser sinceros con nosotros mismos y con Dios

Obedecer sus mandamientos significa que estamos interesados en agradar a Dios, y significa que nos oponemos al pecado, a todo aquellos que nos aleja de Él

y todo aquello que nos lleva a enfrascarnos nuevamente en nuestra voluntad necia y destructiva.

Debemos reconocer que el pecado destruye nuestra comunión con Dios, pues el pecado es desagradable a los ojos de Él.

Pero también destruye nuestra relación con nosotros mismos, pues comienza haber culpa y vergüenza en nuestra vida, de suerte tal que no podemos estar solos con nosotros mismos.

Ese mismo pecado, destruye mi comunión con el prójimo, pues ya solo busco mi propio beneficio, mi propia felicidad, mi capricho y voluntad.

Me hago incapaz de amar y servir a mi prójimo. Solo busco que me amen y me sirvan a mí.

De manera entonces, que es urgente restaurar la comunión con el Señor, es urgente salir del pecado, ser ayudado, auxiliado con ese poder divino,

para abandonar esa destrucción que provoco yo mismo, con el pecado que mora en mí.

Entonces nos preguntamos ¿Cómo se restaura entonces la comunión?¿Cómo volver al gozo, la santidad y la confianza en Dios?

Como pecadores, tenemos el mejor ayudador posible, porque éste es justo, santo y sin pecado. Es nuestro Señor, nuestro Rey y nuestro Sacerdote: Jesucristo, acudamos a Él en busca de restauración,

  • En su naturaleza humana Jesús es nuestro hermano

Hebreos 2:11  Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos

Él es el Unigénito Hijo de Dios, único en su clase, nadie como Él, es el eterno Hijo de Dios. Nosotros  solo somos criaturas, pecadores redimidos por su sangre,

pero que en su infinito e indescriptible amor nos ha hecho hijos adoptivos de Dios

Ante este hermoso evento, inmerecido para nosotros, pasamos a ser hijos de Dios y hermanos en la humanidad de Jesucristo. Él se hizo igual a nosotros, semejante en todo, pero sin pecado, para llevarnos al Padre.

¡!Glorioso Jesús¡!

  • El Señor conoce nuestra debilidades  

Hebreos  4:15  Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades,

sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.

Eso lo convierte justo en el sacerdote que necesitamos. Él puede interceder por nosotros, pues conoce muy bien nuestras luchas y necesidades, nuestras debilidades y carencias, pues moro entre nosotros.

  • Cristo Nos salva y es nuestro intercesor.

Hebreos  7:25  por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios,

viviendo siempre para interceder por ellos.

La palabra Interceder: se Usa para enfatizar la disposición y capacidad de Cristo para continuar aplicándonos los beneficios de su sacrificio, hecho de una vez para siempre.

3. Bienes que el dinero no sabe comprar: la Confianza en Dios

1 Juan 5:14  Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye.

Tenemos la certeza plena, que seremos escuchados y que nos mantendremos en su Voluntad. Y está certeza nos llena de gozo y paz, pues no hay de que temer, de que dudar,

  • La causa de esta confianza:

1 Juan 5:13  Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna,

y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios.

Nuestra santidad es producto de nuestra comunión con Dios, es fruto de nuestra obediencia a sus mandatos, de nuestra convicción de la destrucción de pecado

y de la ayuda del Espíritu Santo para apartarnos y hacer lo que le agrada al Señor.

De manera que esa comunión, esa santidad y esa obediencia nos llevan al conocimiento de Cristo, a la certeza que su Palabra es Verdad y es Vida, que Él es el camino al Padre, y que en Él está la vida eterna.

Si confiamos en el poder de Jesucristo sobre la muerte y el pecado, también confiamos en que Él es el dador de vida, vida en abundancia, vida eterna.

Esta es la promesa gloriosa de las buenas nuevas de Salvación que Él nos dejo.

  • El beneficio de esta confianza.

Al hablar de Confianza, estamos hablando de libertad, de acercarse a Dios en oración en cualquier lugar y encualquier momento. Como Hijo de Dios, Él se acerca libremente a Dios Padre, con su alabanza y sus peticiones.

Esa es la misma confianza que debemos tener nosotros, que somos hijos de Dios, hermanos de nuestro Señor Jesucristo.

Acercarnos a Él en oración y ruego, en cualquier momento y en cualquier lugar, sabiendo que nos escuchará.

1 Juan 5:15  Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos,

sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.

Conclusión:

Bienes que el dinero no sabe comprar, son el gozo, la Santidad y la Confianza se convierten en bienes inmateriales muy preciados para el creyente cristiano,

pues por medio de estos tres bienes, el creyente puede llegar a una comunión efectiva con el Señor.

El pecado nos lleva a perder el gozo, nos estropea el camino de la Santidad, y nos debilita la Confianza, Son tres características que van juntas, y que son necesarias en nuestra vida con Dios.

Las tres se fortalecen en la comunión con el Señor. Esa comunión que nos lleva al conocimiento Verdadero, al deleite en su Palabra y la necesidad de la obediencia, de poner en práctica sus mandamientos.

El gozo, la Santidad y la Confianza nos conducen poco a poco a “menguar nosotros” para que crezca Él. Nos van perfeccionando el carácter, haciendo efectiva nuestra lucha contra el pecado

Y son tres bienes maravillosos que nos ayudan a tener una genuina gratitud, que se expresa en servicio para su obra.

Si usted desea profundizar sobre el gozo que todo creyente recibe por gracia divina, por favor visite Viviendo En El Gozo Dado Por Gracia