Bienaventurados Los Que Tienen Hambre Y Sed De Justicia, esta es la cuarta bienaventuranza que el Señor menciona en el sermón del monte.

En el Sermón del Monte el Señor nos enseña la vida que es verdaderamente “bendita” desde la perspectiva de Dios.

Pero para muchos, esta visión bíblica es irritante porque parece muy ajena a nuestras aspiraciones humanas.

Y es lógico, porque ¿Quién quiere realmente ser pobre, llorar o ser manso?[1]

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  • ¿Qué son las bienaventuranzas?

Las Bienaventuranzas No son un medio para entrar en el reino ni para promover su avance.

Sino que estas bienaventuranzas son expresiones de la vida del reino de Dios, producidas por el Espíritu en el corazón del creyente,

Y que revelan a todo el mundo, que en los discípulos de Jesús se ha iniciado una transformación de la creación. Esta es la razón por la que somos  dichosos.[2]

  • ¿Por qué Hambre y sed?

En estos tiempos históricos, el pan y el agua no eran tan fáciles de encontrar, como tampoco lo es en nuestro medio.

Pero el énfasis de la bienaventuranza es la justicia, no es el dinero, ni la salud, sino algo más grande que lo que el mundo puede dar.

De manera que el hambre y la sed de esta justicia hablan de un estilo de vida, de una acción continua, porque dice “los que tienen” no “los que tuvieron.”

Así que este texto bíblico nos presenta tal paradoja que es evidente que ninguna mente carnal la inventó.

¿Puede alguien, que ha sido llevado a una unión vital con Aquel que es el Pan de Vida y en quien mora toda la plenitud, ser hallado todavía hambriento y sediento?

La respuesta es Sí¡ porque esta es la experiencia del corazón renovado, de ese corazón nuevo que anhela la Verdad de Dios

La Escritura no dice que son “Bienaventurados los que han tenido hambre y sed”, sino, “Bienaventurados los que tienen hambre y sed”.

¿Tienes hambre y sed, querido lector? ¿O estás contento con tus logros y satisfecho con tu condición?

Tener hambre y sed de justicia siempre ha sido la experiencia de los verdaderos santos de Dios (Filipenses 3:8–14).

Texto referencia.

Mateo 5:6 Bienaventurados los que tienen hambre y sed(C) de justicia, porque ellos serán saciados.

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia

Hambre y sed” habla de dos necesidades básicas y vitales para todo ser humano, hambre de comida y sed de agua,

Pero en esta metáfora, el hambre y la sed, nos están hablando de la necesidad vital que debe tener todo nacido de nuevo,

Sed y hambre de justicia es vital para el creyente

Y esa necesidad vital es sentir hambre y sed de justicia, que no es otra cosa que tener un apetito por las cosas que Dios ama,

Juan 16:7-11  Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré.

Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio.

De pecado, por cuanto no creen en mí; de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más;

y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado.

  1. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia

Para comprender bien esta bienaventuranza, es necesario que podamos entender primero, en qué consiste el término “Justicia” según las Escrituras.

Isaías 45:8  Rociad, cielos, de arriba, y las nubes destilen la justicia; ábrase la tierra, y prodúzcanse la salvación y la justicia;

háganse brotar juntamente. Yo Jehová lo he creado.

La justicia puede verse desde dos perspectivas, según el concepto humano y según la visión bíblica.

  • Teología católica:

La iglesia católica interpreta esta bienaventuranza, como dichosos aquellos que luchan por la justicia social,

Para ellos, son bienaventurados aquellos que se esfuerzan para que haya justicia en el mundo,

Que buscan combatir la injusticia de la corrupción, la política como negocio, y termina interpretando como bienaventurados los que luchan por la justicia humana.[3]

  • Teología cristiana evangélica:

Pero para nosotros, a los que se nos ha confiado el libre examen de la Escritura, que es nuestra autoridad máxima

y a cuya autoridad debe someterse la iglesia, procurando siempre la correcta interpretación. Para nosotros, la justicia adquiere otro significado

Isaías 46:12-13  Oídme, duros de corazón, que estáis lejos de la justicia:

Haré que se acerque mi justicia; no se alejará, y mi salvación no se detendrá. Y pondré salvación en Sion, y mi gloria en Israel.

(BAD)  Mi justicia no está lejana;mi salvación ya no tarda.¡Estoy a punto de traerlas!Concederé salvación a Sión,y mi esplendor a Israel.

No nos habla de la justicia del hombre, ni del hombre luchando por el hombre, sino de la justicia divina.

Con justicia, la Escritura se refiere a aquellos duros de corazón, que se encuentran lejos de la gracia y el favor de Dios.

Y que es la soberanía divina, la que determina acercar esa justicia a su pueblo santo!¡

  1. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia porque Dios está cercano.

Isaías 51:5  Cercana está mi justicia, ha salido mi salvación, y mis brazos juzgarán a los pueblos;

 a mí me esperan los de la costa, y en mi brazo ponen su esperanza.

La justicia de Dios se refiere a la salvación que Él concede, en gracia, a todos aquellos que son su pueblo santo

La justicia de Dios es para salvación

Dios determina aplicar la justicia de Cristo, en aquellos que formarán su iglesia, de manera que puedan ser salvos de la Ira Divina.

  • Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia para salvación:

Isaías 61:10  En gran manera me gozaré en Jehová, mi alma se alegrará en mi Dios;

porque me vistió con vestiduras de salvación, me rodeó de manto de justicia, como a novio me atavió, y como a novia adornada con sus joyas.(D)

Nuestro gozo, nuestra gran dicha, como hijos de Dios, es saber que somos salvos por gracia.

Y nos alegramos, tal como lo dice el salmista, porque Dios nos ha vestido con la justicia perfecta de Cristo

Ahora, podemos presentarnos delante del Padre con la confianza de ser aceptos, de ser escuchados y socorridos por Él

Y el Padre nos ve a través de la sangre preciosa de Cristo que nos cubre, y nos limpia de toda inmundicia de pecado

¡Cristo nos santifica¡

  • Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia de Cristo:

Romanos 4:25 el cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación.

Todos nuestros pecados recayeron en la cruz del Calvario, de manera que Cristo fue muerto por nuestras transgresiones,

El justo muriendo por los injustos, de suerte tal, que ahora Su justicia perfecta, es aplicada a nuestra vida,

Y con ello, toda culpa, toda condenación, toda ira de Dios, es quitada de nosotros y somos reconciliados con Dios,

Ya no somos enemigos de Dios, sino que ahora somos sus hijos!¡ gloriosa muerte de nuestro Señor¡

La resurrección de nuestro Jesús, es la garantía de vida eterna, que tenemos todos los santos apartados para ser el pueblo de Dios

  • Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia del Evangelio:

Romanos 1:16  Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree;

al judío primeramente, y también al griego.

Entonces la justicia de Dios, es proclamada por medio del Evangelio de Jesucristo, y es para salvación de nuestros pecados.

El Evangelio son las buenas nuevas de salvación. Es decir al mundo que somos pecadores, que necesitamos arrepentirnos de nuestra maldad,

Y saber que Cristo murió en nuestro lugar, para hacernos libres de la esclavitud de satanás y del pecado

  • Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia por Gracia:

Romanos 3:23-24  por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios,

siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús,

Pero nuestra salvación no es por merito alguno, no es porque nosotros hagamos lo bueno o porque tengamos la iniciativa de buscar a Dios

¡No¡ nuestra salvación es por gracia, porque a Dios le plació elegirnos para salvación,  Y así hemos sido “justificados gratuitamente por su gracia”

Pero que sea gratuita para nosotros, no significa que alguien pago por eso, y ese pago lo hizo Cristo en la cruz.

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia

De manera que la salvación no es fácil como para menospreciarla, por el contrario, nuestra salvación es ¡carísima¡ cuesta la sangre del Hijo Unigénito de Dios.

  • Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia por el pecado:

Romanos 3:10  Como está escrito: No hay justo, ni aun uno;

Dios aplica su justicia a todo el mundo, según su propia soberanía. Él siempre castiga el pecado, y sabemos que el precio de ese pecado, siempre es muerte.

A unos, la justicia de Dios les condena, pues “No hay justo, ni aún uno” de manera que todos merecemos morir eternamente bajo condenación

Pero a nuestro justo Dios le place, escoger a unos para salvación, y a estos que escoge, les aplica la justicia de Cristo, quién ya pago por nuestros pecados.

Tanto aquellos que no han de ser salvos, como los que si lo somos, a todos, les ha sido aplicada la justicia divina.

Solo que a los primeros, la justicia les lleva a la muerte eterna, y a los salvos, la justicia les alcanza por medio de Cristo

2 Corintios 5:21  Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.

(BAD)  Al que no cometió pecado alguno, por nosotros Dios lo trató como pecador, para que en él recibiéramos la justicia de Dios.

Todos estos pasajes bíblicos, nos aclaran que la justicia de Dios es sinónimo de la salvación de Dios.[4]

De manera entonces, que no pensemos que la justicia bíblica hace referencia a la lucha del hombre por el bienestar humano

  1. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia porque serán salvos.

Esta cuarta bienaventuranza describe una experiencia doble en la vida del creyente.

  • Primera hambre y la primera sed

Que es una experiencia que ocurre antes de que un pecador se vuelva a Cristo por fe.

Cuando estamos entregados plenamente al mundo de pecado, pero Dios en su gracia nos da un corazón  nuevo para creer,

Y renueva nuestro entendimiento, de manera que nuestros ojos se abren y podemos ver la destrucción que produce nuestro propio pecado,

Entonces, nuestro corazón se llena de una profunda sed de Dios, de un hambre de su Palabra, de una gran necesidad de conocer a Dios,

Esta hambre y esta sed de la justicia de Dios, se conoce como “primer amor”. Son esos días en que solo queremos estar en la iglesia,

Anhelamos los estudios bíblicos, los tiempos de oración, y entregar toda nuestra vida completamente a Dios

  • Hambre y sed constantes:

Pero también debemos vivir un anhelo continuo, que se perpetúa hasta el día de nuestra muerte, de estar siempre cerca de Dios

Hambre y sed un anhelo constante

Debe haber un anhelo en el corazón de cada pecador que ha sido salvado, de mantenernos a los pies de Cristo, conociéndole, amándole y sirviéndole.

De manera entonces, que la persona que anheló ser salvada por Cristo, ahora añora ser hecha como Él.

  • Hambre y sed en un corazón renovado:

El hambre y la sed de justicia, se refieren a un grito ahogado del corazón que ha sido renovado por Dios,

Es un anhelo de caminar más cerca de Dios y un deseo de ser conformados más perfectamente a la imagen de su Hijo.

Nos habla de esas aspiraciones que la nueva naturaleza tiene por la bendición divina, que por sí solas pueden fortalecer, sostener y satisfacer.[5]

Salmo 42:1-2  Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, Así clama por ti, oh Dios, el alma mía.

Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo;  ¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?

Es un hambre y una sed que mata, que no puede saciarse de otra manera, que no sea en la presencia misma del Dios que nos llamó

Salmo 63:1  Dios, Dios mío eres tú; De madrugada te buscaré; Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, En tierra seca y árida donde no hay aguas,

Reconocemos que Cristo es nuestro Dios, y le buscamos intensamente, pues de lo contrario pasamos a ser una tierra seca, extenuada, desértica

  • Hambre y sed de un hijo prodigo:

Lucas 15:16-19 Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba.

Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!

Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti

Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros.

Cuando somos hijos, pero estamos lejos del Padre, porque nos hemos ido en nuestro propio camino, en nuestra propia necedad,

Entonces, “deseamos llenar nuestro vientre con los algarrobas de los cerdos” , es tanta el hambre, que no importa con qué nos llenaremos,

Pero el vacío, el dolor que esta hambre produce nos hace “volver en sí” y recordar cuanta abundancia de pan hay en la casa de Dios

Y es entonces cuando alzamos nuestros ojos a lo alto, y recordamos que somos hijos, y que a los pies de nuestro Dios, no carecemos de ningún bien.

Es aquí donde reconocemos que tenemos hambre y sed de justicia!! Hambre y sed de la salvación de Cristo.

  • Hambre y sed del verdadero hijo:

Filipenses 3:8-10  Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor,

por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo,

 y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe;

a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte,

Cuando somos verdaderos hijos de Dios, nacidos de nuevo, con un corazón de carne y un entendimiento renovado,

La perfecta justicia de Cristo

Al igual que Pablo, todos los méritos del mundo, todos los logros personales, los estimamos como basura, a cambio, de tener a Cristo en nuestro corazón.

Porque sabemos, que no son nuestros propios méritos los que nos acercan a Dios, no es que seamos buenos y cumplamos los mandamientos,

No es nuestra propia justicia la que nos salva, sino la perfecta justicia de Cristo, que nos alcanza y nos cubre,

Nos salva y justifica, nos  reconcilia con el Padre y nos liberta de la esclavitud espantosa y destructora del pecado.

  • Hambre y sed de santidad:

Cuando hemos sido justificados en la sangre de Cristo, y ya no hay culpa ni acusación en nosotros,

Entonces, crece en nuestro corazón un anhelo ferviente por la santidad, por ser agradables delante del Dios Santo que nos salvo.

Romanos 7:19-24  Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago.

Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí.

Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios;

pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros.

¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?

Sabemos que aún existe pecado en nosotros, que aún tenemos una naturaleza adámica, una naturaleza caída que nos incita a pecar

Tal como lo dice el apóstol Pablo, que lucha consigo mismo por hacer el bien que anhela, a tal punto que se llama a sí mismo “miserable de mí”

¡El gran apóstol Pablo¡ el apóstol de los gentiles, el que conoció el tercer cielo, el gran instrumento de Dios en la expansión del Evangelio,

Ese gran hombre nos deja conocer su enorme lucha contra el pecado, sin embargo, también nos deja ver su profundo anhelo por la santidad,

Gálatas 4:19  Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros,

El mayor anhelo de todo verdadero cristiano, ha de ser llegar a ser como Cristo, que Su carácter sea formado en nosotros.

  1. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.

El maravilloso resultado de conservar esa hambre y sed de justicia, es que seremos saciados.

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia

Cuando Dios crea hambre y sed en el alma nuestra, es porque Él las puede satisfacer.

Porque cuando al pobre pecador se le hace sentir su necesidad de Cristo, es con el fin de que pueda ser atraído a Cristo

Y este nuevo hombre, esta nueva mujer, pueda ser llevado a abrazar a Cristo como su única justicia delante de un Dios santo.

El verdadero hijo de Dios, se deleita en confesar a Cristo como su justicia recién encontrada y glorificarlo solo a Él (1 Corintios 1:30, 31).

  • Saciados espiritualmente:

Filipenses 4:7  Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús

Cuando la justicia de Cristo nos alcanza, nuestros corazones y pensamientos quedan guardados en completa paz.

Y es una paz que sobrepasa todo entendimiento, porque va más allá de las circunstancias que vivamos,

La justicia de Cristo nos permite confiar plenamente en que Él es nuestro salvador, y que nada ni nadie nos podrá apartar de su inmenso amor

Tenemos la plena certeza que somos sus hijos y que Él nos llevará por sendas de justicia hasta el día glorioso en que le veremos cara a cara.

  • Saciados materialmente:

Dios concede tal bondad y misericordia sobre nosotros, que llegamos a ser las ovejas de su prado, y nuestras copas rebozan

Salmo 23:5-6  Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores;

 Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.

Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida,

 Y en la casa de Jehová moraré por largos días.

Tendremos penas y aflicciones, pero también tendremos la certeza de que nuestro Dios cuida de nosotros.

Él nos salvará de nuestros angustiadoresy el bien y la misericordia nos seguirán todos los días de nuestra vida”

 Esto debe ser motivo de profunda paz, y de gran esperanza, para vivir anhelantes, sedientos y hambrientos de la Verdad de Dios.

  • Saciados en toda justicia:

Jeremías 15:16  Fueron halladas tus palabras, y yo las comí; y tu palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón;

porque tu nombre se invocó sobre mí, oh Jehová Dios de los ejércitos.

Nos hemos de deleitar en la presencia gloriosa de nuestro Señor, cada vez que nos congregamos en su santo templo,

Y habrá profundo deleite en su Palabra, tanto en las promesas como en las advertencias, y la confrontación de la Palabra, traerá alegría a nuestro corazón.

Esta es la justicia que sacia nuestra alma!¡ esta es la justicia que salva, en este peregrinaje temporal, así como en la vida eterna y que siempre glorifica a Dios

Conclusión.

Finalicemos nuestra reflexión con algunas preguntas que nos permitan incursionar en nuestro corazón ¿Tiene Ud. hambre y sed de justicia?

¿Qué es lo que realmente te satisface en tu vida?

¿Tengo hambre por la Palabra de Dios, la amas, te gozas en leerla y obedecerla?

La respuesta nos ha de permitir identificar si somos o no somos hijos de Dios,

O, nos permitirá ver si hemos perdido el apetito de Dios, si estamos buscando nuestro propio banquete

¡Que el Señor nos ayude¡ y nos permita ser esos hijos fieles que vivimos esa constante hambre y sed de justicia¡

Palabras y frases significativas:

Hambre: peináo de lo mismo que G3993 (mediante la idea de esfuerzo punzante); tener hambre intensa (absolutamente o Compare) figurativamente antojarse:- hambre, hambriento.

Sed: dipsáo de una variación de G1373; tener sed por (literalmente o figurativamente):- sed, sediento.

Saciado: jortázo de G5528; dar forraje, i.e. (genitivo) darse un atracón (proveer comida en abundancia):- saciar

Justicia: dikaiosúne de G1342; equidad (de carácter o acto); específicamente justificación (cristiana):- justicia, justificación.

 

 

 

 

 

[1] Comentario NVI “Mateo”

[2] Ibi.

[3]Es.aleteia.org, “bienaventuranzas”

[4]Pink, A. W. (2014). Las bienaventuranzas. (J. Terranova & G. Powell, Eds., C. Canales, Trad.). Bellingham, WA: Editorial Tesoro Bíblico.

[5]Pink, A. W. (2014). Las bienaventuranzas. (J. Terranova & G. Powell, Eds., C. Canales, Trad.). Bellingham, WA: Editorial Tesoro Bíblico.