¿Cómo Aceptar Nuestro Pecado?  La lucha por aceptar lo grande de nuestra pecaminosidad está presente en toda la iglesia de Cristo.

Porque la aceptación del pecado es dolorosa y muchos optan por negar que han pecado, creyéndose buenos o pesando que su pecado es demasiado pequeño o insignificante.

Génesis 6:5  Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra,

Y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal”

Igual que en aquel tiempo de Noé, las personas hoy en día, incluyendo algunos cristianos, dicen “si yo no estoy mal”, “no le hago daño a nadie”,

Pero no tienen una relación personal con Cristo, no buscan conocer Su Palabra ni luchan por una vida de obediencia

Y más aún, algunos de ellos, que parecían creyentes, se alejaron de la iglesia y se volvieron apostatas.

Romanos 3:10  Como está escrito:

 No hay justo, ni aun uno;

Muchos aceptamos la doctrina de la depravación total, aceptando que no hay justicia propia en el hombre, que no hay capacidad de honrar a Dios

Pero cuando se cuestiona nuestro propio pecado, nos ponemos nuestras togas de auto justicia y salimos en nuestra defensa.

Sin embargo, la Escritura desafía esta auto justicia con claridad, a lo largo de los 66 Libros y lo hace con poder y autoridad.

Si usted desea profundizar un poco más sobre la naturaleza del pecado, por favor visite ¿Son Felices Los Que Lloran?

¿Cómo Aceptar Nuestro Pecado?

Los efectos del pecado son tan grandes y profundos, que han torcido cada pensamiento, motivo, deseo, palabra y acción del ser humano.

Y este impacto desastroso del pecado, que parece una enfermedad, nos ha infectado a todos, sin importar la edad, el sexo o la fe que pensemos tener

Más triste aún, es que las consecuencias del pecado son severas, impactan nuestra vida en toda su esencia y nos persiguen hasta nuestro día final.

  1. ¿Cómo Aceptar Nuestro Pecado?

Podemos preguntarnos ¿Por qué es tan esencial esta perspectiva de aceptar nuestro grande pecado?

Y sin lugar a dudas, la respuesta siempre la encontraremos en las Escrituras, que es nuestro manual de vida y donde encontramos el claro pensamiento del Creador.

Salmo 25:11  Por amor de tu nombre, oh Jehová,

 Perdonarás también mi pecado, que es grande.

Las buenas noticias del Evangelio sólo tienen sentido cuando aceptamos las malas noticias, y ¿Cuáles son las malas noticias?

El Evangelio nos hace saber que ¡Todos hemos pecado¡ y por tanto, todos estamos ¡Destituidos de la gloria de Dios¡

¿Qué significa estar destituidos de la gloria de Dios? Que todos los hombres estamos bajo la Ira de Dios, que estamos condenados a causa de nuestro pecado

Entonces viene la Buena Noticia ¿Cuál? Que Cristo vino a este mundo pecaminoso para librar a Su pueblo de su pecado

¡Maravillosa realidad¡ porque cuando Cristo nos libera del pecado, entonces somos reconciliados nuevamente con el Padre ¡Ya no somos enemigos de Dios¡

Por tanto, la gracia, restauración, reconciliación, perdón, misericordia, paciencia, poder, sanidad y esperanza del Evangelio ¡Es para los pecadores¡

¡Bendito Evangelio¡ que solamente será aceptado, si admitimos que tenemos la enfermedad y nos damos cuenta que es terminal.

  • ¿Cómo Aceptar Nuestro Pecado? Escudriñando nuestro corazón

La centralidad de nuestra naturaleza pecadora se encuentra en el corazón, porque el pecado sale de dentro de la persona.

Mateo 15:18-20  Pero lo que sale de la boca, del corazón sale;(E) y esto contamina al hombre.

Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias.

Estas cosas son las que contaminan al hombre; pero el comer con las manos sin lavar no contamina al hombre.

Por debajo de la batalla constante por alcanzar una  conducta socialmente aceptable, que nos permita ser integrados a nuestro entorno

Se encuentra una batalla mucho más fundamental  ¡La batalla por los pensamientos y motivos del corazón¡ que nadie ve, pero que se manifiesta

¿Por qué? Porque el corazón es nuestro “yo esencial o real”, allí en lo secreto del corazón se encuentra nuestra propia verdad

De modo, que todas las maneras en las cuales se refiere la Biblia a la persona interior: mente, emociones, espíritu, alma, voluntad, etc. están resumidas en este término: ¡Corazón¡

Por tanto, el corazón es el timón de todo ser humano. Todo lo que hacemos se forja y se controla por lo que desea nuestro corazón.

Es por eso que la Biblia es muy clara en decir que Dios desea nuestros corazones, pero no para dejarlos tal cual están,

Sino que Dios toma nuestros corazones y ¡Los hace nuevos¡ nos da un nuevo nacimiento, nos hace una nueva criatura

Y poco a poco nos va transformando a imagen de Cristo, perfeccionándonos y haciendo cada vez más agradables a Él.

  • ¿Cómo Aceptar Nuestro Pecado? Entregando nuestro corazón a Dios

Mateo 22:37-39  Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.

Este es el primero y grande mandamiento.

Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.

Cuando Dios tiene nuestro corazón, entonces nos tiene a nosotros, nos ha tomado como hijos, como siervos, como pueblo suyo.

Y esto es maravilloso, porque por más que estemos afectados por nuestro mundo caído y los pecados de otras personas,

Lo cierto es, que nuestro problema más grande es ¡El pecado que reside en nuestros corazones¡ es decir, nuestro propio pecado.

Es por eso, que el mensaje del Evangelio es que Dios transforma nuestras vidas por medio de transformar nuestros corazones.

Y este hecho es lo más grande que nos puede acontecer, porque el cambio duradero siempre viene por medio del corazón.

Proverbios 4:23 Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón porque de él mana la vida.

Cuando Dios cambia nuestro corazón, dándonos un corazón nuevo, eso garantiza que hemos nacido de nuevo

Y si Dios obra un nuevo nacimiento en nosotros, entonces ¡No volveremos atrás¡ sino que permaneceremos en Él y le haremos frente al pecado que nos asedia.

  • ¿Cómo Aceptar Nuestro Pecado? Oyendo la voz de Dios

Jeremías 13:15  Escuchad y oíd; no os envanezcáis, pues Jehová ha hablado.

No escuchar el Evangelio del Señor es fruto de un corazón soberbio, necio, que pretende vivir bajo su propia ley, sin reconocer a Dios

Pero esa realidad del hombre sin Dios, acarrea grandes y amargas consecuencias, que nos alcanzan no solo en esta vida, sino también en la vida eterna

Jeremías 13:17  Más si no oyereis esto, en secreto llorará mi alma a causa de vuestra soberbia;

Y llorando amargamente se desharán mis ojos en lágrimas,

Porque el rebaño de Jehová fue hecho cautivo.

Esa cautividad del rebaño del señor, es terrible y tiene grandes implicaciones porque nace del ¡Desprecio de Cristo¡

Y en nuestro mundo actual, ese desprecio se manifiesta en el terrible deshonor que las enseñanzas de falsas doctrinas hacen desde incontables púlpitos,

De manera que el pueblo del Señor ignora la Verdad de la Palabra, y en consecuencia vive en incontables divisiones, en  conflictos entre hermanos,

Y de manera terrible, ese rebaño del Señor forma pare de la espantosa maldad que hay en el mundo ¿Por qué?

Porque el pueblo de Dios se niega a reconocer su propio pecado, se niegan a llorar, a sentir dolor por su propio pecado y el pecado de otros que dicen amar a Dios

Por tanto, el llamado es, a oír la voz de Dios expuesta claramente de las Escrituras, viviendo en una sana doctrina que lleve a la obediencia.

2. ¿Cómo Aceptar Nuestro Pecado? Sintiendo dolor por el pecado

Necesitamos conocer la bendición que acompaña a los que lloran por su propio pecado: “Ellos recibirán consolación”.

Y el término “Consolación” significa que Dios nos llama al lado de Él y nos exhorta, nos alienta,

Pero ¿Cómo nos consuela Dios cuando lloramos por nuestro propio pecado?

El consuelo de Dios viene al saber que en Cristo es eliminada nuestra culpa por el pecado. Pero entonces, podemos pensar ¿Culpable yo y de qué?

Para comprender nuestra culpabilidad delante de Dios, necesitamos distinguir entre:

  1. Las personas que se consideran libres de culpa delante de Dios cuando en realidad, aunque ellos no lo sepan por el engaño del pecado, son judicialmente culpables,
  2. Los que ya han sido perdonados por Cristo pero ellos viven aterrados por la culpa de sus pecados pasados,
  3. Y por ultimo están los que felizmente han sido justificados por la fe en Cristo.

Son los dos primeros casos los que necesitan del consuelo de Cristo, al entender de qué son culpables y por qué

Dado que, el significado bíblico de culpa es, aquella responsabilidad moral y espiritual de haber realizado una acción contraria a la ley divina.

Y por tanto, la culpa moral y espiritual, es una mancha en el alma. Y se contrae cuando se actúa con conciencia y libertad violando la ley divina.

¿Son felices los que lloran? Si porque recibirán consolación

Sin embargo, le damos más relevancia a nuestro sentido de auto justicia y a lo que dicta el mundo para  aquietar  nuestra alma de toda culpa.

Pero lo cierto es, que solamente los que reconocen su pecado, les duele y lloran por el peso de ese pecado, serán consolados con la Verdad del Evangelio.

  • ¿Cómo Aceptar Nuestro Pecado? Reconociendo el poder de Cristo

Una vez hemos recibido por gracia la salvación, no habrá pecado pasado, presente, ni futuro que Cristo no haya perdonado ya.

Y esta es la  buena noticia, que debe ser tomada con cuidado, porque ese perdón no es un permiso para vivir deliberadamente en nuestro pecado,

Sino una gran Verdad que remueve nuestra culpa y debe producir en nosotras una gran gratitud que nos lleve a vivir como es digno del Señor.

Colosenses 2:6  Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él;

Con estas palabras Cristo se refiere principalmente a la eliminación de la culpa que carga la conciencia.

Y esta liberación es obrada cuando el Espíritu aplica el Evangelio de la gracia de Dios a una persona a quien ha convencido de que tiene una desesperada necesidad de un Salvador.

Isaías 6:7  y tocando con él sobre mi boca, dijo:

He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado.

La gracia que es en Cristo, nos libera de toda culpa al limpiar nuestro pecado por medio del derramamiento de sangre en la cruz

Y aún, cuando ya somos limpios de todo pecado, siempre tendremos esa lucha contra nuestra naturaleza pecaminosa

Sin embargo, nos movemos al arrepentimiento que nos acerca al Señor, y entonces, Él lava nuestros pies para que sigamos caminando en santidad.

  • ¿Cómo Aceptar Nuestro Pecado? Recibiendo el perdón de Cristo

El consuelo de la gracia y perdón gratuito que nos da el Señor, es la mayor bendición que recibe el pobre en espíritu que llora por su pecado contra Dios.

Y el resultado es un sentimiento de un perdón gratuito y pleno por medio de los méritos de la sangre expiatoria de Cristo.

Efesios 1:6-7  para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado,

En quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados(B) según las riquezas de su gracia,

Nuestro pecado es perdonado por medio de la fe en el sacrificio eficaz de nuestro Señor en la cruz, cuyo sacrificio perfecto es suficiente para quitar toda culpa y condenación

Y con ese perdón viene la reconciliación, es quitada toda enemistad con Dios, de modo que ahora podemos gozar de las riquezas de Su gracia.

2 Corintios 5:19  que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados,

Y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.

Una vez hemos sido perdonados y gozamos de la gracia divina, ahora somos llamados a compartir esa buena nueva de salvación

Porque es a nosotros, los rescatados de la esclavitud del pecado, a quienes se nos ha encargado compartir con el mundo, la Palabra de la reconciliación,

3. ¿Cómo Aceptar Nuestro Pecado? Recibiendo el consuelo de Cristo

El consuelo de que Dios nos limpia a pesar de nuestros continuos fracasos, tienen un cumplimiento constante en la experiencia del cristiano.

Porque, aunque lloremos por nuestros inexcusables fracasos y se los confesemos a Dios, aun así tenemos la certeza que ¡Seremos consolados¡

¿Cómo tenemos ese consuelo constante? Por la seguridad de que la sangre de Jesucristo, el Hijo de Dios, nos limpia de todo pecado, ayer, hoy y siempre

1 Juan 1:6 Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas,

Mentimos, y no practicamos la verdad;

Es decir, que Si afirmamos que tenemos comunión con el Señor, pero vivimos en la oscuridad, mentimos y no ponemos en práctica la verdad.

Entonces, no es verdad que hayamos sido reconciliados con Dios, sino que aún vivimos en la esclavitud del pecado y con la carga de la culpa.

1 Juan 1:7-8  pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros,

Y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.

Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos,

Y la verdad no está en nosotros.

Si realmente hemos nacido de nuevo, nuestra vida es transformada, y nuestra lucha con el pecado se manifiesta constantemente

Pero si negamos que pecamos, creyendo que al ser cristianos “Ya no hay pecado en nosotros” estamos olvidando la Verdad del Evangelio

Porque, nuestra fe en Jesucristo No nos exime de la lucha contra Satanás, el engaño del mundo y nuestra propia naturaleza adámica.

Entonces, nuestra diferencia con el mundo se manifiesta en que ¡Nos duele pecar¡ y podemos ver el pecado con todas sus consecuencias.

  • ¿Cómo Aceptar Nuestro Pecado? ¡Confesándolo¡

1 Juan 1:9  Si confesamos nuestros pecados, él es fiel  y justo

Para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad

Haber nacido de nuevo, tener un nuevo corazón, creer firmemente en la Persona y obra del Señor Jesucristo ¡No nos elimina la capacidad de pecar¡

Pero sí nos proporciona el medio para ser restaurados, fortalecidos, capacitados para luchar frente a frente con el pecado

¿Cómo? ¡Confesando nuestro pecado¡ ¿A quién? A Jesucristo porque Él es digno de confianza, fiel en su Persona y su obra a la Voluntad decretada por el Padre,

Y porque así lo establecen las Escrituras, así lo promete el Señor, que en su justicia perfecta, Él nos limpia y perdona todos nuestros pecados

Por tanto, cada vez que pecamos, el creyente debe arrepentirse, acercase al Señor y tener la plena convicción, que será perdonado.

Pero también, ese arrepentimiento implica un cambio de dirección, de manera que nos alejamos del pecado y buscamos una vida de santidad.

  • ¿Cómo Aceptar Nuestro Pecado? Creyendo la promesa divina.

Todos los que lloramos por nuestro pecado, porque nos duele ofender a Dios, también recibimos el  consuelo que nos esperan cielos nuevos y tierras nueva.

Y esta promesa es un gran consuelo porque, aunque gemimos por el deshonor que se le hacemos a Dios cada vez que pecamos,

Aun así somos consolados al saber que rápidamente se está acercando el día cuando Satanás va a ser echado al infierno para siempre

Y confirmar que llegara el día cuando los santos vamos a reinar con el Señor Jesús en “cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia.

2 Pedro 3:13  Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia.

Esta es una promesa maravillosa que nos debe llevar a quitar los ojos de este mundo perecedero para ponerlos en lo eterno

¿Por qué? Porque al recordar que en los cielos nuevos y la tierra nueva ¡Mora la justicia¡ estamos recordando que ya no hay gobierno alguno del pecado

Y que por tanto, podremos vivir en libertad, en plena santidad, en la presencia misma del Señor

Apocalipsis 21:3, 4: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos;

Y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios.

Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos;

Y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron

Hermosa promesa divina, que no solo nos recuerda que el pecado ya no existirá más en nuestro corazón

Sino que también, nos reafirma que ya no veremos las consecuencias desastrosas del pecado en la vida de la humanidad

¿Cómo aceptar nuestro pecado?

Porque la muerte es la paga del pecado, que trajo consigo llanto, clamor, dolor y toda clase de destrucción

¡Pero todo eso ya no existirá más en la vida venidera¡ ¡Que consuelo más grande el que nuestra alma puede recibir ahora¡

  • ¿Cómo Aceptar Nuestro Pecado? Recibiendo el consuelo de la disciplina divina.

Aunque el Señor muchas veces ponga sobre nosotros su mano que disciplina y aunque “ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza”

Aún así, hay un profundo consuelo porque comprendemos que el Señor jamás nos soltará, nunca nos dejará e intervendrá en nuestra vida, para mantenernos con Él

Hebreos 12:11  Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, Sino de tristeza;

Pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados.

Ciertamente, ningún castigo es agradable en el momento de recibirlo, sino que duele; pero si uno aprende la lección, el resultado es una vida de paz y rectitud.

De allí, la grandeza de la disciplina amorosa del Señor, porque comprendemos que esa disciplina No es para muerte, sino para vida

Entonces, somos consolados al darnos cuenta que todo, incluyendo la disciplina, está obrando para el creyente “un cada vez más excelente y eterno peso de gloria” (2 Corintios 4:17).

Y así como el apóstol Pablo, también el creyente que está en comunión con su Señor puede decir, “como entristecidos, mas siempre gozosos”.[1]

Conclusión

¿Cómo Aceptar Nuestro Pecado? Entendiendo, aceptando, reconociendo que No hay ni tan solo uno, que sea justo, que sea bueno, que busque a Dios

Sino que todos hemos pecado, y que esta transgresión a la ley de Dios, nos hace culpables de juicio y de condena

Pero que el maravilloso Evangelio, encontramos la buena noticia ¡En Cristo hay salvación¡ hay perdón de pecados, y hay reconciliación con Dios.

Por tanto, bienaventurados son, todos los que lloran por el dolor que causa el haber pecado ¿Por qué? Porque ellos recibirán ¡Consolación¡

 

 

 

 

 

 

[1]          Pink, A. W. (2014). Las bienaventuranzas. (J. Terranova & G. Powell, Eds., C. Canales, Trad.). Bellingham, WA: Editorial Tesoro Bíblico.