Cristo El Rey Triunfante Prometido desde los tiempos de la caída del hombre, encontramos esta esperanzadora promesa de Dios

Y es la misma promesa que Jehová hace a Zorobabel en el Libro de Hageo, cuyo tema principal tiene que ver con el orden de las prioridades del pueblo de Dios,

Pero ¿Por qué es tan importante y necesaria esa promesa? Para el momento histórico en que Dios habla a Hageo, era una promesa de vida

Porque el pueblo de Israel está llegando de la cautividad babilónica, que le sobrevino a causa de haber invalidado el pacto de Dios,

Y por haber desechado la Ley de Dios pretendiendo vivir de manera autónoma, dirigiendo su propio destino bajo su propia ley

En consecuencia, poder oír de nuevo la promesa del pacto de Dios, es para el pueblo la fuerza, el aliciente, el impulso necesario para seguir en el camino

Lo mismo que esa promesa es para una iglesia que ha olvidado priorizar a Dios, su Persona, Su Palabra y Su obra,

Si usted desea profundizar un poco más sobre la necesidad de priorizar a Cristo, por favor visite En Cristo Hay Descanso Para El Alma Cargada

Cristo El Rey Triunfante Prometido

El Libro de Hageo posee una relevancia en la actualidad, porque nos recuerda cuál es la demanda de Dios para el pueblo elegido, que ahora es la iglesia

De manera que, cada vez que el pueblo decide desobedecer y caminar según sus propias prioridades, no hay duda que veremos la acción disciplinaria de Dios

Con el único propósito de hacer que el pueblo amado, vuelva a la comunión, a esa relación vital con el Padre

Que no solo trae gozo y paz al corazón del hombre, sino que además, garantiza una vida bendecida, prospera y feliz, haciendo la Voluntad del que nos llamó

Texto referencia.

Hageo 2:23 En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, te tomaré, oh Zorobabel hijo de Salatiel, siervo mío, dice Jehová,

Y te pondré como anillo de sellar; porque yo te escogí, dice Jehová de los ejércitos.

El texto comienza con una Palabra profética “En aquel día” dejándonos ver que esa es una promesa que se cumplirá en el futuro

¿Promesa para quién? Aquí encontramos una promesa para Zorobabel, que al ser descendiente de David, pasa a ser un “Representante del rey”

Porque Zorobabel pertenecía a Dios como su anillo de sellar y representaba al hijo de David, no para su beneficio personal durante su vida,

Sino para el cumplimiento mesiánico en el reino del último hijo de David.[1] Donde Zorobabel es el instrumento de Dios para hacer realidad la promesa dada

¿Cuándo se cumple esa promesa? Cuando la simiente prometida viene a este mundo y el Hijo Unigénito del Padre, deja su trono de gloria, para caminar entre nosotros.

En ese sentido, la promesa que encontramos en Hageo, no solo es una promesa para Zorobabel, sino para toda la iglesia de Cristo

De allí, que este texto bíblico se convierta en un tema de gran actualidad para nuestra iglesia, haciendo vida la promesa de un ¡Cristo triunfante¡

  1. Cristo el Rey triunfante prometido para un Israel en fracaso

Israel fue entregado por Dios al cautiverio Babilónico debido a que se alejaron de la Ley de Dios, se hicieron ídolos y los adoraron,

Y al caer en idolatría, se negaron a guardar el día de reposo para santificarlo, y se olvidaron del amor al prójimo.

Como consecuencia, el pueblo fue entregado a una cautividad que permaneció hasta la venida de Cristo.

Aunque el trabajo de Nehemías, Zorobabel, Hageo y Zacarías estuvo orientado a la edificación del templo y de la ciudad santa, nunca fue completa.

Si bien hubo una restauración parcial, nunca fue el establecimiento verdadero de Israel tal como Dios había prometido. Israel hasta la época de Cristo permanecía en el exilio.[2]

  • Cristo el Rey triunfante prometido desde “El Pacto Davídico”

2 Samuel 7:12 Y cuando tus días sean cumplidos, y duermas con tus padres, yo levantaré después de ti a uno de tu linaje,

El cual procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino.

Dios promete a David levantar a uno de sus hijos, una vez él muera y sea enterrado, de manera que el reino de Israel sea fortalecido

2 Samuel 7:13-16 El edificará casa a mi nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de su reino.

Yo le seré a él padre, y él me será a mí hijo. (A) Y si él hiciere mal, yo le castigaré con vara de hombres, y con azotes de hijos de hombres;…

Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro, y tu trono será estable eternamente.

Podemos ver que este hijo prometido es Jesús que no sólo sería un descendiente del linaje de David, sino que también sería el mismo Hijo de Dios.

Y es aquí donde se establece ese pacto sempiterno de un reino estable, seguro, que no tendría fin, que es el Reino de Dios, contrapuesto al reino de los hombres

Entonces, el pacto con David finalmente se cumplió en la venida de Jesucristo, que era del linaje de David

  • Cristo el Rey triunfante prometido y un reino eterno

Ese reino eterno, seguro y estable solo es posible en Jesús quien es el Rey y Señor, que gobierna sobre los asuntos de su pueblo, de su iglesia

Pero  Jesús también es el representante de su pueblo ante Dios, porque Su vida perfecta de obediencia asegura justicia para todos aquellos que están en Él

Y no solo eso, sino que en Jesús, todos los creyentes somos hechos hijos e hijas de Dios por adopción, encontrando en Él nuestro modelo perfecto de hijos de Dios

Además, así como el Espíritu trabajó poderosamente en la vida de Cristo, así también lo hace en todos aquellos que son hijos e hijas  de Dios

  • Cristo el Rey triunfante prometido, el sacerdote y profeta perfecto

En Cristo encontramos los tres oficios: sacerdote, profeta y Rey.[3]

Cristo como Profeta:

Un profeta es alguien enviado por Dios, que habla en nombre de Dios, que proclama el mensaje de Dios con la autoridad de Dios.

De modo que en Cristo tenemos la Palabra segura que nos presenta la revelación de Dios de manera completa y absoluta

Cristo el rey triunfante prometido

En ese sentido, Jesús suple nuestra necesidad de conocimiento de Dios, de Su Voluntad, de su Verdad, de sus promesas,

Por tanto, Jesús nos revela a Dios y en Él encontramos a nuestro profeta y maestro, iluminándonos para entender las cosas del Espíritu

Cristo como sacerdote:

También tenemos necesidad de salvación porque somos pecadores, nos hemos rebelado contra Dios y como ovejas nos hemos descarriado.

Pero Jesús puede suplir esta necesidad en su función de sacerdote, primero, ofreciéndose a sí mismo como sacrificio, proveyendo así la perfecta expiación por nuestros pecados;

Y segundo, intercede por nosotros a la diestra de Dios Padre en los cielos, garantizando así nuestro derecho a ser escuchados.

Cristo como rey:

Por último, necesitamos disciplina espiritual, guía y gobierno porque No somos autónomos, no podemos actuar independientes de Dios

Es decir, No tenemos ningún derecho a gobernarnos a nosotros mismos, ni podríamos gobernarnos exitosamente.

Así que Cristo suple esta necesidad por medio del dominio que con amor ejerce sobre nosotros dentro de la iglesia. Él es nuestro amo, nuestro rey.

  1. Cristo el Rey triunfante prometido en Zorobabel “hijo de Salatiel”

Hageo está aludiendo a la conexión genealógica de Zorobabel con la línea real de David.

Mateo 1:6-16 Isaí engendró al rey David, y el rey David engendró a Salomón de la que fue mujer de Urías…

Después de la deportación a Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, y Salatiel a Zorobabel.

Zorobabel engendró a Abiud, Abiud a Eliaquim, y Eliaquim a Azor…

Y Jacob engendró a José, marido de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo.

Dios, a lo largo de la historia de su pueblo, se encarga de preservar la línea mesiánica, de manera que pueda llevarse a cabo Su plan eterno de redención

Y es así como encontramos a Zorobabel en el listado de ese linaje, y podemos constatar como todos los eventos relatados en Hageo, apuntan a Cristo

De modo que no es David, ni Salomón, ni Zorobabel, ni ningún hombre de la Biblia, el centro de los eventos acontecidos en la historia

Sino solamente ¡Cristo¡ el hilo de oro que une todo el Antiguo y Nuevo Testamento y que nos lleva al gozoso Reino de Dios

  • Cristo el Rey triunfante prometido para el establecimiento del Reino que no tendrá fin

Lucas 1:31-33 Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. (F)

Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre;

Y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.

Es así, como Dios ha cumplido lo que ha prometido, su gloria manifestada en su reino, establecido aquí en la tierra

Y vemos en Jesús el cumplimiento de ese reino sempiterno prometido a David, más aún podemos constatar el infinito e indescriptible amor de Dios

¿Por qué? Porque vemos al Padre entregando a Su Unigénito Hijo para establecer Su Reino, para llevar a cabo su plan de redención

Y de manera maravillosa, entregando al Hijo de Dios para liberarnos de la esclavitud del pecado, de Satanás y del mundo

¿No es maravillosa e incomprensible la obra de amor del  Padre? Porque podemos constatar que ningún evento del pasado estuvo fuera de propósito

Y porque el pueblo de Dios, la iglesia de Cristo puede estar segura y gozosa de saberse parte del maravilloso Reino de Dios

  • Cristo el Rey triunfante prometido y nuestra gratitud

La gran pregunta es ¿Estamos interesados en el reino de los cielos, a tal punto de hacerlo nuestra prioridad más importante en nuestra vida?

Mateo 6:33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.

La Palabra nos invita a buscar ese reino de los cielos ¡Por encima de todo lo demás¡ a que llevemos una vida de piedad y comunión con el Señor

¿Por qué? Porque si así lo hacemos, entonces Dios se encargara de suplir todas nuestras necesidades terrenales, espirituales, físicas y de toda índole

Pero eso solamente es posible si aprendemos a tener gratitud para con Dios por la salvación tan maravillosa que nos ha dado

Recordando que esa salvación era imposible obtenerla por nuestros propios medios y que solamente en la gracia divina, hemos podido ser reconciliados con Dios en Cristo

Por tanto, manifestemos esa gratitud a Dios, llevando una vida de obediencia a su Palabra, a Su Voluntad

Y para ello, necesitamos hacer del Reino de los cielos ¡Nuestra prioridad¡ y dejar de pensar que este mundo con todos sus tesoros perecederos ¡Lo son todo¡

  1. Cristo el Rey triunfante prometido y el Siervo perfecto

Hageo 2:23 En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, te tomaré, oh Zorobabel hijo de Salatiel, siervo mío, dice Jehová,

La frase «mi siervo» es de gran importancia, porque hace referencia a alguien que está asignado a cumplir la voluntad divina.

Porque el “siervo” es aquella persona que responde a las órdenes de su amo y no tiene autoridad aparte de su relación con este señor,

En ese sentido, Zorobabel como “siervo de Dios” habría de ejecutar la autoridad de Dios y representar los intereses del Señor en este mundo

Y los creyentes, como siervos del Señor, tenemos que servir a Dios ¡Por gratitud¡ por la maravillosa obra de salvación que ejecutó en nosotros

De manera que la iglesia de Cristo se ha de caracterizar por ¡Hacer la Voluntad de su Señor¡ caminando en obediencia, exaltando el Nombre de su Salvador.

Por tanto, debemos orar mucho y pedir a Dios su ayuda, por medio del Espíritu Santo, porque solos ¡No podemos¡

  • La prioridad del siervo es hacer la voluntad de su amo

La Voluntad de Dios es que el reino de los cielos se extienda aquí en la tierra, de manera que la voluntad de Dios en el cielo se haga en la tierra.

Pero esto se logra solamente por medio la iglesia, a través de la cual Dios desea ejercer Su dominio sobre la tierra.

Mateo 28:1920 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, (B) bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;

Enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.

La proclamación de la Palabra de Dios y el mensaje del Evangelio es responsabilidad de toda la iglesia de Cristo, no solo de los pastores y lideres

Y es una ordenanza que debe llevar a todo creyente a la urgente necesidad de alcanzar a todos los perdidos y traerlos al reino de Dios

Romanos 10:14-15 ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído?

¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados?

Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!

Este reino de los cielos aquí en la tierra, debe crecer primeramente en nuestro corazón, haciendo una prioridad, una urgencia esta ordenanza divina

Para luego, llevar ese crecimiento a toda nuestra casa, a nuestros seres amados, la comunidad, nuestro trabajo

Y finalmente, a todo aquel que nos dé oportunidad de proclamar las Buenas Nuevas de salvación.

  • El siervo No puede servir a Dios sin Santidad.

1 Pedro 1:15-16  sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir;

Porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.(A)

Nuestra obra para el Señor se hace desagradable cuando nuestros hechos no están en correlación con sus mandamientos,

Pero cuando por amor a Dios hacemos las cosas así como Él las ha ordenado en su Palabra, entonces Él se agrada de nosotros y nos bendice.

Entonces, necesitamos ejercer la obediencia gozosa a la Palabra revelada de Dios y llevar una vida de santidad, que refleje el carácter de Cristo

Sabiendo que la vida del creyente es una constante lucha, interna y externa, que experimentamos oposición de diversas formas

Pero que el poder de Dios está en nosotros, Su presencia y su dirección, que nos sostiene y nos sustenta para poder avanzar en nuestra gran misión.

  • Todo siervo ¡Da frutos¡

Colosenses 1:10-13 para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo,

Llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios;

El cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo,

A menudo vivimos nuestras vidas como cristianos, como si nuestras actividades diarias no tienen importancia en el plan redentor de Dios para nuestro mundo

Pero debemos aprender a vivir con la conciencia plena que todas nuestras acciones tienen impacto en la expansión del reino

Por tanto, debemos saber vivir como para el Señor, trabajando conscientemente en el establecimiento del reino de Dios aquí en este mundo caído

  1. Cristo el rey triunfante prometido y el mensaje de juicio

La acción de Dios hacia las naciones paganas, hacia los imperios humanos, es ua acción de reprensión, de juicio y destrucción.

Hageo 2:21-22 Habla a Zorobabel gobernador de Judá, diciendo:

Yo haré temblar los cielos y la tierra;

Y trastornaré el trono de los reinos, y destruiré la fuerza de los reinos de las naciones;

Dios envía un mensaje de juicio para el mundo pagano, ante ese imperio anticristiano que oprime la Palabra de Dios

De modo que Dios trastornará los carros y los que en ellos suben, y vendrán abajo los caballos y sus jinetes,  cada cual por la espada de su hermano.

Y Dios hará estremecer los cielos y la tierra, con grandes cataclismos, trastornando los reinos humanos, destruyendo su poder político y militar

Porque el hombre cree que en sus manos está el destino de la humanidad, olvidando que el único soberano es Dios

Pero la iglesia debe estar confiada en medio de un mundo convulsionado, perseverando y avanzando en la predicación del Evangelio

Porque así como Hageo fue llamado a proclamar fielmente un mensaje eterno, un mensaje de esperanza, un mensaje de triunfo consolando a los santos.

Así la iglesia de nuestros días, con valentía y convicción ha de proclamar un Cristo victorioso, un reino eterno que prevalecerá

  • Nuestro mundo actual

Hoy en día vemos cuantas cosas están pasando, y nos asustamos al oír y ver tantos crímenes, demasiada violencia,

Donde día a día el mundo político es noticia, el poder militar y tecnológico avanza hacia la muerte y destrucción mundial y todo en el mundo está a alta presión.

Más aún, podemos constatar cómo todos los líderes de las potencias mundiales idiotizados por el pecado, intentan cada uno establecer su orden mundial,

Cristo el rey triunfante prometido

¿Por qué sucede todo esto? Porque ellos han ignorado a Dios y su Palabra, se creen soberanos, se creen dioses

Pero olvidan que el único soberano es el Dios de los cielos y de la tierra, el que gobierna y dirige los hilos de la historia

Daniel 2:20-21 Y Daniel habló y dijo: Sea bendito el nombre de Dios de siglos en siglos, porque suyos son el poder y la sabiduría.

Él muda los tiempos y las edades; quita reyes, y pone reyes; da la sabiduría a los sabios, y la ciencia a los entendidos.

Pero la iglesia no debe olvidar que vive entre las dos venidas de Cristo, la primera ya se llevo a cabo, y  esperamos su segunda venida,

La venida de Cristo significa que podemos vivir con mucha más esperanza que los que vivieron en la época de Hageo.

Sin embargo, seguimos viviendo en la fe y por fe, en una vida de obediencia y santidad, esperando la culminación de los tiempos

Con la plena certeza que el reino de los cielos prevalecerá, y que mientras tanto, seguimos haciendo la misión de Dios aquí en la tierra

Conclusión.

En Zorobabel, es anunciado Cristo y su reino, un Cristo victorioso y un reino estable, firmemente establecido, glorioso y eterno

Y que mientras se completa el plan eterno de redención, Dios nos fortalezca para hacer del reino de los cielos, nuestra prioridad

Y aunque hoy  vivimos en un mundo cada vez más secularizado, y podemos ser tentados como iglesia a acobardarnos en sumisión y vivir con miedo.

Debemos recordar que el poder de Cristo está en nosotros, que debemos abrazar la esperanza firme y segura de la resurrección de nuestro Señor

Y que el reino de los cielos aquí en la tierra avanzará hasta la culminación gloriosa de los tiempos, en ese reino que ¡No tendrá fin¡

 

 

 

[1]Walvoord, J. F., &Zuck, R. B. (2001). El conocimiento bíblico, un comentario expositivo: Antiguo Testamento, tomo 6: Daniel-Malaquías (pp. 279–280). Puebla, México: Ediciones Las Américas, A.C.

[2]JulianZugg, Teología del Pacto, 57-58.

[3] James MongomeryBoice, Fundamentos de la Fe Cristiana, Tomo II, Parte IV-12