¿Trabajado y Cargado? ¿Necesita Descanso? ¿Qué espera escuchar? ¡Venid a Mí! Aquí encontraras descanso para tu alma cargada y agobiada!¡ Pero ¿Quién nos dice: “Venid a Mi”? ¿Será un hombre cualquiera con capacidad suficiente para ayudarnos?

¿En quién pensamos cuando escuchamos un “Venid a Mí”? ¿Quién es Él? ¿Qué capacidad tiene de ayudarme? ¿Por qué tendría Él que ayudarme? ¿Qué tan real es esa ayuda que nos ofrece?

Mateo 11:25-28  En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños.

Sí, Padre, porque así te agradó.

Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre;(J) y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo,(K) y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.

Introducción.

El hombre en su condición caída busca el descanso en muchos lugares, en las personas, en la comodidad, en una posición financiera, y nuestra sociedad corre de un lado a otro buscando estabilidad y sentido a la vida,

Pero no lo encuentran, porque solo en Cristo se encuentra el verdadero descanso y a continuación la Palabra de Dios nos hace una invitación a venir a Cristo, encontrar descanso en Él y un verdadero descanso para el alma.

1.  ¿Trabajado y Cargado? ¡Venid a mí!

Deja sin efecto toda opción a la que el hombre pueda acudir para hallar el verdadero descanso para su vida, el pecador en su estado de miseria no tiene otra opción a la cual acudir más que a la persona de Cristo.

Y esto no lo comprendemos, hasta que ya cansados por las cargas del diario vivir, buscamos ayuda en los hombres, en las posiciones sociales o financieras, en las opciones políticas, en las oportunidades de huir ¡pero todas fracasan¡

Y el alma se nos llena de frustración e impotencia, de resentimiento social y humillación del hombre. Nos llenamos de inconformidad e insatisfacción y descubrimos un mundo que nos ahoga y aplasta, y nos vemos sin salida!!

Necesitamos ayuda!! Pero ¿Dónde o en quién la podremos encontrar? Después de tanto fracasar en nuestra propia búsqueda humana y limitada, es bueno que nos demos la oportunidad de conocer  a un verdadero Salvador.

¿Quién es Cristo?

Él es el Salvador, Juan dijo lo siguiente:

 Mateo 1:21  Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre(C) JESÚS,[a] porque él salvará a su pueblo de sus pecados.(D)

 Juan 1:29  El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.

Probablemente estemos pensando que lo último que yo necesito es hablar de pecado. Lo que necesito es ayuda ante el peso de esta vida. Yo necesito aquietar mi alma trabajada y cargada.

¡El alma sin Dios, es un alma trabajada y cargada¡ Y el alma sin Dios es un alma gobernada por el pecado. Y el pecado es destrucción y muerte, de lo que no podemos escapar, hasta que llega un Verdadero Salvador a recatarnos.

 Cristo es el pan de vida.

Juan 6:33 Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo.

Juan 6:35  Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.

Pan de vidaes todo lo que necesitamos! Suple todas nuestras necesidades materiales, es la certeza de que nada nos hará falta. Él suplirá, Él proveerá, Él nos sustentara, Él nos preservará. “No tendremos falta de ningún bien”

2. ¿Trabajados y Cargados, Por qué?

Tanto trabajo y cansancio es producto de un mundo caído, en el que todo cuanto tocan nuestras manos es corrompido, donde la tierra nos produce “cardos y espinos” y donde es tan difícil entendernos con nuestros semejantes.

¿Cuál es el efecto del pecado sobre el hombre?
  1. Produce enemistad con Dios, vive en rebeldía con el Creador y en completa desobediencia a sus mandamientos.
  2. Tiene consecuencias que el hombre no puede revertir: rompe la relación consigo mismo, con su prójimo y con todo lo que sus manos producen

Y como lo describe Mateo 11:5 Exhibe todas las consecuencias del pecado pero también el poder de Cristo, su gracia y misericordia hacia aquellos que por la voluntad soberana delante de Él son como niños.

Mateo 11:5-6 Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen,(A) los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio;(B)

Y bienaventurado es el que no halle tropiezo en mí.

El pecado nos hace ciegos, incapaces de ver nuestra pobreza y nuestra propia destrucción. No podemos ver ni aceptar nuestra propia necesidad de ser rescatados de nosotros mismos y ser reconciliados con todo lo que se perdió en el Edén.

El pecado nos deja cojos, incapacitados para caminar y buscar de Dios; nos convierte en leprosos, insensibles a nuestro propio dolor y destrucción; sordos para poder escuchar y comprender la Palabra de Dios y obedecerla.

El pecado produce nuestra muerte física y espiritual. Vamos muriendo poco a poco y causando heridas a todos los que se nos acercan, y finalmente moriremos en la eternidad, condenados y alejados para siempre de la presencia de Dios.

La vida en pecado nos produce pobreza, nada de lo que emprendemos prospera, la tierra produce espinos y cardos, y nuestra alma se hace insaciable, eternamente insatisfecha, egoísta y mezquina, alejándonos de la Verdad de Dios.

El pecado destruye y trae muerte al hombre sin Dios. De ahí que vivamos en un mundo de avaricia, de insensibilidad social, de violencia en la familia, de injusticia laboral, de abandono y menosprecio, de mentira y engaño.

Ese pecado que mora en el hombre sin Dios, es lo que nos hace desconfiar de nosotros mismos, de nuestra sabiduría para dirigir nuestra propia vida, la de nuestra familia y la de nuestra sociedad.

Es ese pecado el que nos hace tan necesitados de Dios, de un Salvador divino que nos rescate y nos ayude a sobrellevar ese cansancio, esas cargas de la vida. Que nos dé un corazón nuevo, una vida transformada y que nos haga llegar a Él.    

3. ¿Trabajados y Cargados? «Yo os haré descansar»

Mateo 11:28 Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.

La vida del hombre sin Dios en la cual Satanás y el pecado tienen señorío, siempre será una vida cuya condición será de “Trabajado” esto es golpeado, azotado, y que resulta en una vida de extrema fatiga que lo “carga” de ansiedad espiritual, depresión existencial.

  • Este es el descanso de la paz con Dios que viene con la salvación.

Romanos 5:1  Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo;

Cuando venimos a Él, inmediatamente somos reconciliados con el Padre, y la ira de Dios ya no está sobre nosotros. Somos declarados justos, no culpables, y nuestro pecado y culpa son quitados de nosotros por medio de Jesucristo.

Tener esa paz para con Dios, nos hace descansar, aquieta nuestra alma, da vida a nuestro espíritu, que ahora goza de la presencia de Dios morando en el corazón del hombre pecador pero arrepentido, que ahora busca la santidad que agrada a Dios.

  • No hay ninguna condenación para los que están en Cristojesús

Romanos 8:1-2   Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.

Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.

Como dice Calvino en su comentario a los Romanos nos encontramos acompañados siempre de imperfección nuestra y de bondad de Dios al perdonarnos y darnos la regeneración del Espíritu Santo por medio del nuevo nacimiento.

  • Descansamos en su gracia y en su poder para sostenernos en la vida.

2 Corintios 12:9-10  Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.

Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas (insultos), en necesidades (Dureza de la vida), en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte (Termina con una expresión de triunfo)

Hay descanso a nuestra alma cuando nos sabemos benefactores de la gracia divina, esa gracia que nos sostiene en esos trayectos de duro andar, de angustia y persecución, de afrenta y oprobio, pero siempre fortalecidos en el Poder de nuestro  Señor.

  • Descansamos en que su presencia nunca nos abandona.

2 Timoteo 4:16-18  En mi primera defensa ninguno estuvo a mi lado, sino que todos me desampararon; no les sea tomado en cuenta.

Pero el Señor estuvo a mi lado, y me dio fuerzas, para que por mí fuese cumplida la predicación, y que todos los gentiles oyesen. Así fui librado de la boca del león.

Y el Señor me librará de toda obra mala, y me preservará para su reino celestial. A él sea gloria por los siglos de los siglos. Amén.

No es que se pueda escapar de la muerte, del sufrimiento o aflicción,  sino que no será derrotado por Satanás, ni se desviará del camino recto.[1] Tener esa certeza es lo que produce descanso al alma afligida.

  • Descansamos en el cuidado de nuestro Dios.

No seamos como los paganos, que tienen sus ojos puestos en este mundo perecedero, y que se olvidan que hay cosas superiores al pan y el vestido.

Mateo 6:31-32  No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?

Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas.

Debemos aprender a descansar en el cuidado material de Dios. Él sabe de qué cosas tenemos necesidad y Él proveerá. Que nuestra oración sea por fortaleza, valentía, por obediencia, santidad, amor por las almas perdidas.

  • Tenemos un Padre que nos cuida, y Él es el creador del cielo y la tierra.

Mateo 6:32  Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas.

  • Nuestra responsabilidad.

Mateo 6:33  Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.

Por sobre todo busquemos el Señorío de Cristo sobre nosotros, sometiéndonos a su voluntad, haciendo lo que a Él le agrada y Dios en su misericordia nos proveerá todo lo necesario para la vida.

  • Para no olvidar

Mateo 6:34  Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.

 

4. «Hallaréis descanso para vuestras almas»: esta es la paz de Dios que viene con la entrega.

 

Mateo 11:29-30 Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;(L)

Porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.

Yugo significa uncir, unión, culturalmente habla de la enseñanza de un maestro a su discípulo, y aquí hace una comparación entre el yugo impuesto por los fariseos, el cual nadie podía sobrellevar, habían añadido mandamientos de hombres,

Pero el yugo de Cristo es fácil y la demanda de Él sobre nosotros aunque es altísima, es fácil de llevar ya que tenemos el Espíritu Santo, nos ha hecho una nueva criatura y su gracia nos capacita para poder obedecer.

Aprendiendo de Él,  “Manso y humilde” el carácter de una persona que se refugia en el Señor y se somete a su voluntad, se humilla delante de Dios. Su mansedumbre refleja la santidad del carácter de Cristo.

5. ¿Cargados y Trabajados? ¿Cómo descansar?

El mandato de llevad su yugo sobre nosotros nos remite a aprender a vivir “Confiando en El, Aprendiendo y viviendo en su Palabra”. Esto lo hemos de lograr si ponemos en práctica los siguientes consejos:

  • Orando

 Filipenses 4:6-7  Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.

Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús

Poniendo delante del Señor todas nuestras cargas, nuestras peticiones, encontraremos paz, tendremos la confianza que el Todopoderoso, hará. Su gracia guardará nuestros sentimientos y pensamientos en perfecta paz.

  • Meditando en su Palabra.

Filipenses 4:8  Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.

Debemos aprender a sojuzgar nuestra mente, de manera tal que no demos cabida a la tentación. Para ello nuestro pensamiento debe ir cautivo a la Palabra de Dios y esto lo logramos con la ayuda del Espíritu Santo que nos guía a ella.

  • Poniendo por obra lo aprendido.

Filipenses 4:9  Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros.

(BADPoned en práctica lo que de mí habéis aprendido, recibido y oído, y lo que habéis visto en mí, y el Dios de paz estará con vosotros.

Aprendiendo a ser hacedores de la Palabra y no oidores olvidadizos. Que todo conocimiento de Dios lo pongamos en práctica en cada situación de vida que tengamos, y ello nos hará sabios y hombres y mujeres, bendecidos.

Conclusión:

La vida sin Dios es una vida de mucho sufrimiento, de almas trabajadas y cargadas, que difícilmente hayan descanso. Es allí donde las Palabras del Señor Jesucristo nos alientan y dan esperanza: ¡Venid a Mí!

Es en Cristo que encontraremos el descanso para nuestras almas. En Él lograremos alcanzar esa paz para con  Dios, donde ya no tendremos condenación. Seremos justificados por la fe en Él y seremos librados de la ira de Dios.

Es en Jesucristo que encontraremos la gracia y el poder para sostenernos en la vida. Él nos preservara de perdernos, y nos sustentara. Tendrá cuidado de todas nuestras necesidades materiales y espirituales. En Él encontraremos las fuerzas nuevas.

Su presencia nunca nos dejara y podremos refugiarnos en Él  por medio de la oración, de la meditación de su Palabra y de la obediencia a Él, poniendo en  práctica todo cuando su Palabra nos mande.

Él transformará nuestra vida, nos dará un nuevo corazón y pondrá su Santo Espíritu en nosotros, de manera tal, que nos revestirá del poder de Él para caminar en este mundo de destrucción y muerte.

 

 

 

[1] Comentario a 2 Timoteo, Juan Calvino, Pag. 336.