El Espíritu Santo Y La Santificación del creyente cristiano, identificando hasta dónde llega el actuar de Dios y hasta dónde el de nosotros, en ese proceso

Por el Nuevo nacimiento el Espíritu Santo resucita espiritualmente a los hombres y mujeres que estaban tan muertos como Lázaro,

El Espíritu Santo da a los hombres muertos vida espiritual, de manera que puedan llevar a cabo acciones buenas, que resultaban imposibles cuando estaban muertos.

Este es un gran milagro, que posiblemente nuestros ojos físicos no logran apreciar, pero que es la esencia de nuestra nueva vida en Cristo

Nueva vida y el pecado:

Ahora es de reconocer que aunque tengamos vida espiritual, todavía pecamos, aún existe en nosotros pensamientos, sentimientos y acciones pecaminosas

Incluso, a veces pareciera como que si la nueva vida nos hubiera abandonado por completo y volviéramos a estar muertos,

Pero hay que saber que todas estas debilidades irán desapareciendo a medida  que avanzamos en el proceso de santificación.

El Espíritu Santo y la santificación

Es obvio que el nacido de nuevo todavía peca, y en algunos casos podemos exclamar como el apóstol Pablo.

Romanos 7:24  ¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?

Pareciera que el pecado aún tiene señorío sobre nosotros, y que no logramos avanzar en la santidad que anhelamos.

Pero debemos saber que esto No es así!! El pecado jamás vuelve a enseñorearse de los hijos de Dios, por más que nos aseche y nos haga caer.

El Espíritu Santo y la santificación

De allí el Señor nos levantará! De manera entonces que es una realidad de la naturaleza caída la constante lucha con el pecado

  • Si decimos que No tenemos pecado:

1 Juan 1:8  Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.

Nadie puede decir que no tiene pecado, pues nuestra naturaleza caída esta inclinada al pecado!

La diferencia para los hijos de Dios está, en que ese pecado ya no tiene dominio sobre nosotros, pues tenemos un nuevo poder

Un poder que radica en el Espíritu Santo morando en nosotros, de manera que aunque pequemos, seguimos luchando

  • Si decimos que No hemos pecado:

1 Juan 1:10  Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.

Es decir que tenemos pecado en nuestro corazón y cometemos pecado, y la victoria empieza en poder reconocerlo.

Todos pecamos día a día, momento a momento, sea de pensamiento o sea de obra, pero estamos en un proceso de santificación progresiva.

El Espíritu Santo y la santificación ¿Cuál es el problema?

Se nos plantea un problema cuando pensamos en cómo hemos de luchar entonces, contra ese pecado que nos asedia

Así tenemos varias preguntas que nos podemos hacer:

  • ¿Cómo puedo superar este pecado?
  • ¿Cómo puedo dominar la Ira, el mal genio, el odio, la envidia, los deseos sexuales impuros, y otros males que moran dentro de mí?
  • ¿Cómo conseguir el triunfo sobre el pecado en nuestra vida?

Hay dos respuestas erróneas a estas preguntas.

  1. Luche contra el pecado lo más que pueda.

Esta respuesta nos manda a confiar en nuestras propias fuerzas, y allí comienza el error, pone la santificación sobre nuestros propios hombros,

Se nos dice que controlemos nuestros deseos pecaminosos por medio de la razón, del control mental y el dominio propio

En el esfuerzo de vencer el pecado se menciona las consecuencias de este, tanto para el cuerpo, como para el alma, para el aquí y en la eternidad,

Se dice domine sus malas inclinaciones, gobierne su alma, sea disciplinado, ejercite el dominio propio.

“Hacerlo todo nosotros”  Si el hombre lucha solo contra el pecado, inevitablemente en algún momento el pecado le vencerá.

¡Esta es la triste realidad del humanismo¡ y que termina trayendo frustración, vergüenza, desanimo e impotencia a nuestra vida.

  1. No luche contra el pecado, no haga nada.

El error es creer que no debemos luchar, que no debemos hacer nada, sino dejar que Cristo lo haga todo por nosotros.

Estas dos soluciones que ofrecen el triunfo sobre el pecado no son bíblicas, el hombre nunca lograra la santidad solo con el más grande esfuerzo personal,

Necesita algo más, necesita ayuda sobrenatural¡!

Pero tampoco conseguirá el triunfo solo con la ayuda sobrenatural y no haciendo nada, sin ningún esfuerzo.

Necesita asumir su propia responsabilidad!¡

 ¿Cuál es el secreto de la santificación del Espíritu Santo?

La respuesta entonces, la encontramos en una combinación de ambas posiciones: El Espíritu Santo haciendo lo suyo

Pero nosotros, también, haciendo lo nuestro. Ayuda sobrenatural y responsabilidad humana!¡

  1. La santificación: un esfuerzo combinado

Una combinación entre la ayuda sobrenatural del Espíritu Santo y la responsabilidad personal del creyente, el esfuerzo cristiano.

La acción de Dios en nosotros y nuestra propia acción, este es el camino para el triunfo cristiano, en el camino a la santificación

Gálatas 2:20  Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí;

y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.

Sabemos que le haremos frente al pecado en una lucha incesante, pero también sabemos que esa lucha no es en nuestras fuerzas.

Vamos aprendiendo y entendiendo, que el nuevo poder que tenemos para vencer no es nuestro, sino del Espíritu Santo que mora en nosotros.

  1. La Trinidad obrando en nuestra santificación

El triunfo está garantizado en la presencia del Padre y del Hijo por medio del Espíritu Santo en nuestro corazón.

1 Juan 5:4-5  Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe.

 ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?

La victoria sobre el pecado está dada, no por lo que nosotros hacemos, aún en nuestro mejor esfuerzo,

Sino en que ese esfuerzo nace y se sostiene, en el poder de Quien ya ha vencido al mundo de pecado: Cristo

Y esa es nuestra fe!! Venceremos al pecado porque creemos en Jesús y en que Él es el Hijo de Dios,

la santificación del Espíritu Santo impacta el corazón del hombre

Es por eso, que Pablo afirma, con toda convicción, que el pecado ya no se enseñoreará más sobre nosotros

Romanos 6:14  Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.

Por pura gracia divina fuimos salvos, sin que lo mereciéramos y sin que pudiéramos hacer algo por nosotros mismos

De manera entonces, que por gracia divina, también somos libres del dominio del pecado, pues es el poder de Dios en nosotros.

  • El triunfo del creyente

El creyente Triunfa aunque todavía peca, pero peca en contra de su voluntad, con la gran diferencia que no se abandona al pecado,

El pecado puede dominar al creyente, pero momentáneamente, y de distintas formas, y puede parecer que tiene el poder de vencer sobre nosotros

Pero en último término quedara erradicado de nuestras vidas, en todas sus formas posibles.

Romanos 7:17  De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí.

En nuestro corazón, nos duele, nos ofende, nos avergüenza pecar, y ya no lo queremos hacer,

De manera entonces, que si pecamos, ya no somos nosotros en nuestra voluntad, sino, el pecado que mora en mí

 ¿Cómo opera la santificación del Espíritu Santo?

De qué manera podemos ver el obrar del Espíritu Santo en nuestra santificación:

  1. La santificación es ante todo la obra del Espíritu Santo.

Nosotros tenemos nuestra responsabilidad cristiana, pero de manera esencial, la santificación la efectúa el Espíritu Santo ¿Cómo?

  • Él nos da el nuevo nacimiento,

Jamás podríamos vencer el pecado que mora en nosotros, ni siquiera tendríamos conciencia de su destrucción

Sino fuera porque el Espíritu Santo ha obrado un nuevo nacimiento en nosotros, un nuevo corazón nos ha sido dado, una nueva vida

Y es gracias a ese nuevo nacimiento que podemos ver el pecado, arrepentirnos de hacerlo, confesarlo delante de Dios y hacerle frente.

  • El Espíritu Santo nos Renueva.

Tito 3:5  nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia,

Por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo,

(DHH C* 2002*)  y nos salvó,[f] no porque nosotros hubiéramos hecho nada bueno, sino porque tuvo compasión de nosotros.

Por medio del lavamiento[g] nos ha hecho nacer de nuevo; por medio del Espíritu Santo nos ha dado nueva vida,[h]

Renovación, es decir, nos hace nuevos, nos da nueva vida. Esta es una obra sobrenatural que hace de nosotros una nueva creación espiritual

  • Nos Santifica,

2 Tesalonicenses 2:13  Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor,

De que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad,

(Jer 1976*)  Nosotros, en cambio, debemos dar gracias en todo tiempo a Dios por vosotros, hermanos, amados del Señor,

Porque Dios os ha escogido desde el principio para la salvación mediante la acción santificadora del Espíritu y la fe en la verdad.

Nos hace santos, nos aparta para Él. Somos elegidos desde antes de la fundación del mundo, para ser Su pueblo.

Y esta es una acción soberana de Dios, en la cual nosotros no tenemos parte, y por eso Pablo dice: “debemos siempre dar gracias a Dios en todo tiempo”

  • El Espíritu Santo nos Guía,

Romanos 8:14  Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.

Es decir, nos conduce en el camino de la Verdad, nos hace discernir la Verdad y aplicarla a nuestra vida

De manera que nos garantiza que no nos perderemos, que permaneceremos en la Voluntad divina

  • Mora en el corazón del cristiano,

Romanos 8:9 Más vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros.

Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.

La permanencia del Espíritu Santo en nuestro corazón  es nuestra garantía de ser hijos de Dios.

Desde el momento en que creímos en Jesucristo, desde ese momento fuimos sellados, bautizados con el Espíritu Santo

Y Él hace morada en nuestro corazón, convirtiéndose en nuestro consolador, guía, y nos acompaña en todo momento

  1. El Espíritu Santo toca el corazón mismo del hombre-

Proverbios 4:23  Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida.

En su obra preciosa nos da un corazón nuevo, un corazón de carne, un corazón sensible a su Palabra, a la Verdad

El Espíritu Santo y la santificación renovadora

Nos da un corazón que ahora puede discernir el engaño del pecado, y que se puede acercar a Dios confiadamente.

Que puede reconocer que Él es nuestro Creador, nuestro Dios y nuestro Padre, buscándole con el anhelo santo de agradarle.

  1. La santificación es completa

El Espíritu Santo hace que todo el ser del hombre quede afectado por la santificación.

Santifica su voluntad, sus emociones, y su comprensión, y va creciendo en cada una de sus partes,

Marcos 7:20-23  Pero decía, que lo que del hombre sale, eso contamina al hombre.

Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios,

Los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez.

Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre.

Si la parte más íntima del hombre, su corazón o alma, cambia, entonces todo lo que ella produce también quedara alterado.

No queda ni una sola parte de nuestro ser que no sea afectada por la obra santificadora del Espíritu Santo

  1. La santificación es gradual

La obra del Espíritu Santo en la santificación es gradual, es un proceso, probablemente lento, pero siempre creciente

El hombre nunca alcanza perfección instantánea y total en la tierra. Esta obra gradual y va de la mano de múltiples batallas,

la santificación del Espíritu Santo es gradual

A veces el proceso es lento y otras veces es rápido, pero siempre se extiende por un cierto periodo de tiempo.

  • La tarea del creyente es crecer

2 Pedro 3:17-18  Así que vosotros, oh amados, sabiéndolo de antemano, guardaos, no sea que arrastrados por el error de los inicuos, caigáis de vuestra firmeza.

Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén.

Creced

Es decir, que No sólo no caigamos, no volvamos atrás, sino más bien, que crezcamos, que avancemos hacia adelante

La verdadera y segura manera de no volver atrás en el engaño del pecado es Crecer en Cristo, que es nuestra Cabeza

Y crecer en Él significa, crecer en gracia, en el favor divino, y  en el conocimiento de Cristo, de su persona y obra

“La gracia y conocimiento de Cristo” que es la gracia de la cual Cristo es Autor y el conocimiento del cual Él es el objeto.

  1. La santificación tiene su culminación

Este proceso gradual de santificación, quedará terminado en un abrir y cerrar de ojos en el momento de la muerte.

Apocalipsis 21:27  No entrará en ella ninguna cosa inmunda,(P) o que hace abominación y mentira,

Sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero.

Todos los creyentes llegaremos a la meta final: la vida eterna con Dios, y para ello, seremos completamente santificados.

Pero mientras vivimos en este mundo caído, debemos Cumplir con nuestra responsabilidad:

  • Pelear la buena batalla

1 Timoteo 6:12  Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos.

Mantengámonos haciéndole frente al pecado, luchando constantemente con él, sin descansar ni desmayar.

Peleemos la buena batalla de la fe! Mantengamos firmes en nuestra fe y con la certeza de que su Palabra es verdadera y se cumple

  • Vestirnos con la armadura.

Efesios 6:11  Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.

No es tiempo de tener vestiduras blancas, de lino fino, sino que estamos en tiempos de batalla,

De manera entonces que debemos mantenernos vestidos para la guerra y poder resistir:

  • El yelmo de la salvación, que protege nuestros pensamientos
  • El escudo de la fe que nos sostiene en pie
  • La espada de la Palabra para defender nuestra fe
  • El cinto de la Verdad que nos aleja de todo engaño

Todo eso nos ha sido dado, solo debemos tomarlo, hacer uso de ello y mantenernos en pie de lucha siempre

  • Presentarnos como sacrificio vivo

Romanos 12:1  Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios,

Que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.

Para ello debemos luchar contra los espejismos engañosos de este mundo, sin permitirnos hacernos conforme a él

Renovando nuestro entendimiento según la Verdad de las Escrituras y comprendiendo la Voluntad perfecta y santa de nuestro Dios

  • Ocupémonos de nuestra salvación

Filipenses 2:12-13  Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente,

Sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor,

Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.  

¿Qué significa ocuparnos de nuestra salvación?

Significa esforzarnos constantemente para mantenernos en obediencia a la Palabra de Dios, haciendo siempre su voluntad, aún cuando no logremos comprenderla claramente

Esta es nuestra responsabilidad cristiana, obedecer a Dios y su Palabra en amor y servicio.

Pero también descansando en la obra divina del Espíritu Santo, pues es Él quien produce en nosotros el querer como el hacer, según su buena voluntad

Conclusión:

El Espíritu Santo y la santificación del creyente, van de la mano, y resumen la condición ideal para obtener la victoria sobre el pecado

La obra del Espíritu Santo permite buscar y anhelar la santidad tan agradable delante de Dios, y nos da el poder para luchar contra el pecado

Pero también, la santificación requiere de nuestro actuar responsable como hijos de Dios, de manera que tengamos ese anhelo santo de ser siempre agradables a Él

Palabras y frases significativas:

Guiar: ágoverbo primario, propiamente guiar, conducir; por implicación de traer, arrear, (reflexivamente) ir, (específicamente) pasar (el tiempo), o (figurativamente) inducir:- arrastrar, conceder audiencia, conducir, guiar, ir, llevar, meter, sacar, traer.