Aprendamos A Escuchar Con Los Oídos Y Con El Corazón, porque saber escuchar es mucho más que solo abrir los oídos,

Es estar atento a las instrucciones que se nos dan, es disponernos a atender las observaciones y críticas que nos puedan hacer,

Y esta confrontación no solo proviene del Señor, cuando escuchamos de manera atenta la Palabra predicada,

Sino que también, podemos ser confrontados por nuestros seres amados, por hermanos de la congregación y por nuestras autoridades,

Para lo cual, necesitamos poner atención porque solamente así podremos mejorar nuestro desempeño, nuestra comunicación familiar

Y de manera especial, podremos trabajar en la armonía, en la búsqueda efectiva de soluciones a nuestros conflictos cotidianos

Por tanto, necesitamos aprender a escuchar no solo con los oídos, sino también con nuestro ser interior, con nuestro corazón,

Si usted desea profundizar un poco más sobre la obra de Dios en la vida familiar del creyente, por favor visite ¿Cómo Solucionar Problemas Familiares?

Aprendamos A Escuchar Con Los Oídos Y Con El Corazón

Debemos comprender que los problemas de comunicación agravan nuestros conflictos familiares, laborales y de comunidad,

Pero también afectan nuestra relación con Dios, porque cuando no sabemos escuchar la Palabra, caemos en incredulidad y perdemos la esperanza

De allí la importancia de saber escuchar, pero no solo con nuestros oídos, sino también, disponiendo nuestro corazón para aceptar la Palabra recibida

Y el mejor ejemplo de atención prestada y obediencia a la Palabra escuchada, lo tenemos en nuestro mismo Dios

Que nunca nos pide hacer algo, que Él No haya hecho antes¡¡ de manera que nos podemos fortalecer en el testimonio divino.

  1. Aprendamos a escuchar ¡Dios trino es nuestro ejemplo¡

La Escritura nos dice que tanto Dios el Padre, como Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, son buenos escuchadores

Y que ellos dan testimonio de la forma correcta, de la obediencia gozosa, que los creyentes debemos ejercitar, cuando oímos con los oídos y con el corazón

  • El testimonio de Dios Padre

Salmo 34:15 Los ojos de Jehová están sobre los justos,

Y atentos sus oídos al clamor de ellos.

¿Quiénes son los justos? Somos todos aquellos a quienes el Señor ha justificado con su sangre, con su justicia perfecta

De modo que en nuestra angustia, en nuestro lloro y penas, Dios nos escucha, enfoca su atención en nosotros y nos ayuda

Entonces, la Escritura nos enseña que nuestro Padre cuida de sus hijos y los defiende.

Salmo 34:17 Claman los justos, y Jehová oye,

 Y los libra de todas sus angustias.

En el Padre encontramos un ejemplo maravilloso de cómo Él nos escucha y dispone nuestro corazón para que hablemos con Él,

Y cuando inclinamos nuestro corazón a la desobediencia, este Padre maravilloso que tenemos, nos hace un llamado al arrepentimiento,

Isaías 59:1 He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni se ha agravado su oído para oír;

Nuestro Padre No es sordo ni su oído se aparta para oír, aún cuando su iglesia viva en pecado y rebeldía hacia Él y su Palabra

Esto significa que nuestro Padre es amplio en perdonar cuando su Pueblo lo busca en confesión de pecado y arrepentimiento.

Por tanto, encontramos en Dios Padre un maravilloso testimonio de oír con los oídos y con el corazón

¿Para qué? Para extender su favor hacia todos aquellos que le buscamos, que le necesitamos, que le invocamos con fe.

  • Un atributo de nuestro Señor Jesucristo es escuchar bien

Jesucristo, Dios hecho hombre, nos da un testimonio fiel de saber escuchar, porque Él escucha todo lo que Dios el Padre le dice:

Juan 15:15 Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor;

Pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer.

Vemos en la obra de Jesús el proceso completo de lo que implica la verdadera comunicación: Oye, entiende y obedece todo lo que el Padre le dice

¡Esto es maravilloso¡ porque es justamente lo que el creyente debe hacer: oír la Palabra, entenderla con ayuda del Espíritu y ponerla por obra

Sin embargo, Jesús también sabe escuchar y atender al necesitado, distingue el clamor de los suyos y está dispuesto a extender su ayuda

Marcos 10:47 Y oyendo que era Jesús nazareno, comenzó a dar voces y a decir:

¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí!

Al igual que Bartimeo, todos los creyentes necesitamos aprender a oír la voz del Señor, y identificar Quién es Él

Es decir, necesitamos saber que Jesús, es el Mesías prometido, que viene a salvar a su pueblo de sus pecados

Pero que también es “el Hijo de David”, el rey prometido, el que viene a gobernar sobre toda esta creación

Y de manera especial, necesitamos aprender a ser humildes y saber pedir, que al igual que Bartimeo, nuestro clamor ha de ser “Ten misericordia de mi”

Marcos 10:49 Entonces Jesús, deteniéndose, mandó llamarle; y llamaron al ciego, diciéndole:

Ten confianza; levántate, te llama.

El Señor escucha nuestro clamor y “Nos llama” ¡Qué alegría, El Señor siempre está dispuesto a ayudarnos!

  • La Escritura presenta al Espíritu Santo como perfecto oidor

Juan 14:26; 16:13 Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad;

Porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere

El Espíritu de Verdad tiene como misión hacer efectivas las promesas de Cristo,  convencer al mundo de pecado y consolar a los seguidores de Jesús,

Y de manera muy especial, el Espíritu también tiene la misión de guiar a los creyentes a ¡Toda la Verdad¡

¿Cuál es la Verdad? Todo lo que está revelado en las Escrituras, por tanto, el Espíritu jamás nos llevará a violar los principios de la Palabra de Dios

Porque el Espíritu nos “hablará de todo lo que oyere” del Padre y del Hijo, por tanto Él será consecuente con la Voluntad de Dios Ya revelada en las Escrituras.

Entonces, debemos saber que nuestro Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo, es un buen oyente y es nuestro testimonio fiel

De modo que debemos motivarnos para que ejercitemos de manera consciente y gozosa, el saber oír con los oídos y con el corazón

Porque si las tres personas de la trinidad se escuchan mutuamente y de manera maravillosa, no hay duda que ¡Nosotros, también podemos!

  1. Aprendamos a escuchar con los oídos y con el corazón siendo imitadores de Dios

Si el escuchar es importante para Dios, también debe ser importante para nosotros, como sus hijos.

Efesios 5:1 Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados.

Toda la iglesia es llamada a ser santa como Dios es santo, y la única forma de serlo es permitiendo que el carácter de Cristo sea formado en nosotros

Porque de esa manera podremos entonces, ser imitadores de Dios, y como hijos, ser el reflejo del Padre

  • Aprendamos a escuchar con los oídos y con el corazón ¿Qué implica eso?

Proverbios 2:2 Haciendo estar atento tu oído a la sabiduría;

 Si inclinares tu corazón a la prudencia,

La Palabra de Dios nos anima, nos exhorta, nos manda a usar nuestros oídos y nuestro corazón cuando escuchamos.

De modo, que cuando la Escritura nos habla de “La oreja” o “El oído” debemos entender que el Señor está refiriéndose al hombre exterior

Mientras que hablar del “Corazón” es hablar  del hombre interior, que todo lo que oye con los oídos de manera atenta, lo aplica en obediencia gozosa

¿Con qué estamos alimentando nuestra alma?

Por tanto, el escuchar bien, según Dios, significa que toda nuestra persona esté atenta a lo que Dios dice por medio de su Palabra.

Pero también, que estemos atentos a todo el buen consejo bíblico, que provenga de personas que nos quieren bien.

  • Aprendamos a escuchar con el Hombre Exterior

Proverbios 5:1 Hijo mío, está atento a mi sabiduría,

 Y a mi inteligencia inclina tu oído,

Todos los creyentes necesitamos vivir bajo el temor de Dios, y para ello es necesario ¡Conocer la Palabra de Dios¡

Porque solamente de esa manera podremos desarrollar discernimiento, direccionando nuestro oído, al buen consejo

Ya sea que ese consejo venga de un padre, de una autoridad de la iglesia o de un anciano

Proverbios 22:17 Inclina tu oído y oye las palabras de los sabios,

Y aplica tu corazón a mi sabiduría;

No podemos olvidar que toda Sabiduría comienza con el temor de Dios, y con la fe en la Palabra de Dios y en la obra de Dios en nuestra vida

Y para ello, necesitamos inclinar nuestro oído y nuestro corazón a la Palabra sabia, manifestar interés en el consejo, aún expresar ese interés con nuestro lenguaje no verbal

Es como si Dios nos estuviera diciendo “cuando escuches, inclínate, pon tu mano detrás de tus orejas y dóblalas hacia aquel que te habla.”

Entonces, para poder escuchar bien, es preciso No dar la espalda a la persona que está tratando de comunicarse con nosotros.

Eso significa, manifestar una postura física cómoda, abierta, flexible, paciente, que muestre nuestra accesibilidad al consejo recibido

Y de manera especial, al escuchar un buen consejo, procuremos siempre ordenar y aquietar nuestros pensamientos, de manera que no estemos “Lejos” mientras nos hablan

Porque esto nos ayudará a que nuestros pensamientos no se encuentren en otro lado y perdamos la maravillosa oportunidad de ser bien instruidos.

  • Aprendamos a escuchar con el Hombre Interior

Escuchar con el corazón significa “Estar allí” tanto en cuerpo como en alma, al momento de recibir el consejo

Proverbios 18:15 El corazón del entendido adquiere sabiduría;

Y el oído de los sabios busca la ciencia.

Para aprender a escuchar con el corazón, necesitamos tener “corazón entendido” en la Palabra de Dios que es la que nos da el “Saber cómo”

Y para ello necesitamos aprender a buscar, pero buscar con el verdadero ánimo de encontrar ¿Encontrar el qué? Aquello que ¡No tenemos¡

Es decir, encontrar esa sabiduría divina que hemos perdido o que nos falta, que solo se encuentra en el conocimiento de Dios

Por tanto, necesitamos buscar esa Sabiduría divina, que nos permita encontrar esa ciencia para vivir eficazmente en el temor de Dios.

Y podremos vivir bien, de manera abundante en bendición, cuando vivamos según el orden que Dios ha revelado en las Sagradas Escrituras y en la creación,

Porque viviendo en ese orden divino, establecido ya para nuestra propia salvación, es que podremos estar seguros que vivimos en la perfecta Voluntad de Dios

  • Aprendamos a escuchar por medio de las emociones.

Romanos 12:15 Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran

La Palabra nos invita a ejercitar la ¡Empatía¡ de modo que aprendamos a buscar sentir o por lo menos entender lo que sienten las otras personas.

Porque No tendremos un buena palabra para responder a lo que la otra persona dice hasta que, de algún modo, hayamos empezado a sentir lo que ella está sintiendo.

En ese sentido, no podemos menospreciar, ni ignorar o desvalorizar el sufrimiento o el gozo que otros viven, aún cuando no lo entendamos

Sino que debemos ejercitar la empatía, identificarnos con el que llora y con el que goza, de manera que nuestras relaciones y comunicaciones ¡No sean huecas¡

Porque así como, en un determinado momento es la otra persona la que necesita de nuestra sensibilidad y comprensión

Así,  en otra ocasión ¡Seremos nosotros los que necesitamos ser comprendidos¡ y nos dolerá mucho, si nuestras emociones son menospreciadas

Por tanto, ejercitemos ¡Escuchar con las emociones¡ de manera especial, dentro de nuestro grupo familiar, hijos y conyugues.

  • Aprendamos a escuchar como Jesús.

Cuando Lázaro muere y su hermana María, cae a los pies del Señor llorando sin control, cargada su alma de angustia,

El Señor pudo mostrar su poder de manera inmediata e ignorar el llanto de María o decirle que no se aflija o que deje de llorar

¡Pero no fue así¡ nuestro Señor se sensibilizo ante el dolor de esta mujer y la escucho atentamente, a tal punto que ¡El Señor lloró¡

Juan 11:33-35 Jesús entonces, al verla llorando, y a los judíos que la acompañaban, también llorando,

Se estremeció en espíritu y se conmovió,

Y dijo: ¿Dónde le pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve.

Jesús lloró.

El Señor Jesús resucitó a Lázaro, hasta después de haberse identificado con María sin ignorar ni invalidar lo que ella sentía.

Más por el contrario, de manera impresionante ¡El Señor lloró con María¡ este es un ejemplo maravilloso de cómo escuchar a una persona con las emociones.

Y es justamente esto, lo que todos nosotros debemos aprender hacer, pero las familias violamos con mucha frecuencia, este principio del buen escuchar.

  1. Aprendamos a escuchar con los oídos y con el corazón ¡Dentro de nuestra familia¡

Con demasiada frecuencia, las familias se vuelven ¡Incapaces¡ de escuchar a sus hijos  y conyugues

Porque la insensibilidad, la imponencia del intelecto nos indica que el llanto o el gozo de nuestro ser amado ¡No tiene causa válida¡

Así por ejemplo, cuando nuestros hijos pequeños expresan miedos irracionales, corremos de manera inmediata hacerles ver que ese temor ¡No tiene fundamento¡

O cuando una esposa se enoja, se resiente o se angustia, el esposo muestra indiferencia o desvalora sus emociones, al punto de ignorar a su esposa

Y esto es frecuente no solo con las emociones de dolor y llanto, sino también cuando de alegría se trata

Porque cuando un miembro de la familia está emocionado por una oportunidad o actividad nueva, también solemos ¡Pronunciar palabras fuera de lugar¡

Entonces, cuánto necesitamos aprender a escuchar con los oídos y con el corazón a nuestros seres amados.

Y para avanzar en ese aprendizaje, necesitamos ejercitarnos como buenos escuchadores, desarrollar disciplina y autocontrol

  • Aprendamos a escuchar con los oídos y con el corazón ¡La Biblia lo manda¡

Proverbios 22:17 Inclina tu oído y oye las palabras de los sabios,

Y aplica tu corazón a mi sabiduría;

La Escritura nos manda a concentrarnos, a pensar, a memorizar la Palabra sabia, porque la vamos a necesitar, si queremos aprender a vivir

Sobre todo, en esos momentos de conflicto familiar, donde el escuchar de manera atenta, requiere mucho esfuerzo y disposición del alma

Y estos momentos no son escasos en la vida familiar, pues nuestros hijos constantemente se encuentran en conflicto,

O nuestras relaciones conyugales con mucha frecuencia suelen ponerse “Delicadas” o muy susceptibles,

Es entonces, cuando necesitamos echar mano de la Palabra sabia, de la palabra blanda, de la palabra empática, que dará paso a la armonía familiar

  • Aprendamos a escuchar cuando el consejo ¡No es de nuestro agrado¡

Santiago 1:19-20 Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse;          

Porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios.

Necesitamos aprender a escuchar, porque por naturaleza no sabemos hacerlo, somos tardos para oír

Pero si nacemos prestos para ¡Hablar y par airarnos¡ sin embargo, la Escritura es clara cuando nos dice que ¡La ira del hombre No obra la justicia de Dios¡

Entonces, como sabios, debemos discernir que existe un gran peligro cuando estamos demasiado dispuestos para hablar y muy poco dispuestos a escuchar

Y la inclinación natural para ¡Airarnos¡ es mayor cuando las palabras que nos dicen ¡No son de nuestro agrado¡

Es por eso que Zenón decía: “Tenemos dos orejas, pero una sola boca para que aprendamos a oír más y hablar menos.”

Pero necesitamos aprender no solo hablar menos, sino también hablar con consideración y reparo, criticando menos a los demás

Porque sabemos que es muy fácil decir o hacer algo destructivo cuando dejamos que las emociones nos dominen.

Y es aquí donde las Escrituras son muy claras y nos recuerdan que una vez que hemos perdido la calma, también perdemos la capacidad de escuchar

Por tanto, es urgente que aprendamos a disciplinar nuestras emociones y que nos ejercitemos en escuchar apaciblemente

Sabiendo que las emociones alteradas oscurecerán nuestra habilidad de recibir e interpretar correctamente las palabras que otros nos digan.

  • Aprendamos a escuchar con los oídos y con el corazón y ¡No atacar¡

Cuando alguien nos corrige, nos regaña o nos critica, somos propensos a defendernos, y tristemente, muchas veces echamos manos de los gritos

Y esto es muy frecuente en los matrimonios, sobre todo cuando uno de ellos, usualmente la esposa, sufre falta de consideración en las tareas domesticas,

Aprendamos a escuchar con los oídos y con el corazón

Pero aún, cuando haya razón en la crítica o en la demanda, necesitamos aprender hablar y ¡No atacar¡

Proverbios 15:1  La blanda respuesta quita la ira;

 Mas la palabra áspera hace subir el furor.

Entonces, lo que necesitamos es ¡Aprender hablar¡ aprender a decir las cosas con las palabras y el tono correcto, para lograr ser escuchados.

Pero también necesitamos ser humildes para aceptar las razones del que nos confronta, ser pacientes y esperar a que terminen de hablar todo lo que tienen que decirnos

Porque solamente así, lograremos el entendimiento, alcanzaremos acuerdos y llegaremos a la paz que todos los hogares necesitamos.

Conclusión:

Aprender a escuchar con los oídos y con el corazón es una necesidad urgente que todos tenemos y debemos aceptar

Porque saber escuchar no es una habilidad natural del ser humano, más por el contrario, la naturaleza propia es hablar mucho y airarnos pronto

Es por ello que se hace urgente tomar conciencia de la necesidad de ejercitarnos en el saber escuchar

Y para escuchar correctamente es menester que pongamos tanto nuestro ser interior como el exterior a la disposición de los demás

De manera que podamos ser sensibles a los intereses, preocupaciones, problemas, éxitos o fracasos de aquellos con los que convivimos a diario

Fuente consultada:

Mack, W. A. (2006). Tu familia, como Dios la quiere: Desarrollando y manteniendo buenas relaciones en el hogar. Graham, NC: Publicaciones Faro de Gracia.