¡! Necesito Ser Socorrido/a ¡! Ante los desiertos de la vida y sus hornos de fuego, nos vemos tentados a exclamar un grito desesperado de “Socorro”, y necesitamos que el auxilio nos llegue de manera oportuna ¡Justo a tiempo¡

Que alguien nos escuche, y que tenga la capacidad de sacarnos del “hoyo de la desesperación” en que nos encontramos. ¿Ante la presencia de quien podemos entrar confiadamente a pedir ese auxilio? ¿Hay persona humana que posea esa capacidad de ayudarnos?

Lo más probable es que no, y si la hubiera, es muy posible que el precio que pagaremos por ser auxiliados de manera tan pronta, será muy cara, y quizá nos traerá consecuencias que acarrearemos toda nuestra vida.

Hebreos 4:14-16  Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión.

Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.

 Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.

Cuando la Palabra habla de “Retengamos”: nos refiere la necesidad de Mantenerse firme, asirse, aferrarse. ¿A qué? A la fe que profesamos, a lo que creemos ¿Y qué creemos? Que ese sumo sacerdote que intercede por nosotros conoce la compasión.

Compadecerse significa, la capacidad de sufrir con otro, que conoce nuestras luchas y debilidades de manera tal, que nos comprende perfectamente, pues “fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado”

Sabiendo que Jesús es el Hijo de Dios hecho hombre, que nos conoce, que camino entre nosotros y que ha traspasado los cielos al vencer al pecado, la muerte  y al mismo Satanás, podemos Entrar Confiadamente ante el trono de su gracia,

Y tener la certeza plena, que Él nos socorrerá, que Él extenderá su mano para auxiliarnos, fortalecernos y guiarnos por el camino que conduce a la vida, en Él encontraremos misericordia y gracia.

Sabremos, que aunque merecemos castigo y muerte por nuestras propias transgresiones, por nuestra soberbia, por nuestra idolatría y egocentrismos, Él no nos dará el castigo que merecemos, sino que nos recatara!!

Él es nuestro salvador, nos da vida eterna, pero también en este peregrinaje por el mundo, está dispuesto a extender su mano, para hacer que todo cuanto nos acontezca nos ayude a bien.

Cuál es el Fundamento bíblico de tan hermoso Privilegio: Entrar Confiadamente

Hebreos 2:17-18  Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo.

 Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados.

La expresión de amor más grande que podemos encontrar en el Señor Jesús, es haberse hecho hombre, igual a nosotros “para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdoteque intercede por los suyos.

Una misericordia que nos permite tener un Dios paciente, lento para la ira, pues se compadece de nosotros, de nuestra pequeñez e imperfección, de nuestra necedad y dureza de corazón.

Solamente siendo hombre, podía morir, y con su muerte pagar el recate por muchos; ser el cordero de Dios que con su sangre derramada expío nuestro pecado de una vez y para siempre, dándonos el sacerdocio universal.

Marcos 15:37-38  Mas Jesús, dando una gran voz, expiró. Entonces el velo  del templo se rasgó en dos, de arriba abajo.

Este hermoso privilegio de ser reyes y sacerdotes, nos da la libertad de entrar confiadamente ante su presencia, y saber que nos escuchara, que nos consolara, que nos dará esa esperanza de ser santificados para su gloria.  

Nos Hizo Reyes Y Sacerdotes Para Entrar Confiadamente A Su Presencia.

Apocalipsis 1:5-6  y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra.(C) Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre,

Y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre;(D) a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén.

Con la muerte de Jesucristo, el velo del templo se rasgo en dos, de arriba abajodejándonos acceso directo al lugar santísimo. ¿Cómo? Haciéndonos a nosotros templo y morada de su Santo Espíritu

Convirtió nuestros cuerpos en “templos de oración”, donde su presencia desciende y de donde nace adoración. Morando con nosotros y en nosotros, de manera que podemos accesar a Él confiadamente,

Y ahora, podemos llegar delante del Padre, en el nombre de Jesucristo, y recibir la ayuda que necesitamos, el socorro para nuestras vidas atribuladas.

Hebreos 4:14  Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión.

(BL95)  Tenemos, pues, un sumo sacerdote excepcional, que ha entrado en el mismo cielo, Jesús, el Hijo de Dios. Esto es suficiente para que nos mantengamos firmes en la fe que profesamos.

Comprendamos esa maravillosa Verdad: Él es nuestro sumo sacerdote, es el Hijo de Dios, es Dios mismo, Todopoderoso ante el cual, toda la creación, todo ser viviente, todo reinado y nación, se rinde.

No hay nada ni nadie que pueda detener su mano, ni quien le pregunte ¿Qué haces? ¡! Él es Dios ¡! Nuestro Dios, el que nos defiende, nos sostiene, y con su misericordia, nos ayuda a llevar esas cargas que necesitan de intervención divina, para sobrellevarlas.

Para poder Entrar Confiadamente, necesitamos Retener nuestra profesión de fe:

No olvidemos que la palabra “Retengamos”: Significa, Mantenerse firme, asirse, aferrarse. Es mantenernos creyendo en su Palabra, en su promesa, en su poder, en que Jesús es Dios.

Hebreos 4:1-2  Temamos, pues, no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en su reposo, alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado.

Porque también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; pero no les aprovechó <<Útil>> el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron.

No podremos aferrarnos a la promesa de Dios, mantenernos firmes en nuestras convicciones, si al “oír la Palabra” no la acompañamos de fe. Y solamente creyendo, podremos entrar confiadamente a su presencia

Oír la Palabra” significa creer que Él es Dios, que es salvador, que tiene el poder para ayudarme, para ser de provecho, de utilidad, en las circunstancias difíciles que nos quitan la paz y las fuerzas para avanzar.   

Hebreos 4:11-12  Procuremos <<apresurarse a hacer algo, beneficiarnos de lo que Dios ya ha provisto>>, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia.

Porque la Palabra de Dios es viva <<cambia la vida>> y eficaz <<activa>>, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.

Las dificultades del momento presente pueden ensombrecer la realidad de la promesa de Dios, y al igual que el pueblo judío, nosotros también podemos dudar de que Dios cumpla sus promesas.

No logramos ver con claridad la voluntad de Dios, y eso nos llena de incredulidad, muchas veces de enojo contra Dios, e incluso podemos llegar a blasfemar. Todo ello, porque aún no hemos aprendido a poner nuestros ojos en lo alto.

Cuando ponemos nuestra confianza en nuestros propios esfuerzos en lugar de ponerla en Cristo, nosotros también estamos en peligro de darle la espalda. Nuestros esfuerzos propios nunca son suficientes; solo Dios puede vernos a través de la fe.

No debemos olvidar que la Palabra de Dios es “viva”, capaz de transformar mi vida, de amarga en dulce, de dolorosa en gozo, de tristeza en alegría. Y ante esta verdad debemos “apresurarnos para beneficiarnos de los que Dios ya ha provisto”: Libertad y confianza para entrar delante de Él

Comprendamos la palabra “Reposo”: Algunos comentaristas consideran el reposo como el futuro reposo celestial,

Mientras otros piensan que el término describe la actual experiencia del creyente que se ha rendido completamente al señorío de Cristo y está totalmente controlado por el Espíritu Santo.

Podemos aceptar este segundo punto de vista, porque solamente en Jesucristo podemos tener reposo,

Solamente en Él podemos encontrar paz, sentir gozo, en medio de las tempestades de la vida. Y aunque todo nos dice que las cosas van mal, nosotros podemos descansar confiadamente en Él

Hebreos 4:16  Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.

¿Por qué Acercarnos a Dios?

Porque tú y yo somos débiles: Carecemos de fortaleza, nos vemos incapacitados para producir resultados. Vemos el pecado atentar contra nuestros cuerpos físicos a través de la enfermedad, del envejecimiento, de la pérdida de fuerzas.

Vemos el pecado atentar contra nuestro pensamiento, entenebreciéndolo y llevándonos a acciones de destrucción y muerte, dominando nuestra alma al capricho y necedad de nuestro corazón engañoso.

Veamos el Ejemplo de Pablo.

2 Corintios 12:5  De tal hombre me gloriaré; pero de mí mismo en nada me gloriaré <<fortaleza>>, sino en mis debilidades.

2 Corintios 12:9-10  Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.

<<La debilidad no debe llevarnos a conmiserarnos de nuestra desgracia, sino a la presencia de Dio>> Nuestra debilidad nos servirá para apreciar la grandeza y el poder de Cristo en nosotros.

“Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades”, Es decir, me gozo en las afrentas <<insultos>>, en sufrir necesidades, en persecuciones, en angustias; “porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.”

Hebreos 4:16  Acerquémonos <<oración>>, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia <<en tiempo pasado>> y hallar gracia <<para el presente y el futuro>>para el oportuno socorro. << justo a tiempo; el socorro inmediato ante el grito de quien pide ayuda>>

Cuál debe ser nuestra Oración al entrar confiadamente ante Él:

Salmo 51:17  Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado <<Humildad>>;

 Al corazón contrito <<arrepentido>> y humillado no despreciarás tú, oh Dios.

Nunca se complacerá a Dios mediante acciones externas, por muy buenas que sean, si la actitud interna del corazón no es correcta. Si hay altivez, arrogancia y necedad en nuestro corazón.

¿Tiene una actitud de remordimiento por su pecado? ¿Tiene la intención sincera de apartarse del pecado? Dios se agrada de esta clase de humildad, de manera tal que no será despreciado. Es una humildad que refleja arrepentimiento.

Pablo explica de qué manera podemos acercarnos a Dios:

Hebreos 10:19-25  Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo,

Por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne,

Y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, <<El nos cuida>>

Acerquémonos con corazón sincero <<genuino, comprometido, confiable, honesto>>, en plena certidumbre de fe <<sin dudar>>, purificados los corazones (F) de mala conciencia <<sangre de Cristo nos ha limpiado, Efesios 5:25-26>>, y lavados los cuerpos con agua pura.(G)

Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió.

Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras;

No dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.

Cristo es nuestro sumo Sacerdote:

Se destacan siete características sobresalientes de su sacerdocio:

  • su carácter (5:6,10); Santo y sin pecado
  • Su comisión (5:4,5); Redimir a su pueblo de pecado
  • Su preparación (2:1 7; 10:5); Constante comunión con el Padre y el Espíritu Santo
  • Su sacrificio (8:3; 9:12, 14, 27, 28; 10:4-12); Una muerte de Cruz, en sustituto de nosotros.
  • Su santuario (4:14; 8:2; 9:11, 12, 24; 10:12,19); Su propio cuerpo ofrendado en sacrificio como el cordero Pascual
  • Su ministerio (2:18; 4:15; 7:25; 8:6; 9:15, 24) ; Tres años de proclamación del Evangelio y de capacitación de sus discípulos
  • Sus efectos (2:15; 4:16; 6:19,20; 7:16,25; 9:14,28; 10:14-17, 22 ,39; 12:1; 13:13-17). Garantizo vida eterna al vencer a la muerte, al pecado y a Satanás
Conclusión:

Podremos entrar confiadamente al trono de la gracia, y recibir ese oportuno socorro que nuestra alma necesita, cuando logramos reconocer el señorío de Cristo en nuestra vida, cuando le vemos como nuestro Dios y Salvador.

Esa libertad para presentarnos al trono de Dios con todas nuestras peticiones, debe ser a través del nombre glorioso de Jesucristo, quien es nuestro sumo sacerdote, quien intercede por nosotros delante del Padre.

Ese acercamiento lo debemos hacer con un corazón humillado y contrito, un corazón que reconoce su pecado y se arrepiente, reconociendo que es esa humildad el mejor sacrificio que podemos presentar delante de Dios.

Y finalmente, lo maravilloso para nuestro corazón débil y necesitado, en esa libertad de entrar confiadamente, obtendremos reposo para nuestra alma angustiada, el reposo que da, saber que hemos dejado todo bajo  el control del Espíritu Santo.

El reposo que da, saber que somos hijos de Dios y que Él nos sostendrá, nos preservará y nos hará llegar al final del camino. Nos hará llegar a la meta gloriosa de vivir eternamente en el deleite de su presencia.

 

 

 

Profesión: La fe que profesamos, lo que creemos.

Compadecerse: Sufrir con otro.

Debilidades: Carencia de fortaleza, incapacidad de producir resultados

Acerquémonos: acercarse, adorar.

Confiadamente: Plena confianza.

Trono de la Gracia:

Alcanzar: Tomar, recibir.

Hallar: Encontrar por medio de la búsqueda.

Oportuno: eukairos (ἔκαιρος, G2121), lit., bien a tiempo (eu , bien; kairos , tiempo, sazón), denota por ello oportuno, apropiado, conveniente.

Socorro: oetheia (βοήθεια, G996) , (de boe , grito, y theo ,) correr. Denota ayuda, socorro.

Misericordia: eleos (ἔλεος, G1656) , «es la manifestación externa de la compasión; da por sentado la necesidad en aquel que la recibe, y recursos adecuados para afrontar la necesidad de parte de aquel que la exhibe.

Gracia: específicamente la influencia divina sobre el corazón, y su reflejo en la vida; incluído gratitud):