«Mi alma está muy triste hasta la muerte» es una expresión de angustia y dolor. En la vida cristiana un hombre o una mujer puede vivir situaciones extremadamente difíciles,  tal, que le lleve a levantar una oración pidiendo la fortaleza de Dios ya que su alma esta muy triste hasta la muerte.

Esta es la oración que hizo el Señor Jesús estando en la prueba del Getsemani, cuando su agonía y tristeza eran tal que sintió que iba a morir, una agonía que se intensifico al pensar que podía no haber llegado a la cruz donde ofrendaría su vida como sacrificio perfecto por nuestro pecado.

Tal como lo expresa  Marcos 14:32-34 

Vinieron, pues, a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que yo oro. Y tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comenzó a entristecerse y a angustiarse. Y les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí y velad.

 

El monte Getsemaní es el mismo Monte de los Olivos, y era tan especial porque nos recuerda la forma en que los olivos son prensados hasta extraer de ellos el preciado aceite.

Es hermoso darnos cuenta que el Señor Jesús en su humanidad  no esconde de nosotros su angustia sino que la expresa en su Palabra para que la conozcamos y aprendamos de ella.

Comenzó a entristecerse y angustiarse. que según Lucas 22:44 entre mas grande su agonía, mas intensificaba su oración y su sudor era como gotas de sangre. Su sufrimiento es tan profundo que lo externa ”Dijo: Mi alma está muy triste hasta la muerte” la versión de la Biblia al día lo traduce «Es tal la angustia que me invade, que me siento morir»

Desglosemos este texto a continuación.

  1. Su Oración: Mi alma está muy triste hasta la muerte.

Su suplica la podemos ver en las siguientes expresiones: Si fuese posible pasase de Él aquella hora,

Lucas 22:44  Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra.

Oraba intensamente, pidiendo al Padre, si fuese posible le librara de tan grande sufrimiento.

Así nosotros, ante el alma angustiada, solemos pedir al Señor, que nos ayude y nos libre, que tenga misericordia de nosotros y este clamor es genuino, si aprendemos solamente a pedirle al Señor conforme a Su Voluntad y a Su propósito divino con cada uno de  nosotros.

2. «Mi alma está muy triste hasta la muerte» es una oración centrada en la soberanía de Dios

Esta es una oración centrada en la Omnipotencia y en la voluntad soberana de Dios Padre.  Encontramos que su oración  en Marcos 14:36  decía:

«Abba, Padre, todas las cosas son posibles para ti; aparta de mí esta copa; mas no lo que yo quiero, sino lo que tú»

Su oración es que si Dios en su voluntad puede apartar esa copa sin que el la beba, que Él lo haga. Hay un momento de lucha entre la la voluntad de Dios y la nuestra.Pero una vez conocida y aceptada su voluntad, la lucha desaparece y la oración es «Hágase tu voluntad»

Mateo 26:42  Otra vez fue, y oró por segunda vez, diciendo: Padre mío, si no puede pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tu voluntad.

Lucas 22:42  diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.

Es importante entender que la oración del Señor fue para someterse a la voluntad del Padre,  nunca hizo tratos con el Padre para hacerle cambiar de parecer, ni se enojo creyendo que no le escuchaba, porque su situación no cambiaba.

3.  Mi alma está muy triste hasta la muerte» una oración que refleja humildad

Su actitud humilde nos deja conocer su angustia y tristeza.

Lucas 22:43  Y se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle.

Y podemos ver como en esos momentos que nuestra alma sufre, nunca estamos solos, nuestro Dios, que siempre sabe de qué cosas tenemos necesidad, envía; fortaleza, esperanza, consuelo, su oportuno socorro. Así como Cristo fue fortalecido por un ángel también Él nos fortalece respondiendo a nuestra angustia.

Cuando leemos que el Hijo de Dios, en esencia Dios mismo,  acepta ser fortalecido por el ángel enviado por el Padre vemos un tremendo ejemplo de humildad, que nos sirve para reconocer que  en nuestra humanidad somos débiles y  que a menudo las circunstancias sobrepasan nuestras fuerzas y necesitamos pedir ayuda de lo alto.

Se necesita humildad para alzar los ojos al cielo y levantar manos santas ante la impotencia de una realidad que apremia, Se necesita humildad para reconocer que solamente Aquel que nos Creo, puede sacarnos de las situaciones que Él mismo permite que experimentemos.

Y humildad para reconocer que esa situación que el ha permitido, y que nos angustia el alma, conlleva el obrar un propósito santo en nosotros, la prueba es dura pero Dios sigue siendo bueno debido a con ellos esta santificando nuestra vida.

Puede que sea un proceso doloroso, ya que en nosotros así como el cincel del escultor golpea la roca para darle forma así también Dios por medio de la angustia y aflicción de la prueba  va formando, perfeccionando, restaurando la imagen de Cristo en nosotros.

Es una muestra de humildad, reconocer que en medio del sufrimiento y el dolor, nuestra alma angustiada, triste hasta la muerta, pueda decir “hágase Tu Voluntad”

4. «Mi alma está muy triste hasta la muerte» El ejemplo de Cristo ante la angustia

Podemos identificar la recomendación de Cristo sobre cómo manejar la tristeza y la angustia de nuestra alma.

Marcos 14:38  Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.

La recomendación del Señor es fascinante y sencilla: “orad y velad”

Solamente la comunión con el Omnipotente, Soberano y Sabio Dios nos podrá fortalecer.

Es depositándonos en sus manos, en su Palabra que encontraremos descanso para nuestra alma, es confiando en que Él guía nuestros pasos, endereza las sendas torcidas y nos vuelve al camino, que podremos avanzar en las situaciones de angustia.

Es conociendo a Dios, que podremos entender que lo que hoy vivimos, por difícil y angustioso que sea, será para nuestro bien.

Es reconociendo, que el problema de nuestra alma angustiada, no está en Dios ya que el es santo, sino en la consecuencia producto de nuestro pecado. Y que ese pecado solamente será vencido, si nos sometemos a la Voluntad buena y perfecta del Dios Soberano.

Sigamos el ejemplo de nuestro Señor Jesús, el  echa mano de la oración en toda su vida ministerial, no busca a Su Padre, solamente en la angustia de la cruz. Sino que depende de Él y de la fortaleza del Espíritu Santo para todo su obrar.

De igual forma nosotros, debemos acercarnos al trono de la gracia, no solamente cuando nuestra alma muere de angustia, sino también en los tiempos de reposo.

Así como el Getsemaní, paso a ser el lugar favorito de Jesús, en el monte de los Olivos, ha de ser en nuestro Getsemaní, que también nosotros encontremos el lugar favorito para:

  • Tener comunión:

Estar en comunión con nuestro Padre. Para alabarle, adorarle, comunicarnos con Él y depositar en Él nuestras cargas.

  • Aprender obediencia

Para aprender a obedecer Su Voluntad, aún cuando no la comprendamos. Es en el Getsemani donde aprenderemos a discernir la voluntad de Dios y aceptarla.

  • Conocer a Dios

Para aprender a conocerlo como ese Dios soberano y Omnipotente, ese Dios que todo lo sabe y todo lo puede, que todo lo conduce según su propósito divino.

  • Aprender Dependencia

Para aprender a depender de Él, sabiendo que es en Él donde encontramos fortaleza, sabiduría, la vida misma.

  • Conocernos a nosotros mismos

Es en nuestro propio Getsemaní donde podremos reconocer nuestra pequeñez e impotencia.

  • Conocer el poder del pecado

Es en esos momentos de dolor y angustia, donde nuestra alma se siente impotente, donde podremos  reconocer el poder destructor del pecado en la vida del cristiano.

  • Cambiar nuestra visión

Para cambiar los lentes con los que estamos viendo el mundo. A partir de las pruebas, del dolor que vivamos y de la experiencia que tengamos con el Señor, abriéndonos el camino, es donde aprenderemos a ver con nuevos ojos la vida.

En esos tiempos de agonía, entendida como una extrema tensión emocional y angustia, aprendamos a depender de Nuestro Padre que está en los Cielos y aún, cuando esa angustia sea tan fuerte que pueda  causarnos sudor como grandes gotas de sangre (thrombos, una gota grande y espesa de sangre coagulada), Sepamos ¡Que Dios Siempre Tiene el Control!

Cuando la angustia y el dolor sean tan grandes, pongamos nuestros ojos en la Cruz, para recordar el inmenso amor de Aquel que murió por ti y por mí.

Aprendamos a Glorificar a Dios en nuestras angustias, orando !!!!Hágase tu voluntad.¡¡¡

 

Soli Deo Gloria.