Nehemías 10: No abandonaremos la casa de nuestro Dios. Esta es la renovación del pacto que el pueblo de Israel hace, luego de los muchos años de cautiverio babilonico.

Durante más de cien años Jerusalén había estado en ruinas, las murallas fueron derribadas, las puertas de la ciudad quemadas y el templo derribado, todo esto aconteció debido a que el pueblo olvido dos cosas vitales:

Una: abandonaron el pacto,

La relación de Dios con su Pueblo. A Israel en el Antiguo Testamento se le denomina el pueblo del Pacto, era dentro de todos los pueblos de la tierra el único que tenía el único Dios vivo y verdadero, un Dios personal que los había escogido por gracia

Y era a través de ellos que iba a mostrar su gloria a las demás naciones, para que estos pueblos paganos creyeran en el Dios de Israel, pero abandonaron el pacto, ignorando que un pacto tiene clausulas o condiciones, tiene advertencias y promesas

Y en este caso la bendición seria consecuencia de obedecer el pacto, y la maldición seria consecuencia de desobedecer el pacto, las dos estaban condicionadas a la Palabra de Dios, la primera en oír y obedecer, la segunda en no querer oír y por lo tanto desobedecer.

Dos: descuidaron el templo

Lo segundo que Israel descuido fue el templo, el templo representaba la presencia de Dios entre ellos, era el punto de comunión donde Dios se encontraba con ellos, desde allí Dios les hablaba y ellos acudían para adorarle, Israel comete un error gravísimo descuido la presencia de Dios entre ellos.

Recordemos esta alabanza:

Alabanza: Como podre pagar tanto favor, nunca podre pagarte lo que soy, pues antes mi vida un lamento era hoy es una nueva canción……y decirte que te amo….nada tengo de mí mismo todo me lo distes tu.

No abandonaremos la casa de nuestro Dios.

Nehemías 10:39  Porque a las cámaras del tesoro han de llevar los hijos de Israel y los hijos de Leví la ofrenda del grano, del vino y del aceite; y allí estarán los utensilios del santuario, y los sacerdotes que ministran, los porteros y los cantores; y no abandonaremos la casa de nuestro Dios.

La única manera en la que podremos decir ¡no abandonaremos la casa de nuestro Dios¡ es a través de

  1. No abandonar la casa de Dios conlleva Un compromiso renovado.

Dios había ordenado que cuando al pueblo se le hubiere olvidado el pacto, este debería ser renovado, y aquí hay una generación que vivieron en el exilio, y por lo tanto el pacto debía ser reafirmado.

Nehemías 9:38  A causa, pues, de todo esto, nosotros hacemos fiel promesa, y la escribimos, firmada por nuestros príncipes, por nuestros levitas y por nuestros sacerdotes.

Esta declaración tiene las siguientes implicaciones:

  • Se establece una promesa fiel

Ellos dicen  «Hacemos fiel promesa» que es una declaración que conlleva una renovación del pacto.

  • Tiene un fundamento

El pacto responde a la lectura de la ley, ayuno y oración Nehemías 9.

  • Deja testimonio escrito:

«Y la escribimos firmada» de manera que al dejar un Testimonio  escrito,  ninguno lo  podría ignorar.

  • Se obtiene bajo consenso

 «Firmada por todos los lideres» Es decir, se logra bajo un  Consenso unánime.

Un pacto renovado, escrito, firmado, sellado, de modo que no habría excusa de decir no hemos acordado nada.

De esto surge la pregunta de aplicación en nuestros días ¿Y cómo esta nuestra relación con Dios? ¿No será que necesitamos renovar nuestro compromiso con Dios y con su obra?¿Cómo hemos estado caminando todo este tiempo, de cara o dando la espalda a Dios?

Bueno es hacer con la ayuda del Espíritu Santo una meditación responsable de las respuestas a estas preguntas y de allí pasar del descuido al cuido, del desprecio al aprecio, de la ingratitud a la gratitud, del abandono a una correcta comunión con Dios.

  1. No abandonar la casa de Dios significa renovar nuestro compromiso de mantenernos en su Palabra

Si decidimos no abandonar la casa de nuestro Dios, estamos haciendo Un compromiso renovado de andar en la Palabra de Dios.

Nehemías 10:28-29  Y el resto del pueblo, los sacerdotes, levitas, porteros y cantores, los sirvientes del templo, y todos los que se habían apartado de los pueblos de las tierras a la ley de Dios, con sus mujeres, sus hijos e hijas, todo el que tenía comprensión y discernimiento,

Se reunieron con sus hermanos y sus principales, para protestar y jurar que andarían en la ley de Dios, que fue dada por Moisés siervo de Dios, y que guardarían y cumplirían todos los mandamientos, decretos y estatutos de Jehová nuestro Señor.

Ellos determinaron:

  • Guardar sus mandamientos.

Es decir que andarían en La Ley de Dios.

  • Guardar sus decretos.

Estarían dispuestos a la  Promulgación de la ley,

  • Guardar sus estatutos

Reconociendo los  «juicios; derechos» que demanda la santidad de Dios.

El compromiso renovado tiene su fundamento en el principio de la sola Escritura, ella es nuestra regla de vida y de conducta, reflexionando sobre esto surgen las preguntas siguientes:

¿Estamos caminando en obediencia a la Palabra de Dios? ¿Estamos guardando sus mandamientos? ¿Estamos discerniendo nuestros asuntos de vida por medio de la luz de la Palabra o caminamos por nuestros sentidos e inteligencia?

Los que firmaron tenían conocimiento y discernimiento de lo que estaban haciendo. «Comprensión y discernimiento» esto era un compromiso que abarca al menos los siguientes puntos.

  • Una declaración de ser diferentes.

Dar testimonio de ser verdaderos creyentes, que a través de nuestro actuar la gente vea que hay diferencia entre nosotros y los no creyentes.

  • Este documento será nuestra guía.

No nos apartaremos de las directrices de vida que da la Palabra, lucharemos para que el mundo no nos influya de manera tal, que nos aparte del camino. Nos someteremos voluntaria y concientemente a la obediencia de la Palabra de Dios.

  • De tener hogares distintos, respetables.

Nuestro primer ministerio es nuestro hogar, y será allí donde daremos testimonio de una nueva vida, de una vida transformada. Serán nuestros hijos y nuestro conyugue los primeros en dar testimonio de que somos creyentes y que honramos el nombre de Cristo.

  • Filosofía de vida diferente.

Tendremos una nueva forma de ver la vida, una nueva manera de pensar y expresarnos, nuevas convicciones. Nuestro pensamiento se levantará sobre la Verdad de la Palabra de Dios y esto se reflejara en nuestra respuesta ante toda circunstancia de vida.

Deuteronomio 28:1-2  Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra. Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios.

Todas las promesas, las bendiciones que Dios da para su pueblo se harán realidad, nos alcanzarán solamente si “oímos atentamente la voz de Jehová nuestro Dios” con el propósito de guardar y poner por obra todo cuanto su Palabra nos mande.

No podemos esperar bendiciones y cumplimiento de promesas si no estamos dispuestos a obedecer a Dios, sino estamos dispuestos a rendirnos a la voluntad santa y soberana de Él. Toda desobediencia acarrea maldición a nuestras vidas.

Deuteronomio 28:15  Pero acontecerá, si no oyeres la voz de Jehová tu Dios, para procurar cumplir todos sus mandamientos y sus estatutos que yo te intimo hoy, que vendrán sobre ti todas estas maldiciones, y te alcanzarán.

  1. No abandonar la casa de Dios implica un compromiso con la familia.

Nehemías 10:30  Y que no daríamos nuestras hijas a los pueblos de la tierra, ni tomaríamos sus hijas para nuestros hijos.(A)

Amar a Dios y no abandonar su casa solamente es posible si nosotros mantenemos ese compromiso de santidad y de gobierno en nuestras casas, haciéndolo extensivo hasta nuestros hijos, acatando sus advertencias de “no os unáis en yugo desigual”

La ley de Dios se cumple, aún en lo más pequeño que a nosotros nos pueda parecer insignificante, y que lo podemos violentar y que no tendrá consecuencias. Debemos tener cuidado responsable sobre nuestros hijos e hijas, y luchar porque no se vuelvan apostatas de la fe.

Un ejemplo claro, lo encontramos en Salomón cuya sabiduría no le alcanzo para refrenar su corazón y comprometerse con el Dios que lo llamo, tal como lo hizo su padre.

1 Reyes 11:3-4  Y tuvo setecientas mujeres reinas y trescientas concubinas; y sus mujeres desviaron su corazón.  Y cuando Salomón era ya viejo, sus mujeres inclinaron su corazón tras dioses ajenos, y su corazón no era perfecto con Jehová su Dios, como el corazón de su padre David.

Este ejemplo nos deja ver cuán importante es guardar en santidad a nuestros hijos e hijas, así como también guardarnos a notros mismos.

  1. No abandonar la casa de Dios significa comprometernos a guardar el día de reposo.

Nehemías 10:31  Asimismo, que si los pueblos de la tierra trajesen a vender mercaderías y comestibles en día de reposo,[a] nada tomaríamos de ellos en ese día ni en otro día santificado; y que el año séptimo dejaríamos descansar la tierra,(B) y remitiríamos toda deuda.(C)

El día de reposo ha sido dejado por Dios por amor a nosotros, pues como hombres nos cansamos y necesitamos descanso, no hacerlo así es atentar contra nuestro cuerpo físico. Pero además, en ese tiempo de descanso para nuestro cuerpo, se hace necesario alimentar nuestra alma.

Nuestro cuerpo físico reposa y nuestra alma se deleita en la presencia del Señor. Ese día es día del Señor, para adoración y servicio a Él, es el tiempo que dedicamos a nuestra comunión con el Señor, con nuestra familia de fe, acudiendo a la convocatoria santa de Dios

Levítico 23:3  Seis días se trabajará, mas el séptimo día será de reposo,[a] santa convocación; ningún trabajo haréis;(A) día de reposo[b] es de Jehová en dondequiera que habitéis.

(DHH C* 2002*)  “Trabajarás durante seis días, pero el día séptimo no harás trabajo alguno;[b] será un día especial de reposo y habrá una reunión santa. Dondequiera que vivas, ese día será de reposo en honor del Señor.

(NVI 1984)  «Trabajarán ustedes durante seis días,  pero el séptimo día es de reposo,  es un día de fiesta solemne en mi honor,  en el que no harán ningún trabajo.  Dondequiera que ustedes vivan,  será *sábado consagrado al Señor.

El día de reposo es día del Señor, es día de congregarse con los santos elegidos de Dios, es día de fiesta solemne en honor a su Nombre, es un día importante para el creyente, y no puede ni debe dejara de hacerlo. Se evidencian las siguientes características en el día de reposo.

  • Ningún trabajo haréis,

Esto nos habla que el hombre necesita descanso, el día de reposo fue hacho a causa del  hombre y también para recordarnos que nosotros no somos Dios, nosotros nos cansamos,

Cuando Dios termino su creación reposo No en el sentido que terminó agotado, sino en el sentido que termino la obra de la creación.

Génesis 2:1-3  Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos. Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo.(A) Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó,(B) porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación.

  • Es un día de fiesta solemne en honor a Dios.

Participar en el culto del día domingo ha de ser motivo de fiesta, levantarnos por la mañana y sentirnos contentos que iremos a la casa del Señor.

El día del culto jamás ha de causar pesadez, cansancio o molestia en nosotros, tampoco hemos de ir al templo por obligación o de manera religiosa. Ir al templo siempre ha de ser motivo de fiesta, de alegría, de mucho gozo.

  • Habrá una reunión santa.

Es la reunión de los santos que acuden al llamado del Dios Santo. Un llamado a la adoración, a la alabanza, a la gratitud, al reconocimiento de la obra redentora de Cristo y del inmenso y sublime amor del Padre.

La No observancia de este mandamiento trae decadencia física y espiritual. Si fue tan importante en el tiempo en que nuestros primeros padres no habían pecado, más importante es hoy que vivimos en medio de un mundo caído, de tanta asechanza y tentación.

  1. No abandonar la casa de Dios es un compromiso de sostener financieramente el templo.

Nehemías 10:32-34 Nos impusimos además por ley, el cargo de contribuir cada año con la tercera parte de un siclo para la obra de la casa de nuestro Dios;(D) para el pan de la proposición y para la ofrenda continua,

Para el holocausto continuo, los días de reposo,[b] las nuevas lunas, las festividades, y para las cosas santificadas y los sacrificios de expiación por el pecado de Israel, y para todo el servicio de la casa de nuestro Dios.

Echamos también suertes los sacerdotes, los levitas y el pueblo, acerca de la ofrenda de la leña, para traerla a la casa de nuestro Dios, según las casas de nuestros padres, en los tiempos determinados cada año, para quemar sobre el altar de Jehová nuestro Dios, como está escrito en la ley.

Este sostenimiento del templo es una necesidad y una obligación establecida por Dios mismo, para lo cual Él dejo los siguientes elementos:

Las primicias.

Nehemías 10:35  Y que cada año traeríamos a la casa de Jehová las primicias de nuestra tierra, y las primicias del fruto de todo árbol.(E)

Los primogénitos.

Nehemías 10:36 Asimismo los primogénitos de nuestros hijos y de nuestros ganados, como está escrito en la ley; y que traeríamos los primogénitos de nuestras vacas y de nuestras ovejas a la casa de nuestro Dios, a los sacerdotes que ministran en la casa de nuestro Dios;(F)

Los diezmos.

Nehemías 10:37-39  que traeríamos también las primicias de nuestras masas, y nuestras ofrendas, y del fruto de todo árbol, y del vino y del aceite, para los sacerdotes, a las cámaras de la casa de nuestro Dios, y el diezmo de nuestra tierra para los levitas;(G) y que los levitas recibirían las décimas de nuestras labores en todas las ciudades;

Y que estaría el sacerdote hijo de Aarón con los levitas, cuando los levitas recibiesen el diezmo; y que los levitas llevarían el diezmo del diezmo (H) a la casa de nuestro Dios, a las cámaras de la casa del tesoro.

Porque a las cámaras del tesoro han de llevar los hijos de Israel y los hijos de Leví la ofrenda del grano, del vino y del aceite; y allí estarán los utensilios del santuario, y los sacerdotes que ministran, los porteros y los cantores; y no abandonaremos la casa de nuestro Dios.

¿Por qué sostener financieramente la obra de Dios?

Se dará respuesta a esta pregunta por medio de la Escritura misma:

Números 3:12  He aquí, yo he tomado a los levitas de entre los hijos de Israel en lugar de todos los primogénitos, los primeros nacidos entre los hijos de Israel; serán, pues, míos los levitas.(C) 

El sacerdocio dedicado exclusivamente al servicio del Señor, no tuvo heredad material, no adquirió posesiones, no es dueño de ningún bien, y le pertenecen al Señor. Él los elige, Él los llama y Él los pone al frente de la grey que han de pastorear.

De manera entonces, que es obligación del pueblo de Dios sostener financieramente a sus líderes espirituales.

Números 18:20-21  Y Jehová dijo a Aarón: De la tierra de ellos no tendrás heredad, ni entre ellos tendrás parte. Yo soy tu parte y tu heredad en medio de los hijos de Israel. Y he aquí yo he dado a los hijos de Leví todos los diezmos (B) en Israel por heredad, por su ministerio, por cuanto ellos sirven en el ministerio del tabernáculo de reunión.

Sostener a nuestros sacerdotes es una honra para Dios, para el sacerdote mismo y para nosotros que damos con alegría.

Si lo hacemos así, no solo somos obedientes al mandato del Señor, sino también, nos convertimos en verdaderos adoradores, expresamos gratitud y nos convertimos en sembradores del reino, contribuyendo a su expansión en este mundo caído.

Proverbios 3:9-10  Honra a Jehová con tus bienes, Y con las primicias de todos tus frutos; Y serán llenos tus graneros con abundancia,  Y tus lagares rebosarán de mosto.

Cuando damos para el sostenimiento del templo del Señor, somos bendecidos, prosperados en todo lo que emprendemos. No da el que tiene, sino el que está agradecido con Dios y eso evidencia su compromiso a la gran comisión.

  1. No abandonar la casa de Dios conlleva la responsabilidad de cuidar nuestro templo

No podemos olvidar que  “somos templo y morada del Espíritu Santo” y hablar del templo es hablar de la presencia de Dios en nosotros y ha sido una revelación progresiva.

En el Antiguo Testamento encontramos el tabernáculo de Moisés que era una tienda que se establecía y levantaba según Dios lo indicara en el peregrinaje del pueblo por el desierto.

Después vino el templo construido por Salomón, majestuoso pero todavía era sombra de lo que habría de venir. En el Nuevo Testamento vino el tabernáculo de Dios a morar en medio de nosotros: Jesucristo mismo,

Y después de haber cumplido con su misión dentro del plan redentor, asciende al cielo, pero no nos quedamos sin templo, porque por su gracia somos hechos templo y morada del Espíritu Santo. Así pues, ahora el templo, “está dentro de cada creyente”

1 Corintios 6:19-20  ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros,(C)el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.

Entonces, podemos decir que:

  • No debemos ignorar

Que somos templo de Dios,  que Él mora en nosotros.

  • El Espíritu Santo

Que more en nosotros es lo que nos constituye en templos de Dios

  • Ese templo le pertenece a Dios.

Este templo que es nuestro cuerpo, nonos pertenece a nosotros, es de Dios, por lo cual debemos cuidarlo responsablemente.

  • Hemos sido comprados por precio.

A precio de la sangre de Cristo, y es ese hecho lo que nos asigna valor como personas, como seres humanos redimidos.

  • Tenemos la responsabilidad

La responsabilidad de Glorificar al Señor en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu.

Reflexionemos sobre este versículo y hagámonos las siguientes preguntas.

  • ¿Esta su templo limpio o descuidado?
  • ¿Ud. Quiere saber hoy si se ha conformado a este mundo o no?

Para responder a esas preguntas considere lo siguiente:

  • Verifique su autenticidad,

Es realmente cristiano, su testimonio lo demuestra, su forma de vida lo confirma.

  • examine:

Su hogar, trabajo, servicio.

  • luego pregúntese:

«¿Soy realmente distinto? ¿Pudiera una persona ver mi yo real y ver el mensaje de Dios en mí?»

Conclusión:

No abandonaremos la casa de nuestro Dios, porque Él nos llamo, Él nos eligió, Él nos salvó, Él nos sostiene y Él nos preservará hasta el final. No abandonaremos la casa de Dios, porque hay gratitud en nuestros corazones, y porque no olvidaremos todo el favor recibido.

No abandonar la casa de Dios nos lleva a renovar nuestro compromiso con Él, a caminar en su Palabra, a dar testimonio fiel con una vida nueva, transformada, gobernando bien nuestra casa, manteniendo la santidad de nuestros hijos e hijas, guardando el día de reposo.

Y de manera especial, no olvidándonos de nuestro compromiso de sostener financieramente el templo del Señor, poniendo nuestros bienes al servicio de la obra, para la expansión del reino, y no olvidando  que nosotros mismos somos templo y morada del Espíritu Santo de Dios.