Ebenezer, “El Señor No Ha Dejado De Ayudarnos” es una expresión que encontramos en la Biblia y que habla del carácter de Dios

El nombre Eben-ezer significa: «piedra de ayuda», y cuando el profeta Samuel dice «Hasta aquí nos ayudó el Señor»

Samuel estaba convirtiendo esa verdad, en una piedra que representa la fidelidad de Dios hacia su Iglesia,

Reconociendo que el Señor ha sido fiel en el pasado, en el presente y lo será en el futuro. Es decir que, la fidelidad de Dios permanece siempre con nosotros.

Si desea escuchar esta enseñanza, puede visitar https://youtu.be/GCL5S4WFDAg

Pero si desea profundizar un poco más sobre el carácter fiel de Dios, por favor visite La Fidelidad De Dios !Un Maravilloso Atributo¡

Ebenezer “El Señor no ha dejado de ayudarnos”

El relato bíblico del cual nos ocuparemos en esta mañana nos lleva a reflexionar sobre la fidelidad de Dios hacia su iglesia,

Y reflexionaremos en un Dios fiel tanto a sus promesas como a sus advertencias,

Porque cuando caminamos en obediencia Dios en su gracia nos bendice pero cuando caminamos en desobediencia Dios en su amor nos disciplina,

De modo que Podemos hacernos las siguientes preguntas: ¿nos ha ayudado Dios hasta aquí?

¿Nos ha hecho falta su dirección por medio del Espíritu Santo y su bendita Palabra? ¿Nos ha dejado Dios sin disciplina?

Y la respuestas es “hasta aquí nos ha ayudado el Señor” y como su fidelidad es eterna tenemos la seguridad que nos seguirá ayudando.

Versículo de referencia:

1 Samuel 7:12  Tomó luego Samuel una piedra y la puso entre Mizpa y Sen, y le puso por nombre Eben-ezer,[a] diciendo:

Hasta aquí nos ayudó Jehová.

Eben-ezer,  como ya dijimos, significa «piedra de ayuda», y fue puesta por Samuel después de obtener la victoria sobre los filisteos,

Y la puso como memorial de la ayuda recibida de parte de Dios, de manera que no olvidemos que Dios ha estado y seguirá estando con nosotros

Porque Dios ha prometido siempre ayudarnos, y Él es siempre fiel a su Palabra, todo cuanto ha dicho, Dios lo cumplirá

Salmo 37:40 «Jehová los ayudará y los librará»

  1. Ebenezer: Dios nos ayuda por medio de su Palabra.

1 Samuel 7:3  Habló Samuel a toda la casa de Israel, diciendo:

Si de todo vuestro corazón os volvéis a Jehová, quitad los dioses ajenos y a Astarot de entre vosotros,

y preparad vuestro corazón a Jehová, y sólo a él servid, y os librará de la mano de los filisteos.

Nos podemos preguntar ¿Cómo nos ayuda Dios? Y debemos saber que la ayuda divina siempre llega por medio del Espíritu Santo y por medio de la Palabra.

Es así, como en este relato, Dios hace un llamado, mandando su Palabra por medio de Samuel, a volver nuestro corazón a Dios, quitando de nuestra vida toda idolatría

De manera que podamos dedicar nuestra vida, mente y corazón, al servicio del Señor, y si así lo hacemos, Dios promete, librarnos de todo mal

Pero el proceso para llegar a esa vida de libertad es: reconocer nuestro pecado, arrepentirnos y volvernos a Dios,

Y entonces, veremos la salvación del Señor, no sólo la salvación eterna, sino que también, veremos la salvación diaria, del dominio del pecado.

Veamos, como Dios nos ayuda por medio de su Palabra, a hacer efectivo ese proceso:

  • La Palabra es nuestra guía

Es por medio de la Palabra de Dios, que podemos llegar al reconocimiento y la confesión de nuestro pecado.

Por lo que debemos preguntarnos qué tan atentos estamos a la Palabra de Dios, que nos habla en todo tiempo

1 Samuel 7:6  Y se reunieron en Mizpa, y sacaron agua, y la derramaron delante de Jehová, y ayunaron aquel día, y dijeron allí:

Contra Jehová hemos pecado. Y juzgó Samuel a los hijos de Israel en Mizpa.

Esta es la primera misión de la Palabra: revelar nuestra corrupción, exponer nuestra bajeza, hacer notoria nuestra maldad.

Porque sabemos que las Escrituras son útiles para «corregir» (2a Timoteo 3:16), y un alma sincera reconocerá sus faltas.

Si andamos en pecado y tenemos un corazón endurecido, aborreceremos la luz de la Palabra y no podremos llegar al reconocimiento ni al arrepentimiento,

Ebenezer: el Señor no ha dejado de ayudarnos

Pero si en la gracia divina, tenemos un corazón sensible a la Verdad divina, seremos como aquel publicano,

Que reconociendo su completa bajeza delante de Dios, solo pudo decir “Dios, sé propicio a mi pecador”

Que expresa el grito de un corazón renovado, que reconoce que por sí mismo, es incapaz de cambiar y hacer algo, digno de alabanza al Señor

Y es así, como, cada vez que somos avivados por la Palabra, siempre habrá una nueva revelación y un nuevo confesar nuestras transgresiones ante Dios.

Proverbios 28:13 «El que encubre su pecado no prosperará: pero el que lo confiesa y se enmienda alcanzará misericordia»

No puede haber prosperidad espiritual ni física, si negamos nuestro pecado, porque siempre habrá culpa y acusación que nos persiga

Pero si confesamos nuestros pecados, y son admitidos libremente ante Dios y de forma detallada, podemos alcanzar misericordia.[1]

  • El testimonio de David.

Salmo 32:3-5  Mientras callé, se envejecieron mis huesos En mi gemir todo el día.

Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; Se volvió mi verdor en sequedades de verano. Selah

Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad.  Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová;

 Y tú perdonaste la maldad de mi pecado.(B) Selah

Mientras guardamos silencio, y nos negamos a reconocer y confesar nuestro pecado, al igual que David, sentimos que nos consumimos por dentro,

Que nuestras fuerzas para luchar se debilitan porque Dios se aleja de nosotros, de manera que concluimos, que es mejor confesar nuestras transgresiones

Y por medio del Espíritu Santo, tendremos la plena convicción, que Dios nos perdonará, nos limpiara y nos rescatará de nuestra maldad.

  • La Palabra nos lleva a odiar el pecado.

1 Samuel 7:4  Entonces los hijos de Israel quitaron a los baales y a Astarot, y sirvieron sólo a Jehová.

Solamente si aborrecemos el pecado, tendremos la capacidad de desechar los ídolos de nuestro corazón,

Desechar todo aquello que ocupa el lugar de Dios, que nos aleja de Él y que impide que podamos caminar en su perfecta voluntad.

Es así como, el pueblo de Israel quitó los ídolos, los echaron fuera; se deshicieron, se desprendieron de todo aquello que apartaba su corazón de Dios.

Pero eso solo es posible cuando la Palabra de Dios nos lleva a odiar el pecado, nos redarguye del error,

Salmo 119:104  De tus mandamientos he adquirido inteligencia;  Por tanto, he aborrecido todo camino de mentira.

Es la Palabra de Dios la que nos permite adquirir Inteligencia, el entendimiento, la sabiduría, para vivir de manera grata a Dios y próspera para nosotros.

Y como fruto de ese entendimiento de la Palabra, aborrecemos el pecado, todo camino de mentira

Salmo 119:128  Por eso estimé rectos todos tus mandamientos sobre todas las cosas,

Necesitamos estimar la Palabra de Dios, tomarla en cuenta en todo cuanto hacemos, para que sea nuestra guía en el camino,

Y con la ayuda del Espíritu Santo, tener la capacidad de obedecer esa Palabra, de manera que podamos vivir en ella, aborreciendo y rechazando todo pecado

  • La Palabra me capacita para servir solo al Señor.

1  Samuel 7:4  Entonces los hijos de Israel quitaron a los baales y a Astarot, y sirvieron sólo a Jehová.

Es por medio de la Palabra de Dios que no olvidamos que Él es nuestro salvador, que nuestra vida depende de Él

Y es la Palabra la que constantemente nos recuerda que Cristo es nuestro Señor, que Él es Rey, y que toda nuestra vida debe estar a su servicio

Deuteronomio 6:12-13  cuídate de no olvidarte de Jehová, que te sacó de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre.

 A Jehová tu Dios temerás, y a él solo servirás,(G) y por su nombre jurarás.

Y ese constante recordatorio, de la obra de Dios en nosotros, no permitirá que nos alejemos ni que dediquemos nuestra vida al servicio de dioses ajenos.

De manera que con el “oír la Palabra de Dios” tendremos una fe fortalecida, una plena convicción y la capacidad necesaria, para dedicar nuestra vida al servicio y gloria de Dios.

  1. Ebenezer: el Señor ayuda a nuestra fe

Debemos  saber que el enemigo tratara de desanimar al creyente para que no haga lo que es agradable a Dios, poniendo a prueba nuestra fe

1 Samuel 7:7  Cuando oyeron los filisteos que los hijos de Israel estaban reunidos en Mizpa, subieron los príncipes de los filisteos contra Israel;

y al oír esto los hijos de Israel, tuvieron temor de los filisteos.

Cuando nos volvemos a Dios, cuando expresamos actitudes de arrepentimiento y le hacemos frente al pecado,

Siempre vendrá el ataque del enemigo, de Satanás, para desanimarnos con pensamientos de desanimo y derrota

Es así, como el pueblo de Israel “tuvo temor de los filisteos” pensaron que nuevamente serían derrotados, que recibirían un golpe más

Y Satanás nos hace creer que todo lo que estamos haciendo, para agradar a Dios, es por gusto, que no podremos obedecer, que siempre viviremos en una situación precaria.

El Señor nos ayuda por medio de su Palabra

Pero ante ese temor y desánimo ¡el pueblo se congrego¡ y cuando los creyentes nos congregamos en el propósito santo de darle gloria a Dios

Sucede algo maravilloso ¡nos convertimos en un ejército poderoso¡ que hace temblar al enemigo.

Entonces ¿Qué hizo el pueblo ante los ataques del enemigo?

  • Buscaron la ayuda de Dios.

En lugar de huir, buscaron la ayuda en Dios, diciéndole a Samuel: “No ceses de clamar por nosotros a Jehová, nuestro Dios”.

1 Samuel 7:8  Entonces dijeron los hijos de Israel a Samuel: No ceses de clamar por nosotros a Jehová nuestro Dios,

para que nos guarde de la mano de los filisteos.

Esta acción del pueblo apoyándose en la intercesión del profeta Samuel, nos recuerda a nuestro gran Intercesor en lo alto, que nunca cesa de orar, que nunca se calla!

En este texto bíblico encontramos una cristología, donde Samuel representa a Cristo, que es nuestro gran intercesor

Porque Cristo  siempre está en la presencia de Dios Padre intercediendo por nosotros. Cristo es nuestro ayudador.

1 Samuel 7:5  Y Samuel dijo: Reunid a todo Israel en Mizpa, y yo oraré por vosotros a Jehová.

Y no hay mejor forma de clamar a Dios, ante nuestras grandes angustias, que todos reunidos como un solo cuerpo, como un solo pueblo

  • Consagraron su vida al Señor.

1 Samuel 7:9  Y Samuel tomó un cordero de leche y lo sacrificó entero en holocausto a Jehová;

 y clamó Samuel a Jehová por Israel, y Jehová le oyó.

En este texto bíblico, encontramos otra cristología, porque el cordero que sacrifica Samuel tipifica a Cristo, su obediencia perfecta, su victoria

Y es en Cristo, que ahora somos escuchados por el Padre; es en sus méritos, en su justicia, que podemos presentarnos delante de Dios con nuestro clamor

Pero con nuestro clamor, también Dios demanda de cada uno de nosotros una consagración.

Romanos 12:1  Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios,

que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional

No olvidemos que ya hemos sido favorecidos por la misericordia de Dios, ya somos salvos de la condenación eterna, ya degustamos la bondad de Dios

Así que ahora, consagremos nuestra vida a Dios, nuestro Señor y Salvador, dediquemos toda nuestra vida a servirle y a hacer todo lo que a Él le agrada

Porque es de esa manera que levantamos una verdadera adoración a Dios, es de esa manera como le damos gloria a su Nombre

  1. Ebenezer: Dios da la victoria a su pueblo.

Cuando el pueblo ya ha hecho lo que a Dios le agrada, reconociendo su pecado, arrepintiéndose y volviéndose a Dios en una vida de santidad,

¡Es entonces cuando viene la victoria¡

1 Samuel 7:10-11  Y aconteció que mientras Samuel sacrificaba el holocausto, los filisteos llegaron para pelear con los hijos de Israel.

Más Jehová tronó aquel día con gran estruendo sobre los filisteos, y los atemorizó, y fueron vencidos delante de Israel.

Y saliendo los hijos de Israel de Mizpa, siguieron a los filisteos, hiriéndolos hasta abajo de Bet-car.

Israel había vivido muchos años en situaciones de fracaso y frustración, por no hacer la voluntad de Dios

Pero cuando se arrepiente, reconociendo su iniquidad, y se vuelve a la comunión con Dios, es allí donde puede experimentar la victoria

Y así como Israel siguió a los filisteos y les dio muerte, así todo creyente debe hacerle frente a su pecado hasta darle muerte, saliendo de la sensación de fracaso

Pero únicamente cuando acudimos a lo que el Señor ya ha hecho por nosotros, es que podemos borrar los recuerdos desagradables del pasado.

Y comenzar a vivir en esa victoria del día a día, tal como Pablo nos lo señaló cuando escribió:

Filipenses 3:13-14 Olvidando ciertamente lo que queda atrás…

prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús

  1. Dios es el que nos da la victoria “Ebenezer”

No debemos ni podemos olvidar todo lo que Dios ha hecho en nuestra vida, cómo el Señor nos ha sacado del hoyo cenagoso

1 Samuel 7:12-13  Tomó luego Samuel una piedra y la puso entre Mizpa y Sen, y le puso por nombre Eben-ezer,[a] diciendo:

Hasta aquí nos ayudó Jehová.

Así fueron sometidos los filisteos, y no volvieron más a entrar en el territorio de Israel;

 y la mano de Jehová estuvo contra los filisteos todos los días de Samuel.

Samuel quería que el pueblo nunca olvidara lo que Dios había hecho por ellos, que no olvidaran la fidelidad de Dios con su pueblo,

De manera que, cada vez que la iglesia vea hacia atrás o ponga sus ojos en su situación presente, o piense en el acontecer futuro,

Ebenezer: el Señor no ha dejado de ayudarnos

Que la iglesia pueda ver a Cristo, que Él es su ayudador, y que podamos, en la gracia divina, hacer lo bueno, lo que es agradable a los ojos de nuestro buen Dios.

Y sin olvidar, que si hacemos lo malo, en el infinito amor de Dios, vendrá la gloriosa disciplina divina, que hará nuestro corazón, volver al camino.

Conclusión.

Ebenezer ¡El Señor no ha dejado de ayudarnos¡ y lo ha hecho todo el tiempo, y lo seguirá haciendo en el futuro,

De manera que sería muy útil, para la iglesia nuestra, levantar nuestra propia “piedra de ayuda” y dedicar algún tiempo, a recordar lo que Dios ha hecho por nosotros,

Y agradecer la bondad divina, dando una verdadera adoración, con una vida de arrepentimiento genuino y santidad

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

[1] Cómo Beneficiarse de la Palabra, A. W. Pink