La obra de Dios en sus hijos


La obra de Dios en sus hijos  es la médula sobre la cual se levantan todas las cosas. Ha sido con el poder de Su Palabra que todo se ha creado, y todo por Su gracia. Todo cuanto somos y todo cuanto existe es la obra de Él. Veamos que dicen las Escrituras:

Efesios 4:22-24  “En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre que está viciado conforme a los deseos engañosos,  y renovaos en el espíritu de vuestra mente,  y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios  en la justicia y santidad de la verdad.”

Éfeso, al igual que muchos de nosotros, tenían dificultades con el entendimiento de una gran realidad que responde a esta pregunta: ¿para qué estamos en esta vida?,

Y al responderla nos damos cuenta que el éxito en nuestra vida está en el cumplimiento del plan de Dios para la vida de nosotros,

Y no en la búsqueda desesperada de hacer  que se cumpla nuestro programa, nuestro plan, nuestras propias metas, como si el mundo hubiese sido creado para nosotros, y nosotros fuésemos el centro de todo.

Es importante entonces que conozcamos la Visión cristiana del éxito:

  • Para ver la obra de Dios en sus hijos debemos partir del Programa de redención Dios:

Desde aquí comprendemos que Dios lo tiene reservado para sus elegidos, han de ser redimidos aquellos que de antemano Dios Padre entrega al Hijo.

Esta Verdad tiene implicaciones prácticas en nosotros pues implica cambiar de vida, cambiar de ruta, cambiarnos los lentes con los que vemos el mundo y nos vemos a nosotros mismos. Vamos enfrentando los retos de la vida justamente al experimentar esos cambios.

Esto significa que dichos cambios son genuinos, y aunque se ven externamente, surgen en nuestro interior, en nuestro corazón, y esto solo es posible por la obra de Dios. Es un cambio sobrenatural que solo Él lo puede producir y que no deja de lado nuestra responsabilidad personal.

  • La obra de Dios en sus hijos se ve según ha sido nuestra participación en el mundo caído:

El Viejo hombre, el cual no ha sido regenerado está sujeto al sistema antiguo de la vida que llevábamos y que influirá, cada vez menos, en nuestra nueva vida con Cristo, esto significa que mis planes personales serán confrontados con los planes de Dios,

Que me mantendré luchando por realizar mi voluntad hasta comprender con más claridad la Voluntad del que me llamó. Poco a poco iremos comprendiendo que el plan de Dios no se estaba cumpliendo en mí vida,

Ese incumplimiento del plan de Dios es objeto de dolor y sufrimiento, de insatisfacción y un sin sentido que nos hace comprender que la gloria al Nombre de Dios debe anteponerse a mi propia gloria personal.

Desde la caída el hombre en su estado sin Dios se ocupa solamente de su propia agenda en la que Dios ya no está presente en sus planes

Lo anterior significa que el hombre decide vivir en independencia de Dios, pero eso le acarrea graves consecuencias: el pecado va en aumento gobernando su vida,

Por consiguiente la destrucción que este acarrea se hará evidente en su realización personal, en sus familias y en la improductividad de la obra de sus manos ¡nada de lo que hace prosperara¡

Entonces, es importante preguntarnos ¿En qué áreas de nuestra vida, personal, familiar, laboral y ministerial, está involucrada la obra de Dios?

Esta en todo!! Es importante protegernos de pensar que hemos cambiado y que somos perfeccionados por medio de las emociones que experimentamos en nuestros encuentros personales con Dios.

La perfección de los santos se hace vía educación, vía preparación de los santos para la obra. Así como nos preparamos profesionalmente para servirle al hombre con perfección, de igual manera debemos prepararnos para servirle a Dios con excelencia,

Pues no es cosa pequeña la que Él ha depositado en nuestras manos. Ha puesto en nuestras manos capacidades, habilidades, dones y talentos; inteligencia, creatividad, recursos materiales y humanos, en los cuales debemos manifestar Su sello.

  • ¿Qué características tiene la Obra de Dios en sus hijos?

Para poder evidenciar la obra de Dios en nuestras vidas, el cambio que conlleva el ser cristianos implica 3  grandes características:

1. La Obra de Dios en sus hijos implica: Renuncia:

Dejar atrás, resignarnos a algo, dejar atrás las demandas e influencias del mundo, sino, no hay contraste entre lo pasado y lo presente

Efesios 4:22 En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos,”

Esto no puede pedírsele al pecador, que deje el pecado,  el no puede si Cristo no está en su corazón. No puede despojarse de manera antigua de vivir pues no la concibe como mala, ni puede encontrar una mejor manera de vivir.

Mateo 16:24  Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.»

Esto significa, Renunciar a las imaginaciones y deseos pecaminosos, negarnos a nosotros mismos en nuestra naturaleza caída para poder ver a los demás, para poder ver a Dios, para poder la destrucción del pecado.

Debemos llegar a la conclusión que es nuestra condición caída la que nos separa de Cristo, que el pecado me impide acercarme a Él, buscarle y obedecerle.

Es una urgente necesidad alejarme de mi condición caída, de mi pecado y así poder  evaluar si hay cambios genuinos en mi vida, ¿Realmente he renunciado, me he apartado?

2. La obra de Dios en sus hijos Implica Renovación

Efesios 4:23 y renovaos en el espíritu de vuestra mente,

Llamados al estado original de comunión con Dios implica tener los pensamientos de Dios, deleitarnos en Su presencia, poder comunicarnos con Él, alabarle, agradecerle, glorificarle en todo lo que hagamos.

Esto demanda reconocer el estado caído y el estado actual para entrar en un proceso de renovación creciente, que solo es posible cuando Cristo habita en nosotros,

¿Como se evidencia La Obra de Dios en la vida de sus hijos?

Cuando el cristiano ya no se siente cómodo viviendo en medio de este mundo, cuando comienza a sentir que el pecado lo ofende y quiere ser diferente.

Romanos 12:2  “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis (distinguir) cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.”

Debemos discernir entonces, lo que debe evitarse y lo que debe hacerse

  • La inmoralidad del mundo:

Todo es bueno si te produce placer, no importa nadie sino tu propio bienestar, no existen reglar ni normas, eres libre de hacer lo que te plazca.

  • La forma de vestir del mundo:

Si eres mujer, verte hermosa, sexi, sensual, atraer las miradas. Si eres hombre, verte cada vez más femenino al estilo “metrosexual” como lo impone Hollywood

  • El lenguaje vulgar del mundo:

Palabras obscenas, groseras, de doble sentido.

  • Los pasatiempos del mundo.

No trabajo, no familia, no  iglesia, solo el placer personal y libertino.

  • Las malas compañías:

Las que impulsan y promueven la perversidad del alma.

  • Los malos hábitos:

Tabaco, alcohol, drogas, promiscuidad sexual, rebelión a los padres, irresponsabilidad, etc.

 La razón principal por la que Pablo advierte en contra de dejar que uno sea moldeado según el criterio de este tiempo malo es que el interés principal del hombre nunca debe ser vivir sólo para sí mismo, con estilos de vida egocéntricos, que solo traen dolor, soledad, ansiedad y vulnerabilidad a nuestra vida.

El hombre debe hacer todo para la gloria de Dios (1 Corintios 10:31). Cuando glorificamos a Dios nos oponemos al pecado, y al oponernos al pecado nos oponemos a la muerte y destrucción.

La segunda razón de esta advertencia de Pablo es: que si cedemos constantemente a la tentación de ser moldeados según el criterio de “este mundo (malo)” (1 Corintios 2:6,8; Gálatas 1:4)

Terminaremos en amarga desilusión; nos dejaremos atrapar por un espejismo que nos conducirá a una pozo sin fin; habrá un deleite, pero temporal, luego vendrá la soledad, la desilusión, la ansiedad, la depresión, la falta de deseo de vivir, los sentimientos de odio y venganza ¡vendrá la muerte!

Es que: “La apariencia de este mundo se está pasando a una realidad muy dura” (1 Colosenses. 7:31). Tendremos que pagar la factura de vivir para nuestra gloria!!

1 Juan 2:17  “Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.

Al Ver la Obra de Dios en nuestra vida ¿Qué es lo que debemos hacer?

Romanos 12:2 “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis (distinguir, experimentar) cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. (Y cual no es la voluntad de Dios)

Dejaos transformar por la renovación de vuestra mente”. Nótese el contraste: no moldeados… sino transformados. Pablo no dice: “sustituyan una forma exterior por otra”.

2 Corintios 3:18  “Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.”

Filipenses 2:12-13  “Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor,  

Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.”

Es una reforma constante, es un cambiar de estado continuamente, la obra de Dios es más que bendición temporal y pasajera, es la voluntad de Dios, eterna e invariable,

“Por qué a menos que pase esto, no podrá entenderse la voluntad de Dios” sino renovamos la mente no podremos entender la voluntad de Dios; necesitamos un corazón nuevo, una mente nueva para poder acercarnos a Dios.

La fe es razonada, es un proceso intelectual, no es transformación de sentimientos, es transformación de entendimiento, Pablo termina diciendo para que comprobéis! Es decir, para que vivas y te deleites!  pero para ello tiene que haber transformación del conocimiento.

Cualquiera que quiera entrar en el Reino deDios, tiene que renacer totalmente, pues todos estamos completamente alejados de la justicia de Dios en nuestro corazón y en nuestro entendimiento.

El mundo aplaude y se envanece con sus propias invenciones; pero Pablo afirma que nada agrada a Dios, sino se hace  lo que Él ordena.

El mundo para encontrar la perfección del hombre se aparta de la Palabra de Dios y corre tras nuevas fantasías; pero  Pablo, al establecer en la voluntad de Dios toda perfección, demuestra que cualquiera que traspasa esos límites se equivoca y se pierde a sí mismo..

3. La Obra de Dios en sus hijos implica: Una Responsabilidad

 La tercera característica de este cambio genuino es la Responsabilidad: significa que para estar listo para sembrar en el los valores del reino de Dios, es preciso cumplir con los requisitos que establece Pablo en:   

Efesios 4: 24 “y vestíos del nuevo hombre  creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.”

 (NVI)  y ponerse el ropaje de la nueva naturaleza, creada a imagen de Dios, en verdadera justicia y santidad.

Vestido: La naturaleza de Cristo es el nuevo vestido, y no puede quitársela para decir que después me la pongo, los valores del reino vrs los valores del mundo, es un proceso de perfeccionamiento de los santos.

Las obras confirman lo que se dice,  si soy cristiano mis obra son cristianas. Las obras del cristiano hablan de su vida de piedad.

Así alumbre vuestra luz delante de los hombresLa obra de Dios en la vida de sus hijos, no puede menos que definirse como un cambio radical en nuestras vidas que conlleva una Renuncia,

Una Renovación y una Responsabilidad personal, que tiene como finalidad principal y única, la gloria de Dios, donde mi “Yo” solo es  un beneficiario de la Gracia Divina.

Con un poco de agonía podemos preguntarnos ¿Dónde comienzo?

Para ello preguntémonos ¿Dónde estoy yo ahora?

El incrédulo, el que aparenta el cristianismo, comenzara arreglando lo de fuera, su apariencia de piedad, pero el verdadero cristiano comenzara justo en el lugar donde los cambios son permanentes y reales: de adentro hacia afuera,

Del corazón hacia su mente, desde la actitud del corazón hacia la acción, y entonces ¡testificará lo interno¡ dando el verdadero testimonio.

¿Cómo lo hago?

Llevando todo pensamiento cautivo a la obediencia a Cristo!

2 Corintios 10:5 “Derribando (destruyendo, indica estar en guerra) argumentos (Fortalezas, falsas doctrinas, sabiduría humana) y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo, (para que obedezca a Cristo)”

Esto significa estar constantemente luchando con nosotros mismos, contra el pecado que nos asedia, pidiéndole a Dios discernimiento para identificar las mentiras que se nos predican en el Nombre del Señor, y luchando contra toda filosofía que pone al hombre en el centro del universo.

También, es importante tener los pensamientos adecuados:

Filipenses  4:8  “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.

¿Qué debemos practicar?

Practiquemos la constante lectura de la Palabra de Dios, esto nos permite avivar nuestros pensamientos según Su palabra y según Su voluntad. Vamos descubriendo los propósitos de Dios para nuestra vida de una manera que no lo esperamos.

Aprendamos a estar tranquilos, a tener fe y esperanza, esa esperanza gloriosa que cada vez nos pareceremos más a Cristo, seremos más como Él e iremos menguando en nuestro “Yo” egocéntrico, voluntarioso y destructivo.

Filipenses 1:6  “estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo”

La buena obra: es la obra de Dios, y la perfeccionara hasta el día de Cristo. El día en que Él venga nuevamente a traer a “otro Cristo” en nosotros.

¡Dios planeo la vida de la iglesia para la gloria de Él.¡

 

Fuentes consultadas.

Biblia RVA60.