¿Qué Propósito Tiene Mi Vida? Cuando no tenemos a Cristo en el corazón o somos muy tiernos en la fe, pensamos que la vida no tiene sentido, ni propósito. Y nos encontramos viviendo por vivir, haciendo por hacer, y vemos y no entendemos.

Y cuando nos hablan de Santificación, retrocedemos, fruncimos el ceño y posiblemente nos lancemos una tremenda carcajada, pues pensamos que la Santidad es sinónimo de “aburrido”, “sin vida”, “anticuado”, que  “no aplica”, que significa dejar de vivir.

Pero olvidamos que fuimos diseñados a imagen de Dios, que fuimos creados por Él y para Él, y que, cuando Él nos alcanza, solo somos “barro en sus manos”.

Debemos saber que la vida sin Dios, es una vida sin propósito ni meta, es una vida que no tiene rumbo ni dirección, que es una vida centrada en un círculo tan pequeño llamado “Yo” que nos impide ser y hacer.

Teniendo presente, que el hombre sin Dios está vacío, esta deformado por el pecado, está incapacitado, cegado, con su mente entenebrecida, sin entendimiento ni sabiduría, y que todo cuanto hace le destruye a sí mismo, a su prójimo y el fruto de sus manos.

Así que hoy aprenderemos a discernir, según la Palabra de Dios, cuál es el propósito con el cual fuimos creados, y cuál ha de ser la meta que hemos de seguir, para sentirnos satisfechos con la vida y cercanos a nuestro Creador.

Prosigamos a la meta: Nuestra santificación.

La meta del cristiano: la santidad; el propósito: la gloria de Dios.

Según el Catecismo menor de Westminster, establecido con el propósito único de dar respuesta a las preguntas fundamentales del cristiano y cimentarla en una sana doctrina; en la pregunta uno, dice lo siguiente:

  1. ¿Cuál es el fin principal del hombre?

El fin principal del hombre es el de glorificar a Dios, y gozar de él para siempre.

(Romanos 11:36; I Corintios 10:31; Salmo 73:25,26.)

Nos podemos preguntar ¿En qué consiste la Santificación? Y para responder, nada mejor que echar mano de la definición bíblica. El segundo rey de Israel, el rey Salomón, describe la santificación de la siguiente manera:

Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto(Proverbios 4:18)

Debemos comprender, que la Santificación tiene tres aspectos que debemos considerar:

  • Tiene un carácter Es decir que nuestra santidad comienza desde el momento mismo en que somos llamados por el Señor, pues desde allí somos “apartados” para Él.
  • Tiene un aspecto Práctico. En la medida que avanzamos en la vida cristiana, nuestra Santidad se irá haciendo Progresiva, pues nuestra menta será imitar a Cristo como modelo perfecto de santidad.
  • Nuestra Santidad será Plena cuando finalmente, estemos juntamente con Cristo

Nuestra Santificación y Nuestro Pasado

Filipenses 3:4-7  Aunque yo tengo también de qué confiar en la carne. Si alguno piensa que tiene de qué confiar en la carne, yo más:

Circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín,(A) hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo;(B)

En cuanto a celo, perseguidor de la iglesia;(C) en cuanto a la justicia que es en la ley, irreprensible.

Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo.

Al igual que Pablo, muchos de nosotros estamos llenos de logros, títulos, méritos, capacidades bien desarrolladas, mucha inteligencia y reconocimiento del mundo. Más aun, todo ello no nos produce felicidad.

Por el contrario, todos esos logros y virtudes, nos van convirtiendo en seres despreciables, como dice el apóstol “perseguidores de la iglesia”. Nos llenan de arrogancia, prepotencia, soberbia, autosuficiencia, insensibilidad y menosprecio.

Pero glorioso es nuestro Señor, que en su infinito amor y sabiduría, nos escogió desde antes de la fundación del mundo, nos atrajo con lazos de amor, transforma nuestra mente y corazón, y nos lleva a ver las cosas con nuevos ojos, tal como lo dice Pablo:

Filipenses 3:8-11  Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo,

Y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe;

A fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte,

Si en alguna manera llegase a la resurrección de entre los muertos.

Cuando llegamos a este reconocimiento, comenzamos a abrazar la santidad, convirtiéndolo en nuestro camino seguro para acercarnos al Padre, por medio de Jesucristo.

Antes de conocer a Cristo, el pecado nos tiene ciegos, incapacitados para ver la grandeza de la santidad de Dios en nosotros. No podemos apreciar las bondades de la santificación para una vida diferente que nos dé propósito y sentido.

Será, solamente a través de nuestra fe en Jesucristo, que comprenderemos la destrucción del pecado y la perfección de vida por medio de la santificación, que nos impide destruir con nuestras propias manos los que amamos y anhelamos.

La Santificación en nuestro presente.

Filipenses 3:12-16 No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús.

Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante,

Prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.

 Así que, todos los que somos perfectos, esto mismo sintamos; y si otra cosa sentís, esto también os lo revelará Dios.

Pero en aquello a que hemos llegado, sigamos una misma regla, sintamos una misma cosa.

Pablo dice, “pero una cosa hago… ” (v.13) y es poner su mirada hacia delante, dejando todo lo que logro atrás. No es fácil dejar en el olvido un pasado de dolor, pero tampoco lo es, dejar un pasado de éxito y muchos logros.

Pero en esa acción, Pablo se propone cambiar su perspectiva de todas las cosas. Se propone ver las cosas desde la perspectiva de Dios. Ver con los ojos de Dios, para poder determinar lo que realmente es importante en la vida.

Y es en esta acción donde los creyentes logramos avanzar y dar sentido y propósito a nuestras vidas. El hombre sin Dios es controlado por su pasado porque vive ahora y para siempre con las consecuencias de sus acciones, palabras, y pensamientos.

Pero el creyente cristiano es motivado por su futuro, sabiendo que a pesar de sus manchas del pasado y del sufrimiento del presente, en Cristo recibiremos la corona de gloria en la vida eterna prometida. ¡Promesa gloriosa¡¡ que solo los hijos de Dios podemos gozar.

La realidad es que no podemos cambiar el pasado, pero sí podemos cambiar el significado y el impacto de ese pasado en nuestra vida presente. Pablo sabía eso y lo presenta en estos versículos.

“Pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, Prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.” Filipenses 3:13-14

La clave está en Prosigo[1], en no dejar de perseguir la causa de Cristo, en tener nuestros ojos puestos en Él, y saber que es nuestra meta. Centrar nuestra mente y corazón en llegar a Él y aferrarnos a su promesa de vida eterna.

La Santificación y nuestro futuro

Cuando ponemos nuestros ojos en el futuro, debemos poder encontrar esos elementos prácticos que nos hacen posible, viable y fructífero, lograr la santificación

  • Siguiendo el ejemplo de otros, es una forma muy práctica para encontrar el camino seguro a la santidad

Filipenses 3:17  Hermanos, sed imitadores de mí,(D) y mirad a los que así se conducen según el ejemplo que tenéis en nosotros.

Pablo hace una invitación a los creyentes de Filipos, para que le imiten a él, y a todos aquellos que se conducen según el ejemplo de Cristo.

Tener modelos de hombres y mujeres que han caminado con rectitud delante del Señor, de pronto pareciera que no se encuentran. Sin embargo, siempre habrá alguien que nos inspire a aprender de sus experiencias pasadas.

  • Evitando los enemigos

Filipenses  3:18-19  Porque por ahí andan muchos, de los cuales os dije muchas veces, y aun ahora lo digo llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo;

El fin de los cuales será perdición, cuyo dios es el vientre, y cuya gloria es su vergüenza; que sólo piensan en lo terrenal.

Debemos aprender a evitar aquellas personas que no tienen interés en conocer la Verdad del Evangelio, que sus ojos están puestos en los beneficios temporales de esta tierra, y que pretenden desanimarnos en nuestro caminar cristiano.

Teniendo el cuidado de no considerar enemigo a todo aquel que no conoce del Señor, pues a estos hemos sido enviados. Es a estos a quienes debemos predicarles las buenas nuevas de salvación, y es a ellos a quienes debemos llegar.

Pero si considerar enemigo a todo aquel que blasfema de la cruz, a todo aquel que busca apartarnos e influirnos con los placeres del mundo, alejándonos de nuestro propósito de caminar en santidad para agradar solo a Dios.

  • Aferrarse a su ciudadanía

Filipenses 3:20-21  Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;

El cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.

Jamás olvidemos que estamos en este mundo pero que no pertenecemos a él, no somos de este mundo, pertenecemos al reino de los cielos, tenemos una ciudadanía divina. Aquí solo somos peregrinos, estamos de paso y solo por un corto tiempo.

Nuestra estadía en esta tierra es para perfeccionarnos a la imagen de Jesucristo, siendo cada vez más parecidos a Él, hasta que lleguemos a su gloriosa presencia, donde seremos transformados “en semejanza al cuerpo de la gloria suya”

La meta: La Santidad plena

Hebreos 12:2  puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.

Nuestro modelo por excelencia es Jesucristo, quien nos dejo testimonio de vida, durante todo su peregrinaje entre nosotros. Fue tentado en todo, pero sin pecado. Vivió situaciones de dolor y aflicción, pero no aparto sus ojos de la meta: la cruz.

De igual forma nosotros, hemos de vivir dificultades, aflicciones, angustia, tribulación, persecución, traición, menosprecio, etc. Pero nada de eso nos ha de apartar de nuestra meta: la santificación. Llegar a ser como nuestro Señor.

Para ello, debemos aprender a desarrollar ciertas actitudes que nos permitan mantenernos firmes:

  • Aprenderemos a tener contentamiento en cualquier situación que vivamos

Filipenses 4:11-13  No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación.

Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad.

 Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.

Pablo está diciendo que se siente auto-contento, independiente de sus circunstancias que este viviendo, sean de abundancia o de escasez, de una mesa repleta a una alacena vacía, de un cuerpo fortalecido a un estado debilitado.

No importa lo que viva!! Él ha aprendido a contentarse sin importar cuál sea el ambiente particular que lo rodea. No permitirá que sus circunstancias lo controlen, sino que Dios controle las circunstancias, sean lo que sean.

Ese es el punto, quien nos debe controlar siempre ha de ser Dios por medio de su Santo Espíritu. Que no nos controlen nuestras emociones, nuestros pensamientos fatídicos, nuestro entorno emproblemado.

De allí debemos aprender que, en esencia, cualquiera que sea la situación que vivamos, siempre tendremos peligro. Si es una condición de abundancia lo más seguro es que nos tornaremos auto suficientes, y probablemente pensemos “Dios no te necesito”.

Y si vivimos una situación de  escases, si bien es cierto que esto nos favorece en la búsqueda de Dios, pero también existe la posibilidad de blasfemar contra Él, de llenarse de resentimiento, de amargura, de insatisfacción en la vida cristiana, creyendo que Dios no nos ama.

Así que, desarrollemos una actitud de enfrentar las situaciones en completa dependencia del Señor, donde sea Él quien nos controle y dirija. Que las circunstancias no nos lleven a perder el gozo de su salvación.

Que las circunstancias, buenas o difíciles, no nos lleven a abandonar nuestra meta: santificarnos para Dios, vivir para agradarle a Él, llegar un día a ser como nuestro Señor Jesús.

  • Cuidado con los caminos que parecen fáciles.

Esos caminos que de pronto parecen más rectos, más rápidos. Esos caminos que se sostienen en nuestra autoconfianza, donde pareciera que podemos seguir solos, sin Dios. Tengamos cuidado pues hay caminos que al hombre le parecen de bien pero su fin es muerte.

Proverbios 14:12  Hay camino que al hombre le parece derecho;  Pero su fin es camino de muerte.(A)

Hay [2] «camino que al hombre le parece derecho» parece ofrecer muchas opciones y demanda pocos sacrificios. Sin embargo, cuando nos encontramos con elecciones fáciles, deberíamos aprender a  echarles una segunda mirada.

¿Acaso es atractiva esta solución porque me permite ser perezoso? ¿Porque no me obliga a cambiar mi estilo de vida? ¿Porque no tiene límites morales? ¿Por qué me parece más ventajoso caminar por aquí?

La buena opción a menudo requiere trabajo arduo y sacrificio. No se deje seducir por aparentes atajos que parecen buenos, pero que al final conducen a la muerte”.[3]

Por eso necesitas la Palabra de Dios, solo con ella podrás discernir el buen camino, como lo dice el Salmos 119:105 “Lámpara es a mis pies tu palabra,  Y lumbrera a mi camino”.

Qué hacer cuando sentimos desfallecer.

Hebreos 4:14 Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión.

(Jer 2001*)  Teniendo, pues, un gran sumo sacerdote, que penetró los cielos – Jesús, el Hijo de Dios – mantengamos nuestra confesión de fe.

Por difícil que sea lo que estemos viviendo, no dejemos de creer, “mantengamos nuestra confesión de fe”. Sostengámonos sobre la base de lo que hemos creído. Recordemos que tenemos un Dios fiel, que cumple su Palabra.

Y no olvidemos que Él nos conoce y nos entiende:

Hebreos 4:15-16  Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.

Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.

En Él encontraremos toda la ayuda que necesitamos, esa ayuda que ningún ser humano nos podrá dar. Y no nos olvidemos que todo cuanto vivamos, por difícil que parezca, es leve y temporal.

Conclusión:

Todos los días esperemos su segunda venida. Todos los días vivámoslos como para Él. Y sepamos, que Él es galardonador de los que le buscan

2 Timoteo 4:8  Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.

Solo una vida santificada nos permitirá gozar de su presencia, aquí en la tierra y en la eternidad. Solo la santificación nos aleja del pecado que es destrucción y muerte, y solo con santidad le podremos ver a Él.

 

 

 

 

 

 

 

[1] La palabra “prosigo” (dιώκωdioko) que significa “perseguir o promover una causa

 

[2] Hay: yeshtal vez de una raíz que no se usa significa  sobresalir, o existir

Camino: dérekde H1869; camino (como pisado); figurativamente curso de la vida o modo de acción, a menudo adverbio:- asunto, calzada, camino, carrera, conducir, conducta, corredor, costumbre, curso, dar (al oriente), encrucijada, fornicar, jornada, lado, marchar, misión, oriental, proceder, rastro, rumbo, senda, vereda, vía, viaje.

Parece derecho: yashárde H3474; recto (literalmente o figurativamente):- bien, cómodo, convenio, derecho, hombre íntegro, Jaser, justo, parecer, razonable, rectamente, rectitud, recto.

[3] Comentario Diario Vivir, Proverbios 14:12, Esword