Un Llamado Divino A Lavarnos Y Limpiarnos Del Pecado.  Pero ¿Por qué hablaremos de pecado en un momento que nuestra alma está en crisis?

Porque vivimos en estos días una situación sin precedentes, al menos para nuestra generación,

Y en medio de esta crisis provocada por una pandemia que, aunque será temporal porque aun no es el fin, Dios  la utiliza para hablarnos

Por medio de esta crisis mundial, Dios puso un alto en el camino de la vida de todos, creyentes y no creyentes,

Un alto que nos ha de servir para meditar y discernir cuál es el llamado de Dios, qué es lo que Él nos está diciendo.

Dios está haciendo un llamado, tanto para la iglesia como también para el mundo, de forma que podamos volver nuestro corazón a Él,

Y unos, se volverán a Dios para perdón de pecados y salvación eterna,

Mientras que a la iglesia, que es el cuerpo de Cristo,  Dios nos llama para que evaluemos cómo ha sido nuestra relación con Él,

Y que por medio de la gracia divina, podamos saldar nuestras cuentas con Dios,

Este tiempo de tanta incertidumbre que estamos viviendo, es tiempo para hacer un balance de cuánto hemos respondido a la gracia y misericordia que se nos ha otorgado

Y según los resultados de esa evaluación, podamos enmendar la plana, que con la ayuda del Espíritu Santo podamos corregir lo deficiente.

  • El mensaje de Jesucristo:

Desde los días en que el Señor Jesucristo anduvo en esta tierra el mensaje que el  predicó era y sigue siendo el mismo

Mateo 4:17  Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos(J) se ha acercado.(K)

Dios, por medio de Jesucristo,  siempre nos hace un llamado al arrepentimiento con la promesa de la salvación eterna que solo es posible en Cristojesús,

Este llamado al arrepentimiento, es un llamado a retornar hacia Dios de quien el hombre fue separado por el pecado.

Viene a bien en estos momentos recordar la expresión en las palabras del Hijo Pródigo, «Me levantaré e iré a mi Padre». ¡Reaccionemos ante nuestra realidad humana¡

Esta enseñanza tratara de cómo atender al llamado de Dios a “lavarnos y limpiarnos” de una vida religiosa o de apariencia,

Cómo vivir enfocados en el ser más que en el parecer, porque a Dios le interesa formar buenos siervos que hagan las cosas de corazón y agradables a Dios.

Para escuchar esta enseñanza, usted puede visitar https://youtu.be/PNeZv3i0zuI

Si usted desea profundizar más sobre el llamado de Dios para la iglesia, en los tiempos finales, por favor visita !El Tiempo Del Fin¡

Texto de referencia.

Isaías 1:16-18  Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo;

aprended a hacer el bien; buscad el juicio, restituid al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda.

 Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos;

si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.

Vale aclarar, que el nombre “Isaías” significa “la salvación del Señor” recordándonos que el hombre No puede hacer nada para salvarse a sí mismo

De manera entonces, que si el hombre desea ser salvo, esto solo es posible por medio de la gracia divina.

Pero para que esa salvación sea por gracia, es necesario que el hombre sea convencido, por medio del Espíritu Santo, de su miseria espiritual

Y con este convencimiento, el Espíritu hace que todo hombre pueda volverse al Señor, reconociendo que solamente en Cristo Hay Salvación,

Pero para el creyente en Cristo, para el nacido de nuevo, volverse al Señor significa reconocer que hay vida abundante en Él

Y para que esa vida nueva y abundante sea alcanzada, se hace necesario, que el creyente viva en una estrecha comunión con Cristo y lleve una vida de obediencia a la Palabra

Un Llamado Divino a lavarnos y limpiarnos del pecado

El llamado que encontramos en esta porción Bíblica de Isaías es,  a salir de la religiosidad vana, de la falsa apariencia,

Un llamado a vivir un verdadero testimonio cristiano del corazón, guiado y ayudado por el Espíritu Santo, en base a la Verdad divina que es la Biblia.

  1. Un llamado divino a reconocer nuestra situación.

¿Cuál era la situación histórica que le toco ministrar a Isaías? ¿Cuál es la situación histórica que a nosotros nos ha tocado vivir?

Tristemente debemos reconocer que ambas situaciones históricas no son muy diferentes

Pues tanto en los tiempos de Isaías, como en los nuestros, el hombre vive en una abierta rebelión contra Dios.

Isaías 1:2  Oíd, cielos, y escucha tú, tierra; porque habla Jehová: Crié hijos, y los engrandecí, y ellos se rebelaron contra mí.

Dios pone al cielo y a la tierra como testigos de un juicio que está por emitir, y es un juicio contra su pueblo elegido:

¿Cuál es el llamado divino para la iglesia actual?

El Pueblo se olvidó que la prosperidad de la que disfrutaban, provenía de  Dios, que como un Padre bondadoso se las había dado,

El Señor expresa que Él “los crió y engrandeció”, pero que ellos, a cambio, se rebelaron contra Él,

  • ¿Qué es rebelión?

Tenemos que saber, que rebelión significa: No hacer lo que sé qué debo hacer, es hacer a un lado el conocimiento de Dios

La rebelión no es ignorancia, sino, es hacer lo que yo quiero en contra de la voluntad revelada de Dios.

Esa rebelión del pueblo, describe la rebeldía de los hombres contra toda autoridad legítima: hijos contra padres, ciudadanos contra el gobierno legal, ¡El Pueblo contra Dios¡

  1. Un llamado divino al discernimiento:

Históricamente el pueblo de Dios ha demostrado, carecer de discernimiento.

Isaías 1:3  El buey conoce a su dueño, y el asno el pesebre de su señor; Israel no entiende, mi pueblo no tiene conocimiento.

Dios está haciendo una comparación, entre el Pueblo de Dios y dos animalitos: un buey  y un asno,

Pero el Señor dice que, el buey conoce a su dueño y el asno sabe quién es el que lo cuida, dos grandes verdades para la Iglesia de hoy,

Cristo es nuestro dueño, fuimos comprados a precio de su bendita sangre derramada en una cruel muerte en la cruz del calvario,

Sabemos que nuestra vida le pertenece a Cristo, y que Él es el Buen pastor que nos cuida el alma y el cuerpo, la familia, y todo lo que tenemos

Pero ¡Israel no entiende¡ y al igual que ellos, la iglesia está perdiendo este conocimiento: “Dios es tu Dueño, Señor y Cuidador de tu vida”

  • Perdiendo el conocimiento de Dios

Al perder ese conocimiento, de saber que Cristo es nuestro dueño y que Él tiene cuidado de nosotros, entonces, como pueblo somos arrastrados al pecado.

Isaías 1:4  ¡Oh gente pecadora, pueblo cargado de maldad, generación de malignos, hijos depravados!

Dejaron a Jehová, provocaron a ira al Santo de Israel, se volvieron atrás.

Se volvieron atrás” significa que como pueblo despreciaron al Santo de Israel, expresaron un desprecio por  el Cristo de las Escrituras,

Volverse atrás es expresar un desprecio por la Palabra Escrita de Dios e ignorar su correcta interpretación según el contexto en que fue escrita

De modo, que con ese rechazo, cada día se hace más difícil saber, de entre todo el mundo, quién es y quien no es creyente. ¡Por momentos es difícil apreciar la diferencia¡

  • Cayendo en pecado:

Si nos volvemos atrás, alejándonos de Dios y su perfecta voluntad, entonces, irremediablemente, nos volvemos al mundo y al pecado

Y esa capacidad del hombre, de alejarse del bien de Dios, nos habla del estado de depravación en el que cayó el Pueblo.

Isaías 1:5-6  ¿Por qué querréis ser castigados aún? ¿Todavía os rebelaréis? Toda cabeza está enferma, y todo corazón doliente.

Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga; no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite.

Esas heridas provocadas por el pecado, llegan a ser una llaga podrida, imposible de sanar por medios humanos

Solo Cristo puede curar esas heridas ¿Cómo? Volviendo el corazón del hombre a Dios, volviéndolo  a la vida de piedad,

Solamente, el amor y el perdón de Cristo, pueden hacer un hombre nuevo, capaz de hacer lo que a Dios le agrada,

Solo la misericordia y la gracia divina pueden transformar al hombre para llevarle a hacer la voluntad divina y no la propia.

  1. Un llamado divino al arrepentimiento verdadero

Para que el pueblo comprenda cuan urgente es la necesidad del arrepentimiento, el Señor apela a la historia de Sodoma y Gomorra

Recordándonos que ambas ciudades representan un lugar de desastre, de destrucción del pecado, pero también nos hablan de la existencia de un Dios Santo y Justo.

Isaías 1:10  Príncipes de Sodoma, oíd la palabra de Jehová; escuchad la ley de nuestro Dios, pueblo de Gomorra.

Dios siempre será un Dios de juicio ante el pecado abominable de todas las épocas, tanto de ayer como de hoy

Los tiempos que hoy vivimos no son diferentes a los de Sodoma y Gomorra: homicidios, abortos, homosexualidad, idolatría y todo tipo de pecado

De manera que los juicios de Dios no se hacen esperar, y llegan de diferentes maneras: terremotos, maremotos, pandemias…

Un mensaje al arrepentimiento

Y todo esto solo es un adelanto de lo que viviremos en los últimos días¡! Si necesitamos arrepentirnos¡¡

  1. Un llamado divino y una denuncia.

Si, el Señor nos llama al arrepentimiento, pero también nos denuncia claramente nuestro pecado,

Es preciso que reconozcamos qué es lo que estamos haciendo mal, que tan lejos estamos de la perfecta Voluntad divina,

  • Un culto de apariencia,

Nuestras iglesias muchas veces parecen llenas y cargadas de solemnidad y adoración, pero todo eso, solo es un soborno a Dios, para tener la libertad de seguir pecando.

Isaías 1:11-13  ¿Para qué me sirve, dice Jehová, la multitud de vuestros sacrificios?

Hastiado estoy de holocaustos de carneros y de sebo de animales gordos; no quiero sangre de bueyes, ni de ovejas, ni de machos cabríos.

 ¿Quién demanda esto de vuestras manos, cuando venís a presentaros delante de mí para hollar mis atrios?

 No me traigáis más vana ofrenda;…

El verdadero culto Cristiano es un llamado a la adoración, está centrado en Dios al que adoramos, en su Palabra que nos dice cómo debemos adorarle,

Y en el templo que es el lugar de reunión, de comunión, de encuentro con Dios y su pueblo, congregándonos en obediencia a la convocatoria santa

Pero todo el culto a Dios, en los tiempos de Isaías, no era fruto de un pueblo con corazón agradecido, humillado y arrepentido

Sino, por el contrario, todo ese culto era fruto de un corazón vano, que en apariencia, parecía un gran avivamiento,

Pero en su esencia, en lo profundo del corazón del pueblo, había alejamiento, y lo más triste, es que el corazón del pueblo no estaba avivado sino lleno de pecado.

Una realidad muy similar a la que vive la iglesia de nuestros días, que vive de apariencia de santidad, pero con vidas vanas y apartadas de la piedad.

  • Oraciones vanas:

El pueblo de Dios, de estos tiempos, vivía en la vanidad de las oraciones personales, centradas en lo terrenal y perecedero

Y cuando el  Pueblo ora, centrado en sí mismo y no en Dios, entonces, sus oraciones No son escuchadas

Isaías 1:15  Cuando extendáis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos;

asimismo cuando multipliquéis la oración, yo no oiré; llenas están de sangre vuestras manos.

Cuando la Palabra dice, que las manos del pueblo están llenas de sangre no hace una referencia a la sangre de los sacrificios,

Sino, que esa mancha de sangre nos remite a una iglesia llena de falsedad, de religiosidad, con violencia inmoral, infiel al Señor

Una iglesia que ha olvidado en qué consiste adorar, quién es el centro de esa adoración, y por qué debe adorar.

Y ante esa realidad, tristemente, su oración No es escuchada por Dios

  1. Un llamado divino al lavamiento y la limpieza

Ante la realidad tan triste que vive la iglesia del Señor, es urgente una cura, que la misma Palabra nos da: ¡arrepentimiento genuino¡

Isaías 1:16  Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo;

Somos llamados a quitar de nuestro corazón toda iniquidad, todo aquello que nos aleja de Dios y su perfecta Voluntad

Y que, con ese alejamiento, toda iniquidad trae destrucción y muerte a la vida del hombre sin Dios,

Pero al creyente, ese alejamiento le trae dolor y sufrimiento, quebranto y tristeza, culpa y acusación que solo Cristo puede restaurar.

  • “Lavaos y limpiaos”

Es un llamado hermoso a que nos lavemos y limpiemos, aunque sabemos, que todos aquellos que ya hemos creído, estamos limpios de todo pecado que condena,

Siempre nos es necesario “lavarnos y limpiarnos los pies” que en nuestro caminar por este mundo caído, y ante el remanente de naturaleza caída que aún tenemos,

Siempre pecamos, por lo que nos es preciso arrepentirnos, con un corazón genuino, para que el Señor nos lave y no limpie

Así pues, el lavarnos y limpiarnos, simboliza pureza y santidad en nuestra relación y en el servicio a Dios

Y de la misma forma, que ante la pandemia que se vive, nadie entra a su casa si antes no se purifica o se sanitiza,

Limpiándonos completamente para evitar llevar el virus dentro de la casa y dañar a nuestros seres amados, porque todo virus es sinónimo de enfermedad, dolor y muerte,

Un llamado divino a limpiarnos

 

De igual forma, en lo espiritual, hay un llamado a limpiar el corazón, a santificar nuestra vida, nuestros pensamientos, nuestras acciones,

porque Dios es santo y demanda santidad de parte de nosotros, una demanda justa ya que nos ha dado todo lo necesario para la vida de piedad.

  • Medios de santificación:

Juan 17:17  Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.

Dios nos ha dado todos los recursos, los medios, para poder tener una vida de santidad, y uno de esos recursos, es su Palabra.

Es por medio de la Palabra de Dios, que nos deja bien expresa  Voluntad divina para nuestra vida, que nosotros podemos santificarnos:

Gracias al impacto de la Palabra en nuestra vida, que confronta el pecado, el creyente puede tener una conducta, un testimonio que lo diferencia del mundo

Y con el poder restaurador de la Escritura, del Evangelio, nos podemos apartar de aquellas formas de vida que deshonran a Dios

Teniendo el poder para reconocer y someternos al perfecto señorío de Cristo, formando nuestro carácter, cada vez más parecidos a Él.

Y teniendo la iluminación del Espíritu Santo, que nos redarguye de pecado y nos conduce a la Verdad¡

Tenemos todo lo que necesitamos para una vida de piedad, solo necesitamos disponernos

  • Arrepentimiento completo.

Isaías 1:16-17dejad de hacer lo malo;

aprended a hacer el bien; buscad el juicio, restituid al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda.

El Señor nos llama a que nos apartemos del mal, que dejemos todo hecho de maldad, y aprendamos hacer lo bueno

Y nos llama a aprender. Es decir ¡No sabemos hacer el bien¡ necesitamos aprender, y hay dos formas para lograr ese aprendizaje:

Aprendemos por la instrucción de la Palabra, a vivir bajo el temor de Dios, con oído atento y corazón dócil,

O aprendemos por los “aguijones” de la experiencia, como necios, que necesitamos el sufrimiento y el dolor para entender y aprender.

No seamos necios, no esperemos que llegue el sufrimiento a nuestra vida para cambiar y obedecer la sabia Palabra de Dios ¡No necesitemos aguijones dolorosos¡

  • Hacer justicia:

El llamado siempre es a ¡Aprender hacer el bien¡ y hacer justicia, entonces, la pregunta es ¿Qué es justicia?

La justicia es vivir en una correcta relación con Dios y con nuestro prójimo. La justicia se da cuando cumplimos con los dos grandes mandamientos:

“Amará al Señor tu Dios con todo tu ser, y a tu prójimo como a ti mismo”, si así hacemos, entonces podremos practicar justicia

Podremos ayudar al huérfano y a la viuda, restituir al pobre y agraviado, solidarizarnos con los que lloran y sufren, y movernos a compasión.

  1. Un llamado divino a ponernos a cuentas con Dios

No podemos negar el llamado divino para que la iglesia venga de nuevo a Dios, y podemos arreglar nuestras cuentas con Él.

Isaías 1:18  Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos;

si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.

El Señor nos llama a que nos volvamos a Él, y que lo hagamos pronto, que nos pongamos a cuentas con nuestras deudas al Señor

Esto significa, ponernos cara a cara con Dios ¿Cómo? Por medio del reconocimiento claro de nuestros pecados y un genuino arrepentimiento

Una vez hemos sido confrontados por la Palabra predicada, debemos movernos en la dirección correcta, la dirección que nos lleva de nuevo a Dios

¿Por qué? Porque en Cristo hay perdón, Él nos limpia de toda iniquidad, y nos permite vivir una vida nueva y transformada

  • Purificación de nuestro pecado:

La purificación de los pecados es presentada en el texto bíblico,  como un cambio de color: pasa de rojo a blanco.

Y nos refiere a la “grana y el carmesí” que son colores deslumbrantes, pero con una característica especial: son colores indelebles ¡No se puede borrar la mancha¡

Recordándonos la mancha del pecado, que nos conduce a muerte de manera irremediable, a menos que la gracia y misericordia divina, nos alcance

Solo Cristo, con su maravilloso e inmerecido perdón, nos puede librar de la condena del pecado,

Y en los creyentes, solo Cristo nos puede restaurar ante la caída del pecado que nos aleja de su agradable y perfecta Voluntad.

Un llamado divino a la iglesia actual

Conclusión:

La iglesia no debe olvidar que está en una cruenta batalla entre la vida y la muerte, entre el bien y el mal, pero que contamos con una maravillosa  promesa:

Isaías 1:19_20  Si quisiereis y oyereis, comeréis el bien de la tierra;

si no quisiereis y fuereis rebeldes, seréis consumidos a espada; porque la boca de Jehová lo ha dicho.

La promesa es que “si oyéremos hoy su voz” entonces “comeremos del bien de la tierra” , que sea el Espíritu Santo, que habita en nosotros, iluminándonos,

Y permitiéndonos inclinar nuestra vida para la gloria de Dios, llevando una vida de piedad que nos aleje de la religiosidad y la falsa adoración