El Don Inefable De Dios, el regalo inimaginable de Dios, difícil de expresar con palabras pero que es la razón por la cual debemos dar múltiples gracias Señor

Sobre todo cuando nos encontramos celebrando una acción de gracias por los muchos años que el Señor nos ha permitido servir como Iglesia en cada ciudad donde estemos establecidos,

Pero dar gracias solo por eso sería quedarnos muy cortitos, por eso Dios nos enseña en su Palabra que cada día hay que dar gracias al Señor por todo,

Por la salud, por los alimentos, por nuestra iglesia, por la familia, por cada oportunidad que llega a nuestra vida, por las fuerzas nuevas, la inteligencia, ¡Por todo¡

Sin embargo, por sobre todo eso, debemos dar gracias por nuestro Dios y sus tributos, por Quién es Él  ¡Por ser nuestro Dios¡

Y de manea especial, demos gracias por la redención que Él ha obrado  en cada uno de nosotros haciéndonos sus hijos.

Si usted desea profundizar más sobre la importancia de la gratitud, por favor visite ¿Por Qué Debemos Alabar Y Dar Gracias A Dios?

El don inefable de Dios

Para tener gratitud hacia el Señor necesitamos hacer memoria, hay que recordar sus maravillas hacia su pueblo, su favor constante sobre nuestra vida

Y ese recuerdo nos lleva indudablemente a la gratitud y la gratitud siempre está ligada al compromiso con Dios y su obra.

Entonces ¿Por qué debemos agradecer a Dios? ¿Por qué necesitamos dar gracias a Dios? y sobre todo ¿Por qué somos llamados a tener un corazón agradecido?

  1. El don inefable de Dios y el testimonio de Jesucristo

El Señor Jesús nos enseña con su ejemplo a dar gracias a Dios:

Lucas 22:19 Y tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo:

Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí.

Cuando el Señor instituyo la Santa Cena, comenzó con dar gracias a Dios ¿Por qué? Porque en ese momento se hace palpable ¡El mayor regalo de Dios para la iglesia¡

  • Gratitud por el sustento diario

Jesucristo nos enseña a dar gracias por cada respuesta recibida del Padre.

Juan 6:11 Y tomó Jesús aquellos panes, y habiendo dado gracias, los repartió entre los discípulos,

Y los discípulos entre los que estaban recostados; asimismo de los peces, cuanto querían.

Damos gracias por el pan de cada día, porque es la gracia del Señor el que multiplica nuestras alacenas, nos sostiene día a día con su providencia.

Pero también, debemos aprender a dar gracias a Dios por cada milagro, grande o pequeño, que nuestros ojos pueden presenciar

  • Gratitud por que somos escuchados

Juan 11:41 Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto.

Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído.

Aprendamos a dar gracias a Dios porque en su infinita e inmerecida misericordia, guarda nuestra vida en este peregrinaje

Y porque Él siempre nos escucha, tiene su oído atento a nuestro clamor y conoce nuestras necesidades

  • Gratitud por la fidelidad de la Palabra

Necesitamos ofrecer a Dios nuestra gratitud, porque Él siempre cumple su Palabra, sus promesas y sus advertencias.

Salmo 50:14 Sacrifica a Dios alabanza,  Y paga tus votos al Altísimo;

Hagamos de la acción de gracias un estilo de vida, una necesidad de nuestro corazón un constante recordar en nuestra memoria

Para no olvidar que toda bendición a nuestra vida, aún las pruebas que nos perfeccionan, solo provienen del amor infinito de Dios hacia cada uno de sus hijos.

  1. El don inefable de Dios demanda nuestra gratitud.

Lucas 17:13 y alzaron la voz, diciendo: ¡Jesús, Maestro, ¡ten misericordia de nosotros!

Para el corazón necesitado no es difícil alzar la voz en un clamor genuino que nos lleva a pedir correctamente

¿Qué pidieron los leprosos del relato bíblico? Ellos pidieron ¡Misericordia¡ porque era justamente eso lo que ellos necesitaban

Y fue eso lo que recibieron, porque fueron escuchados, y la gracia divina los alcanzo

  • El don inefable de Dios y la obediencia

Lucas 17:14 Cuando él los vio, les dijo:

Id, mostraos a los sacerdotes.(B) Y aconteció que mientras iban, fueron limpiados.

No hay duda que estos diez hombres fueron obedientes, hicieron conforme el Señor les mando

No podemos negar que hubo obediencia, que escucharon la voz del Señor y caminaron conforme la instrucción de la Palabra,

Entonces, estos hombres presentaron su petición delante del Señor, fueron escuchados y ellos hicieron conforme se les mando ¡Parece que todo está bien¡

  • El don inefable de Dios y la gratitud

Lucas 17:15-16 Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió, glorificando a Dios a gran voz,

Y se postró rostro en tierra a sus pies, dándole gracias; y éste era samaritano.

Podemos alegar que los diez leprosos hicieron como el Señor les mando, y que en ningún momento Él les dijo que volvieran a dar las gracias

Y que por tanto, los nueve que no volvieron no hay cometido falta alguna, sin embargo, el favor que recibieron ¡No fue pequeño¡

Porque la lepra era una enfermedad incurable, que llevaba al enfermo a ser desechado de toda comunidad y favor,

Recordándonos que así como esa lepra, así es el pecado del hombre, que nos destruye y nos mata, y que nadie puede curar

¡Solamente la misericordia de Dios¡ entonces, será que ese favor inmerecido, ese milagro indescriptible, es digno de ¿Mostrar gratitud?

Parece que este único hombre que volvió en gratitud, adoración, humillándose delante del Señor, postrándose a sus pies y glorificándole a gran voz ¡Así lo entendió¡

Y ¿En qué momento lo entendió? Justamente cuando el leproso vio ¡Que había sido sanado¡

Por tanto, cuando cada creyente ve que Dios, por medio de Cristo que es el don inefable, el regalo maravilloso de Dios ¡Nos ha librado del pecado¡

Nos ha librado de la ira de Dios, de la muerte eterna, de la condena que merecemos ¿Cómo es que no nos volveremos en gratitud a nuestro Señor?

  • El don inefable de Dios y la demanda de gratitud

Lucas 17:17-18 Respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están?

¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero?

¿Dónde están los otros nueve? Esa es la pregunta del Señor, lo que nos demuestra que Dios si exige gratitud en nuestro corazón

Eso nos recuerda que nunca debemos olvidar la persona de Dios y su obra en nosotros para que siempre haya una gratitud constante.

Sin importar que a nuestro juicio, la obra de Dios sea pequeña o grande o quizá no es la que esperábamos,

Pero necesitamos comprender que ¡Dios no se equivoca¡ que sus pensamientos siempre son más altos que los nuestros y que su obrar es perfecto, lleno de bendición

  • El don inefable de Dios y nuestra incapacidad

La biografía de todo creyente se envuelve en tres palabras, suficientes para comprender cuán agradecidos debemos estar con el indescriptible regalo de Dios:

Culpa:

La acusación constante que teníamos antes de que fuéramos salvados; una culpa que nos condenaba delante de Dios y nos hacia merecedores de muerte eterna

Gracia:

Lo que se necesitábamos cada uno de los creyentes para ser salvos, y que solo podía provenir de un Dios soberano y omnipotente

Gratitud:

Es la manera en que debemos vivir desde ese momento en que el Espíritu Santo abrió nuestro entendimiento y pudimos oír la voz de Dios

De modo que si no conocemos el perdón de Dios, entonces nuestra gratitud es hueca, no sabemos de lo que Dios lo ha salvado.

  1. El don inefable de Dios y nuestra gratitud por quien es Él,

Debemos tomar conciencia y caer de rodillas al dimensionar, aunque sea un poco, que Dios es ¡Nuestro Dios¡

2 Corintios 9:15 ¡Gracias a Dios por su don inefable!

Cuánto nos maravillamos cuando recordamos ese regalo que llego justo a tiempo, que nos sorprendió, que  suplió nuestra necesidad, que estuvo a la altura de nuestra expectativa

Confesar a Cristo

Ahora pensemos en el más grande, asombroso e incomparable regalo que nos hizo el ser más grande y maravilloso que existe,

Ese regalo indescriptible que nos hizo el Dios Creador de los cielos y la tierra, el Padre de misericordias que nos dio ¡A su amado Hijo Jesucristo en propiciación por nuestros pecados¡

  • ¿Cuál es el don inefable de Dios?

El Unigénito Hijo de Dios es el regalo más grande que Dios nos ha dado y por medio del cual trajo salvación y justificación al mundo

Juan 3:16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito,

Para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna.

Este regalo del Padre, para la iglesia, tiene dos hermosas connotaciones:

Es un regalo que está relacionado con el amor de Dios. tan grande ha sido el amor de Dios por su iglesia, que nos regalo a Su Hijo Unigénito, ¡Al amado del cielo¡

Y no solo eso, sino que este regalo también es relevante porque impacta nuestro destino eterno ¿Cómo?

Porque con el regalo de su Hijo, también nos dio la fe, para que ¡todo aquel que en Él cree tenga vida eterna¡

Y esta es una fe constante, que nunca deja de ser, porque aunque sea impactada ¡No se pierde¡ porque es sostenida por el poder de Dios

Es por todo ello, que ese hermoso regalo del Hijo, es un regalo ¡Inefable¡ indescriptible, tan glorioso que no se puede explicar con palabras humanas.

  • Implicaciones del Don inefable de Dios

Romanos 3:23-24 por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios,

Siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús,

Nadie podía darnos un regalo tan grande, con tanta trascendencia porque la salvación del hombre ¡No es obra humana¡

Porque nuestro pecado nos destituye de la gloria de Dios, nos aleja de su presencia, nos hace objetos de la Ira de Dios y nos lleva a condenación

Por tanto, necesitamos urgentemente ser limpiados de nuestro pecado, que sea quitada nuestra culpa

Y esto solamente era posible por medio de la obra redentora de Jesucristo, cuya justicia perfecta nos es imputada y nos hace aceptos delante de Dios

Por tanto, el don inefable de Dios implica la ¡Justificación¡ porque si Dios hiciera justicia ¡Nos tocaría muerte eterna a Todos¡¡

  • Gratitud por el perdón que se no ha otorgado por gracia.

Recordemos lo que cada uno de nosotros éramos  antes de venir a Cristo, para que así podamos entender la necesidad de expresar gratitud a Dios

Porque cuando traemos a memoria nuestro pecado, recordando cómo era antes de venir a Cristo, entonces podemos recordar el día cuando Él nos limpió.

Apocalipsis 1:5 y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. (C)

Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre,

Es hermoso cómo la Escritura define a nuestro Señor Jesucristo: testigo fiel, el primogénito de los muertos y el soberano de los reyes de la tierra.

Y con toda esa grandeza, procede a describir la obra de Cristo en nosotros: El que nos ama y nos libertó de nuestros pecados con su sangre,

El testigo fiel:

Jesucristo ha sido Fiel en la proclamación de la Palabra, fiel en cumplir la voluntad del Padre, fiel en su obra de redención, persevero hasta el fin.

Por tanto, en Cristo se puede confiar, Él nunca le ha fallado a ninguno de sus hijos porque Él es veraz, inmutable.

Primogénito entre los muertos:

Cristo victorioso que conquisto a la muerte, que en Su humillación caminó en este mundo y llego hasta la cruz ¡Pero resucitó¡ trayendo victoria segura a su iglesia

El soberano de los reyes de la tierra:

En su sacrificio y resurrección, el Padre le exaltó a lo sumo y se le ha dado un Nombre ante el cual se dobla toda rodilla

¡Cómo no tener gratitud por la obra de Cristo¡ si nos amo y lavo del la cautividad del pecado y la muerte.

  1. El don inefable de Dios ¡Nos guarda de caer en apostasía¡

Judas 1:24 Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría,

Debemos dar múltiples gracias a Dios porque no permite que nos alejemos de Su Palabra cayendo en apostasía

Sino que más aún ¡Nos guarda hasta el final, llevándonos hasta la santificación completa para presentarnos delante del Padre ¡Sin mancha ni arruga¡

Y cuando esto suceda ¡Se habrán acabado nuestras luchas¡ lo que será motivo de gran alegría. Una alegría  como nunca hemos tenido en esta tierra.

Judas 1:25 al único y sabio Dios, nuestro Salvador,

Sea gloria y majestad, imperio y potencia, ahora y por todos los siglos. Amén.

Por tanto, tengamos gratitud al reconocer que somos hijos del Único, sabio y verdadero Dios

Y demos toda la gloria a Él por la grandeza, el poder y la autoridad con la que nuestro Señor Jesucristo nos salvó y nos hace perseverar hasta el final.

  • ¿Cómo nos preserva de la apostasía?

Cuando la gente se aparta de la Verdad de Dios y abraza enseñanzas falsas, caminando tras doctrinas fascinosas llenas de filosofías humanas,

Entonces la persona cae en apostasía, pero con la iglesia de Cristo, Dios hace dos cosas para impedir que nos apartemos:

Primero: nos preserva de la caída, y esta es una acción divina que está relacionada con el ahora, con el presente, ayudándonos a caminar en la Verdad santificadora de la Palabra

Y segundo, esa acción preservadora de Cristo hará que Él nos presente sin mancha delante del Padre, por lo que es una acción que tiene que ver con el futuro del creyente

De modo que en Cristo estamos guardados y nuestra santificación plena y total, está asegurada, razón por la cual debemos dar ¡Múltiples gracias a Dios¡

  1. El don inefable de Dios y el compromiso del creyente

1 Corintios 15:57 Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.

Como iglesia debemos tener la firme convicción que la victoria está asegurada, y no por nuestros medios, capacidades o inteligencia

Sino que esa victoria proviene de Cristo, en cuya resurrección tenemos la certeza, que nuestros enemigos han sido derrotados

Por tanto, levantemos acción de gracias al Señor, que no son simples palabras sino que esa gratitud se acompaña del compromiso con su obra.

  • Estemos firmes y constantes.

1 Corintios 15:58 Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre,

Sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.

El llamado que el Señor nos hace es ¡Mantenernos firmes, inconmovibles¡ progresando siempre en la obra del Señor, conscientes de que vuestro trabajo no es vano.

Y ¿De dónde obtenemos esa firmeza? De la convicción de encontrarnos bajo el señorío de un Cristo victorioso

¿Cuál es esta victoria? Que Jesús murió a causa de nuestros pecados y conquistó la muerte por nosotros resucitando del sepulcro.

Y es por medio de su muerte que nos liberó de la esclavitud del pecado y nos declaró justos delante de Dios.

Entonces, sobre la base de la resurrección y glorificación de Cristo, esperamos ser como Él, tanto en nuestro carácter como la seguridad de nuestra resurrección.

De modo que por la fe en Cristo, participamos de su victoria sobre Satanás, la muerte, el infierno y la tumba

Y en consecuencia, permanezcamos inmovibles, firmes y constantes en nuestra fe, perseverando en la expansión del reino de los cielos ¡Aquí en la tierra¡

Tengamos presente que la fe en la resurrección de Cristo, nos hace fuertes en la convicción.

Porque todas las cosas que dicen las Escrituras son verdaderas para nosotros, porque Cristo resucitó.[1]

Por tanto, sostengámonos firmes en nuestra fe, no desmayemos, no dudemos y no abandonemos nuestra gran comisión ¡Este es el compromiso¡

  1. El don inefable de Dios y la gratitud por nuestros hermanos en la fe.

1 Tesalonicenses 1:2-3 Damos siempre gracias a Dios por todos vosotros, haciendo memoria de vosotros en nuestras oraciones,

Acordándonos sin cesar delante del Dios y Padre nuestro de la obra de vuestra fe, del trabajo de vuestro amor

Y de vuestra constancia en la esperanza en nuestro Señor Jesucristo.

Tener el maravilloso e indescriptible regalo de la persona de Cristo en nuestro corazón, nos debe llevar a tener gratitud por nuestra familia espiritual

Reconociendo la obra, fruto de la fe, realizada por cada uno de nuestros hermanos creyentes

El don inefable de Dios, Maravilloso regalo

Sabiendo que la mayor obra que podemos realizar es la proclamación del Evangelio porque es una expresión de amor por todos aquellos que viven sin esperanza

Y sin olvidar que esta obra de amor siempre se acompaña de ¡Sufrimiento¡ que es mínimo comparado con la infinita obra de amor de nuestro Cristo.

  • El don inefable de Dios define nuestra tarea cristiana

Debemos estar agradecidos eternamente con el Padre, por ese regalo inimaginable de Cristo, cuyo amor nos rescato y nos dio vida nueva

Y si Cristo es el mayor testimonio de amor por los perdidos, cuanto más nosotros, los hijos de Dios, debemos imitar ese testimonio

Con una predicación constante de las buenas nuevas de salvación, lo que implica mucho esfuerzo y paciencia, que definitivamente son obra de la fe

Es decir, la obra de toda la familia espiritual, es una obra que emana de la fe, que se lleva a cabo por la fe, y que revela fe.

De manera que la fe de la iglesia, es la que le dice que esa es la tarea que Dios le ha encomendado, y que la está llevando a cabo por fidelidad a Dios.

Y si ese  trabajo se hace por amor a Dios, por gratitud a Jesucristo, entonces, ese es un trabajo que ¡No cansa nunca¡[2]

Por lo tanto, tengamos una actitud permanente, de dar gracias a Dios por la iglesia, por esa obra de amor y obediencia a nuestro Señor y Salvador.

Conclusión

El don inefable de Dios es nuestro Señor Jesucristo que es el mayor regalo jamás recibido por los hombres,

Y el mayor regalo que nuestro Padre Dios pudo darnos, porque es la expresión de su amor eterno por la iglesia

Entonces, jamás dejemos de dar múltiples gracias a Dios por habernos amado así, que es una expresión de amor superior a toda bendición material que hayamos podido tener

O cualquier otra respuesta de Dios a nuestras peticiones terrenales, porque Cristo es el regalo indescriptible de Dios para cada creyente.

¿Por qué? Porque solamente en Cristo somos librados de la ira de Dios y podremos gozar de ¡Vida eterna¡

 

 

[1]Toppe, C. A. (1998). 1 Corintios. (R. C. Ehlke, A. J. Panning, & G. J. Albrecht, Eds.) (p. 163). Milwaukee, WI: Editorial Northwestern.

[2] Walvoord, J. F., &Zuck, R. B. (1996). El conocimiento bíblico, un comentario expositivo: Nuevo Testamento, tomo 3: 1 Corintios-Filemón (p. 250). Puebla, México: Ediciones Las Américas, A.C.