Entre Oraciones Y Alabanzas Dios Nos Responde, y esa es una realidad que llena de fortaleza el corazón del creyente,

Porque vamos a la presencia del Señor con la seguridad de ser escuchados, de ser auxiliados, de ser restaurados para poder continuar

Y debemos comprender, que ante nuestras grandes angustias, podemos llegar al Señor, no solo en oración y suplica, sino también en alabanza

¿Por qué? Porque por medio de la alabanza reconocemos Quién es Dios para nosotros, vemos sus atributos, Su maravilloso Ser

Y así, entendemos que clamamos a un Dios lleno de misericordia, compasivo, todopoderoso, el Creador que interviene en la vida de sus criaturas,

Pero de manera especial, entendemos que nos presentamos delante de  Jehová de los ejércitos, el que nos ha redimido y nos da la victoria

Es por ello, que el corazón se llena de confianza, seguridad, firmeza, sabiendo que nuestro Dios, responderá y hará a favor nuestro ¡Siempre¡

Si usted desea profundizar un poco más sobre la vida de oración, por favor visite Cuando Ya No Hay Salida !Hay Un Recurso Llamado Oración¡

Entre Oraciones Y Alabanzas Dios Nos Responde

Los Salmos son hermosas inspiraciones de hombres de Dios que vivieron todo tipo de situaciones, tan parecidas a las nuestras, que nos es fácil identificarnos

Así, en los salmos encontramos oraciones, súplicas y lamentaciones colectivas que  nacen de la angustia vivida por sus autores

Y en esas oraciones aparecen demandas urgentes de socorro, de la intervención divina, de la manifestación del poder de Dios a favor restaurando la vida del creyente,

En ese sentido, cada Salmo parte de la premisa de que Dios en su misericordia contestará a lo que su pueblo pide de acuerdo a su voluntad;

Y es asa convicción la que hace que los salmos se conviertan en alabanzas a Dios por su misericordia, por su creación, su redención y su victoria contra los enemigos.

Texto de referencia.

Salmo 28:1   A ti clamaré, oh Jehová. Roca mía, no te desentiendas de mí,

Para que no sea yo, dejándome tú, Semejante a los que descienden al sepulcro.

El clamor del salmista es para que Dios no cierre sus oídos a tan grande súplica, porque solamente Dios es quien le puede proteger.

De tal suerte, que si Dios no respondiese, el salmista tiene la seguridad que ¡Morirá¡ que si Dios no fuese la “Roca mía”  él puede contarse entre los muertos.

Es así como, el hombre de Dios sabe, que si Él cierra sus oídos a nuestra voz, mejor sería dejar de luchar, darnos por vencidos y dar espacio a la muerte.

  1. Entre oraciones y alabanzas pedimos que Dios oiga y atienda nuestra suplica.

Este  verso del Salmo 28, tiene el carácter de una introducción suplicante, que destaca la urgencia de la intervención divina en favor del salmista en un momento angustioso de su vida.

Y así como el salmista, muchos de nosotros vivimos a diario, situaciones difíciles que nos oprimen, que nos consumen, muchas veces, situaciones de vida o muerte

Ya sea a causa de enfermedades terminales, situaciones financieras muy difíciles, problemas familiares con hijos o conyugues, persecuciones, etc.

Que nos llevan a buscar ayuda, pero no en un hombre o una institución, sino ayuda divina, y vamos delante de Dios y clamamos,

Porque Dios ha sido y será siempre la roca firme en la que encontramos salvación contra los enemigos que roban nuestra paz, nuestros recursos, cautivan nuestro pensamiento

Es por ello, que al llegar delante de la presencia de Dios, debemos hacerlo con ese asombro que muestra el salmista ¡Oh Jehová¡

Porque nos presentamos delante de un Dios Inmutable, que no cambia, que cumple sus promesas, que siempre interviene a favor nuestro.

  • Entre oraciones y alabanzas ¡A ti clamaré¡

A nadie más, solamente a Dios acudiremos en busca de ayuda, reconociendo que tenemos un Dios personal, que se interesa en nuestras situaciones de vida

Y que no hay hombre alguno, institución o medio, que sea capaz de responder con el poder que solo Dios lo puede hacer

Es por ello que el salmista clama diciendo ¡No te desentiendas¡ clama para que el Señor no se niegue a responder

Dejando ver en ese clamor, que Dios es la ¡Roca mía¡ es decir, la base firme de nuestra confianza en medio de la tormenta de la vida.

Y que solamente la respuesta de Dios podrá hacer la diferencia entre salir de la situación angustiosa que vivimos o morir en ella.

¡Así de grande es nuestro Dios¡ y así de grande ha de ser nuestra confianza en Él, al momento de clamar por su poderosa ayuda.

  • Entre oraciones y alabanzas ¡Clamamos por misericordia¡

Salmo 28:2 Oye la voz de mis ruegos cuando clamo a ti,

Cuando alzo mis manos hacia tu santo templo.

La necesidad grande nos lleva a rogar, no solo pedir, sino a suplicar, a exponer nuestra profunda angustia delante de Dios, clamando por su misericordia

Y levantamos nuestras manos, que es un gesto que tiene que ver con la búsqueda del Señor.

Aunque en aquel momento, en el que escribe el salmista, la presencia de Dios moraba en el templo, y por ello se levantaban las manos hacia ese lugar

Como indicando la necesidad de querer alcanzar a Dios, de querer llegar hasta Él y exponer nuestra suplica.

Ahora, nuestras manos ya no se levantan hacia el templo, porque cada creyente es morada y templo del Espíritu Santo,

Sino que nuestras manos se levantan al cielo, en señal de dependencia, de pequeñez y búsqueda.

  • ¿Por qué manos alzadas?

Cuando alzamos nuestras manos al cielo, extendemos manos vacías como las de un mendigo que pide la provisión celestial

Pero ante nuestro clamor, la provisión material, emocional, espiritual que tanto necesitamos ¡Dios la tiene¡

Por tanto ¡Somos necesitados de Dios¡ dependemos de Él, de su provisión de gracia, para poder vivir y enfrentar todas las dificultades que este mundo ofrece.

Y debemos tener la seguridad que ¡Dios nos oye¡ Él atiende nuestro clamor y da su respuesta.

  • ¿Y si Dios No responde?

Debemos saber que el hecho de que Dios no responda, ya es una respuesta, que  nos dice «Sigue orando, sigue  clamando”

¿Por qué? ¿Para qué? Porque el Señor quiere que ejercitemos nuestra fe, enseñándonos a ser perseverantes,

De modo que vayamos a la presencia de Dios una, dos, tres veces, y todas las veces que sea necesario ¡Hasta que la puerta se abra¡

¿Para qué es la oración?

Y entonces, veremos la maravillosa respuesta del Señor, que no siempre es ¡Sí¡, sino que muchas veces es ¡No¡ y otras veces es ¡Sí pero todavía no¡

Sin embargo, independientemente de cuál sea la respuesta de Dios, nuestro corazón debe permanecer confiado

Porque, cualesquiera que sea la respuesta divina, debemos saber que ¡Será buena y perfecta para nuestra vida¡

¿Por qué? Porque se encontrara dentro de la perfecta y buena Voluntad de Dios para nosotros.

Recordemos el caso de Nehemías, capítulo 1:1-2:1, que oro durante cuatro meses hasta que obtuvo una respuesta de Dios.

  1. Entre oraciones y alabanzas ¡Líbranos de la vida de los impíos¡

Debemos aprender a clamar, no solo viendo la necesidad que tenemos frente a nuestros ojos,

Sino clamando también, para ser apartados de aquella vida alejada de Dios, para no ser “Arrastrados con los impíos”, teniendo la vida y el destino de los impíos, de los malos.

Salmo 28:3 No me arrebates juntamente con los malos, Y con los que hacen iniquidad,

Los cuales hablan paz con sus prójimos, Pero la maldad está en su corazón.

El clamor es, para que Dios nos ayude a no ser hipócritas, hablando bien con nuestro prójimo, pero deseando lo malo en nuestros corazones.

Así, el Salmo dibuja un impío que incluso expresa deseos de bendición, dejándonos ver un amor fingido, que es peor que el odio, una amistar falsificada que es peor que la mentira.[1]

  • ¿Por qué orar así?

Porque vivimos en una sociedad impía, contraria a la voluntad de Dios, a Su ley moral, que desprecia a Dios y su Palabra y que busca confundir y engañar

Así vemos una promoción ofensiva del aborto, que no solo pretende defender la facilidad y la libertad de la inmoralidad sexual,

Sino que también busca promover una ofensiva empresa lucrativa, de los órganos aparentemente extraídos de estos bebés inocentes.

Así también, es una sociedad que nos inunda de lujuria, que promueve la atracción por la homosexualidad y otras perversiones como negar el género mismo de una persona.

Y una sociedad que ve en la pornografía una industria próspera, que usa niños y niñas para lucrarse, enfermando la mente de tantos

Además, estamos inmersos en una sociedad cuyo poder político se corrompe ante el dinero, el hedonismo, el humanismo y todo aquellos que haga irrelevante a Dios

Por tanto, es urgente que la comunidad cristiana aprendamos a clamar a Dios para que nos libre, para no ser arrastrados en ese destino horrible de los impíos,

De modo que podamos ser luz y sal en un mundo caído, lleno de perversidad y maldad, de hipocresía y falsa espiritualidad.

  1. Entre oraciones y alabanzas, clamemos por una ¡Justa retribución¡

El salmista hace una oración imprecatoria, clamando para que Dios haga una justa retribución hacia el impío en su pecado.

Salmo 28:4 Dales Conforme a su obra, (A) y conforme a la perversidad de sus hechos;

Dales su merecido conforme a la obra de sus manos.

Es tan grande la indignación que genera este mundo pervertido, que el salmista clama a Dios para que aplique su justicia al pecador depravado

Para que estas sociedades sean medidas por Dios, en proporción a su maldad, que sean castigadas conforme a todas sus malas acciones,

Es más, el salmista clama para que Dios haga probar en carne propia, a cada uno de estos hombres y mujeres, lo que ellos mismo han hecho a otros.

  • Entre oraciones y alabanzas clamemos justicia divina

Salmo 28:5 Por cuanto no atendieron a los hechos de Jehová, Ni a la obra de sus manos,

El los derribará, y no los edificará.

Es un clamor por la justicia divina para todos aquellos que hacen a Dios irrelevante, que sencillamente dicen “Dios tú no me importas”.

Y no reconocen la obra creadora de Dios, tampoco reconocen la intervención de Dios por medio de su providencia sustentando esta creación

Por tanto, el salmista clama para que Dios aplique su justo juicio a todos aquellos que violan las leyes divinas, que condene al pecador con su pecado

De modo que el mundo sea enjuiciado en sus propios meritos, según la obra de sus propias manos, que sean derribados y que nunca lleguen a la restauración.

Esto puede parecernos injusto, pero el salmista no aplica su propia venganza, no habla de sus propios medios para hacer justicia,

Sino que todo lo pone en manos de Dios, reconociendo que la ofensa no es del hombre contra el hombre, sino ¡Del hombre contra Dios¡

Por tanto, la justicia que ha de recibir es la justicia divina, y es por esto que clama el salmista.

  1. Entre oraciones y alabanzas a Dios !Gratitud y exaltación¡

La alabanza que surge luego de nuestro clamor, es un himno, un canto de gratitud y exaltación a Dios,

Y por ser alabanza, no contiene ni lamentos ni ruegos, sino solamente una invitación a que todos exaltemos al Señor

Porque hay motivos suficientes para  que Dios sea alabado: sus hechos maravillosos, su misericordia, sus promesas cumplidas, su Palabra fiel ¡Su maravillosa Persona y obra¡

  • Entre oraciones y Alabanzas ¡Porque oyó nuestro clamor¡

Salmo 28:6 Bendito sea Jehová,  Que oyó la voz de mis ruegos.

Esta es una hermosa invitación a todos los hombres, a todos los pueblos, para que alaben al Señor, porque Él oye nuestro clamor y nos concede misericordia

Pero también es una invitación a que cada uno, de manera personal, alabemos al Señor, porque Él interviene de manera personal en la vida de cada uno de sus hijos.

Y cada creyente encontrara las razones justas por las cuales alabar al Señor, desde las más grandes hasta las más pequeñas.

Pero en cada una de esas razones, encontraremos la exaltación por el maravilloso amor de un Dios grande, poderoso, soberano, justo, misericordioso ¡Nuestro Dios¡

  • ¿Por qué alabar a Dios?

Salmo 28:7 Jehová es mi fortaleza y mi escudo; En él confió mi corazón, y fui ayudado,

Por lo que se gozó mi corazón, Y con mi cántico le alabaré.

El salmista reconoce los grandes atributos de Dios, lo describe como su fortaleza y su escudo,

Porque es en Dios, donde el hombre encuentra la fuerza para librar la batalla del día a día, y es el escudo que nos libra de los dardos de fuego del enemigo

De modo que no seremos derribados por las artimañas de satanás, por fuertes y pesadas que sean nuestras angustias, nuestro refugio y escudo seguro siempre es Dios

Y allí estará confiado nuestro corazón, de modo que nos llenaremos de alegría y alabaremos a Dios por ser ¡Nuestro Dios¡

Entendiendo que el Señor siempre interviene en nuestra realidad, por medio de su Palabra, del Espíritu Santo y de la misma iglesia

Entre oraciones y alabanzas a Dios

Por tanto, habrá mucho gozo en el alma porque en Dios nuestra vida es edificada y es glorificado su santo Nombre

Y cantaremos a Dios porque ¡No nos podemos quedar callados¡ necesitamos dar testimonio de la obra gloriosa de Dios en nuestra vida.

  • Entre oraciones y alabanzas de ¡Todo el pueblo¡

Salmo 28:8-9 Jehová es la fortaleza de su pueblo, Y el refugio salvador de su ungido.

Salva a tu pueblo, y bendice a tu heredad; Y pastoréales y susténtales para siempre.

Nuestra gratitud, alabanza y adoración a Dios, no ha de ser solo a manera personal, sino que toda la congregación debe exaltar la grandeza de la Persona y Obra del Señor

¿Por qué? Porque Dios salva y bendice a su pueblo, y lo salva no solo de la condenación eterna, sino también, de las tentaciones y asechanzas diarias del enemigo

¿Cómo salva y bendice Dios a su pueblo? El Señor hace una tarea pastoral con su pueblo, y usa Su vara y Su cayado para liberarle y guiarle

Y al ser un Dios personal, Él consuela, fortalece y sustenta a sus elegidos, relacionándose específicamente con ellos

Disponiendo todos los medios de gracia, toda su providencia, de modo que su pueblo pueda ser bendecido, prosperado, santificado en este peregrinaje

Por tanto, alabemos al Señor con todas nuestras fuerzas, con entendimiento y gratitud, y aprendamos a verlo en cada una de las circunstancias de nuestra vida.

Conclusión

Entre oraciones y alabanzas, podemos llegar a la presencia del Señor con la plena convicción que ¡Él nos oye¡ que Él responde a nuestro clamor

Porque es esa seguridad la que nos da la confianza, la fortaleza, el gozo de seguir adelante, de avanzar firmes en cada una de nuestras batallas diarias.

Y jamás nos cansemos, ni de orar ni de alabar el Nombre del Señor, sino que aprendamos a ser perseverantes para poder contemplar la respuesta del Señor

Entendiendo, que cualesquiera que sea la respuesta a nuestro clamor, nos acogeremos a ella porque eso nos permite vivir en la perfecta y santa Voluntad de Dios para nuestra vida.

 

[1]Libro de los salmos, Van Deursen, 74.