Invócame En El Día De La Angustia esta es la invitación que nuestro Dios nos hace, para presentar delante de Él todas nuestras peticiones

Y es una invitación exclusiva para todos aquellos que le conocemos, que vemos en el Dios Todopoderoso a nuestro Creador y Señor

De manera que invocar a Dios por su Nombre se convierte en un maravilloso privilegio que solo los creyentes tenemos.

Y es un privilegio de manera especial cuando podemos acercarnos a Dios es esos terribles días de la angustia, de la aflicción, en los tiempos que parece que todas las puertas se cierran

Pero también ese privilegio se acompaña de la convicción de saber que ese Dios nuestro, tiene todo el poder para satisfacer nuestras necesidades según su tiempo y según su Voluntad.

Si usted desea profundizar un poco más sobre el poder de Dios en la vida del creyente, por favor visite Una Invitación A Confiar En Dios.

Texto referencia:

Salmo 50:15 E invócame en el día de la angustia;

Te libraré, y tú me honrarás.

¡En verdad esta Palabra es una promesa! Tan maravillosa que nos concede la plena libertad de acercarnos al Dios que ¡Todo lo puede¡

Y que nos promete ¡Libertarnos¡ de la angustia, pero que también demanda de nosotros ¡Honra¡ que le demos a Él ¡La gloria¡

Invócame en el día de la angustia.

En esta expresión encontramos un consejo condescendiente de Dios para todos aquellos que somos sus hijos, Él nos dice “invócame”.

Pero no deberíamos necesitar esta exhortación ¿Por qué? Porque la oración constante a Dios debería ser nuestro hábito durante todo el día y cada día.

No podemos dejar de considerar cuán grande misericordia es tener libertad para ¡Invocar a Dios en nuestras angustias!

Y más aún, poder entender cuán grande sabiduría necesitamos para hacer buen uso de esa libertad que tenemos de invocar a Dios

Porque, cuán insensato es acudir a los hombres en busca de ayuda, cuando tenemos a Dios como nuestro pronto y seguro auxilio

Es por ello que el Señor nos invita a poner nuestro caso delante de Él, y ciertamente no dudará en librarnos.[1]

  1. Invócame en el día de la angustia.

La palabra “Invocar” puede referirse al acto de «llamar por nombre». «Clamar» a Dios, de modo que hace referencia a la acción de ¡solicitar su ayuda¡

Y cuando invocamos o «Llamamos a Dios» estamos haciendo una oración motivada por una necesidad reconocida y dirigida a Aquel que está dispuesto y es capaz de responder

  • Para invocar el Nombre de Dios necesitamos fe.

Hebreos 11:6 Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay,

Y que es galardonador de los que le buscan.

Cuando oramos nos acercamos a Dios en la fe de que estamos pidiendo según su Palabra,

Porque la única manera de hacer una oración agradarle a Dios es pedir según su voluntad, y creyendo que Dios existe y que recompensa a los que en fe se acercan a Él,

Pero también, es necesario tener conciencia que nos presentamos delante de un Dios  omnipotente para cumplir Su Voluntad en la vida nuestra,

Y que a la vez, estamos delante de un Dios alto y sublime, inalcanzable pero que está presente en nuestra vida diaria.

Por consiguiente, llegar a la comunión con Dios teniendo presente toda esa grande y maravillosa Verdad es ¡Invocar a Dios con fe¡

Salmo 145:18 Cercano está Jehová a todos los que le invocan,

 A todos los que le invocan de veras.

La Escritura nos dice “Cercano está Jehová”, es decir que Dios mantiene una proximidad íntima con sus hijos, de manera especial cuando nos presentamos al culto

Y esta es una Verdad importantísima que debemos traer a la memoria, en esos momentos de angustia

Porque las calamidades no se anuncian, sino que la enfermedad, la tribulación del alma, llegan de improvisto

Pero no estamos delante de un Dios lejano, sino que allí se encuentra con nosotros un Dios cercano, dispuesto a escuchar nuestro clamor para ayudarnos.

  • Invócame en el día de la aflicción ¡En oración¡

Muchos podemos tener la costumbre de informarnos cada mañana, sobre cuál será el pronóstico del clima para las próximas 24 horas,

Con el propósito de prepararnos para un clima cálido, frio, nublado o para la lluvia,

Pero esta es una práctica que no aplica con nuestras aflicciones porque muchas veces no se pueden anticipar,

Sin embargo, tengamos por seguro que llega el día de la aflicción, esos días en que todo parece oscuro, con amenazas de truenos, rayos y centellas,

Y es entonces cuando, esta promesa de Dios se hace efectiva, es para ese día, para esa situación angustiosa que estemos experimentando en nuestra vida,

Santiago 5:13 ¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas.

Dios responde estando con nosotros en los tiempos de angustia, no nos deja solos y nuestra responsabilidad humana es invocar Su Nombre por medio de la oración

Es por ello que el consejo divino nos invita a que busquemos a Dios siempre, poniendo en sus poderosas manos, todo aquello que nos aflige

Porque eso traerá descanso a nuestra alma, eso dará quietud a nuestro pensamiento, esa oración nos llevara al único y seguro refugio que es nuestro Dios.

  1. Invócame en el día de la angustia ¡Porque te libraré¡

¿Qué hace el Señor cuando le invocamos? Dios nos da una promesa en su Palabra, y dice que actuara a favor nuestro cada vez que lleguemos a Él con un clamor

Salmo 50: 15 E invócame en el día de la angustia; te libraré

Dice la Palabra de Dios, que Él ¡Nos libra¡ cada vez que invoquemos su Nombre y esta Verdad es para nosotros un estímulo tranquilizante

Y esta es una Palabra firme de Dios y el creyente lo debe dar por seguro, sin dudar de la acción de Dios

La Oración de Jabes y su secreto

¿Por qué? Porque la expresión “Te Libraré” es la forma usual para hablar de hechos reales o hechos que se tienen por ciertos.

Entonces, cualquiera que sea el problema que estemos viviendo, sin importar el tamaño, la naturaleza o la causa por la que estemos allí, tengamos por seguro que seremos librados.

Porque el Señor no hace excepciones, sino que promete una liberación plena, segura y feliz para los que creemos en Su Nombre.

Y es Dios  mismo quien nos librará con Su propia mano. Lo nuestro es creerlo firmemente porque el Señor honra esa fe.

  • Invócame en el día de la angustia ¡Yo responderé¡

Salmo 91:15 Me invocará, y yo le responderé;

 Con él estaré yo en la angustia;  Lo libraré y le glorificaré.

La promesa del Señor es librarnos cuando en los momentos de aflicción le busquemos e invoquemos su Nombre

Pero la forma en que el Señor nos librará no depende de nosotros y tampoco somos nosotros los que le diremos al Señor cómo hacerlo

Porque Dios puede librarnos inmediatamente de toda dificultad que vivamos, si esa es su Voluntad

Sino Dios nos puede librar dándonos las fuerzas necesarias para enfrentar la situación, dando la sabiduría y enseñándonos a luchar con toda adversidad vivida

Pero también, Dios puede librar al creyente que sufre mucho de manera plena, llevándole inmediatamente al cielo, a gozar de su presencia.

Lo importante es saber que el Señor siempre responde ante nuestro clamor, forma nuestro carácter cristiano y honra nuestra fe.

  1. Invócame en el día de la angustia y ¡Tú me honraras¡

Aquí tenemos el resultado final, tanto del actuar de Dios como del nuestro: La promesa de Dios es librarnos

Pero la respuesta nuestra ante la acción providencial de Dios es “tú me honrarás” le daremos gloria a Él, que es la expresión de un corazón agradecido.

Entonces, cuando Dios nos hubiere librado, le honraremos en alta voz; y como lo hará con certeza, debemos comenzar a glorificarle de inmediato.[2]

  • La responsabilidad humana ¡Dar gloria a Dios¡

No hay mejor forma de comprender esa demanda de Dios, que viendo el ejemplo bíblico de los diez leprosos

Lucas 17:13-14 y alzaron la voz, diciendo: ¡Jesús, Maestro, ¡ten misericordia de nosotros!

Cuando él los vio, les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes.(B) Y aconteció que mientras iban, fueron limpiados.

Los diez leprosos pidieron bien, pues clamaron por  misericordia divina, y les fue concedida en el momento

Pero de esos diez hombres, solamente uno cumplió con la demanda de Dios, de glorificar Su Nombre, y ni siquiera era judío, sino extranjero

Lucas 17:15-16 Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió, glorificando a Dios a gran voz,

Y se postró rostro en tierra a sus pies, dándole gracias; y éste era samaritano.

En la angustia, son muchos los que invocan el Nombre de Dios, e incluso son obedientes y hacen lo que Él les dice

Pero también son muchos los que se olvidan de volver para dar gloria a Aquel que obró el milagro de liberación, al que escucho su clamor, al que obró a favor de ellos

Lucas 17:17-18 Respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están?

¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero?

Volvió con corazón agradecido solamente un extranjero ¡Un samaritano¡ es decir, lo despreciado, lo menospreciado del mundo

Pues el que se cree verdaderamente pueblo de Dios, pensó que bastaba con obedecer la Palabra del Señor y se revistió de ingratitud

Por tanto, la Palabra nos recuerda que ¡Nunca debemos olvidar a Dios y su obra en nosotros¡ para que haya una gratitud constante.

  • Tengamos corazón agradecido

Nunca olvidemos al Dios de la bendición y su favor hacia nosotros, cerremos el círculo, porque todo empieza con Dios y debe terminar en Dios

Salmo 103:2 Bendice, alma mía, a Jehová,

 Y no olvides ninguno de sus beneficios.

Son innumerables los favores de Dios a la vida de sus hijos, porque la providencia divina, la misericordia y la gracia de Dios son inagotables para todos los que le buscamos

Y es fácil hacer memoria de todo cuanto Dios hace por nosotros, comenzando con los milagros espirituales únicos para los hijos de Él

Salmo 103:3 El es quien perdona todas tus iniquidades,

 El que sana todas tus dolencias;

No hay milagro más grande que Dios haya obrado en nosotros, que el nuevo nacimiento, el habernos librado de toda culpa y condenación

Y darnos el inmenso e indescriptible, maravilloso milagro de la vida nueva, la nueva criatura, el privilegio de ser hechos ¡hijos de Dios¡

Cambiando nuestro estado de enemistad por el de ser hechos ¡Amigos de Dios¡ motivo más que suficiente para dar gloria a su Nombre ¡Todos los días¡

Salmo 103:4-6 El que rescata del hoyo tu vida,

 El que te corona de favores y misericordias;

El que sacia de bien tu boca  De modo que te rejuvenezcas como el águila.

Jehová es el que hace justicia  Y derecho a todos los que padecen violencia

Luego podemos contemplar todos los milagros que día a día el Señor obra en nuestro peregrinar en este mundo corrompido por el pecado

Cuidando siempre, de no dejar nuestros ojos puestos en la bendición material, en perecedero y terrenal

Invócame en el día de la angustia

Pero sí, bendiciendo el santo Nombre del Señor por sustentarnos, auxiliarnos, librarnos y llevarnos siempre delante de Él.

Conclusión

Invócame en el día de la angustia es la maravillosa invitación que Dios nos hace para acudir a Él cuando nuestra alma esta abatida y siente desfallecer

Y la invitación lleva el propósito hermoso de darnos descanso, paz, esperanza, consuelo, fortaleza, quietud al comprender que ¡Dios nos librará de la angustia vivida¡

Pero es importante que el creyente tenga el cuidado de no olvidar al hacedor del milagro, sino que recordemos glorificar Su Nombre ¡Siempre¡

Porque sabemos que todo empieza con Dios, que nos llama, nos busca y nos promete su auxilio, pero nosotros debemos volvemos a Él en adoración y gratitud.

 

[1]Devocionales para la familia, Josh Macdoweld.

[2] Spurgeon, C. H. (2008). La Chequera del Banco de la Fe. Bellingham, WA: Logos Bible Software.