Las Promesas De Dios Y Nuestra Lucha Personal Por Alcanzarlas, pero más aún, nuestra lucha por creerlas como fieles y verdaderas

Y en esa lucha, necesitamos saber que cuando Dios establece su pacto con su iglesia, esto incluye sus promesas, de manera especial la promesa de vida eterna.

Más aún, las promesas de Dios incluyen, que Él va a estar con nosotros todos los días de nuestra vida, caminando con nosotros, fortaleciéndonos con su gracia.

Pero, a pesar que las promesas de Dios son fieles y verdaderas, ya que están basadas en su Nombre, en sus atributos de Omnipotencia, Omnisciencia, Verdad y fidelidad,

Aún así, algunas veces a nosotros nos cuesta creer que eso que Dios ha prometido en la Escritura se cumpla en nuestra vida, porque nos parece “demasiado maravilloso para que sea realidad”,

O por el contrario, nos cuesta creer las promesas de Dios porque tenemos un concepto de Dios muy pequeño o distorsionado,

Y en otras ocasiones, el problema es que tenemos un concepto muy limitado de nosotros mismos,

Como por ejemplo, pensamos que, lo que Dios promete es posible para otra persona pero no para nosotros.

Si usted desea profundizar un poco más sobre la incredulidad en el creyente, por favor visite La Fe Que Lucha Para Avanzar De La Tempestad A La Calma

Texto de referencia.

Marcos 11:22-24  Respondiendo Jesús, les dijo: Tened fe en Dios.

Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte:

Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho.(E)

Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá.

El Señor conoce perfectamente el corazón de sus discípulos, y tiene claro que el gran problema es “dudar en el corazón” de la perfecta obra de Dios.

De manera, que Jesucristo nos insta a “orar y creer”, sin dudar que, aquello que estamos pidiendo, lo recibiremos.

Las promesas de Dios y nuestra lucha personal por alcanzarlas.

De pronto nos pareciera que es demasiado fácil creer lo que la Escritura dice, aún cuando lo escuchamos de boca del mismo Señor Jesús,

Sin embargo, la Escritura no miente, no engaña, no es falsa ni nos manipula en nuestras emociones y pensamiento,

Más por el contrario, nos da siempre la instrucción necesaria para llegar a todo aquello que promete como Verdad para los hijos de Dios.

  1. Las promesas de Dios requieren “Tener fe en Dios”

Marcos 11:20-22  Y pasando por la mañana, vieron que la higuera se había secado desde las raíces.

Entonces Pedro, acordándose, le dijo: Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado.

Respondiendo Jesús, les dijo: Tened fe en Dios

El contexto de la expresión del Señor de “tened fe en Dios” se da justo en el momento que los discípulos  confirman que la higuera que el Señor maldijo, en efecto ¡se secó¡

Y ante la evidencia del poder de la Palabra de Dios, los discípulos son redargüidos a tener confianza en el Señor, a  creer y mostrar compromiso y fidelidad.

  • ¿Qué significa tener fe en Dios?

Lo primero, de lo que debemos hacer memoria, es que la fe es el medio por el cual hemos sido justificados.

Es decir, que nuestra fe puesta en Jesucristo, es lo que permite ser reconciliados con Dios y librados de Su ira santa,

De manera que Cristo nos  justifica, y así elimina montañas de culpa, que nunca se volverán a levantar en juicio contra nosotros.

Y esa misma fe es la que nos purifica, nos perfecciona, haciéndonos llegar a un carácter cada vez más santo, llevándonos a una lucha acérrima contra el pecado.

Pero también, esa misma fe es la que nos permite estar seguros de lo que esperamos, tener convicción de lo que no vemos pero que está claramente expreso en la Escritura.

Para que esa convicción sea firme, necesitamos encomendar nuestro camino al Señor, confiar en Él, sabiendo que siempre hará lo mejor para nosotros.

Y en consecuencia, cada creyente encuentra en Cristo, la victoria que vence al mundo, y se nos hace posible descansar en los brazos eternos de nuestro Dios Altísimo.

  • Solo Dios salva.

2 Reyes 6:26-27  Y pasando el rey de Israel por el muro, una mujer le gritó, y dijo: Salva, rey señor mío.

Y él dijo: Si no te salva Jehová, ¿de dónde te puedo salvar yo? ¿Del granero, o del lagar?

No existe poder humano capaz de salvar al hombre, ni rey, ni legislador, ni sacerdote alguno, porque solo Dios salva por medio de su Hijo Jesucristo.

Por tanto, la fe nuestra jamás ha de estar puesta ni en hombre alguno ni en bienes o capacidades humanas,

Sino solamente, en Jesucristo, comprendiendo que Él es el único camino al Padre, la única Verdad que liberta, y la única fuente de vida para la muerte espiritual.

  • Las promesas de Dios son reales porque para Dios no hay nada imposible.

Génesis 18:14  ¿Hay para Dios alguna cosa difícil?(C) Al tiempo señalado volveré a ti, y según el tiempo de la vida, Sara tendrá un hijo.

La experiencia de Abraham nos lleva a reflexionar, que si en un momento dado pensamos que nuestra petición es muy grande, lo primero que debemos hacer es comparar nuestra petición con la grandeza de Dios.

Y esa bella comparación nos dará más confianza para acercarnos al trono de la gracia y derramar nuestras preocupaciones en la presencia de Aquel que cuida de nosotros

Haciendo memoria que Dios es nuestro Padre y que su cuidado hacia sus hijos, siempre es con un amor infinito e inmutable.

  • Las promesas de Dios están garantizadas por los méritos de Cristo.

Esto significa que debemos orar en el Nombre de Cristo, pero acercarnos al Padre de esta manera no significa solamente mencionar Su nombre al final de nuestra oración.

Sino que orar en el Nombre de Cristo es ir delante del Padre sostenidos, apoyados en lo que Cristo adquirió para ti.

De manera que, cuando el creyente acude al trono de la gracia, no lo está haciendo por sí mismo, ni en sus propios méritos;

Por el contrario, el creyente está acudiendo al Padre, en el nombre de Cristo, basado en los méritos de Él.

De manera entonces, que podemos ir delante de Dios porque Cristo, Su Hijo, compró esas misericordias para nosotros.

Hebreos 4:14-16  Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión.

Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades,

sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.

Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.

  1. Las promesas de Dios hacen posible nuestros imposibles.

La Palabra de Dios nos invita a todos los creyentes, a enfrentar nuestros problemas, nuestros imposibles, con la fe puesta en Dios.

Marcos 11:23  Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar…

En este texto, cuando el Señor habla de “Monte” está haciendo referencia a un obstáculo inamovible, a una dificultad muy grande,

Y ante esa dificultad tan grande, debemos estar seguros que es la voluntad de Dios que ese monte sea quitado.

  • La lucha de la fe:

Es casi normal que la duda invada nuestro corazón cuando estamos luchando con dificultades insuperables en nuestras capacidades.

Y esa dificultad imposible delante de nuestros ojos, nos hace dudar, pero es allí donde el Espíritu Santo nos lleva a la fe, y allí encontramos la recompensa.

Marcos 11:23  Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar,

Y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho.

Si estamos enfrentando esa enorme dificultad, pero no dudamos, sino más bien estamos convencidos de lo que la promesa de Dios dice,

Una fe en acción

Entonces, lo que pedimos en nuestro clamor nos será hecho ¡Dios lo hará por nosotros¡ porque hemos confiado en Él y su poder.

  • Dudare en su corazón:

Dudamos cuando nos quedamos viendo todos los obstáculos, y contemplamos únicamente todas las probabilidades para el fracaso.

1 Reyes 17:12  Y ella respondió: Vive Jehová tu Dios, que no tengo pan cocido;

solamente un puñado de harina tengo en la tinaja, y un poco de aceite en una vasija;

Y ahora recogía dos leños, para entrar y prepararlo para mí y para mi hijo, para que lo comamos, y nos dejemos morir.

El corazón natural, en nuestra simple humanidad, es dudoso, y decimos creer pero nos centramos en nuestras limitaciones dudando del amor cuidadoso de Dios.

Salmo 42:9  Diré a Dios: Roca mía, ¿por qué te has olvidado de mí?

 ¿Por qué andaré yo enlutado por la opresión del enemigo?

El enemigo, Satanás, el mundo y nuestra propia humanidad, incrementa nuestras dudas haciendo mayor nuestra agonía.

Salmo 42:3  Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche, Mientras me dicen todos los días: ¿Dónde está tu Dios?

  • La falta de fe, afecta el alma y nuestro comportamiento

Recordemos el testimonio de Moisés, el gran siervo de Dios, hombre humilde y sujeto a la Palabra de Dios,

Pero cuando las muchas dificultades del campamento, agobiaron el alma de Moisés, su fe y obediencia decayeron,

De suerte tal, que cuando Dios dijo a Moisés que le hablara a la roca y saldría agua, Moisés no hablo a la roca, sino que la golpeo dos veces,

Números 20:8-11  Toma la vara, y reúne la congregación, tú y Aarón tu hermano, y hablad a la peña a vista de ellos;

Y ella dará su agua, y les sacarás aguas de la peña, y darás de beber a la congregación y a sus bestias.

Entonces Moisés tomó la vara de delante de Jehová, como él le mandó…

Entonces alzó Moisés su mano y golpeó la peña con su vara dos veces; y salieron muchas aguas, y bebió la congregación, y sus bestias.

No creer plenamente en la Palabra de Dios nos lleva a tener un alma alterada, inestable y opuesta, de suerte tal, que manifestamos un comportamiento que ofende a Dios.

  • ¿Cómo nos afirmarnos en la fe?

Para desarrollar una fe afirmada, necesitamos comprometernos con el estudio de la Palabra de Dios,

Porque sabemos que la fe viene por “el oír, y el oír la Palabra de Dios”, según lo afirma Romanos 10:17.

Pero también necesitamos tiempos intensos de oración para que la Palabra de Dios se afirme en mi vida.

También contamos con el consejo de creyentes con madurez espiritual y con todas aquellas circunstancias que nos confirman la dirección de Dios. [1]

Y se hace necesario reconocer nuestras limitantes de fe, y clamar al Señor, tal como lo hizo aquel padre desesperado que vino a Jesús diciendo: “Creo; ayuda mi incredulidad

Marcos 9:24 — ¡Sí creo! —Exclamó de inmediato el padre del muchacho—. ¡Ayúdame en mi poca fe!

Por tanto, el creyente que se encuentra frente a enormes “Montes” de dificultad, encontrara descanso en la fidelidad y el poder de Dios.

  1. Las promesas de Dios y el significado de “todo lo que pidiereis

Marcos 11:24  Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá.

La Palabra de nuestro Señor es altamente confortadora, porque nos dice que todo lo que pidamos, creamos que Ya lo hemos obtenido

Entonces, según la promesa de este versículo, la fe es el medio que nos trae bendición, la fe asegura la posesión de las promesas de Dios.

Pero necesitamos considerar algo acerca de la frase: “todo lo que pidiereis” porque pareciera que Jesús nos da un cheque en blanco para pedirle cualquier cosa que se nos antoje.

Sin embargo, al conocer a Dios y a su Palabra santa, es fácil entender que ¡Eso No es así ¡ porque Dios jamás actúa en contradicción a su naturaleza.

Es decir, necesitamos entender que “Dios no puede mentir, no puede pecar, Dios no puede negarse a sí mismo en sus atributos”

Entonces, todas nuestras peticiones, dice el Dr. Hendriksen, “debe estar en armonía con las características de la verdadera oración que Cristo mismo nos ha revelado en Mateo 6.

Además, tiene que estar de acuerdo con toda instrucción bíblica. Por lo tanto, debe haber en nuestras peticiones las siguientes características:

  • Una expresión de confianza humilde, parecida a la de un niño.

Para creer, sin una miga de duda, en la Palabra de Dios, necesitamos observar detenidamente la frase “creyendo que lo recibiréis

Mateo 7:11  Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos,

¿Cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?

Si los hijos creen en cada promesa que sus padres le hacen y descansan sabiendo que recibirán lo prometido, aún cuando somos malos padres con muchas limitaciones

¿Por qué nosotros no podemos creer en las promesas de Dios? si sabemos que tenemos un Padre bueno, fiel, que no cambia, completamente santo.

Entonces, podemos creer y confiar que recibiremos todo aquello, que en la plena omnisciencia de Dios, será de bien para nuestra vida.

Y creer tal como cree un niño, con una confianza humilde, dependiente de la buena Voluntad del Padre.

  • La expresión de una voluntad perseverante.

Mateo 7:7  Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.

Oremos sin cesar, sin cansarnos ni desanimarnos, teniendo la plena convicción que Dios nos va a atender, nos escuchará.

Y que nuestra responsabilidad humana es buscar al Señor, clamar a Él, tener la confianza que nos atenderá, y que su respuesta llegará,

Pero que esa respuesta siempre se encontrará en la perfecta Voluntad de Dios para la vida de sus hijos.

  • Una actitud de sumisión o aceptación de la voluntad soberana de Dios.

Mateo 6:10  Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.

Lo que más debe interesarnos es, encontrarnos viviendo dentro de la voluntad de Dios, y no lo que nosotros queremos.

Porque la verdadera fe quiere discernir y someterse a la voluntad de Dios ante todo, y haciéndolo así, Dios contestará con toda la perfección, de lo que será lo mejor para nosotros

Isaías 55:8-9  Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová.

Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.

En cada petición que hacemos, debe estar la voluntad soberana de Dios como nuestro primer deseo.

Las promesas de Dios y la lucha personal por alcanzarlas

Porque cuando pedimos algo a Dios, Él sabe lo que más nos conviene, Él conoce el futuro y las consecuencias eternas de cada petición que hacemos.

Y recordemos siempre que Él nos ama con un amor eterno, por lo tanto podemos confiar en su buena voluntad.

  • La fe culmina con el amor.

Marcos 11:25  Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno,

para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas.

Porque si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos os perdonará vuestras ofensas.(F)

El Señor nos enseña que un pecado, como el de tener algo contra nuestro prójimo, tiene que ser enfrentado y perdonado antes de esperar que Dios nos oiga.

“Jehová está lejos de los impíos; pero él oye la oración de los justos”

Proverbios 15:29.[2]

Conclusión:

Las promesas de Dios son fieles y verdaderas, porque están sostenidas en el carácter mismo de Dios, santo y soberano,

Y que la tarea del creyente es orar, clamar y confiar en que la perfecta Voluntad de Dios siempre se llevará a cabo en nuestra vida.

Recordemos siempre que lo más importante siempre será discernir esa Voluntad santa de Dios, más que pretender hacer nuestra voluntad.

Palabras y frases significativas:

Tener: eco, Tener, poseer, sostener, mantener, guardar,  recibir, pensar.

Fe: Fe, confianza, creencia, convicción, buena fe, doctrina, garantía, muestra, compromiso, fidelidad.

Dudare en su corazón: Voz act. Juzgar, evaluar, reconocer, discernir, considerar. Voz med. o voz pas. Dudar, vacilar, disputar, discutir.

Creyere: pisteuo (πιστευω, G4100), creer, también ser persuadido de, y por ello fiarse de, confiar.

 

[1] Les Thompson, La fe que mueve montañas, Editorial Portavoz, filial de Kregel Publications, Grand

Rapids, Michigan, 184.

[2] Les Thompson, La fe que mueve montañas, 185.